Por Claudio Valdez.-
Pretender que la forma de vida marginal sea “cultura” es tremendo error divulgado desde hace décadas por pervertidos y oportunistas políticos, que algunos estúpidos seguidores siguen intentando difundir como si cualquier pobreza fuera digna de aceptación: “pibes chorros”, variedad de “cirujas”, intrusos domiciliarios, “colgados” de servicios eléctricos, vendedores ambulantes sin habilitación comercial, desempleo encubierto mediante actividades improductivas, domicilios “fuera de catastro” e incluso “contra catastro” municipal son formas de vida miserables en sitios inadecuados, precarios y riesgosos que terminan siendo madrigueras apropiadas para “aguantaderos” de delincuencia.
Quienes así malviven tienen negados los beneficios de la dignidad humana, aunque no faltan estafadores sociales, políticos y comunicadores de medios masivos que pretenden presentar esta tragedia como apología de una “cultura villera”.
Desde los inicios de este inexcusable fenómeno, la Iglesia debió internarse en esas poblaciones cumpliendo su mandato mesiánico en busca de aliviar las necesidades de esos prójimos; su función nunca fue otra que educar, “redimir” y rescatar de la marginalidad a esas víctimas de sucesivos malos gobiernos en complicidad con inescrupulosos. Su finalidad siempre estuvo orientada a lograr insertar a esos habitantes en formas superiores de vida y no en convalidar sus “malas costumbres”: así lo vino haciendo desde el descubrimiento de América; mal que les pese a los detractores.
La “instrucción moral” de la Iglesia permitió incorporar grandes masas de poblaciones a los beneficios del progreso humano durante siglos. En consecuencia, es intencionado equívoco llamar “curas villeros” a aquellos que asisten en la villa de emergencia, en la “villa miseria”, a los necesitados. El cura siempre debe brindarse al servicio de su apostolado y mal puede ser “villero”, sino sacerdote católico.
Las visiones castro-guevaristas (comunismo latinoamericano) se encargaron de teorizar acerca de la “cultura popular”. Engaño académico que pretende presentarse como erudición: toda cultura es popular, desde que las “formas de vida” siempre son compartidas tanto por gobernantes como por gobernados. Curiosamente en los países gobernados por dictadores y totalitarios se presentan las mayores diferencias al respecto. Durante el siglo XXI las “nomenklaturas” (oligarquías comunistas) no dejan lugar a dudas de sus abusos en Corea del Norte, China, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es más, necesitan de esa “fractura social entre satisfechos y desvalidos” para lograr aceptación. Su propaganda encubierta entonces promueve lo que han dado en llamar “progresismo”: ¡simplemente “la dádiva” a cambio de votos!
Ciertamente entienden como progresismo las acciones “dialécticas” de la lucha social (guerra social) que es precisamente causa de incrementada violencia y agregada miseria, circunstancias que siempre impiden la evolución y el progreso. Con la revalorización política de multiplicidad de miserables (morales y materiales) La Argentina quedó sometida a la contracultura eurocomunista (Gramsci fue su formulador) logrando así enseñorear en la sociedad a vagos, degenerados y delincuentes. Algunos de ellos, hasta alcanzando a ser nominados como representantes y “referentes” populares en un engaño que es presentado como voluntad de mayorías.
Nunca es tarde para entender que: “Mal árbol da mal fruto”; la “villa” comienza estando mal plantada y peor nutrida, por lo tanto, su “forma de vida” solo puede ayudar a “anticipar la muerte”. Su “contracultura” no es progresista por no permitir el progreso ni material ni moral. Es apenas un pervertido relato de miserables que no alcanzan a valorarse como compatriotas.
24/07/2023 a las 6:52 AM
Excelente nota.
25/07/2023 a las 2:55 PM
PRIMERO TOPADORA
SEGUNDO APLANADORA
TERCERO
https://www.youtube.com/watch?v=RZUzSACrY_I
CUARTO CAL VIVA
QUINTO SAL GRUESA
25/07/2023 a las 3:18 PM
José C. Paz: persiguió a un ladrón que le robó su bicicleta, lo golpeó brutalmente y lo metió en un canasto de basura
https://lanacionar-prod.video.arc-cdn.net/wp-lanacionar/20230524/646d759879fde46b6a169623/t_396c9ba322124a2c89ee47594ce1e697_name_WhatsApp_Video_2023_05_23_at_23_23_19/file_720x1280-2000.mp4
25/07/2023 a las 6:34 PM
Todo bien; pero ocurre que los llamados «curas villeros» se han mimetizado, varios, dentro del ideologismo de los amigos del kakismo y muchos dudan que realmente cumplan con el papel evángelico que manda la iglesia. Y ni hablemos de su mentor SS, que desde Roma no se ha privado de recibir a la peor especie de la política argentina (entre los que hay y hubo una buena cantidad de procesados). No ha sido precisamente el mejor ejemplo para transmitirlo a sus curas y lo que es peor al pueblo católico en general. De todas maneras no dejemos de ver que el «creador y mentor» de estas villas fue el «primer trabajador» (en entiende, no?) que tras la quimera de no sé qué los llevó a las grandes ciudades para luego, hasta hoy, utilizarlos al momento de ir a votar; pero obvio, siguen siendo cada más pobres. Aparte si se miran las estadísticas cada gobierno del signo aumentó la cantidad de villas….y me temo que seguirán floreciendo por mucho tiempo más; mal que nos pese y dicho con gran dolor.
25/07/2023 a las 9:19 PM
Argento es verdad que el mentor de las villas miseria fue Perón; lo que pasa es que de alguna forma teníamos que imitar a Brasil y sus favelas.
Perón, con sus promesas de trabajo y prosperidad, alentó que vinieran a asentarse en el Gran Buenos Aires los bárbaros, los peloduro que ni siquiera eran aceptados en sus provincias de origen.
Un dato interesante es lo siguiente: «En el libro de Silvano Santander, Técnica de una traición. Juan D. Perón y Eva Duarte, agentes del nazismo en la Argentina, se reproduce una fotocopia en alemán de una carta del ministro consejero de la Embajada alemana en Buenos Aires, Otto Meynen, al capitán de Navío Dietrich Niebuhr O.K.M [Ober Kommando der Marine] en Berlín, fechada el 12 de junio de 1943, traducida al castellano, donde consigna: «La señorita Duarte me mostró una carta de su amante [Juan Perón] en la que se fijan los siguientes lineamientos generales para una obra futura del gobierno revolucionario: ‘Los trabajadores argentinos nacieron animales de rebaño y como tales morirán. Para gobernarlos basta darles comida, trabajo y leyes para rebaño que los mantengan en brete’ […] Si no me equivoco, ya Mussolini empleó la expresión ‘animales de rebaño’ para referirse a los analfabetos italianos. Perón sigue la buena escuela». Firmado O. Meynen al que antepone el consabido «Heil Hitler».
Para «el primer trabajador» los trabajadores eran animales de rebaño, lo que puede interpretarse que los consideraba seres inferiores, bestias de carga que pueden ser alimentadas con las migas que quedan en el suelo después de una comilona como si fuesen gallinas o ratas.
Considero que Perón no era inteligente sino astuto y perseverante, que no es lo mismo.
Luego vinieron sus sucesores, algunos peronistas y otros aparentemente peronistas que continuaron usando a los analfabetos, encantándolos con la zanahoria de sus derechos y así llegamos al día de hoy.
Es un tanto complicado entender a Perón porque era muy selectivo y no tenía escrúpulos ni códigos entendibles por cualquier persona medianamente normal.
Durante la gestión de Perón se produjeron dos masacres que aún hoy no fueron debidamente esclarecidas. Una es cómo terminó el malón de la paz y la otra es la masacre del gobierno peronista al pueblo pilagá.
Eso nos lleva a preguntarnos si los «derechos» que él vociferaba eran para unos y para otros no.
Hoy pasa lo mismo, y continúan usando la misma zanahoria.
Nuestra decadencia no viene de ayer ni del mes pasado ni de la década pasada, viene de lejos y se acentuó desde el 2003 en adelante pero tengamos presente que nuestro último «prócer de cartón» cuando asumió vociferó esto: «Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes,Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.»
Si pensamos que «constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino» es un deseo y no una realidad llegamos a la conclusión que todo es un engaño sórdido para atraer insectos al matamoscas.