Por Guillermo Cherashny.-

Si bien Grabois tiene su propio partido denominado Frente Patria Grande y dice que no es peronista, hace años aparece mezclado en las listas que el peronismo usa con diferentes nombres, como Frente de Todos y Fuerza Patria ahora. Es más, en la última elección obtuvo dos diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, uno por CABA, donde encabezó la lista, más otra diputada que tenía desde 2023. Estas posiciones privilegiadas que logró en la última elección fueron una orden de Cristina.

La expresidenta le tiene afecto personal y hay quienes dicen que lo usa para disciplinar a Kicillof y Massa. No hay que olvidarse que en el 23 le habilitó una interna presidencial contra Massa, con la ventaja de llevar la lista de diputados y senadores de Fuerza Patria, y así pudo obtener el 7% porque, si no llevaba esas listas, su porcentaje hubiera sido menor, no insignificante, porque la izquierda peronista tuvo una vía de escape.

En agosto pasado condicionó su tercer lugar a que Massa no fuera primero o bien que no integrara la lista. En ese momento, tanto La Cámpora como el movimiento de Kicillof le aceptaron su ultimátum. Pero el lunes todo cambió cuando Mayra Mendoza, la lideresa camporista de Quilmes, y el concejo deliberante llamaron a licitación para el estacionamiento medido en la principal avenida de ese distrito, ante lo cual una banda de «trapitos» rompió todo. Entonces intervino la policía y Grabois no tuvo mejor idea que responsabilizar a Mayra, que difundió un audio descalificando a Grabois.

La escena de vándalos con palos rompiendo tachos de basura fue la noticia del día y Grabois intentó defenderse diciendo que no se metía en una interna entre La Cámpora y el MDF de Kicillof, que no era el motivo del saqueo de los trapitos.

En todas las tribus de Fuerza Patria se llegó a una conclusión, cual es que Grabois, con sus «trapitos», cartoneros, vándalos, ocupaciones de tierras, es el motivo por el cual el electorado identifica con el peronismo estas prácticas ilegales y no quieren votar al justicialismo a través de sus diferentes frentes hasta que acepte la reglas legales de la convivencia pacífica. Grabois se ha convertido en una carga ante la opinión pública, además del destrato permanente que le propina a todos los dirigentes, con excepción de Cristina, que todavía lo banca.

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