Por Mariano Aldao.-

Con el proyecto de ley que se envió al Congreso, una vez más (y ya van…) los jubilados que aportaron “fuerte y religiosamente” durante sus años de actividad volverán a verse perjudicados, a pesar de que éste, como los anteriores gobiernos y como los otros candidatos, hasta hace “nada” les prometió que iba a mejorar las jubilaciones.

Si bien es cierto que las sucesivas moratorias decretadas desde hace casi dos décadas, sumadas a la inclusión de aquellos ciudadanos mayores que no hubieron aportado al sistema hizo duplicar el gasto previsional en términos de PBI, no es menos cierto que hay una cantidad muy grande de jubilaciones y pensiones de privilegio que colaboran para hacer inviable al sistema de reparto estatal.

Entonces aparece en imagen “el bobo del escuadrón”, que no es, ni más ni menos que los aportantes de toda la vida, que trabajaron en blanco, se esforzaron y progresaron haciendo que crecieran en la misma medida sus aportes (incluso aquellos que tuvieron dos empleos duplicaron los mismos), pero, a partir de hoy comenzarán a sufrir el achatamiento de sus jubilaciones.

Porque con la suspensión por 180 días de la fórmula de reajuste, el gobierno no se compromete a respetar el porcentaje devengado en ese período con la anterior fórmula sino que habla de otorgar aumentos “pagables desde la lapicera del ejecutivo”, que es lo mismo que decir olvídense del 28% que les corresponde.

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