Por Carlos Tórtora.-

El salvataje financiero del gobierno de Javier Milei lució ayer bastante alicaído desde el momento en que Scott Bessent anunció que sólo está en preparación un SWAP de monedas.

Pero el salvataje político iniciado por Donald Trump en su reunión con Milei en la ONU está fracasando estrepitosamente. Ni la reunión en Nueva York ni el anuncio de que el libertario está invitado a la Casa Blanca el próximo 14 consiguieron tranquilizar a los mercados ni silenciar a la oposición. Pero sí empezaron a sumarse señales de alerta. El caso Espert deja expuesta a la Casa Blanca a las críticas por doble vara: cuando se trata de narcotráfico en Venezuela, la administración Trump es severísima, pero si se trata de Argentina, haría la vista gorda.

Por otra parte, sólo la senadora demócrata Elizabeth Warren se opuso inicialmente a la asistencia económica a la Argentina, pero ahora ya son 14 los senadores demócratas que rechazan el salvataje a Milei con el dinero de sus contribuyentes.

En otro orden de cosas y también en los últimos días, el impulsor del token $LIBRA, Hayden Davis, presentó un escrito muy importante en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. En el mismo hizo totalmente responsable a Milei por la caída de $LIBRA, lo que habilitaría futuras presentaciones contra éste.

Por último, la respuesta del mercado electoral al cálido apoyo político de Trump a Milei es inequívoca: el gobierno se hunde cada vez más en las encuestas y la intervención de la Casa Blanca cosecha muchos más rechazos que adhesiones.

Así las cosas, todo parece encaminarse en la misma dirección. Trump abrazaría a Milei en el Salón Oval 12 días antes de que éste sufra un espectacular desastre electoral. A todas luces, entonces, un pésimo negocio político para el republicano, que por otra parte se viene tropezando continuamente en el escenario internacional.

Prepararse para lo peor

Cuesta creer entonces que el Departamento de Estado, dirigido por Marco Rubio, que es un crítico de Milei, no esté trabajando sobre la hipótesis de que la situación se le vuelva insostenible para el líder libertario.

Para empezar, ya está aclarado por Bessent que si LLA no se impone en las urnas no habría rescate financiero alguno, lo que equivale a decir que la Casa Rosada quedaría librada a su suerte.

Cualquier Plan B que se estudie en Washington se apoyaría en el funcionamiento de un acuerdo de minorías legislativas que garantice el consenso político para un programa de estabilización en el caso de que Milei deba renunciar.

En este mismo sentido apuntaría el FMI con las declaraciones de ayer de su vocera Julie Kozack, que puso el acento en que el país debe lograr un «amplio apoyo político para realizar las reformas pendientes». En otras palabras, que con la voluntad de Milei y sus libertarios ya no alcanza.

Y la vocera remató: «las autoridades deben construir consensos para asegurar la durabilidad del plan».

El hermético silencio que por estos días mantiene Victoria Villarruel es todo un mensaje. Lo llamativo es que ni la vicepresidenta cuestiona a Milei ni éste se acuerda de ella.

Para la diplomacia de los EEUU, el desafío ahora es doble. Primero debe tratar de evitar la caída de Milei, sin duda el más sumiso de los presidentes latinoamericanos. Pero si esto no es posible, debe tratar de pagar el menor costo por haber sostenido a un cadáver político. La segunda etapa es sin duda la más compleja y da la impresión que se iniciaría si entra en crisis el bloque libertario. La irrupción de Patricia Bullrich despegándose de Milei por su apoyo a Espert sería la punta del iceberg. Y en los próximos días habría otras grietas que indicarían que el presidente va perdiendo el control de su frente interno.

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