Por Oscar Edgardo García.-

El escándalo de $LIBRA permite plantearse cuántas personas se arrojarían al agua en medio del océano si Javier Milei difundiera que en el fondo se encuentra un tesoro que supera los límites de la imaginación. Es muy posible que sean muy pocos y movilizados por la ambición y la ignorancia del riesgo que representa tal desafío.

La conducta del Presidente de la Nación en este hecho es totalmente inaceptable pero la cantidad de supuestas víctimas que se sienten defraudadas, por haber hecho una inversión financiera que nadie les mandó hacer, es insignificante comparativamente con los millones de argentinos que resultaron estafados por la gestión de los gobiernos kirchneristas.

Los ejemplos abundan pero basta con citar la estatización del sistema previsional mediante la cual se realizó la incautación de los fondos de las AFJP en perjuicio de millones de beneficiarios, el manipuleo de los índices de inflación por parte del INDEC para que el Estado le pagara inferiores rendimientos a los innumerables inversores en bonos nacionales y la expropiación de la fábrica de billetes Ciccone que se concretó con fondos públicos para salvarle el pellejo al entonces vicepresidente Amado Boudou.

Al margen de muchos otros desfalcos cometidos por el matrimonio Kirchner, merece recordarse que durante sus gobiernos, con recursos fiscales, se despilfarraron fondos públicos estatizando un buen número de compañías deficitarias como Aerolíneas Argentinas, Austral, Talleres Navales Dársena Norte (TANDANOR), Fábrica Argentina de Aviones (FADEA), Aguas Argentinas y Belgrano Cargas y Logística y creando Líneas Aéreas Federales (LAFSA), una línea aérea que contaba con cientos de empleados pero que nunca hizo un solo vuelo porque no tenía aviones y Energía Argentina Sociedad Anónima (ENARSA), una petrolera que no tenía petróleo.

Finalmente, no se puede dejar de mencionar el sideral fraude que la estatización de YPF le significa a varias generaciones de argentinos que deberán participar del pago de multimillonarias demandas judiciales sin tener la más mínima responsabilidad en la delirante decisión tomada por Cristina Fernández de Kirchner y sus secuaces, con el incondicional apoyo de los serviles legisladores nacionales.

Todo lo expresado previamente es una muestra indiscutible del descomunal desfalco que padecieron involuntariamente millones de ciudadanos argentinos durante los gobiernos kirchneristas mientras que los que participaron del negocio de $LIBRA son una minoría que lo hizo voluntariamente, movida por la ambición, la especulación y la ignorancia, por lo que no les cabe el derecho de reclamo alguno.

El costo comparativo de los daños ocasionados inclina la balanza en favor de Javier Milei, a pesar de la grosera falla cometida.

Share