Por Carlos Tórtora.-
El triunfo electoral del oficialismo repotenció las posibilidades de reelección de Javier Milei. Una de las consecuencias de esto es que Patricia Bullrich, que insinuaba despegarse del presidente y proyectarse como presidenciable, terminó entonces volviendo al redil. La ministra de Seguridad se convirtió así en la principal aliada de Karina Milei y, ya electa senadora, se dedica a ampliar los bloques libertarios en el Senado y también en Diputados, desmembrando para eso a macristas y peronistas.
De hecho, Bullrich ocupa ahora un espacio político que se le resta a las funciones de Manuel Adorni y Diego Santilli. El ministro del Interior debe poner la cara en la negociación por la reforma laboral con los gobernadores, pero la que realmente maneja los hilos del Congreso es Bullrich. Con semejante despliegue, aun antes de asumir como senadora, ella se proyecta como la figura fuerte del gobierno.
Acostumbrada a no dar puntada sin hilo, la todavía ministra le apuntaría a la vicepresidencia en el 2027. Esto le garantizaría ser la primera espada política del gobierno, ya que Milei se dedicaría cada vez más a las relaciones internacionales y las finanzas.
Los riesgos
Pero el nuevo ascenso meteórico de Bullrich también tiene sus riesgos. Tanto ella como Santilli tienen carta blanca con tal de que consigan que se aprueben las reformas laboral, tributaria y previsional, pero sobre todo la primera. Este éxito no sólo lo cotizaría a Milei en los EEUU, facilitando la asistencia financiera, sino que tendría una enorme significación política en el frente interno. Sería nada menos que la mayor derrota del peronismo desde que Raúl Alfonsín ganó la presidencia. La caída del poder de la CGT sería el prólogo de la reelección de Milei.
Obviamente, un fracaso de la reforma laboral tendría el efecto contrario. Se crearía en este caso un espacio para que se reactive la oposición y sería dudosa la reelección.
Hoy por hoy, Bullrich está consagrada a impulsar la fractura del bloque peronista de senadores. Y en esto opera en dos direcciones: por un lado busca que rompan con el bloque de Unión por la Patria los senadores Guillermo Andrada (Catamarca), Fernando Rejal (La Rioja), Carolina Moisés (Jujuy) y Fernando Salino (San Luis). Por el otro, conversa para que los santiagueños Gerardo Zamora y Elia Esther del Carmen Moreno armen su propio bloque.
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