Por Enrique Guillermo Avogadro.-
“Beber el instante es mejor que llorarlo”. Eduardo Galeano.
El título sintetiza, con precisión, lo sucedido en el mercado financiero y en el H° Aguantadero de la Argentina desde el 7 de octubre, cuando el pero-kirchnerismo se impuso, por una gran diferencia en la Provincia de Buenos Aires, y asumió un papel indudablemente destituyente. El lunes 22, Donald Trump sacó a Javier Milei de terapia intensiva, con sus promesas de compra de títulos de deuda en dólares, un swap de US$ 20.000 millones y apoyo directo del Fondo de Estabilización, y los efusivos tweets del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, lo llevaron a la sala general.
Pero el Presidente sigue en el hospital y tendrá que poner mucha voluntad y gran muñeca política para salir de allí. Aunque pueda sumar a quienes, en expresión de protesta, no fueron a votar o lo hicieron en blanco, deberá atender y explicar a los muchos que no disfrutan de los beneficios de una macro equilibrada porque la micro les impide llegar a fin de mes, aunque haya descendido el índice de pobreza, y a quienes pierden el trabajo, las bondades de persistir en el rumbo de saneamiento fiscal.
Cierto es que la inseguridad en el Conurbano bonaerense, puesta de relieve esta semana por el triple asesinato de tres jóvenes -responsabilidad exclusiva del kirchnerismo, socio de los grandes cárteles- y, sobre todo, la paupérrima respuesta de un Axel Kicillof ausente, tanto como ver nuevamente en escena a lo más granado del tren fantasma, atentará contra las aspiraciones de la Fuerza Patria ilusionada con un retorno al poder y al acceso a las “cajas”, pero no lo es menos que la “armada Brancaleone” que hoy administra a la Argentina tampoco resulta muy convocante.
La forma en que reaccionaron los mercados, con enormes pérdidas para los clubs devaluadores, me recordó una vieja historia. Cuando J.P. Morgan era el tipo más rico, un amigo fue a su palacio en Wall Street para pedirle ayuda por las grandes dificultades financieras que atravesaba; el magnate le dijo que, a esa hora, salía a caminar todos los días y le propuso acompañarlo en sus idas y vueltas por la emblemática calle. Al regresar, Morgan le pidió excusas por despedirlo, ya que debía bañarse para ir a su escritorio cercano. El amigo, muy angustiado, le recordó que necesitaba un favor, a lo cual el banquero respondió: “Ya te lo hice”. Y tenía razón, porque verlos juntos bastaba para despejar toda duda sobre la solvencia del interesado.
Es obvia la afinidad ideológica entre Milei y Trump, pero hay otras razones más gravitantes que justifican tan monumental respaldo. Los Estados Unidos olvidaron, por décadas, lo que ocurría al sur de México y hoy el nuevo inquilino de la Casa Blanca encuentra aquí un panorama complicado ya que, con la clara excepción de Argentina, Guyana y El Salvador y, quizás, de Ecuador, Costa Rica, Panamá y Paraguay, todos los países le son adversos. Y los ballotages que se substanciarán antes de fin de año en Chile y en Bolivia, tampoco aseguran resultados favorables a las respectivas derechas.
La antigua alianza con Brasil, debida a su temprana declaración de guerra al Eje en 1942, que implicó un significativo empujón para su desarrollo económico, hoy ha dejado de existir por la reacción de Trump a la condena a Jair Bolsonaro, traducida en fuertes aranceles (50%) a la importación y en la cancelación de visas a miembros de Supremo Tribunal Federal. Y Luiz Inácio Lula se ha sumado a aquéllos que pretenden sustituir al dólar como moneda de intercambio comercial global y, de ese modo, atacar la economía de los EEUU. Eso convierte a la Argentina, por su tamaño relativo en la región, en su indispensable aliado.
Dije en notas anteriores que, a mi parecer, el encuentro en Anchorage, Alaska, entre Trump y Vladimir Putin debía verse como una suerte de Yalta II, es decir, como aquella conferencia en que las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial se repartieron las esferas de influencia. En ese marco se explicarían las declaraciones del Presidente de los EEUU de esta semana, referidas a la invasión de Rusia a Ucrania y a la pretensión de Israel de anexar Cisjordania a su territorio, y debería leerse también el estruendoso silencio de Putin, Xi Jinping y los ayatollahs iraníes frente al gran despliegue aeronaval en el Caribe, que tanto inquieta a Nicolás Maduro.
Si bien Trump dijo que Zelensky debía recuperar las tierras ocupadas por el neo-zar, en realidad expresó su deseo de salir del barro ucraniano y transferir la responsabilidad de la defensa de Europa exclusivamente a los países que la integran. Y su curiosa manifestación de rechazo a las pretensiones de Benjamin Netanyahu de expandir su territorio con nuevos asentamientos respaldados por su ejército, implica evitar nuevas provocaciones a los países árabes vecinos, que sin duda se verían afectados por más emigraciones forzadas de millones de palestinos.
Para cerrar, dejaré en el aire una pregunta. Los sucesos de Katmandú, Nepal, que conllevaron la violenta destitución del régimen pro-chino, ¿podría extenderse pronto a otros países de Asia Sudoriental que padecen similares problemas sociales y políticos, en un remedo de la “primavera árabe”, que comenzó en Túnez en 2010?
27/09/2025 a las 3:16 AM
LOS PADECIMIENTOS DE ESTAS TRES JOVENES, Y EL MISERABLE DISCURSO DEL GOBERNADOR INSINUANDO QUE LA RESPONSABILIDAD ES DE CABA.
HABRA HECHO RECORDAR A LOS VOTANTES DE LOS PERONCHOS KAKARULOS Y AQUELLOS QUE POR DESIDIA NO FUERON A VOTAR, O CRITICAN LOS MODOS DE MILEI QUE, EL RIESGO KUKA ESTA PRESENTE EL PROXIMO 26 DE OCTUBRE.
ESPERAMOS LES DURE EL GOLPE DE EFECTO DE ESTE HORRENDO CRIMEN Y VOTEN EN CONSECUENCIA.
DE LO CONTRARIO, SE LO TENDRAN MERECIDO POR CABEZAS DE TERMO.