Por Oscar Edgardo García.-

Actualmente Carlos Ruckauf participa con habitualidad en diversos programas periodísticos como analista político.

Los periodistas que lo convocan parecen dejar en el olvido que en el año 2001, durante su gestión como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, compró 800.000 pares de zapatillas que llevaban su firma en un lugar visible de la lengüeta, las que fueron distribuidas entre alumnos de bajos recursos en las escuelas provinciales y la única inscripción que se podía leer era su rúbrica con la frase que identificaba a su gobierno: «Buenos Aires para todos».

Por ese entonces, mientras más de 120 escuelas no pudieron comenzar las clases, o iniciaron parcialmente el ciclo lectivo, porque presentaban serias deficiencias edilicias y miles de alumnos no tenían bancos donde sentarse, el gobernador decidió hacer una importante erogación para llevar a cabo una campaña proselitista especulando con las necesidades de los pobres.

El año anterior, su gobierno había entregado ropas deportivas a los jóvenes participantes de los Torneos Juveniles Bonaerenses con el citado logo y en esa oportunidad Ruckauf desestimó las críticas manifestando que «es mucho más importante la felicidad de los jóvenes que participan en los torneos».

A ello debe sumarse que en los espectáculos gratuitos que se llevaban a cabo en el territorio bonaerense en los carteles como telón de fondo figuraba su firma junto al lema «Cultura para todos».

Por otra parte, cabe destacarse que las familias de bajos recursos económicos beneficiadas con el Plan Vida (plan alimentario de la provincia) recibían las bolsas en las que se les entregaban los alimentos también con la rúbrica del jefe provincial y que los guardapolvos que se repartían en las escuelas llevaban en un bolsillo una misiva, para ser entregada a los padres de los alumnos que solicitaran la prenda, rubricada por la esposa del gobernador, Marisa Zapatero de Ruckauf, que estuvo al frente del Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano, ente que también se encargaba de repartir el calzado a través de los consejos escolares.

Si los medios de comunicación pretendieran efectivamente luchar por un país mejor deberían contar con la memoria necesaria para brindarle espacio solo a las personas que hayan tenido en su vida conductas dignas y honorables y, obviamente, Carlos Ruckauf no ha demostrado poseerla.

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