Por Carlos Tórtora.-

El próximo martes, mientras los Milei inicien su viaje a los EEUU, la Comisión de Asuntos Constitucionales, Poderes y Reglamento de la Cámara de Diputados tratará el proyecto de ley, ya sancionado por el Senado, que cambia la reglamentación para la aprobación de los DNU. Y el 30 deberá votarse el dictamen de comisión quedando el proyecto en condiciones de ir al recinto.

La modificación de la Ley 26122 no es una limitación más a la discrecionalidad del Ejecutivo. Representa mucho más que eso, porque le quitaría a Javier Milei la única herramienta para gobernar de acuerdo a sus ideas que le quedaría a partir de que sus vetos a determinadas leyes son rechazados por ambas cámaras.

Lo sustancial del proyecto son dos reformas. La primera es que los DNU deberán tratar sobre un tema único. La modificación de 300 leyes a través del DNU 70/23 es una aberración que ahora provoca esta reacción. La segunda reforma consiste en que ambas cámaras tendrán 90 días para aprobar los DNU y en caso contrario no serán válidos. De este modo se invertiría el criterio actual ya que, para que el decreto se derogue, se exige el rechazo de ambas cámaras.

Las consecuencias

Si esta reforma se convierte en ley, será el Congreso, mediante la aprobación de los DNU y su voto sobre los vetos, el que tendría en definitiva la llave del funcionamiento del Ejecutivo.

La pregunta que se abre es si, en la etapa de transición que se está iniciando, para mantener la presidencia Milei se vería obligado a negociar con la oposición cada una de sus medidas importantes. Todo indicaría que, si se sanciona la reforma de la aprobación de los DNU, podría haber una especie de cogobierno del Congreso.

Pero el particular estilo del presidente hace que esto resulte con seguridad inviable. Para Milei la negociación política es sólo una forma de sometimiento del otro y los acuerdos son promesas para no cumplir. Lo más probable es que él rechace que la relación de fuerzas ha cambiado en su contra y continúe intentando gobernar contra el Congreso.

Mientras no se vote la reforma de los DNU, el presidente podrá seguir gobernando como hasta ahora, contra la voluntad del Legislativo. Esta ley es tan importante que define hasta dónde está dispuesta a llegar la oposición.

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