Por Luis Alejandro Rizzi.-

El opio tiene propiedades analgésicas, narcóticas y astringentes.

En el sistema monetario esa función la cumplen la tasa de interés, que sirve para absorber circulante, función astringente, bajar el precio del dólar y apreciar el “peso”, función analgésica; y por último una función narcótica, relaja y embota el mercado.

Obvio, el “opio financiero” tiene efectos temporarios y luego hay que aumentar las dosis, hasta que el paciente muere “sin dolor”, o se encuentran las causas de su patología y se sana.

Nunca escuché en un velorio comentar “menos mal que murió con 38 de fiebre y no 42, como tuvo la semana anterior…”

Para el gobierno el límite es el último domingo de octubre. Allí sabremos cuál es el nivel de fiebre de la Argentina y sabremos qué cantidad de “opio financiero” se consumió.

Con una tasa del 36%, se fija un nivel de rentabilidad teórica de más o menos 8 puntos sobre la inflación, que el gobierno estima uno o dos puntos por debajo de los 30.

Si tomamos una tasa de retorno normal en los sistemas económicos, del 4/5%, el riesgo país interno sería de unos 400 puntos básicos.

Al capital extranjero habría que agregar el riesgo país internacional, ubicado en los 700 puntos básicos, siendo más probable que se mantenga estable o suba de que baje.

Difícil en ese marco recibir inversiones, cuyo retorno debería estar por arriba del once por ciento.

Eso explica que muchas multinacionales emigren, porque el mercado local no sólo es insignificante, sino que se seguirá contrayendo, mientras el único objetivo del gobierno sea el superávit fiscal y bajar la inflación, drogando el tipo de cambio, con opio financiero.

El gobierno está en manos de malabaristas y traficantes de “opio financiero”, la tasa de interés.

El gobierno debe estar tranquilo, todavía la función narcótica funciona en un segmento de la sociedad, podría llegar al 45 por ciento de votos a lo sumo, el resto, no lo votará.

¿Qué pasará el último lunes de octubre? lo sabremos el martes siguiente… es cuestión de saber esperar.

Share