Por Carlos Tórtora.-

A la par del salvataje financiero, un salvataje político se está cocinando para tomar forma a partir del 27-O. No sólo está en juego la gobernabilidad de Javier Milei sino la suerte del salvataje financiero. Tanto Scott Bessent como Cristalina Georgieva vienen insistiendo, ante la inminente derrota oficialista, que tiene que haber consenso y amplio apoyo político. En otras palabras, que La Libertad Avanza ya no podrá seguir gobernando sola. Bajo la mesa, el gobierno ya está negociando separadamente un entendimiento con Mauricio Macri por un lado y Provincias Unidas por el otro. Pero ambos sectores plantearían prácticamente lo mismo: una cosa es negociar con un gobierno que recaudó cuando menos un tercio de los votos y otra con uno que no pasa del 30%.

Macri, sobre todo a través de Guillermo Francos, es el primer dador de gobernabilidad y aspira a ocupar tres ministerios, o sea la Cancillería, Transporte y Trabajo. Pero el expresidente quedará devaluado, porque puede llegar a perder una veintena de diputados nacionales. Además, la victoria del PRO en CABA tendría olor a Patricia Bullrich.

Provincias Unidas sueña con sustituir al gobierno como su principal interlocutor pero depende mucho de ganar por lo menos en Córdoba y llegar segunda en Santa Fe, quedando tercera en Buenos Aires y cuarta o quinta en Córdoba. Si alcanza los 30 diputados nacionales, sin pasarse al oficialismo, PU podría entonces negociar un acuerdo ventajoso para que se aprueben las reformas laboral y previsional que Milei le ofrece a Washington y para que sus provincias obtengan concesiones importantes del gobierno.

Con lo justo

El acuerdo con el PRO, con PU, o con ambas, sólo podría evitarlo Milei si consiguiera un empate técnico en Buenos Aires, lo que hoy parece imposible. Claro que los seis gobernadores de PU deberían preservar ante todo la imagen de que representarán una alternativas presidencial para el 2027. En sus filas hay tres postulantes para la sucesión de Milei. Se trata de Juan Schiaretti, el chubutense Ignacio Torres y el santafesino Maximiliano Pullaro. Pero Schiaretti juega además otra carta: ser presidente interino si Milei se derrumba y hay que convocar a una asamblea legislativa para luego llamar a elecciones.

A todo esto, PU representa a todo esto una seria incomodidad para el peronismo, porque puede sacarle votos.

Sea como fuere, la era de LLA gobernando sola y bajo los caprichos de su líder está en sus últimos días.

Share