Por Italo Pallotti.-
En esta Argentina nuestra, tan a la manera de las cosas impredecibles muchas veces; todos los ciclos se cumplen. Invariablemente confusos. Las verdades no siempre son tales porque la mentira se ha encargado de un modo casi acostumbrado romper su contenido. Y si hay una verdad que deberíamos tener por cierta es que tanto la Democracia como la Libertad son términos cuya vigencia deben sostenerse incuestionablemente si queremos vivir en un clima de paz. Sin embargo en ese clima, por el contrario, han sido muchos años en que la resultante fue dejar el camino minado de discordia. Los grupos que acompañaron a los gobiernos fueron llevando a que sus gestiones, por ineptitud o corrupción, entre otros males, fueran provocando una perpetua sensación entre la sorpresa y el miedo permanente. Está todo claro, porque la historia se está escribiendo así. Si el votante no entiende que por ese camino va rumbo a la noche más oscura de su destino como persona, como alguien al que se debe respeto total, su final será el descontrol y la miseria; y el barco al que se suba, de seguro, lo llevará al naufragio. Democracia y Libertad son términos que deben ser sagrados. Por el contrario se los ha envilecido en su contenido. Nuestro país, al parecer, está rumbo a un destino por demás desquiciado, despreciable para quienes nos observan, cuasi anárquico; no tomando conciencia que los que gobiernan de una manera contra natura deben ser castigados, vía el voto o la Justicia. De no ser así el final será el que estamos construyendo. Un martirio que hemos buscado, lo hemos permitido y en consecuencia, lo merecemos. La cultura, los principios, la moral y de manera explícita la vida personal del ciudadano se han visto vulneradas de una forma inimaginable. Esta realidad deberá revertirse si no queremos hundirnos cada vez más. Un pueblo al que han conseguido dividir de una manera feroz. Los presuntos buenos y los presuntos malos. Adepto o enemigo; no hubo, ni hay, términos medios. Y aquellos viejos juzgamientos parciales tienen mucho que ver con esta tremenda realidad de ahora. Si el relato y el chamuyo conventillero de los oficialismos (de todas la épocas) y la oposición no deja de lado el oprobioso comportamiento que los enfrenta, con el pueblo en medio como sus víctimas preferidas, porque son los que le dieron el voto y son engañados una y otra vez, serán responsables, o ya lo son, del estancamiento de este país manso en demasía. En muchos casos con una educación cívica espantosamente mediocre, como corolario de lo descripto.
Estamos en vísperas de una jornada electoral por demás compleja. Unos y otros, sobre todo las mayorías, en una lucha atroz de hechos y palabras. Nada parece importarles. Los conceptos de Democracia y Libertad tironeados, con argumentos que bien se sabe luego no se respetan. La caza del voto es hasta ridícula e insólita. Nada conmueve al candidato, o quien se suba a la tribuna. Un palabrerío vetusto, apenas de ocasión y poco entendible para el nuevo votante. El fervor inducido tapa el contenido. Apenas si quedan claras las pésimas historias condenables del adversario que se tiran al ruedo. El asunto es lastimar. Cada cual, lo más duro posible. La Libertad Avanza y Fuerza Patria se disputan el ring para convencer al elector. El resto se acopla, a como dé lugar, cobijados en la esperanza de impactar con algo novedoso; pero en la mayoría de los casos resultan pueriles y añejos. Ni qué hablar de las ofertas electorales (18 en Córdoba, por ejemplo; un despropósito), con los nombres (de partidos/alianzas) y las ofertas más variopintas imaginables. Todo en un marco promesante, a cuál más desgastado, queriendo parecer original. Argentina, desde 1983, pero sobre todo desde el 2001 está triste. Con la nostalgia de la ilusión perdida. Llora el dolor de no ser lo que merece ser. Hartos de remar en el barro de la hipocresía. En una simulación tóxica de todos contra todos. Por lo tanto, para dar cabida a los términos expuestos (Democracia y Libertad, en plenitud), como se indica en el título, cabe la pregunta: ¿”Despertaremos”? Cada uno busque, en la intimidad, la respuesta.
25/10/2025 a las 9:59 AM
Evidentemente, el articulista la está viendo.