Por Carlos Tórtora.-
No hay duda de que la capacidad de reacción del gobierno ante la derrota electoral del domingo pasado género una expectativa importante.
Milei no escondió su voluntad de resistir y el mismo domingo proclamó que habría cambios políticos pero no económicos. O sea, que el ajuste seguiría tal cual. Pero también mintió sobre lo político, porque sólo hubo un lifting con la creación de dos mesas políticas que en realidad ya existían y la promoción de Lisandro Catalán como Ministro del Interior, que fue una forma de bajarle los humos a Guillermo Francos, que perdió la mitad de la estructura de la Jefatura de Gabinete.
Lejos de enfrentar la crisis con su presencia, el presidente volvió a esconderse detrás de Karina y se dedicó a vetar leyes que probablemente el Congreso ratificará con dos tercios.
Un punto central era retomar el diálogo con los gobernadores y sólo tres se dejaron fotografiar en la Casa Rosada: Leandro Zdero, Rogelio Frigerio y Alfredo Cornejo. Es el reflejo del ánimo que prevalece en los gobiernos provinciales: casi nadie duda de que el presidente no les dará nada y sólo los usará para recuperar poder. Mientras tanto, con los nuevos vetos ratificó que piensa recuperar votos en octubre explotando su enfrentamiento con el Congreso.
A todo esto, en Tucumán, en un acto con tribunas despobladas y un ánimo gélido, Karina trató de levantar la moral de la tropa partidaria mientras la crisis interna crece día a día. No es exagerado predecir que el 27 de agosto no pocos libertarios darán el portazo y pasarán a ser disidentes, mientras que la dirigencia del PRO se transformaría en opositora.
No se puede esperar mucho
Lo que deja todo esto es que la capacidad de reacción del oficialismo no sólo es muy limitada, sino carente de creatividad. Los mensajes de la realidad internacional tampoco son muy alentadores. Por su rol en la conspiración para voltear el gobierno de Lula da Silva, Jair Bolsonaro recibió una condena de 27 años de prisión. Bolsonaro cuenta con un respaldo explícito de Donald Trump, muy superior al que tiene Milei. Y esto solo sirvió para irritar más a la justicia brasileña. La conclusión es que Milei no debería esperar gran cosa de la Casa Blanca, que por otra parte lo viene tratando con excesiva frialdad.
Y hasta existe una versión que consigna que el líder de Vox, Santiago Abascal, habría desalentado el viaje a Madrid de Milei -que finalmente se suspendió- entendiendo que en medio del Karinagate no era prudente aparecer en un escenario internacional.
Ahora viene la citación a Karina por la comisión investigadora de $LIBRA y el seguro agravamiento del Karinagate. Y en este clima no hay que descartar que los diputados conviertan en ley la nueva reglamentación de los DNU, que lo dejaría a Milei sin su principal instrumento de gobierno.
En síntesis, Milei no puede romper el cerco que se estrecha sobre él. Sólo le queda especular con que Luis Caputo, con sus malabarismos, consiga evitar el desborde cambiario antes de que se vote.
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