Con la participación de gobernadores, funcionarios nacionales, empresarios y especialistas, se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires el ciclo “Una Argentina productiva posible”, un espacio de reflexión y diálogo orientado a pensar estrategias de desarrollo, el posicionamiento del país en el escenario internacional y el fortalecimiento de capacidades productivas y exportadoras.

La actividad se desarrolló en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y reunió, por primera vez en ese ámbito, a gobernadores provinciales y funcionarios del Gobierno Nacional, entre ellos Rogelio Frigerio, Maximiliano Pullaro, Horacio Rodríguez Larreta y Pablo Lavigne, de la Secretaría de Coordinación de la Producción del gobierno de Javier Milei, quienes participaron de un intercambio plural sobre los desafíos productivos del país y las oportunidades para construir un modelo de desarrollo sostenible.

En el panel “Políticas públicas para el desarrollo productivo”, expusieron sus diagnósticos y propuestas, con la moderación de la periodista Luciana Vázquez.

Horacio Rodríguez Larreta afirmó que “en las exportaciones competimos con otros países que están invirtiendo en políticas productivas en el mundo entero. No se puede no hacerlo”. Maximiliano Pullaro alertó que “las provincias se están haciendo cargo de muchos costos que hasta hace dos años cubría el Estado nacional” y propuso “hacerle las cosas más fáciles al sector privado”. Rogelio Frigerio sostuvo que “hay que volver al sector privado” y que “el desarrollo es local”. Guillermo Acosta destacó que “siempre hay espacio para hacer política de desarrollo productivo”. Finalmente, Pablo Lavigne señaló que “hay una sobreestimación de las capacidades del Estado” y que el Gobierno está intentando solucionarlo con “desregulación, IA e integración comercial”.

Durante los distintos paneles, empresarios y especialistas compartieron experiencias vinculadas a la internacionalización productiva, el agregado de valor y la innovación tecnológica. En el panel “Vías de agregado de valor para la internacionalización productiva”, Guillermo Abratte (CEO de TT Global) explicó la importancia de conocer de cerca las necesidades del país de cada cliente; Verónica Asla (Líder Global de EY) destacó el talento argentino como diferencial; y Melina Martelli (IMS) y Alejandro Schejtman (Bedson) subrayaron el valor del entramado entre Estado, empresas e investigación.

En el panel “El desafío del desarrollo productivo en Argentina”, Martín Rapetti sostuvo que “estamos ‘condenados’ a diversificarnos”, mientras que Martín Lousteau advirtió que “hay una disociación muy grande entre macroeconomía y producción”. Por su parte, la diputada Daiana Fernández Molero planteó que “si no hay macro, no hay micro”, y Matías Kulfas, ex ministro de Desarrollo Productivo, afirmó que “tenemos que encontrar un equilibrio. La polarización va en detrimento”.

En la mesa dedicada a industrias de alta complejidad tecnológica, María Eugenia Farías cofundadora y CRO de Puna Bio, remarcó la necesidad de que “el conocimiento salga de los laboratorios para mejorar la sociedad”, Ángel Pérez Pulleti, CEO de Baufest, señaló: “Se va a hablar de la ‘gran migración’ del mundo material al digital. Sueño con que Argentina sea famosa por liderar esto”, y Diego Martins (Globant) puso el foco en educación y habilidades para el trabajo con IA.

Luego, Andrés López y Juan Carlos Hallak presentaron los avances del proyecto “Hacia una estrategia de desarrollo productivo para la Argentina”. López destacó que “hay un montón de empresas argentinas que ya exportan conocimiento” y Hallak propuso repensar la discusión en cuánto en qué sectores deberíamos especializarnos para exportar: “Quizás se trate más de actividades que de sectores”.

José Luis Giusti, Coordinador Académico de Proyectos Estratégicos de la Facultad, destacó que “en tiempos donde los consensos parecen frágiles, donde proliferan los discursos simplificados y donde las redes sociales muchas veces reemplazan argumentos por eslóganes, la universidad tiene una responsabilidad irrenunciable: elevar la calidad del debate público. Promover preguntas difíciles, ofrecer evidencia rigurosa y sostener conversaciones que iluminen más de lo que dividen”. Asimismo, afirmó: “Buscamos que la universidad no sea una institución encerrada en sí misma. No somos, ni vamos a ser, un ámbito de adoctrinamiento. Por el contrario, somos un espacio pluralista donde cada voz, cada enfoque y cada perspectiva encuentran terreno fértil para expresarse y para enriquecer a toda la comunidad académica”.

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