Por Juan José de Guzmán.-

Un día llegamos al mundo y comienza a desandar la cuerda que imaginariamente, en la eternidad del Universo, alguien, algo, ¿Dios? dirá que es “la duración” que tendrá ese ser que fue invitado privilegiado a “la gran fiesta de la vida”.

Junto al primer llanto, que será como el Big Bang de su existencia, comenzarán las vivencias, que son comunes a todos pero impactan de distinta manera en todos.

Hoy, conscientes de la cuerda consumida pero estando aún entre los presentes de “la gran fiesta”, los invito a levantar nuestras copas para celebrar la vida que nos dimos y la que aún nos daremos. ¡Salud!

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