El Presupuesto 2025 de Donald Trump implica un formidable “shock de inversiones”.
Por Jorge Castro.-
No son las teorías las que guían la acción de los grandes Estados, sino su adecuación a las tendencias de fondo de la época; y esto es válido ante todo para Estados Unidos y China, las dos superpotencias. “Estados Unidos ha levantado las restricciones para las exportaciones a China de las principales tecnologías electrónicas del mundo actual, centradas en el diseño automático de los “software” de avanzada, en tanto que la República Popular ha acelerado todas las licencias para exportar de bienes y equipos con estatutos particulares (en referencia a las “tierras raras”) que son bienes que por su naturaleza afectan la seguridad nacional”, señaló “Global Times”, el principal diario chino en inglés.
Según el matutino, todo esto surge del diálogo realizado por Donald Trump y Xi Jinping, que fijaron el rumbo de las 2 mayores economías del sistema global. El resultado – sostiene “Global Times” – es el inmediato y positivo impacto que esto ha tenido para los stocks de las empresas norteamericanas que cotizan en Hong Kong y Shenzhen, con un alza de 6.1% de sus activos.
El mercado chino es esencial para las empresas norteamericanas, en especial las de alta tecnología; y representa 27% de los ingresos de Intel, la mitad de los de Qualcomm y más de 40% de los de Apple. “Al mismo tiempo – asegura el diario chino – el flujo continuo y estable de productos “high tech” estadounidenses es vital para la construcción en China de un sistema industrial de avanzada”. Agrega que la “…cooperación entre China y Estados Unidos surge de tendencias de nivel macro de la economía global”.
La realidad, que es la verdad, siempre está a la vista, y lo que está ocurriendo es una expresión acabada del desarrollo capitalista en el siglo XXI. De ahí que el vínculo entre las dos superpotencias se establezca en forma de red que se intensifica cada vez más a medida que se ejercita.
La cooperación entre las superpotencias surge de la mutua conciencia de que “…son muy grandes los intereses compartidos”, y que ambas se necesitan cada vez más; y esta integración comprueba que la unidad interna y necesaria del sistema capitalista es profunda e irreversible; y que ha llegado el momento de “liberar las fuerzas productivas”, para aprovechar las inmensas potencialidades de la Inteligencia artificial.
La necesidad y la libertad son lo mismo, al menos en el punto en el que se vinculan. Por eso Trump y Xi Jinping han podido desatar este inmenso proceso histórico, que es al mismo tiempo un acto de integración y de aprovechamiento de posibilidades. China está en pleno proceso de transición entre 2 paradigmas históricos, que son, por un lado, el hecho de ser en este momento el mayor sistema manufacturero del mundo; y por el otro, en que ahora ha dispuesto convertirse – aliado a Estados Unidos – en el principal mercado de consumo del sistema global.
Lo fundamental es advertir que la relación entre Estados Unidos y China tiende a devenir en una asociación estratégica entre dos grandes competidores, que han decidido dejar atrás el carácter antagónico de su vinculación, y se despliegan ahora en una búsqueda de soluciones en la ecuación básica y estructural en materia de ahorro e inversión de las dos superpotencias. Esto provoca la reversión de los flujos globales de comercio, ante todo los realizados por las cadenas transnacionales de producción, de las que 44% son norteamericanas y 25% chinas. Este desafío encuentra a Estados Unidos nuevamente convertido en el 1er país del mundo en todos los planos del poder global, lo que ha logrado con el liderazgo del presidente Donald Trump.
El último gran logro del gobierno de Trump es la aprobación por el Congreso del Presupuesto 2025, cuya consecuencia fundamental es que inyecta en la economía norteamericana un formidable “Shock de inversiones” que puede estimarse en U$S 6.5 billones en los próximos 4 años; y que está acompañado de un fenomenal proceso desregulatorio en todos los ámbitos de la economía del país, pero especialmente en la alta tecnología, que ha desatado la excepcional pasión por invertir y emprender (“animal spirits”) que es propio del genio de la civilización estadounidense, el país de la frontera y del futuro según descubrió Tocqueville.
A esta extraordinaria inyección de adrenalina inversora hay que sumarle los U$S 4 billones que Trump recaudó en su reciente gira por Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y que en más de 80% se han volcado a la construcción y despliegue de la infraestructura de la Inteligencia artificial. Lo que está ocurriendo es una verdadera explosión de creatividad y dinamismo surgida de la tecnología más avanzada de la época y a la que la acción común con China abre paso a un nuevo escalón cualitativo en la historia del mundo.
Esto implica que ahora se movilizan todos los recursos del sistema global, con la desaparición de toda desconexión y de cualquier aislamiento. En breve síntesis, la realidad se hace más inteligente y la inteligencia más real. Vivir en esta época, gracias ante todo a Estados Unidos y China, es un auténtico privilegio.
En este contexto, el Índice S&P500 alcanzó repetidas veces su mayor valor histórico en junio y pasó la barrera de más de 8.000 puntos básicos en el mismo periodo. “Financial Times” del 25 de junio tituló “Euforia en Wall Street”. Bloomberg sostiene que las empresas que integran S&P500 valen hoy 3.3 veces más que el total de sus ventas. Esto sucedió cuando Trump anunció el mismo día que había llegado a un acuerdo comercial con tres países al mismo tiempo: Japón, Indonesia y Filipinas, estos dos últimos con la modalidad del acceso con arancel cero (0%) de las exportaciones estadounidenses a sus mercados internos.
La Unión Europea (UE) es una de las economías más proteccionistas y cerradas del mundo y tiene por eso un superávit comercial de U$S 238.000 millones con Estados Unidos y ahora Trump se propone ingresar con arancel cero (0%) al mercado automotriz y agroalimentario de Europa, lo que implica reducir a la mitad esa fenomenal brecha comercial en un plazo de entre tres y cinco años. Barclays advierte que su Índice de “Euforia en los activos” se ha duplicado en los primeros seis meses del año y podría triplicarse al terminar 2025. Por su parte Nvidia – con una cotización de U$S 4 billones – y Meta/Facebook han aumentado sus activos más de 100 puntos a contar de abril, que fue cuando Trump lanzó su ofensiva tarifaria contra 140 países en el mundo.
Estados Unidos ha creado más de 800.000 puestos de trabajo en los primeros seis meses del año y lo ha hecho con una desocupación de 4.1%, sinónimo de “pleno empleo”; y con una tasa de inflación de 2.7% anual en junio. El “fenómeno Trump” es un episodio de nuevo tipo en la política internacional; y “para pensar lo nuevo, ante todo hay que pensar de nuevo”, en los términos de Nietzsche.
En ese sentido, lo primero que hay que advertir es que todas las innovaciones que ha realizado Trump en la política y en la economía nacional e internacional vienen por el lado de la oferta. En este punto hay que señalar que la mayor parte de las gigantescas inversiones que se están realizando en este momento en Estados Unidos se destinan al despliegue pleno de la infraestructura básica de la Inteligencia artificial (Servers, Data Centers, Redes).
Así, por ejemplo, las cuatro grandes empresas de alta tecnología – Amazon, Microsoft, Meta/Facebook, y Google – invierten en este momento más de U$S 260.000 millones en equipos generadores de capacidad computacional, mientras que las “Start-ups” de alta tecnología de los múltiples Silicon Valley que existen en la sociedad norteamericana gastarán más de U$S 100.000 millones en similar objetivo.
Esta es la base material del poder avasallador de Estados Unidos en el mundo de hoy y es lo que permite afirmar que el liderazgo excepcionalmente carismático de Trump tiene raíces estructurales. Todo este extraordinario conjunto innovador actúa sobre la premisa de que los sistemas productivos del mundo serán transformados por la Inteligencia artificial/IA en los próximos diez años.
La verdad siempre está a la vista: lo que Trump hace a través de su política de aranceles extremadamente elevados es obligar a los mayores países del sistema global como Japón y la Unión Europea a abrir sus economías a la superior productividad norteamericana y de esa manera acelerar el proceso de integración del capitalismo del siglo XXI. El punto número 1 de la agenda económica de Trump es la creencia, típicamente norteamericana, de que las inversiones son más importantes que el comercio; y ahora quiere arrastrarlas con el vendaval de la Inteligencia artificial.
El “proteccionismo norteamericano” es hoy exactamente lo contrario de lo que afirma el lugar común. Las tarifas drásticas y elevadas de Donald Trump son el instrumento para integrar el capitalismo mundial al servicio irrestricto de la hegemonía norteamericana. Es “el mundo al revés” de Chesterton, y ésta como todas las paradojas es su verdad profunda.
La civilización norteamericana – futurista pero anti-utópica – conjuga todo en tiempo presente. El resultado es el siguiente: la Inteligencia artificial (IA) ha desatado en Estados Unidos un fenomenal boom de innovaciones de entre 4 y 6 puntos del producto, según Goldman Sachs. Esto implica un incremento adicional de productividad de 1% en el año, que exige más de U$S 200.000 millones de inversiones en ese periodo. Ésta es la mayor inversión en relación con el producto de la historia del capitalismo a contar de la Primera Revolución Industrial (1780/1840).
El “excepcionalismo norteamericano” escapa a las categorías del optimismo o el pesimismo. En todo caso Estados Unidos es “…el país del mundo donde el futuro llega primero”, en los términos imperecederos de Alexis de Tocqueville. Por eso es que Raymond Aron insistía en que el requisito fundamental para comprender la realidad norteamericana es una actitud de profunda admiración.
07/08/2025 a las 9:37 PM
Que desmesurado chupamedias del gringaje que resultó este viejito ahora, lástima que somos competidores de ellos en todo lo que exportamos. Lo único que nos puede salvar es el Chapulín colorado porque en granos, aceites, harinas y tecnología nuclear para IA estamos últimos
08/08/2025 a las 12:39 AM
EXTRAORDINARIO ENVIO DEL Dr.CASTRO.
SIEMPRE SOSTUVIMOS QUE USA Y CHINA SON SOCIOS.
ESTO EMPEZO HACE APROXIMADAMENTE 40 AÑOS, CUANDO CHINA EMPEZO A COMPRAR BONOS DEL TESORO AMERICANO.
A LOS POCOS AÑOS, USA, INVIRTIO EN LA INDUSTRIA CHINA, CON MANO DE OBRA REGALADA,
Y LA TRANSFORMO EN LO QUE ES HOY, INDUSTRIA DE ULTIMA GENERACION.
DESPUES LA SIGUIERON ALGUNOS PAISES DE LA UE.
SE NOTA SOBRE TODO EN LA AUTOMOTRIZ Y EN LOS ARTICULOS DE LARGA DURACION.
ESTO HACE QUE RUSIA QUEDE AFUERA DE TODO ASOCIACION Y RELEGADA A UN CUARTO PUESTO, DETRAS DE LA UNION EUROPEA.