Por Carlos Tórtora.-

Las polémicas declaraciones del embajador propuesto por la administración Trump para la Argentina, Peter Lamelas, admiten múltiples lecturas. En el marco regional, no hay que sorprenderse por esta injerencia en asuntos internos, porque la Casa Blanca viene de entrometerse con la justicia de Brasil por el caso Bolsonaro y así era de esperarse que avanzara también sobre Argentina.

El efecto más obvio de los dichos de Lamelas es ratificar que Donald Trump está dispuesto a apoyar con fuerza a su único aliado sudamericano ante la inminencia de una crisis cambiaría y/o una derrota electoral.

Pero el mensaje del probable embajador, indudablemente promovido por Milei, tuvo sin duda un destinatario especial: el círculo rojo. Los recientes informes de entidades financieras líderes como JP Morgan y Wells Fargo, aconsejando desinvertir en la Argentina, se sumaron a los ataques del New York Times por las agresiones a la prensa. Y todo esto confluyó con las versiones de que el establishment local empieza a mirar al presidente como un factor disonante para los mercados y el sistema democrático.

Una señal de que en los círculos del poder económico está cuestionándose la gestión libertaria sería que Victoria Villarruel, hasta hace poco silenciosa y recluida en el Senado, le contesta ahora a Milei y hasta lo desafía. Es como si contara últimamente con nuevos y poderosos respaldos.

Intentando disuadir

Quedarían entonces pocas dudas acerca de que Milei trianguló a través de Lamelas un mensaje destinado al círculo rojo, para que éste se disuada de pensar en una salida política. La duda es si el respaldo explícito de la administración Trump alcanza como para que el círculo rojo cierre filas en torno al presidente.

Para algunos analistas, con las tasas de interés empujando hacia el descontrol, en lo inmediato sólo un triunfo oficialista el 7 de septiembre en Buenos Aires podría restablecer la confianza de los mercados en el presidente.

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