Por Carlos Tórtora.-

No es precisamente una sorpresa, pero el inminente encumbramiento de Diego Santilli como primer candidato a diputado nacional de LLA por Buenos Aires hace que afloren denuncias en su contra por corrupción que se remontan a los tiempos en los que se desempeñaba como Vicejefe de Gobierno de la Ciudad. La principal investigación sobre el tema la hizo El Disenso (El Diego de Santilli; Un proveedor del GCBA vinculado al triple crimen le prestó medio millón de dólares; para la AFI macrista, Santilli “es un narco”).

En síntesis, lo que plantea la investigación es que para financiar los sobresueldos de los altos funcionarios de la Ciudad, el PRO había montado una sofisticada red de empresas proveedoras de la administración local. Estas firmas aparecían otorgando créditos, préstamos, etc., a los funcionarios. Obviamente, se trataba de beneficios que jamás se pagarían.

Así es que en la declaración jurada de Diego Santilli correspondiente al 2016, aparece que éste le debe a Miguel Podestá la suma de US$ 550.000. El préstamo lo hizo Rio Varadero S.A., una de las varias empresas de Podestá que son proveedores de insumos de salud para la Ciudad.

Este mecanismo también se habría usado para blanquear aportes de campaña al PRO, por ejemplo a través de Resonancia ART SA, entre otras firmas.

Las sospechas sobre Santilli aumentaron a partir de que el sitio Diagonales publicó que el ahora diputado está inscripto como monotributista, pero es a la vez dueño de al menos 14 empresas locales y dos off shore. Las firmas están a nombre del grupo Santilli-Forchieri (el apellido de la madre de Santilli). Así es que la presunción de enriquecimiento ilícito es importante.

Las diferencias

Pero Santilli tiene múltiples diferencias con José Luis Espert. Para empezar, puede disimular en alguna medida su fortuna, porque es hijo de un empresario acaudalado, Hugo Santilli, que fue presidente de River, de Banco Nación y de varias empresas constructoras. En segundo lugar, las sospechas sobre el patrimonio de Santilli caen sobre la red de empresas ligadas al PRO y Javier Milei, que lo descalificó varias veces en público, debería pagar un costo político menor, aunque a esta altura del desbarranque todo parece mucho.

Milei necesita que Santilli recupere algunos puntos de los que se fueron por culpa de Espert pero de ningún modo lo tendría en cuenta como futuro candidato a gobernador.

La conexión de Santilli con operaciones fraudulentas sería, por otra parte, un costo político que debería pagar Macri.

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