Por Carlos Lazzarini.-

La gobernadora se ha convertido en esos jugadores que saben terminar la jugada. No es casualidad. Sucedió en el cierre de las PASO en su enfrentamiento con panelista K de Intratables. Había ocurrido también cuando expiraba el 2017 cuando se viralizaron las imágenes de su acalorada discusión con un grupo de guardavidas piqueteros. Fue cierre de año y apertura de temporada. La imagen marcó, al menos, el inicio del verano. Pero además, la gobernadora y su equipo, supieron detectar las corrientes profundas, esas que representan cambios, temperaturas, y humores sociales normalmente esquivos a quienes se dedican a bucear en las profundidades de la opinión pública. Vidal se ha convertido en un tema. En el tema de la política nacional. Por roles, obligaciones, pero también por características políticas y personales, las percepciones sobre Macri y Vidal parecen bifurcarse.

El Presidente corre el riesgo de habitar el lugar que el péndulo de la historia argentina suele visitar de tanto en tanto, mientras que la gobernadora intenta llenar un lugar nuevo lugar. A Macri le quedó la polémica reforma previsional, el aumento de tarifas, la suba de los combustibles, la reforma laboral, los despidos, y la recalibración de las metas inflacionarias, entre otros temas, que le significaron una caída en su imagen pública.

Claro que la gobernadora deberá correr costos de cambios que se predispone a realizar en este año que se inicia. Y la gestión real tiene todavía muchos puntos oscuros. Salud, problemas educativos, inseguridad. Por caso, asoman borradores complicados sobre una reforma previsional pendiente. Según esos escritos se correrían los años necesarios para jubilarse, se modificarían las formas de actualizar haberes y regímenes especiales. Lo suficiente como para poner en alerta a la administración pública. Sobre todo a aquellos que están a tiro de abandonar el trabajo activo. Habrá otros temas antipáticos. Pero sin embargo, hasta ahora la gobernadora ha sabido dosificar sus acciones para satisfacer expectativas antes de avanzar con la tarea más desagradable. Por caso, se anticipó a anunciar que el primer ajuste sería el de la política. No hubo intendente oficialista que no se alineara. Que no anunciara recortes en su planta política, en la estructura de gobierno y estimulara la adhesión, vía Concejos Deliberantes, al pacto fiscal. Después, avanzó contra los privilegios. Como si preparara el terreno para amortiguar el golpe que finalmente llegará. Al calor del verano parece tomar temperatura también la negociación con los docentes.

En tanto, supo cómo conseguir los fondos que le corresponden a la Provincia. Ahí tiene la gobernadora la posible fórmula para materializar su imagen. Como darle cuerpo indeleble a su pericia para alimentar expectativas. Su huella de gestión. La película sería: pelea contra las mafias, ajuste de la política, el fin de los privilegios y la transformación del conurbano. Los primeros ítems puede ser que operen más en el ámbito de lo simbólico. El último, el destino de los más de 65 mil millones, la posibilidad cierta de ser la gran marca de gestión.

Así como 2015 Cambiemos logró hacer pie en gran parte de los municipios de la provincia de Buenos Aires, en 2017 logró consolidarse en los Concejos Deliberantes. Dato no menor ya que en su gran mayoría no tendrá dificultades para administrar los consensos necesarios para las reformas pendientes. Como en la Provincia, en los distritos el oficialismo también se va desprendiendo de acuerdos que en los primeros dos años le permitieron consolidar la gobernabilidad.

En 2017 Cambiemos obtuvo más del 50 por ciento de las 1097 bancas locales en juego. Nada menos que 549 nuevos concejales. En muchos casos, ya con mayoría en el cuerpo. Varios de los alcaldes, una gran mayoría, intentará que 2018 sea el año que les permita consolidar su candidatura a la reelección.

El peronismo, en cambio, resiste en la tercera sección. Cuenta a favor, con corrimientos en algunos casos, acercamientos en otros, entre los bloques opositores. Así como algunas fuerzas políticas no K transitaron los primeros dos años como aliados circunstanciales del oficialismo, se predisponen e iniciar estos dos últimos con un comportamiento más asociado a las fuerzas opositoras. Por caso, posiblemente empiece a traducirse en los territorios de la provincia el acercamiento que, tenue e incipiente, se empieza a percibir en el peronismo ampliado (léase con Massa y Randazzo incluidos).

2018 en marcha. De los llamados años de gestión. En definitiva, los que consolidan la política. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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