Por Oscar Edgardo García.-
El gobernador Axel Kicillof concretó sus aspiraciones de aprobar un inaceptable e indecoroso endeudamiento de la Provincia de Buenos Aires obteniendo los votos de algunas fuerzas de la oposición a cambio de nombramientos en el directorio del banco provincial, que tiene remuneraciones muy apetecibles por ser onerosas, para lo cual, además, viabilizó de manera obligada la reforma a su Carta Orgánica.
Tanto el proceder del gobernador como el de las fuerzas opositoras que aprobaron el endeudamiento cabe definirlo con una sola palabra: repugnante.
No obstante ello y para ser justos, debe recordarse que María Eugenia Vidal procedió con igual metodología impulsando distintos nombramientos en el directorio del Banco Provincia para lograr como moneda de cambio la aprobación de los presupuestos provinciales que incluían endeudamiento en enero de 2016 y a fines de 2018, en el tiempo en que su Ministro de Economía era Jorge Roberto Hernán Lacunza, quien en sus recientes (e hipócritas) declaraciones lamentó el aumento del déficit fiscal producido en la gestión de Kicillof y la “extorsión” practicada en la Legislatura para la aprobación del aumento de la deuda provincial.
«En todas casas cuecen habas, y en la mía, a calderadas», sentenció Cervantes en su célebre obra El Quijote.
En el siguiente paso, el gobierno nacional deberá autorizar el pretendido endeudamiento de Axel Kicillof para disfrazar el déficit existente en la provincia que gobierna, luego de la inmoral aprobación en la legislatura bonaerense, para lo cual deberá considerar que la Ley de Responsabilidad Fiscal establece que las provincias deben comprometerse a no tomar deuda siempre y cuando los gastos corrientes superen a la inflación.
Javier Milei se encuentra ante un importante desafío, ya que la decisión de rechazar dicho endeudamiento le demostrará a la ciudadanía que sostiene sus firmes convicciones para llevar a la práctica los preceptos discursivos que expresa públicamente, mientras que, en caso contrario, lamentablemente evidenciará una debilidad.
Confiemos en que el primer mandatario proceda con ética y racionalidad.
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