Por Carlos Tórtora.-

Para evitar su casi inevitable caída, Javier Milei jugará mañana en Nueva York con Donald Trump su última carta: un préstamo extraordinario del Tesoro de EEUU por un monto que no se conoce pero que la Casa Rosada deja trascender que podría alcanzar los US$ 30.000 millones. Si el préstamo es anunciado de inmediato, el gobierno cuenta con que sería suficiente como para frenar la corrida cambiaria en marcha y desactivar las expectativas de default. En otras palabras, la ilusión del presidente sería que el préstamo y la gravitación política de contar con el apoyo de la Casa Blanca le permitan llegar al 26 de octubre en condiciones competitivas.

Para Trump, el salvataje a Milei no parece ser una operación política sencilla. En su desesperada carrera, Luis Caputo le hizo vender al Banco Central US$ 1.100 millones en tres días y es obvio que la confianza de los mercados en el programa económico se acerca a cero. El salvataje a Milei podría ser entonces un éxito personal de Trump, asegurándose la subsistencia de uno de sus dos únicos aliados en Sudamérica. El otro es el paraguayo Santiago Peña.

Pero no hay que descartar que el salvataje pueda en cambio resultar un fracaso. Es decir, pese al préstamo extraordinario, la presidencia de Milei bien podría colapsar asumiendo entonces Victoria Villarruel.

Hay más de una razón para pensar esto. Para empezar, el salvataje financiero del Tesoro de EEUU en nada revertiría la actual caída del consumo y la imparable pauperización de la clase media. Y la casi totalidad de la gente vota en función de su situación económica personal y no de la macroeconomía. Es probable entonces que, aun con el préstamo, LLA sufra el 26-O una importante derrota electoral. Pero además, la impresionante ola de corrupción oficial que sacude el país se agravará día a día sin que Milei tenga ninguna capacidad de respuesta. En síntesis, si el gobierno se derrumba aun con el préstamo, la administración Trump quedaría mal parada. Habría intentado sin éxito salvar al segundo gobierno más corrupto de América Latina después del de Nicolás Maduro. La doble vara sería en este caso evidente. Trump quedaría entonces combatiendo la corrupción venezolana pero apoyando la corrupción argentina. Si esto resulta así, sería un nuevo fracaso a sumar en la lista de operaciones fallidas de política exterior de Trump, a saber: la paz inmediata en Ucrania, la anexión de Groenlandia, la confrontación con México, etc.

Una Caja de Pandora

El préstamo debe ser aprobado por el Congreso. Y ahora, en el nuevo contexto político, es casi imposible que se repita lo ocurrido en marzo pasado con el DNU 179/2025, que dispuso convalidar, reconocer y cancelar vencimientos del endeudamiento con el FMI. Con la vista gorda del Congreso, el DNU 179 violó los artículos de la Constitución Nacional 93, 4, 29, 76 y el inciso 4 del 75.

Ahora la situación es distinta. ¿Qué pasará si, como es previsible, Milei dicta un nuevo DNU para aprobar el endeudamiento con el Tesoro de EEUU? Con los números de hoy, diríamos que semejante DNU debería ser rechazado por las dos cámaras. Pero no hay que descartar que la oposición se divida entre los duros y los que argumenten que, si no  habilita el préstamo, el Congreso sería entonces responsable de que se desencadene una catástrofe económica. Si esta extorsión de Milei da resultado como ya lo dio antes, la claudicación del Congreso, al no ponerle un freno, podría entonces aumentar las condiciones favorables para un estallido social.

Así es que Milei, aislado y sin posibilidad alguna de gobernar normalmente, se prepararía así para extorsionar a los gobernadores y el Congreso con una nueva falsa opción: si no apoyan el nuevo endeudamiento, serían ellos responsables del caos económico y social. En un país donde las instituciones funcionaran normalmente, la respuesta a esto sería la inmediata iniciación del juicio político al presidente.

En cuanto a las cláusulas del acuerdo firmado entre los EEUU y el FMI, siguen sin conocerse. El 29 de agosto pasado, el Juez Federal de Dolores, Martín Nava, intimó por 5 días a Caputo para que enviara el expediente que contiene el acuerdo firmado entre el gobierno argentino y el FMI. La respuesta fue el silencio.

Por último, para no pasar por el Congreso, Caputo estaría tratando de que no se firme un préstamo sino un SWAP, que es un acuerdo entre bancos centrales.

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