Por Gustavo Oscar Colla.-

La Sra. Estela de Carlotto es fundadora de la institución Abuelas de Plaza de Mayo. La finalidad de la misma supone la búsqueda y desarrollo de todo lo vinculado con la desaparición de nietos. Sucede que, cada vez que aparece en la escena pública, siempre lo hace con una sonrisa dibujada en su rostro. Ni que hablar cuando a su lado está Cristina Fernández de Kirchner, en cuyo caso la gestualidad ya pasa a la euforia, condimentada con aplausos y vítores.

Entiendo que cualquier ser humano, mujer, madre y abuela, debería reflejar en su rostro, en forma sincera y permanente, un rictus de dolor frente a la tragedia de haber perdido un nieto. No es esto lo que sucede.

Seguramente su organización habrá recibido subsidios y dádivas por doquier, indemnizaciones, pensiones y cuantiosas sumas de dinero, que encuadrarían perfectamente en una la palabra muy de moda, titulada «curro». Quizás ese torrente de beneficios haya contribuido a su permanente sonrisa, que habría superado holgadamente el respetable e innegable dolor que en algún momento corriera por sus venas. Pero, al día de hoy, su gestualidad nos permite establecer un dicho que podría decir «curro mata dolor». Vaya todo lo dicho con una intención meramente descriptiva, guardando el respeto que la situación de fondo merece.

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