Informador Público

"Juzgo imposible describir las cosas contemporáneas sin ofender a muchos". Maquiavelo

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"Juzgo imposible describir las cosas contemporáneas sin ofender a muchos". Maquiavelo

Opinión

Milei y su obsesión por la “deep motosierra” (2)

Por Hernán Andrés Kruse.-

LA IMPOSIBILIDAD DE LIMITAR EL PODER DEL ESTADO: SU CARÁCTER «LETAL» EN COMBINACIÓN CON LA NATURALEZA DEL SER HUMANO

“Una vez que existe el estado es imposible limitar la expansión de su poder. Es cierto que, como indica Hoppe, determinadas formas políticas (como la monarquía absoluta, en la que el Rey-propietario será ceteris paribus más cuidadoso a largo plazo para «no matar a la gallina de los huevos de oro») tenderán a expansionar su poder e intervenir algo menos que otras (como la democracia, en la que no existen incentivos efectivos para que alguien se preocupe por lo que acaezca más allá de las próximas elecciones). También es cierto que, en determinadas circunstancias históricas, ha dado la impresión de que la marea intervencionista se había, hasta cierto punto, contenido. Pero el análisis histórico es incontrovertible: el estado no ha dejado de crecer. Y no ha dejado de crecer porque la mezcla del estado, como institución monopolista de la violencia, con la naturaleza humana es «explosiva». El estado impulsa y atrae como un imán de fuerza irresistible las pasiones, vicios y facetas más perversas de la naturaleza del ser humano que intenta, por un lado, evadirse de sus mandatos y, por otro, aprovecharse del poder monopolista del estado todo lo que pueda.

Además, y especialmente en los entornos democráticos, el efecto combinado de la acción de los grupos privilegiados de interés, los fenómenos de miopía gubernamental y «compra de votos», el carácter megalómano de los políticos y la irresponsabilidad y ceguera de las burocracias generan un cóctel peligrosamente inestable y explosivo, continuamente zarandeado por crisis sociales, económicas y políticas que, paradójicamente, son siempre utilizadas por los políticos y «líderes» sociales para justificar ulteriores dosis de intervención que, en vez de solucionar, crean y agravan aún más los problemas. El estado se ha convertido en el «ídolo» al que todos recurren y adoran. La estatolatría es, sin duda alguna, la más grave y peligrosa enfermedad social de nuestro tiempo. Se nos educa para creer que todos los problemas pueden y deben ser detectados a tiempo y solucionados por el estado. Nuestro destino depende del estado y los políticos que lo controlan deben garantizarnos todo lo que exija nuestro bienestar.

El ser humano permanece inmaduro y se revela contra su propia naturaleza creativa (que hace ineludiblemente incierto su futuro). Exige una bola de cristal que le asegure no sólo conocer lo que va a pasar sino además que cualesquiera problemas que surjan le serán solucionados. Esta «infantilización» de las masas se fomenta de forma deliberada por los políticos y líderes sociales pues así justifican públicamente su existencia y aseguran su popularidad, situación de predominio y capacidad de control. Además una legión de intelectuales, profesores e ingenieros sociales se suman a esta arrogante borrachera del poder. Ni siquiera las iglesias y denominaciones religiosas más respetables han sido capaces de diagnosticar que la estatolatría es hoy en día la principal amenaza al ser humano libre, moral y responsable; que el estado es un ídolo falso de inmenso poder al que todos adoran y que no consiente que los seres humanos se liberen de su control ni tengan lealtades morales o religiosas ajenas a las que él mismo pueda dominar.

Es más, ha logrado algo que a priori podría parecer imposible: distraer sinuosa y sistemáticamente a la ciudadanía de que él es el verdadero origen de los conflictos y males sociales, creando por doquier «cabezas de turco» (el «capitalismo», el ánimo de lucro, la propiedad privada) a las que culpar de los problemas y dirigir la ira popular, así como las condenas más serias y rotundas de los propios líderes morales y religiosos, casi ninguno de los cuales se ha dado cuenta del engaño ni atrevido hasta ahora a denunciar que la estatolatría es la principal amenaza en el presente siglo a la religión, a la moral y, por tanto, a la civilización humana.

Así como la caída del Muro de Berlín en 1989 fue la mejor ilustración histórica del teorema de la imposibilidad del socialismo, el fracaso mayúsculo de los teóricos y políticos liberales a la hora de limitar el poder del estado ilustra a la perfección el teorema de la imposibilidad del estatismo y, en concreto, que el estado-liberal es en sí mismo contradictorio (por encarnar un estado-coactivo aunque sea «limitado») y teóricamente imposible (pues aceptada la existencia del estado es imposible limitar el crecimiento de su poder). En suma, que el «estado de derecho» es un ideal imposible y una contradicción en los términos tan flagrante como la que supondría referirse a “la nieve caliente, a una puta virgen, a un esqueleto obeso, o a un cuadrado circular”, o como en la que caen los «ingenieros sociales» y economistas neoclásicos cuando se refieren a un «mercado perfecto» o al denominado «modelo de competencia perfecta».

EL ANARCOCAPITALISMO COMO ÚNICO SISTEMA POSIBLE DE COOPERACIÓN SOCIAL VERDADERAMENTE COMPATIBLE CON LA NATURALEZA DEL SER HUMANO

“El estatismo es contrario a la naturaleza del ser humano pues consiste en el ejercicio sistemático y con carácter monopolista de una coacción que bloquea en todas las parcelas en donde incide (incluyendo las correspondientes a la definición del derecho y al mantenimiento del orden público) la creatividad y la coordinación empresarial que son precisamente las manifestaciones más típicas y esenciales de la naturaleza humana. Además, como ya hemos visto, el estatismo fomenta e impulsa la irresponsabilidad y corrupción moral al desviar la conducta humana hacia la utilización privilegiada de los resortes del poder político, en un entorno de ignorancia inerradicable que impide conocer qué costes genera cada acción estatal. Estos efectos del estatismo surgen siempre que exista un estado aunque se intente por todos los medios limitar su poder, objetivo éste que es imposible de lograr y que hace del liberalismo clásico una utopía científicamente irrealizable. Es, pues, ineludible superar el «liberalismo utópico» de nuestros predecesores los liberales clásicos que, por un lado, pecaron de ingenuos al pensar que el estado podría ser limitado y, por otro, de falta de coherencia, al no asumir hasta sus últimas consecuencias las implicaciones de su propio ideario.

Hoy, por tanto, ya bien entrado el siglo XXI, se hace prioritario asumir la superación del liberalismo clásico (utópico e ingenuo) del siglo XIX, por su nueva formulación verdaderamente científica y moderna que podemos denominar capitalismo libertario, anarquismo de propiedad privada o, simplemente, anarcocapitalismo. Y es que no tiene sentido que los liberales sigan diciendo las mismas cosas que hace ciento cincuenta años cuando en pleno siglo XXI, y a pesar de la caída del Muro de Berlín hace ya casi veinte años, los estados no han dejado de crecer y cercenar en todos los ámbitos las libertades individuales de los seres humanos. El anarcocapitalismo es la representación más pura del orden espontáneo del mercado en el que todos los servicios, incluyendo los de definición del derecho, justicia y orden público, son proporcionados a través de un proceso exclusivamente voluntario de cooperación social que se convierte así en el objeto central de investigación de la Ciencia Económica moderna.

En este sistema ninguna parcela se cierra al ímpetu de la creatividad humana y de la coordinación empresarial, potenciándose la eficiencia y la justicia en la solución de los problemas que puedan plantearse, eliminándose de raíz los conflictos, ineficiencias y desajustes que genera toda agencia monopolista de la violencia (estado) por el mero hecho de existir. Además, el sistema propuesto elimina los incentivos corruptores del ser humano que genera el estado, impulsando por contra los comportamientos humanos más morales y responsables, e impidiendo el surgimiento de ninguna agencia monopolista (estado) que legitime el uso sistemático de la violencia y la explotación por parte de unos grupos sociales (los que en cada momento mejor controlen los resortes del poder estatal) a otros (aquellos a los que no queda más remedio que obedecer).

El anarcocapitalismo es el único sistema que reconoce plenamente la libre naturaleza creativa del ser humano y su capacidad continua para asumir comportamientos pautados cada vez más morales en un entorno en el que, por definición, nadie puede arrogarse el derecho a ejercer con carácter monopolista ninguna coacción sistemática. En suma, en el anarcocapitalismo todos los proyectos empresariales pueden probarse si obtienen con carácter voluntario el apoyo suficiente, por lo que son múltiples las posibilidades creativas de solución que pueden idearse en un entorno dinámico y siempre cambiante de cooperación voluntaria. La progresiva desaparición de los estados y su paulatina sustitución por un entramado dinámico de agencias privadas, por un lado patrocinadoras de diferentes sistemas jurídicos y, por otro, prestadoras de todo tipo de servicios de seguridad, prevención y defensa constituye el contenido más importante de la agenda política y científica así como el cambio social más trascendental que habrá de verificarse en el siglo XXI”.

(*) Jesús Huerta de Soto: “Liberalismo versus anarcocapitalismo” (Procesos de Mercado-Revista Europea de Economía Política-volumen IV-número 2-2007).

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Hernán Andrés Kruse

Doctor en Ciencia Política Rosario, Argentina @HernanKruse

13 comentarios en «Milei y su obsesión por la “deep motosierra” (2)»

  • El anarco capitalismo significa volver simple y llanamente al estado de naturaleza, como decía Hobbes, al todos contra todos, a la ley del más fuerte; Es llamativo como estas ideas son presentadas como superadoras, cuando son una invitación para retornar a la tribu, al clan o mejor aún, a la caverna. En última instancia la finalidad de toda esta pirotécnia pseudoideológica, es eliminar lo público -lo que es de todos- en beneficio de lo privado – el monopolio de unos pocos-.

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    • La pirotecnia pseudoideològica (como comenta «Leoncio») debe ser moderada: «Ni poco ni demasiado; todo es cuestión de medida».
      En La Argentina poco sobra y mucho sigue faltando.

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    • QUE LOS PLANEROS DEVUELVAN LO QUE SE ROBARON.

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  • LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES

    Libertarismo, el barril nuevo en el que verter el vino viejo del peronismo

    Loris Zanatta
    Fuente: La Nación
    (*) Notiar.com.ar
    26/7/024

    El gobierno de Milei es cada día menos liberal y más conservador, menos cosmopolita y más nacionalista, menos libertario y más autoritario, menos laico y más mesiánico. Como tal, ya se parece y se parecerá cada vez más a la derecha tradicional: Dios, patria y familia. Y la derecha tradicional, lo admita o no, es una derecha de cultura peronista. Militares y servicios ya están alistados. Los jueces van en camino. Ya tiene sus sindicalistas, pronto surgirá, si ya no existe, un clero mileísta. Chauvinista, agresivo, prepotente, cabalga el mito de la Argentina potencia, una cabalgada grotesca: no hay país con el que no se haya peleado, solo deben faltar Gabón y San Marino. Como Perón en los años cuarenta. ¿El Presidente insulta a uno? Para no quedarse atrás, ¡la vice ataca a otro! Luego ponen el disco del lamento victimista: ¿por qué todos nos odian? ¿No será la sinarquía?
    Siempre ha sido así: cada vez que siente amenazadas sus raíces nacionales y católicas, el peronismo ortodoxo se agrupa en torno al nacionalismo religioso. Así como en los años 70 arremetió con furia contra el liberalismo y el marxismo, hijos de la Ilustración, “extraños al pueblo”, hoy capitaliza la reacción contra la borrachera kirchnerista para barrer, junto con ese engendro, al liberalismo laico, democrático y republicano. Que, por lo que veo, dormita somnoliento, deambula desconcertado, calla avergonzado.
    Los liberales que de buena fe creen en el liberalismo de Milei lo lamentarán, pero como les diría su nuevo ídolo, “no la ven”. Se engañan pensando que el peronismo desaparece mientras se recicla, que ha perdido su hegemonía mientras la reconstruye. ¿Apuestan a un peronismo libertario? ¿Cuál es el problema si ya tuvimos peronismo neoliberal y peronismo republicano?
    Creo que la ilusión se alimenta de dos errores que generan estrabismo. El primero es analizar el peronismo con las herramientas de la ciencia política en lugar de las más apropiadas de la antropología cultural. Como movimiento político, el peronismo implosionó hace tiempo, no es un partido ni un sujeto unitario. Pero como cultura, como sistema de valores, como tipo de sociabilidad, está más vivo que nunca y diluido en todas partes, incluso donde se cree que está ausente. Nada lo demuestra mejor que su capacidad camaleónica para adaptarse a las circunstancias cambiantes. El peronismo no capitulará ante el libertarismo, la cultura libertaria no tiene consistencia en el país, ni conexión con la historia, el propio electorado de Milei le es en gran medida ajeno. Por el contrario, será él quien se “peronice”; ya avanzó bastante.
    Para la “derecha peronista”, el libertarismo es el barril nuevo en el que verter el vino viejo, la palabra moderna para definir una cosa antigua. Muy antigua, porque no evoca una sociedad que al autogobernarse ha superado al Estado, evoca un orden que lo precede. Un mundo de “jerarquías naturales”. Por eso entronca con el nacionalismo. Nacionalismo que en la Argentina siempre ha idealizado la cristiandad medieval, una sociedad estamental unida por la fe. Tal era, o aspiraba a ser, la comunidad organizada peronista. No es casual que Milei ame a Rothbard e ignore a Popper: la “sociedad abierta” no le interesa.
    El segundo error es mirar el mundo, el mundo entero, a través del ojo de la cerradura de la economía, solo a través de eso. Se ven detalles picantes, pero no el conjunto. La idea implícita es que la liberalización económica cambiará la sociedad y que el cambio social cambiará la cultura, las costumbres, las mentalidades. Cambiar la estructura, la economía, hará que cambien la superestructura, la ideología. ¿Será cierto? ¿Se cosecharán frutos liberales pensando en marxista? No creo que las revoluciones económicas moldeen las culturas; pienso que las revoluciones de las ideas anticipan los cambios económicos. La libertad política y religiosa dio origen a la modernidad europea, no al revés. De los setenta años de socialización de los medios de producción no me parece que haya nacido el homus socialista: reina hoy en Rusia una tiranía asiática basada en la fe, como reinaba antes de los bolcheviques. La libertad civil habría tenido efectos más profundos y duraderos. El poder explicativo de la economía está muy sobrevalorado.
    La derecha peronista ha sido más o menos anticapitalista, según conveniencias y circunstancias. Nunca del todo. Nacida en el marco de la doctrina social de la Iglesia, tolera la propiedad privada y la economía mercantil. Pero siempre ha sido nacionalista, antiliberal, confesional; ese es su núcleo duro. Capitalismo y liberalismo no son la misma cosa. Ha ocurrido a menudo que el primero se deshiciera del segundo. ¿Por ser capitalista, Pinochet era liberal? Da escalofríos. ¡Liberal de Predappio! ¡Incluso el primer Mussolini no era tan estatista! ¿China es liberal?
    Por otra parte, ni siquiera la economía nos tranquiliza sobre el liberalismo de Milei. ¿Dónde está? Hasta ahora ha hecho lo que era inevitable hacer frente al desastre kirchnerista: lágrimas y sangre. Pero ¿alguien ha visto alguna vez a un liberal con cepo, precios administrados, impuestos a las exportaciones? ¡Parece el IAPI con Miranda al mando!
    Si de la economía pasamos a la cultura de gobierno, igual: es como estar en tiempos de Eva Perón: el mismo círculo rojo, la misma opacidad, los mismos caprichos, el mismo amiguismo y narcisismo. Cero institucionalidad. No dudo de que Milei odie al Estado, pero ¡cómo le gusta usarlo como si le perteneciera! Dudo que lo sepa, no está escrito en los manuales de economía, pero tiene la misma vocación patrimonialista del peronismo. Impone y destituye, insulta y arenga, hace y deshace. El liberalismo es ante todo civilización; el liberal cultiva la duda, escucha al prójimo, respeta el disenso, rechaza los dogmas. Lo opuesto de Milei y la derecha peronista.
    Por eso, en el clima de nacionalismo exaltado que evoca épocas que sería mejor no evocar, mi nuevo héroe argentino es Julio Garro. No tengo el placer de conocerlo, ni estoy seguro de que él esté feliz de saberlo. Pero si hubiera muchos Garros, viviríamos en un mundo mejor. Su heroísmo es el antiheroísmo de la persona que no renuncia a las buenas costumbres para complacer al poder; a sus valores para satisfacer el fanatismo de la masa; al respeto por conveniencia. Había un liberal en el Gobierno, era normal que lo echaran. El texto con el que el Presidente lo destituyó destila violencia moral y grosería intelectual. La idea de que ganar un torneo de fútbol autoriza el insulto no es solo cavernícola: es deseducación cívica. En sitios mileístas leo que Garro es “antiargentino”: la jerga de la derecha peronista, una medalla en el pecho.

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  • LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES

    Cristina condenada, ¿Cristina capitana?

    Héctor Gambini
    Fuente: Clarín
    (*) Notiar.com.ar
    11/10/024

    Cristina Kirchner escribe cartas y muestra las cartas. Está en campaña para presidir el PJ tras postularse este lunes con un personalísimo análisis, en un tablero de cuatro casilleros: Revisionismo Histórico (los hechos sucedieron como les digo yo); Actualidad Política (las cosas pasan como las describo yo); Estrategia a Futuro (nadie mejor que yo para lo que viene) y, más escondido pero implícito, Plan Impunidad (mi condena no está firme y jamás debe estarlo).
    No será un camino de rosas.
    Desorientado, el peronismo medita con un par de gobernadores amigables con Milei -los de Tucumán y Catamarca-, a quienes Cristina fustigó por ayudar al gobierno a vetar la ley universitaria.
    Otros están en sugestivo silencio; y Axel Kicillof arma su propio acto del 17 de octubre en Berisso. Allí sueña con recibir a Lula, con quien acaba de verse en México.
    Eso habla de sus aspiraciones: Kicillof se siente encabezando, no acompañando.
    ¿Resistirá esa autonomía súbita?
    Cristina sabe que en el Instituto Patria sólo le espera el achique y se zambulle en la candidatura por el PJ que venía trabajando el riojano Ricardo Quintela, quien (¿por ahora?) ratificó su postulación tras conseguir apoyos de los intendentes de Avellaneda y Berazategui.
    En esa diáspora ya estaba anotado el otrora ultra K Cuervo Larroque. Todo un símbolo.
    Es un tetris de volumen político: Cristina busca vitaminas para el kirchnerismo adentro del peronismo clásico, pero no sucede al revés.
    En términos del catedrático italiano Loris Zanatta -para quien el peronismo es una religión-, si hoy el peronismo es una basílica, el kirchnerismo sería una capilla.
    Peronistas tan disímiles como Guillermo Moreno o Florencio Randazzo fustigaron a Cristina.
    Moreno le recrimina el falso revisionismo; Randazzo, la hipocresía. La llamó “jefa del peor gobierno de la Democracia”. El de Alberto Fernández, que alguna vez fue jefe de campaña del propio Randazzo.
    Cristina respondió con un tuit de una afiliada al PJ de Río Negro que le pide paz, pan y trabajo, como a San Cayetano.
    La señora del video tiene 103 años.
    Pero no es el frente interno lo que más preocupa a la ex presidenta que desdeñó al PJ hasta ahora, cuando necesita sus fierros -aún oxidados, como la CGT- para volver a la escena diaria, donde el presidente Milei le hace el favor de reubicarla cada tanto.
    El 13 de noviembre, a las 11 de la mañana, la sala IV de Casación resolverá si su condena a seis años de prisión por el desfalco de 80.000 millones de pesos en 51 obras de vialidad en Santa Cruz que cobró el amigo y socio familiar, Lázaro Báez, queda firme.
    La sentencia -también puede ser absolución o una pena más leve o más severa- saldrá sólo cuatro días antes de que asuman las nuevas autoridades del PJ.
    Por eso el abogado de Cristina, Carlos Beraldi, presentó tres recursos ante el tribunal buscando ganar tiempo para correr la fecha de la decisión.
    No hubo caso. Los tres recursos fueron rechazados el mismo lunes 7, en simultáneo con la postulación de Cristina al PJ.
    Con un fallo en contra, su defensa seguirá apelando hasta la Corte, para la batalla final.
    Si Lijo y García Mansilla consiguen los votos del Senado para sumarse a ese cuerpo, es posible que aún quede un escenario de 3-2 en contra. Por eso el kirchnerismo insiste en ampliar el número de cortesanos a nueve.
    Aun así, necesitaría ubicar a tres “propios” de los cuatro nuevos para alcanzar un hipotético 5-4 a favor.
    Este escenario es, por ahora, inverosímil.
    Si Casación le confirma la condena a Cristina cuatro días antes de la consagración de las «nuevas» autoridades del PJ, ¿qué pasará con los apoyos que haya podido cosechar fuera de su núcleo duro?
    Si Cristina condenada, ¿Cristina capitana?

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  • LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES

    Conflicto universitario: el peligroso juego de fomentar violencia anunciándola

    Daniel Santa Cruz
    Fuente: La Nación
    (*) Notiar.com.ar
    18/10/024

    “Tenemos en claro que ellos (los estudiantes) atrás de esto van a ir con molotov, van a ir con una cantidad de cosas a propósito, para intentar ir in crescendo, y nosotros no vamos a permitirlo porque no somos tontos, sabemos cuál es su objetivo”, aseguró la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en una entrevista radial. No conforme con su vaticinio, agregó: “Sabemos qué buscan. Lo que están buscando es algo muy pesado. Ellos tienen en la cabeza el modelo chileno, que fue el descontrol total a partir de un grupo de estudiantes, con revueltas, con muertos”. Una pena, porque si esa es la lectura que hace el Gobierno libertario del conflicto universitario estamos demasiado lejos de resolverlo.
    Vale agregar que la comparación con el conflicto de Chile en 2019 no sería conveniente para el Gobierno ya que los chilenos desataron una revuelta social con 8% de pobreza, hoy es del 6,4%, y casi sin desempleo,. En aquel entonces se reclamaba por el aumento del transporte público pero enseguida se sumaron peticiones latentes simplificadas en más derechos e igualdad ante el Estado; por ejemplo, dejar explícitos en una reforma constitucional algunos derechos cercenados en la constitución dictada por la dictadura de Augusto Pinochet, como el acceso a la educación universitaria. Protestas que habían comenzado una década atrás con las famosas “marchas de los pingüinos”, donde jóvenes de escuelas secundarias exigían un trato igualitario apara acceder, sin aranceles, al sistema de educación superior, algo que finalmente consiguieron y lograron una explosión significativa en la matriculación en educación superior. El actual presidente de Chile, Gabriel Boric, es un emergente de aquellas protestas.
    Decíamos, la comparación no ayuda al gobierno de Milei porque con un 53% de pobreza la situación social local es considerablemente peor que la de Chile en 2019, pero, y aquí es donde hay que prestar atención, con más del 40% de los alumnos universitarios provenientes de hogares pobres y con todo lo que representa la universidad pública como motor de movilidad social en nuestra historia. Que el conflicto se haya desatado en la comunidad universitaria no debería ser sorpresa, con la oposición atomizada y confundida, con los sindicatos esperando que el PJ resuelva su interna, es el único sector con capacidad de dar pelea, de demandar y poner en duda la veracidad de las máximas que imponen los libertarios, ya que el kirchnerismo pulverizó, con la cooptación partidaria, la credibilidad y la representación social de los sindicatos y las organizaciones sociales -sobre todo éstas últimas- que fueron protagonistas de la crisis de 2002.
    En medio del debate sobre el conflicto, ya trasladado a la conversación pública, el gobierno hace alarde de su fortaleza, o al menos sobre algo que esgrimen como una necesidad y la sociedad demandaba, como es el orden público. El problema es cómo lo exteriorizan. En ese sentido las palabras amenazantes de Bullrich no ayudan porque entran en concordia con algunas manifestaciones violentas que hacen apología de la represión en manos del Estado de parte de militantes, comunicadores y supuestos intelectuales que aportan discurso al ideario libertario. Se pudo leer en las redes sociales, por ejemplo, a Nicolás Márquez, biógrafo del Presidente y uno de los intelectuales donde abreva su círculo más cercano, postear en X una foto sobre la toma de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, acompañada de una frase repudiable: “¿Vieron que al final ‘La Noche de los Bastones Largos’ no fue un error?” en alusión al 29 de julio de 1966, cuando la dictadura encabezada por el General Juan Carlos Onganía decidió desalojar distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires y reprimir a las autoridades, los profesores y alumnos que reclamaban en defensa de la autonomía universitaria.
    Es curioso, la ministra Bullrich tan perspicaz para detectar incitaciones a la violencia en el discurso estudiantil o en manifestaciones sociales con reclamos genuinos, como fue la protesta en favor de los jubilados, no se alerta por comentarios tan desubicados y violentos como hacen los suyos, porque lo de Márquez no fue lo único: se pudo leer en las redes sociales y escuchar manifestaciones públicas en distintas entrevistas a dirigentes, youtubers disfrazados de periodistas y comunicadores partidarios hacer apología del terror y la represión como solución a la demanda de la comunidad universitaria. No se puede soslayar que, más allá de la coincidencia en el reclamo, la universidad no es una única voz y no se puede identificar en una sola forma de protesta, como siempre existieron y existen grupos más radicalizados que otros, por eso hay que ser más responsable a la hora de declarar o justificar violencia.
    La ministra de Seguridad entiende los momentos políticos, sabe de qué está hablando, es una protagonista importante de la reciente historia política argentina, conoce a casi todo el arco político por pertenecer a esos espacios en determinados momentos de su vida, fue peronista de izquierda, peronista clásica, menemista, ministra de la Alianza, fundó su propio partido, estuvo en la Coalición Cívica y hasta hace poco presidió Pro. Al igual que el tan criticado Sergio Massa, sus convicciones no parecen durar en el tiempo, y tiene todo el derecho a cambiarlas, pero adoptar una posición amenazante, asustar a la sociedad hablando de revueltas y bombas -sin antes actuar en consecuencia- cuando las tomas de las facultades con clases abiertas siempre fueron protestas clásicas del estudiantado desde el retorno de la democracia, aparece como algo desmedido, como una enorme irresponsabilidad. Mucho más si eso está acompañado de las manifestaciones de los acólitos del Gobierno, fanáticos con un discurso violento amparados en la misma violencia verbal que lamentablemente caracteriza al propio Presidente.
    Las tomas de las facultades no caen bien en general en la sociedad y en la mayoría de los alumnos que no militan en ningún espacio político, pero forman parte del folclore universitario, a veces exagerado y otras veces como único recurso de protesta visible. Esto último parece estar sucediendo hoy, con un presidente que los agrede discursivamente, que los trata como delincuentes y no como estudiantes o docentes y viendo, muchos de ellos, cómo sus representantes parlamentarios -en las universidades se midió un alto porcentaje de votos para Juntos por el Cambio- cambiaron su propuesta de “defensa acérrima de la educación pública” y votaron en favor de sostener el veto al ajuste presupuestario. Ante tal desamparo, cuando los representantes fallan de manera tan evidente, quizás, y muy a pesar de gran parte de la sociedad que atraviesa uno de los momentos más duros de nuestra historia social, no quede otra opción que la protesta. Muchos recuerdan cuando en plena campaña electoral, hace apenas un año, Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio, junto a su compañero de fórmula, el radical Luis Petri – ambos convertidos en ministros de Milei- posaba en la facultad de Derecho de la UBA y decía: “Necesitamos educación universitaria gratuita, calificada y preparada para enfrentar los desafíos del mundo que se viene. Hoy nos comprometimos a trabajar por eso con Luis Petri y 16 rectores de diferentes universidades del país. Sin educación no tenemos futuro, sin educación no tenemos nada”.
    Todo esto en un contexto donde el debate que propone el Gobierno para hacer más eficiente la universidad pública se hace sobre mentiras y postulados ideológicos que rompen con una tradición, y se ensucia la discusión hablando del costo exagerado de los alumnos extranjeros, de la falsa tasa de pobreza que cursa en universidades públicas, sobre gastos de choferes que se desmienten con facilidad o sobre minimizar que con un 67% de pobreza en menores de 15 años ajustar en educación es un crimen y no una necesidad. Son todos datos amañados y posturas que buscan la provocación permanente.
    La estrategia comunicacional del Gobierno, utilizar la falta de “auditorías” para justificar el recorte presupuestario, le rindió. Gran parte de la sociedad no quiere que el Estado gaste en vano y quiere que cada peso gastado sea auditado, y eso está muy bien, todos deberían acompañar esa iniciativa si es lo que verdaderamente se busca, incluso los protagonistas de las decisiones. El problema es que para el Gobierno “hay curros” (que hasta ahora nunca llevó a la justicia) en la universidad, pero no en la SIDE, dependencia que premió con más presupuesto injustificadamente, en los gastos de sus viajes -¿si Milei viaja al Reino Unido a reunirse con Mick Jagger lo pagará de su bolsillo o será un viaje oficial no auditado?- o en áreas cercanas a su competencia. Por algo se restringió el acceso a la información pública.
    Directamente se expuso a la universidad pública, donde seguramente hay cosas para corregir y transparentar, incluso para denunciar e investigar, algo que los mismos estudiantes hicieron varias veces, como fue con la tercerización de servicios ¡hasta producciones televisivas!, para lo que se utilizaron algunas casas de altos estudios durante el kirchnerismo, todo eso fue un foco de corrupción de lo que aún se está encargando la justicia. Nadie duda de eso, pero no podemos dejar de lado que, al mismo tiempo, los diputados libertarios, asociados al kirchnerismo, frenaron esta semana por tercera vez un proyecto para democratizar los sindicatos favoreciendo a la burocracia sindical representada por decenas de dirigentes “obreros millonarios” que llevan décadas administrando sus gremios. El Gobierno eligió su enemigo, en este caso, optó por enfrentar públicamente a la comunidad universitaria y pactar con los sindicatos peronistas garantizándoles sus privilegios en contra de los mismos trabajadores. Signo de época, para Milei el “castódromo” funciona selectivamente y de acuerdo con su conveniencia.
    Todo forma parte de un juego perverso, donde los funcionarios, por su responsabilidad institucional, deben ser más cuidadosos que el ciudadano de a pie con sus palabras, porque alertando sobre violencia al punto de presagiar “revueltas y muertes”, puede terminar provocándola. Ya vivimos este tipo de situaciones trágicas, aprendamos de nuestra historia, además, no les vendría mal recordar también que la mejor vacuna contra la violencia sigue siendo la educación.

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  • LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES

    Es ahora: el 9 a Parque Lezama para que se vaya Milei

    Eduardo Salas
    Prensa Obrera
    24/10/024

    La situación política de Argentina concentra una serie de hechos cuyo desenlace augura fuertes convulsiones.
    Lo más concentrado de la clase capitalista en el Coloquio de Idea recibió a Milei con bombos y platillos sin que en sus debates y en el temario del encuentro apareciera la realidad lacerante que viven decenas de millones de personas. ¿Qué festejan los capitalistas? Que Milei no vacila en hundir a los jubilados, a las universidades, a la salud pública para liberar fondos para el pago de la deuda usuraria -así pueden iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento que luego trasladarán sobre el pueblo argentino-, y para darles prebendas a ellos.
    Las patronales fueron a celebrar que tienen un presidente que fue adelante con una reforma laboral que facilita los despidos, la dictadura patronal en los lugares de trabajo, la superexplotación. Han apreciado que tienen en la Casa Rosada un servil funcionario, que no teme hacer el trabajo sucio y, para más, cuenta para esta tarea con el apoyo de la oposición parlamentaria y la burocracia sindical. Por eso se engolosinaron y se preguntan “si no es ahora ¿cuándo?”, para ir todavía más a fondo en este ataque a los trabajadores.
    Pero no todas son rosas. La economía está parada, el consumo cae fuertemente, las reservas del Banco Central no aseguran la capacidad de pago de los compromisos de deuda y por lo tanto el fantasma del default sobrevuela. La primavera financiera tiene sus límites, está alimentada por el carry trade que ofrece negocios fabulosos a los especuladores, además la abundancia de dólares en los bancos como resultado del blanqueo tiene aún un destino incierto.
    Por eso el mismo gobierno se queja. Los aplausos no vienen acompañados de lo más importante: inversiones. En principio porque la capacidad ociosa de las instalaciones productivas del país es enorme y la caída de las ventas muy pronunciada. Por otro lado, el cepo cambiario no habilita pasarse al dólar, repatriar utilidades o acceder a insumos importados con libertad. Milei dijo en el programa de Fantino “si me ponen la plata levantó el cepo ya”, el problema es que las inversiones no aparecen y el gobierno busca fondos frescos para un mayor endeudamiento –que podría venir a través de programas del Banco Mundial con fines específicos y de algún Repo-, es decir, más nafta a la crisis de la deuda; sin embargo esto no aleja el reclamo de levantar el cepo y la posibilidad de una devaluación que dispare la inflación. Por ahora, el propio FMI presiona por un ajuste cambiario para renovar vieja deuda.
    REPUDIO Y LUCHA
    A pesar de que pretendan ignorar la parte sustancial de la realidad, el Coloquio de Idea tuvo en sus puertas una manifestación masiva de estudiantes y docentes que fueron hasta el lujoso hotel donde se juntaron a expresar el repudio a Milei por su guerra contra el pueblo trabajador.
    La lucha universitaria resultado del ahogo presupuestario –y por lo tanto de la política de guerra de Milei- se ha extendido luego del veto presidencial a todos los rincones del país, y ha puesto de manifiesto un movimiento enorme de lucha con los estudiantes y docentes como protagonistas tomando facultades, en asambleas casi permanentes, haciendo paros y movilizando sus recursos. A Milei el cumpleaños -el pasado martes 22- al grito de “universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode” se lo “celebraron” los docentes y estudiantes que estaban dando clases públicas en la Plaza de Mayo –más de 120 clases organizadas por la AGD-UBA. La lucha universitaria empalma con el debate del presupuesto, en el cual Milei quiere ir a fondo con una “motosierra-deep” y reducir las partidas universitarias a la mitad. Difícil que logren cerrar el conflicto: sobran razones y hay un movimiento estudiantil que superó la parálisis a la que lo sometieron las burocracias radical-peronista.
    A los estudiantes y docentes se les sumó en la Plaza de Mayo la marcha de los trabajadores del Garrahan –que vienen con un plan de lucha por el salario-, de los residentes, de los despedidos del Posadas frente a la masacre en la salud pública. No muy lejos de allí, miles de trabajadores de la AFIP deliberaban en asambleas y decidían medidas de fuerza contra una rebaja salarial y posibles miles de despidos.
    La lucha universitaria expresa un hecho que les preocupa: el creciente rechazo a Milei está poniendo en cuestión su capital político del cual hace alarde: poder atacar al pueblo sin que este le quite el apoyo. El repudio a Milei tiene bases concretas y se extiende en millones de víctimas: jubilados con el aumento vetado y sin medicamentos; seis millones de nuevos pobres y 4 millones de nuevos indigentes en solo seis meses; comedores populares sin comida; despidos en la actividad privada y en el Estado; cuentapropistas arruinados; universidad pública sin recursos, docentes con sueldos miserables; cierre de hospitales, trabajadores de la salud bajo la línea de pobreza; renuncias de docentes y profesionales por la miseria salarial; represión con palos, gas pimienta y hasta la cárcel; persecución a las organizaciones de lucha; criminalización de la protesta.
    Hay una certeza que crece: la persistencia del gobierno de Milei es una carga imposible de llevar para la inmensa mayoría de la población. Además las consecuencias van a ser irreversibles para el país y para quienes habitan en él.
    ¿ENDEREZAR AL PERONISMO?
    La oposición patronal afronta el conjunto de esta situación encerrada en su propio laberinto: apoyar el ataque a los trabajadores, a los jubilados, a los estudiantes porque es la exigencia de los capitalistas y perder aún más de la autoridad deteriorada que ya tiene sobre su electorado y el conjunto de la población por los 40 años de gobiernos que hundieron al país.
    El PRO se divide entre la ilusión de un acuerdo con Milei –que nunca llega- que lo asocie a la gestión del gobierno y la evidencia de que el liberfacho va por todo a fagocitárselo.
    El radicalismo acaba de consagrar una quiebra de su bloque en la Cámara de Diputados con 12 de sus 34 miembros armando rancho aparte. La excusa de la ruptura es la presencia en el bloque de los cinco diputados que acompañaron los vetos de Milei; la fractura es la punta de un iceberg, la discusión del presupuesto y los acuerdos que los gobernadores lleguen por la suya con Milei abrirán nuevas crisis.
    El problema central está en el peronismo, y es de alcance profundo. El peronismo es uno de los principales partidos políticos de la Argentina, nuclea no solo diputados, senadores, gobernadores, también dirigentes sindicales, de movimientos sociales, de universidades, centros de estudiantes, etc. Cristina Fernández de Kirchner se ha propuesto la tarea de “enderezar” el peronismo bajo su conducción. ¿Qué significa esto? Establecer una polarización con Milei que le permita recoger el repudio creciente a este pero dando garantías a la clase capitalista de que no va a tocar las conquistas que esta obtuvo con el liberfacho. Por eso se declara partidaria de la reforma laboral, por eso ataca a la docencia y a los movimientos sociales, por eso defiende el equilibrio fiscal –o sea la motosierra- y por eso insiste en la necesidad de que se aseguren los recursos para cumplir con el pago a los acreedores. En síntesis, Cristina quiere ser la oposición al gobierno sosteniendo planteos antiobreros para tranquilizar a los capitalistas. Lo de Cristina no son palabras, son hechos: el kirchnerismo juega el papel de bloquear las reacciones de los trabajadores, de los estudiantes porque –como dijo Máximo- no hay que patalear, que el gobierno siga con lo suyo porque lo asiste el “derecho constitucional” y prepararse para el 2025-27.
    Mientras Milei celebra la polarización con CFK, el peronismo y el kirchnerismo se dividen desafiando la autoridad de la propia Cristina y armando un bloque que contempla a los aliados directos de Milei –Jaldo, Jalil, Sáenz, Daer, Andrés Rodríguez, etc.-. Incluso se metió en la interna a respaldar a Cristina el “extrapartidario” Juan Grabois, autoproclamado candidato a diputados en el medio de la rebelión universitaria. Kicillof se coloca en el medio pidiendo la unidad de todos.
    EL 9 A PARQUE LEZAMA, A LAS 16:00
    Para el pueblo agredido por Milei, para los trabajadores, para el activismo que lucha, para la base militante de La Cámpora o de Patria Grande, la interna peronista es una trampa mortal. Hay que pasarle de largo.
    A todos los llamamos a sumarse a una fuerte campaña para organizar la derrota del gobierno, que solo puede partir de defender e impulsar las luchas, de impulsar la intervención de los trabajadores por la propia y con sus métodos –la huelga general-, de agitar fuertemente que la lucha contra Milei es ahora y no cuando haya avanzado con daños irreversibles.
    A levantar un programa de salida para poner fin al saqueo capitalista de la Argentina, cesando con el pago de la deuda externa fraudulenta, nacionalizando el sistema bancario y el comercio exterior. Para asegurar un salario igual al costo de la canasta familiar y jubilaciones del 82% móvil, triplicar los presupuestos de salud y educación, prohibir los despidos y repartir las horas de trabajo sin afectar el salario. Esta tarea solo la pueden llevar adelante los trabajadores.
    Al servicio de esto esta nuestra gran agitación bajo el lema “Fuera Milei”, con los actos y charlas en todo el país y con el acto central en Parque Lezama este 9 de noviembre.
    “Fuera Milei”, huelga general, gobierno de los trabajadores.

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