Por Luis Alejandro Rizzi.-

La palabra “vértice” tiene varias acepciones, pero quizás la más apropiada para definir el gobierno tipo “Milei”, sea la segunda.

Esa “cúspide” la conforman un “nosotros” muy alejado de la concepción nosística de Kunkel.

La conforman un “superyó” que tampoco tiene que ver con el concepto freudiano, aunque sí es expresión de esa muy peligrosa neurosis que se llama “hubris o hybris”.

Ese “nosotros” son los hermanos Milei, siendo posible que el eje de ese vértice sea Karina, “El jefe”. Expresión feminista del mas primitivo “machismo”.

Esa neurosis extrema sería la expresión cabal del odio de ese “dúo” que, como nos recuerda Silvia Fesquet en “Clarín” evocando a Diógenes de Sinope, la expresión máxima de la propia deshonra.

A todo esto, el “hermano” Caputo ha quedado herido de modo parcial y permanente con la cúspide, que en derecho laboral llamaríamos, “accidente de trabajo”, con una incapacidad política de un 45 a 55%, probablemente con el tiempo ese grado aumente.

Una vez más vemos que el “odio” se devora a sí mismo, ya que la pasión destructiva que engendra siempre es centrífuga.

LLA, ya lo dijimos, es un poder militar civil de mercenarios; no tienen bandera ni convicciones; su cerebro está en el bolsillo.

El mercenario no traiciona, se vende  al mejor postor, es un jugador de póker.

Es bueno tenerlo en cuenta.

Cristina está presa, en el caso Vialidad por su propia “Hybris”, en la causa “Hotesur” lo estará por su propia avaricia.

Nuestro “vértice político” puede tener su causa Vialidad como resultado del “superávit fiscal”, el pésimo estado de las rutas, que el dúo no transita, se cobra en vidas, lo que genera un déficit de conciencia insoportable.

El caso $LIBRA hoy está lejos, como en algún momento lo estuvo la causa “Vialidad”.

El odio es implacable; el gobierno se ha convertido en un infierno.

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