Por Alberto Buela.-

En estos días, Javier Milei, bajo el lema “terminar con la casta política del kirchnerismo y del macrismo”, triunfó ampliamente y asumió como presidente de Argentina. En una semana de gobierno aparecen kirchneristas y macristas como hongos ocupando cargos públicos, en una suerte de reciclaje político. Y, al mismo tiempo, aparecen furibundas críticas desde todos lados… Mala fariña.

Pero el objeto de este artículo no es hablar de la coyuntura política de hoy día sino mostrar que la fuente última de inspiración de Milei es el sionismo cristiano, como lo fue con Bolsonaro en Brasil y Trump en USA. Los tres son hombres bautizados en el cristianismo, pero que actúan bajo la férula del poder sionista internacional: Trump mudó la embajada a Jerusalén y Milei va en el mismo camino.

Lo grave no es que estos políticos sean sirvientes del sionismo en todas sus acepciones por intereses personales, sino que lo grave es que están convencidos, ellos mismos en su interior, de la mística sionista. Lo vimos en Milei durante el Te Deum en la Catedral. Cuando habló el rabino (será embajador en Israel) se emocionó hasta las lágrimas.

Claro está que el mensaje larvado y anodino de los cuatro representantes cristianos (católicos, ortodoxos, anglicanos y evangélicos) no le mueve la voluntad a nadie.

Los sionistas cristianos son los mayores y mejores propagandistas del Estado de Israel.

Entonces, tenemos que preguntarnos ¿qué es lo que encierra en profundidad el mensaje del sionismo cristiano?

Adelantemos nuestra tesis: el sionismo cristiano se produce más por defección del cristianismo con su pérdida de sacralidad que por imposición judaica. En una palabra, el sionismo internacional se aprovecha de este defecto para echar agua para su molino.

En un muy buen artículo publicado por Eladio Fernández bajo el título de Evangélicos cristianos, secta financiada por Israel y Washington, en donde aparece una foto de Netanyahu hablando en un congreso evangélico, afirma que su vínculo con la AIPAC (lobby hebreo) y el potente lobby gay es indiscutible, como herramienta político-social, más que religiosa. La inversión en España es notable, y se multiplican por dos en tan sólo diez años. Las iglesias evangélicas son un sistema similar al usado por la CIA para infiltrar sus ONGs como sistema de penetración ideológica unilateral, que maneja conciencias despistadas.

Lo que no dice el artículo es que el evangelismo cristiano norteamericano, para actuar así, encuentra su apoyo y su basamento en el denominado “sionismo cristiano”. Sí, aunque a primera vista aparezca como una contradicción flagrante, se instaló desde hace años un gran movimiento sionista cristiano en el seno de las iglesias evangélicas. A nosotros esto nos suena raro, porque por estos pagos del asunto ni se habla. Por eso vamos a intentar explicarlo.

Como consecuencia de la Reforma protestante, se impuso el método literal de interpretación de las escrituras que vino a reemplazar a los métodos alegóricos, analógicos y hermenéuticos practicados por el catolicismo. Así, cuando el texto bíblico realiza promesas a Israel, éstas son interpretadas como realizadas al Estado de Israel actual y no a la Iglesia como pueblo de Israel o al Israel espiritual.

Lo cual concluye con la afirmación de que los judíos tienen derecho divino a ocupar territorios en el Levante u Oriente Medio. Que Jerusalén sea su capital exclusiva. Que los musulmanes son sus enemigos. Y sobre todo, que el Israel actual no tiene ninguna responsabilidad por los crímenes que practica sobre los palestinos. Esto último apoyado en la teoría de la dispensa de las responsabilidades de los judíos, por lo que sufrieron en la II Guerra, de sus actos actuales y pasados.

Según esta extraña teoría teológica, la historia humana ha pasado por una serie de mayordomías o períodos administrativos de trato con Dios que culminarán con la segunda venida de Cristo. Así, en un primer momento fueron los judíos, la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob, luego la Iglesia católica, luego las iglesias protestantes, pero como las iglesias cristianas (católicas y protestantes) fracasaron en su trato con Dios, sobre todo después de las segunda guerra mundial, hay que devolver la representación de Dios a los judíos instalados en el Estado de Israel, para que ellos preparen la Segunda Venida del Señor.

Encontramos en la voz sionismo cristiano en Internet la siguiente caracterización de su poder en el actualidad: “Hoy, Jerry Falwell, que llama al Cinturón Bíblico estadounidense el Cinturón de Seguridad de Israel, calcula que existen 70 millones de sionistas cristianos y 80.000 pastores sionistas cuyas ideas son diseminadas por 1.000 emisoras cristianas de radio y 100 cadenas cristianas de televisión. Constituyen de forma clara una facción dominante del Partido Republicano y representan un cuarto de los votantes”.

Desde una perspectiva católica, el caso más emblemático de sionismo cristiano lo encontramos en el filósofo francés Pierre Boutang (1916-1998), sucesor de Emmanuel Levinas en la cátedra de metafísica de la Sorbona-Paris IV.

El sionismo de Boutang no es político sino teológico y su razonamiento es el siguiente: El fracaso de la cristiandad en Europa después del zafarrancho de la segunda guerra mundial descalificó al cristianismo y, entonces, se restituyó a Israel su cargo original.

La única victoria que trajo la segunda guerra mundial para el cristianismo fue la creación del Estado de Israel. Es que la Iglesia, que es el verdadero Israel, no pudiendo conservar ese privilegio, y como consecuencia también del Vaticano II, lo restituyó a Israel, que fue el primer depositario. “Nous Chrétiens, en un sens, avec nos nations cruellement renégates, avons pris le rang des Juifs de la diaspora” (nosotros cristianos, en cierto sentido, con nuestras naciones que cruelmente han renegado del cristianismo, hemos tomado el lugar de los judíos de la diáspora).

Y en sus conversaciones con George Steiner observa que los efectos del caso Dreyfus han sido el fracaso de una Francia católica y monárquica estigmatizada por la victoria de la democracia parlamentaria que tiene en su seno al mesianismo judío laicizado. Esto es, cuando se ha carnalizado su sentido originario.

Boutang, como nuestro Nimio de Anquín, viene a denunciar la descristianización del poder político y la “carnalización” del mismo a través del judaísmo.

Sólo los integralmente católicos, como Boutang, son los únicos que están en condiciones de entender lo que quiso decir. El resto de los mortales, como nosotros en este tema, tenemos que guardar silencio para no meter la pata.

Que saque cada uno sus conclusiones, según su real saber y entender. Nosotros sólo nos hemos limitado a presentar el tema.

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