Por Hernán Andrés Kruse.-
La relación nunca fue cordial. Ambos se recelan, se desconfían. Es la lógica consecuencia de las ambiciones políticas que ninguno de ellos oculta. Javier Milei sueña con la reelección en 2027 y Victoria Villarruel sueña con sucederlo ese mismo año. En las últimas horas el distanciamiento entre las dos figuras políticas más relevantes del país se profundizó de manera harto peligrosa. La vicepresidente cuestionó en duros términos el acuerdo del gobierno nacional con Gran Bretaña para la reapertura del diálogo por las Islas Malvinas: “Todos saben lo que representa Malvinas para mí y que ese es mi límite y me obliga a expedirme. La propuesta de acuerdo anunciada con el Reino Unido es contraria a los intereses de nuestra Nación. Ésta propone entregar apoyo logístico continental a la ocupación y permitir de hecho que puedan seguir depredando los mares. ¿Para qué? ¿Para ir a visitar nuestras islas con visa y pasaporte? ¿Nos toman por tontos?”, sentenció Villarruel en redes sociales (fuente: Página/12, 27/9/024).
A la vicepresidente no debería sorprenderle dicho acuerdo ya que a nadie se le escapa la admiración del presidente de la nación por Gran Bretaña en general y por Margaret Thatcher en especial. En un reportaje concedido hace un tiempo a la cadena británica BBC el presidente de la nación admitió que las Islas Malvinas son propiedad de Gran Bretaña y que no existe una solución rápida a la disputa. “No vamos a renunciar a nuestra soberanía, ni vamos a buscar un conflicto con el Reino Unido”, sentenció. Y agregó: “Quizás no quieran (los británicos) negociar hoy, en algún momento posterior quizá quieran hacerlo, muchas posiciones han cambiado con el tiempo”. Durante la entrevistas se permitió elogiar una vez más a Margaret Thatcher, quien ejercía el poder cuando tuvo lugar la guerra en el Atlántico sur en 1982. Cuando s ele preguntó si continuaba admirando a la ex primera ministra, manifestó que “criticar a alguien por su nacionalidad o raza es muy precario intelectualmente. He escuchado muchos discursos de Margaret Thatcher. Ella fue brillante. Entonces, ¿cuál es el problema?” (fuente: Infobae, 6/5/024).
Para Javier Milei la ex primera ministra del Reino Unido (quien, recordemos, ordenó el hundimiento del ARA General Belgrano en 1982) fue una estadista, un emblema del neoliberalismo, una dirigente que, una vez llegada al poder, tuvo la valentía de aplicar sin anestesia los dogmas neoliberales. Para Javier Milei la “Dama de hierro” es un ejemplo a seguir por quienes, como él, persiguen de manera obsesiva sacar a la Argentina de la ciénaga en la que está hundida desde hace décadas. De ahí la importancia de rememorar lo que significó para Gran Bretaña la década thatcheriana. Buceando en Google me encontré con un ensayo de Guillermo Farfán (Profesor adscrito a la Coordinación de Ciencia Política, FCPyS-UNAM) titulado “Las lecciones del neoliberalismo británico” (Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales). Por razones de espacio transcribiré las partes dedicadas a la política laboral de Thatcher y a su enaltecimiento del mercado.
EL THATCHERISMO Y LAS RELACIONES LABORALES
“En el radicalismo del discurso de Margaret Thatcher a su llegada al poder, había una vocación indudablemente neoliberal en favor del papel del mercado, como mecanismo esencial de restructuración económica, y de rechazo a las estructuras corporativas industriales heredadas del pacto de la posguerra como prerrequisito para la nueva gestión política. A la luz del análisis de sus políticas monetarias y fiscales, sin embargo, se puede captar un abandono paulatino de los dogmas monetaristas ortodoxos, sea por la dificultad para regular el circulante o bien por el impacto del desempleo y de la estructura generacional de la población británica sobre los niveles de gasto social. Así, por circunstancias de dificultades para el manejo técnico de los instrumentos de política económica o por las propias falacias de la doctrina monetarista, el gobierno de Thatcher desarrolló un gran pragmatismo en la toma de decisiones políticas.
Para muchos, esta incongruencia entre los postulados ideológicos y la práctica política constituye una prueba del fracaso neoliberal; sin embargo, para la mayoría de los analistas el gran logro thatcherista lo constituyó su reforma de las relaciones industriales. Pero, ¿hasta dónde semejante reforma ha contribuido a reestructurar la relación entre capital y trabajo? O, por el contrario, ¿en qué medida la aproximación thatcherista al fenómeno de la flexibilidad ha constituido el gran obstáculo para el tránsito a la era postfordista de la economía británica? Es indudable que la causa fundamental del fracaso de los gobiernos laboristas, previos a 1979, residió en la marcada crisis de autoridad que se reflejó tanto en la impugnación de las políticas neokeynesianas de ingresos, como en la resistencia de los trabajadores a ceder en sus prerrogativas adquiridas durante la era fordista. El crecimiento en el número de disputas industriales, de días perdidos a consecuencia de las huelgas y la divergencia entre productividad y salarios son apenas el indicio de esa más profunda crisis en la relación salarial del capitalismo británico. De igual forma, esta contradicción se manifestó en la creciente tensión entre la política económica monetarista de los últimos gobiernos laboristas y el énfasis en la concertación y consulta con las estructuras corporativas del movimiento sindical.
De ahí, pues, que la clave para la restructuración de la sociedad británica residiera en la disolución de los términos del pacto de la posguerra, materializados en el corporativismo industrial. En su proceso de restructuración laboral, el gobierno de Thatcher se benefició del hecho de que la fuerza defensiva de la clase obrera estuviera dirigida, en primera instancia, contra la propia burocracia del movimiento laborista, dentro y fuera de las organizaciones sindicales, y no como pudiera esperarse contra el Estado mismo. De esta manera, las reformas a la legislación laboral durante los años ochenta e incluso los enfrentamientos industriales de los primeros años, fueron emprendidos no sólo en contra de la influencia de los sindicatos a la vida nacional, sino también en nombre de la democracia sindical. La nueva legislación laboral de Thatcher fue derrumbando sistemáticamente dos de los bastiones fundamentales del movimiento obrero británico: la utilización del mecanismo del closed shop —equivalente a lo que conocemos como la cláusula de exclusión—, así como la realización de piquetes huelguísticos contra objetivos secundarios —es decir contra las empresas ligadas a un centro laboral en huelga— o bien la realización de huelgas de naturaleza política diversa a las condiciones de pago y de trabajo dentro de la empresa sujeta a un conflicto laboral.
En 1980 se instituye una primera Employment Act, que tuvo por efecto la penalización de cualquier despido de trabajadores derivado de su negativa a pertenecer a un sindicato poseedor de la prerrogativa del closed shop; además, esta disposición estableció fuera de la ley la realización de piquetes que indujeran a la violación de un contrato comercial o bien que no estuvieran ligados directamente con el funcionamiento material de la empresa en huelga; por último, la ley también prohibió la realización de actividades sindicales encaminadas a forzar la afiliación de los trabajadores a un sindicato. En 1982 se implemento una nueva Employment Act que vino a radicalizar a la anterior en diversos ámbitos: creó la obligación a proporcionar una importante compensación económica a aquellos trabajadores despedidos por no pertenecer a un sindicato, en ejercicio del closed shop; declaró fuera de la ley los contratos establecidos con las autoridades locales bajo el principio de la sola participación de trabajadores sindicalizados, y creó la posibilidad de demandar a los sindicatos en el caso de realizar huelgas ilegales; prohibió la realización de huelgas con fines políticos distintos a cuestiones salariales o condiciones de trabajo.
En su conjunto, ambas legislaciones representaron un avance gubernamental relativamente modesto contra el poder de los sindicatos —si considera, por ejemplo, el alcance de la fallida Industrial Relations Act de 1971— pero fueron la antesala para iniciar una reestructuración más profunda de las relaciones laborales en los años subsiguientes. En la reforma de 1984 el closed shop fue declarado ilegal y se instituyó el derecho, para cualquier individuo trabajador, de negarse a participar en una huelga aun cuando la mayoría de los trabajadores hubiera votado en favor de su realización. La limitación de la actividad sindical y el abandono total de las formas de concertación corporativa surtieron el efecto esperado no sólo como resultado de la capacidad del gobierno para resistir las acciones sindicales, sino también como consecuencia de los efectos de la crisis sobre las posiciones de la clase trabajadora. Así sucedió en diversos conflictos industriales como las huelgas de los acereros, ferrocarrileros, trabajadores de la salud, servidores públicos y trabajadores de los servicios de agua; el único caso en donde el gobierno sufrió un retroceso fue en su intentona de forzar a los mineros a aceptar el cierre de algunas minas, pero esos fueron tropiezos provisionales que no impedirían más adelante la derrota de la huelga de los mineros en 1985.
Dentro de las reformas legales referidas, aunadas a la de 1988, también existían otras disposiciones que abrieron la puerta a modificaciones al interior de las relaciones laborales de las empresas: en el marco de las limitaciones y posterior anulación de las prerrogativas de los sindicatos a ejercer el closed shop, se contemplaban, además, medidas de “democratización” en los procedimientos para la elección de los representantes sindicales (obligatoriedad, bajo amenaza judicial, de realizar votaciones secretas en la elección e reelección de los líderes), así como la realización de referenda para legitimar la realización de las huelgas, o incluso para tomar cualquier decisión concerniente a una acción sindical (también con la facultad de ejercer acción penal contra los líderes, como quedó establecido en el Acta de 1988). Estas acciones estaban encaminadas a minar el poderío de los Shop Stewards (representantes de base o delegados) que protagonizaran los eventos que llevaron a la crisis de autoridad en la década de los setenta. Con estas reformas, se venció la capacidad de resistencia del movimiento obrero (ilustrado de forma dramática en la derrota de los mineros en 1985) y al mismo tiempo se crearon las condiciones para introducir el principio de la flexibilidad del trabajo a la manera neoliberal.
De todas las iniciativas promovidas por los gobiernos de Thatcher, sólo fracasó su intento de desvincular la utilización de los fondos sindicales para el apoyo financiero del Partido Laborista. Sin embargo, en lo general, los movimientos sindicales fracasaron en su intento de doblegar la postura inflexible de las autoridades como se puede apreciar en la disminución del número de huelgas y días laborables perdidos por este motivo, así como en el decrecimiento de la membresía sindical que pasó de 13.5 millones en 1979 a 10.5 millones en 1986.
El efecto más importante del debilitamiento del movimiento sindical se manifestó en la elevación de la productividad de la economía británica, aunque es justamente en el análisis de la naturaleza de dicho aumento donde se pueden captar tanto los alcances como los límites de la gestión conservadora. Antes de los problemas sociales que llevaron a la caída de Thatcher en 1990, se pueden distinguir dos periodos importantes desde la perspectiva de la economía durante la década de los ochenta. La primera fase, hasta 1982, se caracteriza por una pronunciada recesión acentuada por las políticas monetaristas de austeridad, derivadas de la política monetaria denominada como la Médium Term Financial Strategy (MTFS) y de la política de saneamiento financiero reflejada en los niveles del endeudamiento estatal (cuantificado en el Public Sector Borrowing Requirement, (PSBR). Durante esta primera etapa, la economía británica se vio arrojada a un tremendo proceso de quiebras empresariales y de crecimiento del desempleo que llevaron a la destrucción masiva de capital fijo, presumiblemente maquinaria y tecnología obsoletas sobrevivientes de las décadas anteriores. Este fuerte descenso en el valor de la inversión fija, sumado al crecimiento en el número de desempleados, invariablemente se reflejó en los años venideros en una elevación de la productividad del trabajo.
Así, en la segunda fase, que va de 1982 a 1989, la economía británica no sólo ingresó a un proceso de recuperación y crecimiento económico muy marcado, sino que además logró sostener la tasa de incremento en la productividad en los niveles más altos de los países europeos. Pero ¿de qué manera contribuyó dicho aumento de la productividad, basado en el debilitamiento del movimiento sindical y la destrucción de capital, a la modernización de la economía? Al respecto se ha desarrollado un enconado debate entre los partidos políticos y al interior de los círculos académicos, por las razones siguientes. La productividad de la economía británica creció a tasas relativas superiores a otros países (2.1 por ciento, en promedio anual, entre 1979-1987), porque se había rezagado con relación a sus contrapartes europeas durante todo el periodo de la posguerra, de tal manera que los recientes aumentos de la productividad se limitaron a cerrar esa brecha, a partir de lo cual sería esperable un decrecimiento de su capacidad de ulterior expansión. La desaceleración de la economía durante 1990 y la aceptación oficial de una recesión para finales de este año y para 1991 parecen confirmar esta hipótesis. Sin embargo, y en la medida que tal recesión no es un fenómeno sólo local, el que la productividad haya aumentado sostenidamente durante siete años nos dice ya, por lo menos, que se logró superar la resistencia de la clase trabajadora.
Pero el problema de fondo es otro, porque esa debilidad y abatimiento del movimiento sindical evitó, junto con la terquedad neoliberal, la restructuración de la sociedad sobre una base posfordista. Hay al menos dos fenómenos que permiten plantear esta afirmación. En el terreno del empleo se han producido transformaciones sustanciales. Al final de 1990 la economía británica se ha mantenido con un nivel aproximado de 1.7 millones de desempleados, cifra superior al 1.1 millones que existían hacia 1979. Uno de los orgullos personales de Thatchcr, sin embargo, fue el haber creado dos millones de empleos durante sus diversas gestiones; tenemos así el extraño logro de un gobierno que liquidó cientos de miles de empleos al inicio de su gestión (para el ano de 1983 el 113 desempleo alcanzó los 3.5 millones), para crearlos de nuevo al final de una década aunque con diferencias importantes. En contraste con los años anteriores, enmarcados en los principios fordistas del empleo estable y de largo plazo, el crecimiento de la economía británica de los años ochenta se caracterizó por el desarrollo del subempleo, el empleo de la mujer, el trabajo a tiempo parcial, un elevado margen de movilidad laboral y el empleo independiente; fenómenos agravados por la falta de participación del Estado británico en la capacitación y adiestramiento de la fuerza de trabajo.
En otras palabras, el thatcherismo se distinguió por introducir una flexibilidad al mercado de trabajo muy distante del modelo imaginario de un empleo permanente como prerrequisito a la colaboración del trabajador con los objetivos de la empresa. Así, la amenaza a la pérdida del empleo, la inestabilidad laboral y el riesgo de la descalificación del trabajo fueron el verdadero estímulo que impulsó el aumento de la tasa de productividad. Por su parte, tampoco existe ninguna evidencia que demuestre que la destrucción masiva de capital, de los primeros años del gobierno conservador, condujera a la eficiencia y a la renovación del equipo bajo un principio de mayor flexibilidad y de reorganización de los procesos de trabajo. Las causas de este hecho nos obligan a incorporar nuevos elementos de explicación al respecto, pero es relevante destacar por lo pronto, casi como rasgo peculiar del capital británico, la tendencia del empresariado a rechazar los nuevos métodos de administración y comercialización, por ejemplo a la manera japonesa, e incluso la tendencia a utilizar las nuevas tecnologías bajo una norma eminentemente fordista. Es incuestionable que uno de los grandes desafíos para el gobierno de Thatcher lo fue la necesidad de vencer la fuerza defensiva de la clase trabajadora y entre mayor se demostró ésta, más radical debió ser la solución neoliberal. Pero quizás el éxito de la política antisindical de los gobiernos de Thatcher fue también la razón de su fracaso en el establecimiento de los términos de un nuevo pacto social, sin el cual la transición hacia una sociedad posfordista quedó postergada para gobiernos posteriores”.
30/09/2024 a las 10:30 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un león antiimperialista que ruge por la emancipación de los pueblos
Jorge Fernández Díaz
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
29/9/024
“El residente cipayo del movimiento vendepatria libertario rechaza la agenda extranjera y globalista que el gobierno nacional y popular hubiera aceptado de rodillas y con la cola”, ironizó esta semana el Gordo Dan, comandante supremo de las milicias digitales de las fuerzas del cielo y una suerte de Boogie El Aceitoso de los anarcocapitalistas argentos. Javier Milei no tardó en respaldar con énfasis esa ocurrencia, tal vez porque define a la perfección la paradoja del momento: el insólito giro “emancipatorio” que esgrime nuestra nueva derecha para rechazar el debate abierto por la mayoría de los países en el seno de la Naciones Unidas.
Aquí resulta bien interesante recordar cómo muchos intelectuales de izquierda advirtieron durante años que la globalización debía ser resistida a toda costa, puesto que consistía en una presunta triquiñuela de los países más desarrollados para sacarles más ventajas a los menos favorecidos. Luego fue evidente que ocurrió todo lo contrario, y que Estados Unidos y Europa –por efecto de esa mundialización de la economía– perdieron potencia y que varias repúblicas emergentes la ganaron: ese es precisamente el origen de la decadencia y el malestar que parió a los populismos de derecha en el primer mundo durante la última década, y es por eso que algunos de ellos muestran incluso sesgos proteccionistas.
La profecía progre resultó falsa y nadie pidió perdón, pero con ella revivieron aquellos floridos relatos antimperialistas hoy en completo desuso. El quid de la cuestión es que por lo general la historia y los dioses del destino no se detienen, suelen reírse de los pronósticos y sorprenden con sus imprevistas vueltas de tuerca: el diálogo global creció exponencialmente con la globalización, y los preocupantes desajustes –desigualdades, pobrezas extremas, analfabetismo crónico, serios riesgos ecológicos– cobraron mayor visibilidad, y comenzó a tejerse en consecuencia una conversación sistemática con el objeto de intentar atenuarlos. Para los derechistas de nuevo cuño la globalización pasó de ser entonces un eventual paraíso a un posible infierno, dado que engendraba de pronto una “agenda de corte socialista”, e ideas de potencial consenso que repugnan a quienes no conciben que los nuevos megamillonarios de la revolución tecnológica –el 1% más rico del planeta posee más riqueza que el 95% de la población total– tengan que poner el hombro con aportes e impuestos, y se avengan a las reglas democráticas.
O dicho en términos más filosóficos: comprendan la necesidad de estudiar y activar –en defensa de la raza humana– medidas específicas y reparatorias en distintas latitudes para que el darwinismo económico y social no convierta a la civilización en un campo natural de exterminio, en una anarquía o en un polvorín amenazante. Ser lobista de esos nuevos magnates resulta muy rentable, y hacerlo con la coartada de que cualquier intervención en el mercado es una inadmisible acción “comunista” y que la “dictadura global” quiere imponernos de paso la teoría de género y la legalización del aborto representa un reduccionismo: es cierto que la cultura woke juega allí su baza, pero también que existen resistencias y relativizaciones desde la sensatez y la ecuanimidad, puesto que estas discusiones abiertas son protagonizadas por especialistas de todos los colores e ideologías, y el liberalismo, que es un pensamiento profundamente humanista, forma parte esencial de ellas. Pero la derecha populista y el libertarismo en especial son otra cosa, porque se asumen además como “patriotas” y defensores de los “pueblos soberanos” en defensa de la libertad. Sobre todo, en defensa de la libertad de Elon Musk y sus colegas, que comienzan a estar por encima de cualquier gobierno o partido político, y que al fin han encontrado voceros dignos de su causa. Dicho todo esto, no ha errado Milei en algunos pasajes de su controversial discurso, como cuando recriminó a la ONU que le haya permitido el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a las siniestras dictaduras de Cuba y Venezuela, o que haya abierto las puertas del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer a delegados del islamismo más extremo que las sojuzga y esclaviza. Para el Gordo Dan, el León estaba sentando allí “las nuevas bases doctrinarias del mundo libre”. Ya se sabe: los argentinos le podemos dar cátedra a cualquiera, incluso en la misma semana en que mostramos a la comunidad internacional nuestros astronómicos y vergonzosos números de pobreza e indigencia; herencia indiscutida del modelo kirchnerista, pero con 11 puntos de agregado que pertenecen a la gestión libertaria, la misma que para curar al enfermo inflacionario lo ha metido en coma.
No ha errado Milei en su discurso al recriminar a la ONU que haya permitido el ingreso al Consejo de Derechos Humanos a las dictaduras de Cuba y Venezuela, o abierto la puerta para eliminar la discriminación contra la mujer a delegados del islamismo que las esclaviza
Existe en España un refrán gracioso –pasarse tres pueblos y una gasolinera–, que alude a quienes ejercen extraordinaria desmesura o se exceden en cualquier rumbo, incluso en el correcto. El general Ancap y sus muchachos quieren arrancarnos del estatismo más cerril, pero nos llevan a un modelo donde el Estado es ínfimo e indiferente; tanto que todo gasto parece sospechoso e inútil, incluso el que sea necesario para prevenir o apagar incendios pavorosos: total se pueden inventar fake news para aducir que en Córdoba actuaron saboteadores del kirchnerismo cuando la leche ya se ha derramado. Ni calvo ni con tres pelucas, ¿no? Ni la glorificación de Montoneros ni la amnistía a los delincuentes de lesa humanidad; ni el feminismo snob y cancelador ni la idea de que no es necesario proteger a la mujer de la injusticia laboral y la violencia machista; ni los dogmas cerrados del “cambio climático” ni un negacionismo ecológico. Pero ese sentido común, que puede aplicarse a muchos otros temas, les resulta una medianía y una mediocridad a los “revolucionarios” del neoderechismo, que se mide y se piensa de manera especular con su antagonista de la otra vereda. Y es así cómo Milei, queriendo insertarnos en el mundo, acaba de ensartarnos en un lío fenomenal y nos ha emparentado con autocracias oscuras: se pasó tres pueblos y una gasolinera, y lo ha hecho contra las voces foráneas y en nombre de la emancipación. Falta que cantemos todos juntos: patria sí, colonia no.
30/09/2024 a las 10:38 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Espejismos y falacias
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
29/9/024
Sordos ruidos oír se dejan en todas las tribus. El oficialismo prefirió el resbaladizo expediente de hacer músculo con el marketing e insistió en ponderar la agenda internacional sobre la local.
Lo primero -creer que gobernar es hacer campaña- responde a un prejuicio de patas cortas. Si no fuera así, con un plan platita todo se arregla.
Lo segundo, creer que la agenda internacional aporta votos es otro espejismo que contradicen los hechos. Las frases hechas son una trampa. Se le atribuye a Perón haber dicho que «La verdadera política es la política internacional». Vale lo mismo que decir lo contrario.
Las tomas de posición de los políticos sobre conflictos internacionales pretenden marcar conductas en las peleas domésticas. Se hacen buscando apoyos, pero nunca rinden fruto en votos, que es lo que importa al final del día.
El tercerismo que ensayó el peronismo en los mandatos Kirchner y Fernández no le evitaron las derrotas de 2015 y 2023. Tampoco ayudaron mucho a Cambiemos sus campañas antichavistas en 2019 y en 2023. Jaime Durán Barba hizo una autopsia de esa fuerza cuando perdió las PASO de agosto de 2019.
El estratego mágico del PRO dijo en el documento que desmenuzó aquella derrota de la fórmula Macri-Pichetto: «Si queremos remontar tenemos que demostrar que oímos los resultados de las urnas y corregimos en algo lo que hemos hecho. Ese algo no es la inserción en el mundo, ni el FMI, ni el G20. Es su economía. Tenemos que hablar de sus temas. Por momentos parecemos extranjeros para mucha gente poco informada, con un horizonte local». (Documento «Después del terremoto», agosto de 2019).
ES LA HELADERA (ESTÚPIDO)
La lección le cabe también a este gobierno, que se distrae con globalidades y desatiende el interés público. “El tema es la heladera, el cine, lo que perdieron, especialmente los ciudadanos de clase media”, concluía el documento del ecuatoriano que conviene repasar a la luz de hoy.
Este gobierno ejecuta el programa de Cambiemos, con funcionarios de Cambiemos. Puede terminar como él. Es imaginable que si el PRO de Mauricio Macri se alejase de Javier Milei en el Ejecutivo –en donde tiene la mayoría de los infiltrados– y en el Congreso –en donde tiene un bloque que apoya todo– el gobierno entraría en crisis.
Olivos trata de cubrirse con gestos discretos hacia al peronismo, como la turbia oferta Lijo para la Corte, las concesiones ante el “sindicalismo de gestión” de la CGT (según la acepción de Gerardo Martínez, para diferenciarlo del trotskismo rompedor), o demorando proyectos como “ficha limpia”, que para el peronismo es una etapa superior del “lawfare”.
Estas constancias explican que el PRO macrista se vaya devorando a Milei. Macri está en el filo de la ruptura y aunque hable de coincidencia de objetivos, está herido por el bullrichismo que usa Milei como última trinchera de resistencia. Que dude del destino final de Milei es humano, pero ya está jugado. Cree que su electorado los sueña juntos.
Pero sabe que, sin él, Milei puede colapsar. No lo salva ni Patricia. Otro abrazo del oso en donde resisten uno que quiere cobrar caro (Macri) y el otro que quiere pagar barato (Milei). De ahí que Mauricio, cuando está con pocos, y lejos de periodistas, insista en que “la moneda está en el aire”.
APRENDIZAJES
El discurso el presidente en la Asamblea de la ONU le dio miga a la oposición peronismo con una oportunidad de diferenciarse del gobierno. Alzarse contra la ONU como una cueva de socialistas y rechazar la agenda woke del progresismo global -antes agenda 2030, ahora agenda 2045- fue rechazado por el gobierno.
Un cambio de rumbo en el intento de figurar en la foto con los globalizantes del mundo. Lo mismo intentó Cristina de Kirchner cuando quiso sentarse con Occidente frente a Irán con el reclamo AMIA. Se convirtió en un revés que le costó carísimo. La comprensión de a quién se le habla es parte del aprendizaje a gobernar, porque determina qué se le dice y para qué. Entenderlo es también tener en claro por qué se elige a alguien para un cargo.
Hay políticos que creen que los eligen por lo que son y no porque lo que hacen. Se dan cuenta del error cuando los castigan no por lo que hacen sino por lo que son. Para lo primero no tienen justificación, para lo segundo no tienen defensa posible. El aprendizaje incluye pasar algunas pruebas.
El orden de los oradores en la Asamblea del ONU era Bukele, Milei y después Masoud Pezeshkian, presidente de Irán. Por protocolo debían compartir una sala cercana al atril de los discursos. Bukele le cedió a Milei el lugar a pedido de éste para evitar el contacto con el iraní en la cola de los oradores. Renuncios que trae la vida. Soldado que huye sirve para otra guerra.
HABLAR NO ES DARSE EL GUSTO
Cuando el representante -presidente, ministro- toma la palabra debe decir lo que conviene al país. No lo que se le ocurre o su opinión como si estuviera en una confitería con sus amigos. Hablar en público no es darse el gusto.
En la Argentina, además, el representante cuenta con una de las burocracias más solventes del Estado, que es la Cancillería. Esa línea de funcionarios ha desarrollado a lo largo de décadas posiciones sólidas ante cada país y cada conflicto. Esas posiciones están ligadas a compromisos, tratados y acuerdos que no pueden quedar libradas al escrutinio de las opiniones.
Esta burocracia ha estado intervenida por comisarios políticos bajo varios gobiernos. Le pregunté a quien cumple esa función en este gabinete cuál era su objetivo: «Homogeneizar el discurso con el del presidente», me respondió Úrsula Basset. Debería ser al revés.
QUEDÓ DEL LADO DE LOS MALOS
La respuesta habilitó varios foros con abordajes diferentes. Miguel Pichetto, que integra el arco dialoguista del Congreso, se dijo sorprendido por la opción de Milei en la ONU por el modelo autárquico. «Quiso diferenciarse para que hablen de él», minimizó el cacique de Encuentro Federal. «Estoy de acuerdo con Milei con referencia a EE.UU., pero rechazar la agenda 2045 es estar con Rusia, Venezuela y contra Israel, que firma ese consenso».
La Argentina, agrega, está a la vanguardia de la agenda verde que sostiene la agenda. «Si se rechaza eso, no va a venir nunca ninguna inversión a la Argentina, que puede dar clase en materia de nuevas energías y de transición energética».
También criticó quedar junto a países como Uganda o Rusia que castigan la homosexualidad como un delito, o Afganistán que discrimina a la mujer al punto de haber prohibido que hasta que oiga su voz en público. También el rechazo de la agenda 2045 descoloca a la Argentina en la lucha contra el terrorismo.
LO QUE BUSCA MILEI POR EL MUNDO
El experto en relaciones exteriores de la UCR Carlos Pérez Llana pone el acento en los objetivos que persigue el gobierno con esta toma de posición en la ONU y no tanto en los eventuales daños que tenga para el país, que ocurrirán, pero no ahora.
Según Pérez Llana, responde a la intención personal de Milei de tener un rol como referente de la derecha internacional, aprovechar la oportunidad de la campaña electoral de los Estados Unidos, y ofrecer a la Argentina como destino de inversiones de los grandes grupos tecnológicos.
En la mirada de este experto, que fue embajador de la Argentina en Francia, la confrontación entre esos grupos que buscan eludir regulaciones y los gobiernos que los acosan, es una realidad que explica muchas actitudes.
Es una batalla central en el mundo. Milei busca estar del lado de esas empresas que pueden llegar a encontrar en la Argentina un santuario sin vigilancia ni reguladores que limiten sus negocios.
TAMBALEA LA AGENDA MALVINAS
Jorge Taiana, excanciller del peronismo, pone el acento en las consecuencias y las inconsistencias del pronunciamiento en la ONU. Le critica a Milei haber dicho que la ONU está contra Israel, cuando Israel existe como país por una resolución de ese organismo.
También cree que la crítica a la ONU por no haber resuelto las diferencias con Gran Bretaña por la ocupación de las Malvinas elude decisiones del organismo como la resolución 2065 del año 1965, que ordenó la negociación como un caso de descolonización y no de autodeterminación.
Según Taiana, es un error abandonar la neutralidad en Medio Oriente porque Gaza es un caso de ocupación territorial, tal como lo es Malvinas. Taiana advierte sobre el avance de Gran Bretaña en la región. El mismo día del discurso en la ONU, le cedieron vuelos a Malvinas que se le habían negado antes.
En el mismos sentido observó que Londres abrió embajada en el Paraguay después de haber atenido las relaciones con ese país a través de un concurrente de Brasil. Paraguay es el país del cono sur que mantiene relaciones con Taiwán.
OTRO ENTUERTO CORDOBÉS
La carrera por figurar en las gateras del 2025 motiva estos apresuramientos, difíciles de ordenar en esa UTE de cuentrapropistas que es LLA. Se entienden esos desentendimientos como el del bloque de LLA con Luis Juez, que busca ser el mejor amigo de Milei pensando en las elecciones el año que viene en Córdoba.
La bancada que conduce Ezequiel Atauche no votó la declaración de emergencia por los incendios en esa provincia. Juez se encendió y recordó que hace nueve meses que le pone el pecho en apoyo al gobierno y ahora se abstienen de ayudar al distrito.
Mucha entrelínea, que aprovechó también Alejandra Vigo para destacar que el proyecto tenía el apoyo unánime de todas las bancadas y por eso se incluyó en el orden del día. Quedó abierta una ventana de conflicto entre LLA y el PRO de Córdoba, cuyo bloque preside Juez.
SCHIARETTI SE NACIONALIZA
Frente a estas estridencias, que se ven en las plazas y por TV, Juan Schiaretti navega sin luces y ya cuenta con el trámite listo en más de 5 distritos del país, requisito para nacionalizar la marca partidaria Hacemos.
Deshoja la decisión de ser candidato el año que viene por el PJ de Córdoba, pero con el andador nacional Hacemos, lema que abandonó el bloque Miguel Pichetto en el rebranding como Encuentro Republicano.
Este peronismo no cristinista busca una convergencia para el año que viene. Tienen en la mira a Horacio Rodríguez Larreta y a Juan Carlos Romero. El salteño, autor de la proeza de haber armado el grupo de «Los 39» senadores que controlan la cámara, rearmó un bloque de seis que tiene ahora como presidente a Camau Espinosa, correntino que quiere ser gobernador de su provincia con un armado transversal.
Le disputa posiciones el diputado Lisandro Almirón de LLA, quien levanta el precio de un apoyo para ganarle al candidato de la UCR, que reemplazará a Gustavo Valdés que no tiene reelección.
ASOMA HOTESUR
En la mesa de la treintena de abogados que cenaron con la Corte el jueves en el hotel 111 de Córdoba, sobrevoló la especulación sobre cómo funcionará el tribunal cuando se haya retirado Juan Carlos Maqueda. Ocurrirá el 29 de diciembre, día de su cumpleaños 75.
Las miradas están puestas en algunas causas que el tribunal va a querer despachar antes de esa fecha. Y si hay repregunta asoma una carátula: Hotesur.
La Corte tiene que resolver la apelación de los encartados por presuntos delitos de asociación ilícita, entre ellos Cristina y Máximo Kirchner. Deben decidir si los sobreseen o van a juicio.
Hay quienes ya cuentan las horas para ese pronunciamiento que tendrá efectos políticos. En cuanto a sobrevuelos cordobeses, nadie desmiente que el sobrevuelo de Milei sobre los incendios se apuró cuando se enteró de que Victoria Villarruel tenía planeado lo mismo. Vuela uno solo, fue la orden.
LA CORTE FESTEJÓ EN CÓRDOBA
Schiaretti reapareció el jueves en su provincia en use retablo inusual, que fue la visita de tres de los cuatro integrantes de la Suprema Corte para un homenaje por los 30 años de la reforma constitucional. Horacio Rosatti fue festejado como presidente reelecto del tribunal.
En la cena final compartieron la mesa principal con el “Gringo”, Antonio María Hernández -abogado de la CABA en la causa ante la Corte por los fondos recortados por la Nación, y ex convencional constituyente– el exdiputado Mario Negri y otros.
Nadie contó nada del trámite de la reelección de Rosatti, pero se supo que los cuatro magistrados se reunieron el martes y, sin debatir nada, directamente votaron.
Ricardo Lorenzetti se abstuvo. La única secuela fue, horas más tarde, su disidencia en una acordada del tribunal que crea un portal informativo. En un largo texto, Lorenzetti critica a los otros tres por haber desalentado el sistema que creó él.
En la explicación se remonta a los tiempos de la Corte de Julio Nazareno. Otra muestra de preferencia por el marketing en un sistema que se sostiene en el silencio de los jueces, que hablan solo por sus sentencias.
30/09/2024 a las 10:42 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La orden de Javier Milei y el factor Moyano: por qué el Gobierno apura la privatización de Aerolíneas
Ignacio Ortelli
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
27/9/024
“El Presidente vio que era el momento y pidió ir a fondo para liberar los cielos”. Como si hubiera recibido una arenga, un alto funcionario del Gobierno sintetiza el ambicioso plan que trazó la Casa Rosada contra los gremios aeronáuticos que incluye una batería de flexibilizaciones en el sector aerocomercial y que este miércoles tendrá como paso clave el inicio del tratamiento en el Congreso del proyecto para privatizar a Aerolíneas Argentinas.
Aunque desde que asumió, Javier Milei plasmó en el decreto 70/2023 su intención de retomar la política de cielos abiertos que había impulsado Mauricio Macri durante su presidencia, en el debate de la Ley Bases el Gobierno había tenido que retroceder en su pretensión de privatizar la aerolínea estatal ya que sectores de la oposición condicionaban su apoyo a que se la excluyera del listado que proponía.
En la escala de prioridades, en Balcarce 50 no lo dudaron, pero al mismo tiempo sobrevoló la sensación de que en el marco de una discusión más focalizada los argumentos de los reducidos sectores de la oposición dialoguista que se opusieron podrían quedar desactivados. “Nos quedó la espina porque estuvimos muy cerca de tener el número para aprobarla con la Ley Bases y porque las excusas que ponían algunos eran insólitas”, apunta uno de los interlocutores del Ejecutivo con el Congreso, que ahora se prepara para volver a intervenir.
Hubo argumentos de diputados y senadores que irritaron por demás a la tropa oficialista. “Un radical nos llegó a decir que la quitáramos del listado porque cada vez que volvía a su provincia viajaba por Aerolíneas y el personal lo trataba muy bien y no podía hacerles esto. O sea, con tal de que no se le enojen, los argentinos tienen que hacerse cargo del déficit”, rezongan mirando en retrospectiva en Casa Rosada, que ahora se apresta a retomar la batalla.
Es que, tras el fracaso en el primer intento, en el Gobierno se había acordado dejar el tema como prioridad, pero con el año ya avanzado se creía que la discusión iba a quedar para 2025. Pensaban que los gremios iban a hacer “una lectura más inteligente” del momento político y no tensarían el vínculo con la administración libertaria. Hasta que se repitieron los “piquetes aeronáuticos”, como los calificó el vocero presidencial Manuel Adorni. “Hicieron unas cuantas de más y nos dieron la oportunidad”, explica un importante colaborador del Presidente. Agrega que no terminan de comprender por qué tanta torpeza de dirigentes con tantos años en la política.
Así, con el objetivo de no perder tiempo y sin un texto propio redactado, Milei dio luz verde a que La Libertad Avanza se subiera a un proyecto que había presentado el diputado del PRO, Hernán Lombardi.
En el Gobierno entienden que, luego de los paros aeronáuticos, el clima contra los gremios les permite avanzar sin costos políticos. “Es todo ganancia. Los que viajan en avión no los soportan más y a los que no llegan a fin de mes les molesta tener que estar subsidiando los pasajes que usan otros”, explican.
Y sostienen que la insistencia de Milei en pregonar el equilibrio fiscal penetró en todos los segmentos y que quienes defienden el alto costo (en 2023 tuvo un déficit operativo de alrededor de 400 millones de dólares) tienen una misión compleja en un país con 50 por ciento de pobres. “Por fuera del kirchnerismo no van a haber muchos que quieran poner la cara para defender que se malgaste la plata que falta para otras cosas”, razonan en el oficialismo, donde observan que las recientes medidas para desregular el sector aerocomercial no generaron reacciones adversas en sectores no K.
Plantean, en esa línea, que las apariciones radicalizadas del sindicalista Pablo Biró, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, y la convergencia con el camionero Pablo Moyano y los gremios K nucleados en la flamante “Mesa Nacional del Transporte” son el principal aliado para aislar a los aeronáuticos y quitarles apoyo político no kirchnerista.
“Hoy casi la mitad de los argentinos apoya la privatización de Aerolíneas y 7 de cada 10 reprueba a los gremios y sus prácticas mafiosas: así que es ahora o nunca”, completan cerca de Milei, en la previa al inicio del debate, este miércoles, en el plenario de comisiones de Diputados. “¿Los plazos?”, preguntó Clarín. “Antes de fin de año”, se entusiasman.
30/09/2024 a las 10:47 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La pobreza, una “política de Estado”; Caputo mete a Lugones y gana el round; China se avecina
Ricardo Kirschbaum
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
29/9/024
La importancia y gravedad del dato, el dato de la pobreza nada menos, es imposible ocultarlo en artificios estadísticos o en escenificaciones teatrales, compartiendo un balcón histórico con una diva. Se entienden las razones por las que el gobierno no quiere asumir el peor índice de pobreza de los últimos 20 años y como también se entiende que es injusto cargarle a las espaldas de Javier Milei toda la responsabilidad histórica de haber llevado a la Argentina a este estado de postración social. La pobreza -como la riqueza de las naciones en sus antípodas- se fue largamente edificando con políticas equivocadas, erráticas, cuando no francamente malas o perversas, que terminaron configurando este presente desolador.
Una lamentable «política de Estado» con este resultado.
Esa reincidencia de la que nadie se quiere hacer cargo se patentiza en las estadísticas de pobreza e indigencia y no son meros números: sus efectos sacuden a toda la sociedad, y esa persistencia de hierro en el error se expresa en la decadencia de aquellos atributos que distinguían al país.
La deplorable realidad es que la Argentina se ha convertido en un país de pobres.
Milei ha culpado a Fernández y a Cristina de esta maldita herencia. Lo mismo hizo la dupla tirándole el fardo a Macri, quien había reconocido haber recibido el desastre del kirchnerismo. La historia circular con resultados cada vez peores sigue a tope.
Estas excusas tácticas de la política para despegarse y culpar a otro, enjabonan el tobogán: el frío número difundido no expresa, no puede hacerlo, la magnitud y profundidad del principal problema argentino.
Es esa realidad la que la política tiene que modificar para mejorar la vida de la gente.
El Gobierno cree tener una receta imbatible y se aferra a ella: las restricciones actuales, argumenta, sostendrán el equilibrio fiscal y harán caer la inflación. El mercado hará el resto, confían. ¿Y qué dicen en la oposición?: que la pobreza no caerá y que eso de la mano invisible del mercado es un truco demasiado trillado para que, otra vez, el demiurgo de turno lo practique en escena.
Milei está tomando nota de los costos. Ya no navega en aguas calmas, la paciencia social comienza a tener límites. Si se creyó en las encuestas cuando verificaban la fuerte aceptación de Milei, hay que creerles ahora que indican que ese idilio, aunque no se ha roto, se está enfriando. Todavía son altos los números de Milei pero el umbral del dolor toca timbre.
Los libertarios han sido paridos por los sucesivos fracasos anteriores y por la frustración de una parte importante del electorado. Con los primeros síntomas de abatimiento del humor social, núcleo principal de soporte de Milei, el oficialismo precisa ampliar su base y, a la vez, relanzarse para inyectar entusiasmo. Para lograr esos urgentes objetivos debe hacer política. Eso significa, entre otras cosas, gasto. La concentración de Parque Lezama y sus métodos similares a los que ha criticado Milei son las primeras pruebas.
La constitución de la Libertad Avanza como partido nacional fue el primer paso, que se escenificó la noche del sábado. La elección legislativa del año próximo exige a los libertarios aumentar sus débiles bloques legislativos. El crecimiento natural se haría a expensas del PRO y la frutilla del postre sería arrebatarle al macrismo la Ciudad, aprovechando la aparente distancia entre Mauricio y su primo Jorge, que es hoy el jefe de Gobierno. El ex Presidente intenta rodearse de los gobernadores de su partido para resistir y esperar su momento.
Más temprano que tarde, barruntan en el macrismo, habrá una crisis en el gobierno de Milei porque, desde su asunción, ha funcionado mediante el sistema de prueba y error. El margen para ese método está desapareciendo y los personajes de un elenco heterogéneo se agotan en peleas intestinas. No hay semana sin un resonante choque interno.
LOS CAMBIOS EN SALUD
El caso del ministro de Salud es uno de los ejemplos: Mario Russo fue eyectado por Mario Lugones -socio de Enrique Nosiglia y Luis Barrionuevo- que siempre se dijo intentaba –y lograba– manejar la política del ministerio detrás de las bambalinas.
Lugones salió del closet político bancado por ese entramado de la “casta” y significó también un nuevo avance de Santiago Caputo, ya declaradamente el estratega principal de Milei. Caputo, el joven, trabaja con Rodrigo Lugones, hijo del nuevo ministro, y forman parte del artefacto táctico de la primera línea de Milei. Ya se sabe: Caputo está fuertemente enfrentado con Sandra Pettovello, multiministra y amiga de Milei. Russo funcionó en su órbita hasta que se independizó, o más bien intentó hacerlo pero su vuelo fue corto porque Caputo junto con Lugones le cortaron las alas.
Una fuente cercana al ahora ministro dijo que su antecesor “no compartía la visión de fondo de este gobierno”. Pero previamente habían involucrado a Pettovello como fuente de la vaga pero resonante denuncia de corrupción que hizo el Papa. Efectivamente la ministra es amiga de Jorge Bergoglio (tiene acceso directo), quien paralizó a la administración libertaria con su denuncia de una presunta coima. Russo, y Pettovello como una whistleblower en El Vaticano, luego tajantemente desmentida, quedaron involucrados en la operación en el imaginario de otra interna. De inmediato todos miraron a Caputo como autor del desaguisado, pero el origen pudo haber sido otro.
En esa prueba de fuerzas sufrió, otra vez, Guillermo Francos, sometido al potro de los tormentos de las repetidas y feroces peleas oficiales, con efectos sobre su salud. El Francos que contestaba cansinamente el jueves un reportaje televisivo ya no lucía como ese Francos con sonrisa gardeliana que exhibía sus dotes de negociador político, aunque lo desautorizaran. Fue Francos el que tuvo que pedirle la renuncia a Russo, tarea que no le fue nada grata. El veterano político está sintiendo el baqueteo de un juego al que muchas veces no lo invitan y pero luego debe limpiar la escena que ensuciaron otros.
En el giro que imprime Milei, cambia el relato y lo sesga: la acusación de que la ONU estuvo como ausente en el reclamo argentino por Malvinas no se sustenta en los hechos. Aun así, el párrafo sobre las islas, habitual en los discursos presidenciales en Naciones Unidas, pareció metido con fórceps y quedó como una prótesis.
EL JUEGO DE VILLARRUEL Y LA MISIÓN A CHINA
La vicepresidente Villarruel no lo dejó pasar la ocasión y apuntó contra la nueva política de Milei de acercamiento a Londres. La vice se despachó contra la vuelta de la escala en Córdoba de un vuelo a Malvinas desde San Pablo. Quiso marcar otra de sus diferencias y anoche no fue al acto del presidente.
¿Villarruel también está conformando su línea para distinguirse no sólo con palabras de Milei?
A la vez, la diferencia entre el discurso y los hechos se hace cada vez más evidente. Con China se preparan fastos: viajan Luis Caputo y Karina Milei para preparar una cumbre del presidente con Xi Jinping. Objetivo: renovar el swap y mejorar la relación, más de una vez dañada por la incontinencia verbal de Milei.
Volviendo al comienzo: la política parece tomar nota del cambio de época en el que sigue mandando la pobreza, pero vuelve a sus mismos viejos reflejos. Algunos intendentes bonaerenses, incluidos los del Conurbano donde se asienta gran porción de la pobreza, comenzaron otra vez a moverse para intentar ser reelectos a pesar de que lo prohíbe la ley. Los alcaldes que terminan en la provincia son 81, de los cuales 50 pertenecen a Unión por la Patria, 28 a Juntos por el Cambio y 3 a partidos vecinales. ¿Fuera de los discursos, algunos, qué cambia?
30/09/2024 a las 5:15 PM
MIERDA CHEEE !!!! . . . NI UN SÓLO PEDORRO FORISTA QUE ME
HAGA UN COMENTARIO . . . CONCHA DE SU DREEEMA !!! . . .
ME ROMPO EL CULO EDITORIALIZANDO Y TENGO QUE COMENTAR
YO MIS PROPIOS ARTÍCULOS . . . LO PARIÓOO !!! . . . ESTO ES
PATEAR EL CORNER Y CORRER A CABECEAR EL CENTRO.
PERO BUÉHH . . . PEOR QUE YO ESTÁ LA TILINGA VILLARRUEL
QUE QUIERE SER PRESIDENTE, Y YO CALCULO QUE LA POBRE
PODRÍA LLEGAR AL SILLÓN DE RIVADAVIA EL DÍA QUE YO CONSIGA
«SÍNTESIS» EN MIS EDITORIALES.
NO ES FÁCIL . . .