Por Carlos Tórtora.-

En la última reunión de los legisladores del PRO con Luis Caputo, Federico Sturzenegger y otros miembros del gobierno, se hizo sentir la tensión por la suerte del proyecto de ley de Ficha Limpia. Cristian Ritondo fue el vocero del PRO para remarcar que Javier Milei se había comprometido a impulsar el proyecto para que se convirtiera en ley antes de fin de año, pero que los bloques de La Libertad Avanza no hacen nada para activar el tema.

La ley de Ficha Limpia, inspirada en el modelo brasileño, establecería que no pueden ser candidatos aquellos que se encuentran condenados en segunda instancia, es decir, con sentencia firme. Esta ley, impulsada por los libertarios y el macrismo, es a medida de Cristina Kirchner, cuya condena por administración fraudulenta sería confirmada el próximo 13 de noviembre por la Cámara Nacional de Casación Penal. La expresidenta intentaría entonces llegar en apelación a la Corte Suprema de Justicia pero, si se sanciona la ley de Ficha Limpia, se le cerraría el camino para ser el año que viene primera candidata a diputada nacional por Buenos Aires.

Como nada en política es casual, el repentino desinterés de Milei por sancionar la ley de Ficha Limpia estaría directamente relacionado con su interés para que Cristina sea candidata a diputada el año que viene.

El presidente estaría convencido de que la expresidente está tan desprestigiada que su candidatura levantaría una ola de rechazos que se traducirían en una segura derrota electoral. Siguiendo este razonamiento, La Libertad Avanza podría anotarse entonces un triunfo de enorme significación. Además, éste sería aún más rotundo si la rival electoral de Cristina fuera Karina Milei. Polarizar con Cristina es entonces la receta de la Casa Rosada para exacerbar el sentimiento antiperonista de un amplio sector de la clase media. De este modo, el presidente podría encabezar una cruzada contra el retorno justicialista, lo que disimularía el fracaso de su política económica.

Una polarización prefabricada

Pero la complicidad de Milei para que Cristina retome las riendas del peronismo ahora mismo, va más allá de la Ficha Limpia. El próximo 17 de noviembre habría elecciones para elegir al sucesor de Alberto Fernández en la presidencia del PJ. Para sorpresa de muchos, la candidatura de Cristina para liderar el partido encuentra una fuerte resistencia entre gobernadores e intendentes que piensan, tomando las palabras de Axel Kicillof, que llegó la hora de componer una nueva canción. La candidatura de Ricardo Quintela a la presidencia del PJ es el emergente de esta crisis. Si la candidatura de Cristina es derrotada por la rebelión de la dirigencia, ella quedaría sumamente débil y con escasas posibilidades de ser candidata y de escribir las listas de candidatos. Un PJ que dejara atrás el pasado para empezar su renovación sería entonces la peor noticia para Milei, que necesita desesperadamente un peronismo anclado en la imagen de la corrupción y el autoritarismo.

Así es que el presidente, desde la trastienda, estaría entonces haciendo todo lo posible para que Cristina pueda ser la jefa formal del peronismo. Por ejemplo, a Quintela le faltaba ayer el aval de uno de los distritos del PJ para poder sostener su candidatura. Fuentes de la Casa Rosada deslizan que un operador del presidente habría conversado con el gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, un seguidor de Milei, para que éste haga que el PJ tucumano no avale la lista de Quintela.

El eclipse final de Cristina, que hoy no es un imposible, sería para Milei la peor noticia política.

Share