Por Carlos Tórtora.-

La estrategia política del gobierno nacional para el primer semestre del 2026 era bastante simple. El éxito de la nueva mayoría oficialista en el Congreso le daría al oficialismo una serie de triunfos para exhibir, como la sanción del presupuesto y de las reformas laboral, tributaria y previsional. Esto, a su vez, consolidaría la imagen de gobernabilidad y tranquilizaría a los mercados. Como broche de oro, en pleno verano Javier Milei anunciaría que iría por su reelección, lo que volvería a polarizar el mapa político.

Todo este andamiaje entró en crisis a partir de la derrota libertaria en Diputados para aprobar el capítulo once del presupuesto. Ahora la garantía de la mayoría oficialista está caída. Milei se enfrenta a un panorama incierto y no pocos gobernadores peronistas festejan discretamente su demostración de que pueden negociar con la Casa Rosada sin someterse a ella.

La primera víctima del cambio de panorama es la reelección. Si el control del Congreso está en crisis, a Milei le queda muy poco que ofrecer a la sociedad. La recesión se está profundizando y la ilusión de que detrás del apoyo de Donald Trump y Scott Bessent venía una lluvia de inversiones se cayó a plomo. En un acto de sinceridad, el presidente acaba de anunciar, por otra parte, que se viene una nueva etapa de ajuste.

En síntesis, los frutos políticos del 26-O ya no existen y, para marzo o aun antes, al gobierno puede precipitarse en un abismo de rechazo y pérdida de imagen positiva.

¿Y ahora qué?

Ante esta nueva realidad, el lanzamiento de la reelección pasaría a ser una cuestión más que dudosa . Para Milei, ponerse en carrera para el 2027, en un contexto de rechazo y soledad, sería muy peligroso. Pero dejar de lado el proyecto reeleccionista también tiene sus riesgos. En política los vacíos no existen y en el oficialismo ya hay al menos una candidata a presidenta que quiere dejar atrás a Milei: Patricia Bullrich. Y también hay outsiders que sueñan con quedarse con parte de los votos libertarios, como el evangélico Dante Gebel.

Así las cosas, la puesta en marcha de la reelección está pasando a ser un tema incómodo.

Obviamente, lo que ocurra con la reforma laboral va a influir bastante pero lo cierto es que el mayor objetivo del gobierno está en crisis.

Share