Por Luis Américo Illuminati.-
En los tiempos que corren, y a estar por el atroz espectáculo que ofrece el mundo, parecería que la humanidad involuciona; el hombre de las cavernas no era tan nocivo para el planeta y para los animales, los cuales innegablemente constituyen una especie más digna de habitar la Tierra. En su extravío, el hombre moderno ha creado un robot «a su imagen y semejanza» como Dios hizo con él. Pero, desgraciadamente ha creado una aberración, una criatura sin alma, como en la novela de Frankenstein, por añadidura ha creado una máquina que parece inofensiva pero que es una caja de Pandora: la lA. El hombre ha traspasado todos los límites de la racionalidad para el cuidado y preservación del planeta. Un ejemplo palpable es la implacable búsqueda del litio para fabricar los chips y micro baterías para teléfonos celulares y computadoras. Y para esto no ha escatimado medios de horadar y herir el suelo y las montañas en una búsqueda frenética. Como un gólem a las órdenes de un demonio, el hombre ha perdido la conciencia y ha desequilibrado la ecología y la salud del planeta. Y éste que es un «ser vivo», ha enfermado y ha dado sus reacciones como consecuencia de la afiebrada depredación y daño indiscriminado contra la naturaleza que el hombre viene realizando con una siniestra tecnología que enferma y destruye el hábitat, antes poco a poco y ahora aceleradamente el medio ambiente donde vive; ha hecho grandes deforestaciones para realizar cultivos, pruebas nucleares, emanaciones tóxicas de millones y millones de vehículos -dióxido de carbono- y chimeneas de los polos industriales que han dañado seriamente la capa de ozono y la atmósfera, lo que ha afectado gravemente el clima. Y así hemos tenido grandes cataclismos de la naturaleza -inundaciones, tifones, huracanes, terremotos, tsunamis, fenómenos que ha dado comienzo a lo que podríamos llamar el suicidio o autoextinción de la humanidad. Recientemente ha aparecido un hongo, un virus que parece un invento de ciencia ficción. Infecciones fúngicas invasivas.
https://youtu.be/BMXkY4gsSrc?si=vBwNYeItWGv4-Mq6
Un hongo se ha enquistado en las especies vegetales y ha dado nacimiento a enfermedades respiratorias que pueden ser mortales. Este peligroso virus (aspergillus), instalado en el reino vegetal, paradójicamente, la ciencia ficción lo había anticipado como una profecía casi cumplida. The Happening (conocida en español como «El incidente» o «El fin de los tiempos» es una película de ciencia ficción y terror, de 2008, protagonizada por Mark Wahlberg, donde las plantas y los árboles liberan unas esporas tóxicas que resultan mortales para los humanos, una trama parecida a la novela de José Saramago «Ensayo sobre la ceguera», con la particularidad que en la película la gente se suicida en masa. Se diría que es como una reacción o respuesta de un planeta contra la peor plaga que lo habita y lo destruye: la especie humana. Se diría que la ciencia ficción, la escatología (fenómenos de los últimos tiempos) y el Apocalipsis -último capítulo de la Biblia- están en continua comunicación e intercambio, mientras el mundo padece una ceguera, no física sino una peor, la ceguera espiritual. Un nihilismo y una locura de los siglos venideros que Nietzsche en su tiempo lo había vislumbrado. Y más cerca de nosotros Heidegger, autor de Ser y tiempo- quien había sido un fiel monaguillo, dijo más lúcido que nunca: «Sólo un dios puede salvarnos», retomando la frase incompleta de su compatriota que había dicho «Dios ha muerto», lo cual no es una negación de la existencia de Dios que es eterno, pero Dios no puede impedir que hombre lo niegue y lo reemplace por cualquier dios falso, como el dios Progreso. La frase de Nietzsche no significa la muerte literal de una deidad, de la divinidad, sino que la idea de Dios ya no es capaz de funcionar como base de la moral y el sentido de la vida en la sociedad occidental. Nietzsche, señala el debilitamiento y la desaparición de la fe y valores trascendentes, fenómeno, que lo describe como algo que los seres humanos han «matado» a través de la soberbia y del progreso científico -la moderna idolatría- lo cual genera un vacío.
18/11/2025 a las 2:44 AM
Qué viejo payasón