Por Carlos Tórtora.-

El gobierno está sumergido en un tembladeral sin precedentes, con un presidente que no parece preparado para semejante crisis. Luis Caputo tuiteó ayer que no se prevén modificaciones de la política económica. O sea que sólo está abierta la vía de los cambios políticos. A Santiago Caputo se le adjudica ser el promotor de un gabinete de figuras políticas como Guillermo Montenegro, Juan Carlos Romero, Rodrigo de Loredo, Joaquín de la Torre y Diego Santilli, y con Cristian Ritondo en lugar de Martín Menem. Parece demasiado para un Javier Milei que no soporta la política profesional y sólo acepta rodearse de incondicionales. Lo cierto es que ahora necesita recuperar gobernabilidad antes de que sea demasiado tarde. Esto significa frenar la rebelión del Congreso, apaciguar a los gobernadores y contener el malestar social antes de que la calle le explote.

Pese a esto, anoche se imponía la postura de no cambiar el gabinete y ratificar a los que están.

En esta situación, paradójicamente el peronismo es el sector de la oposición menos peligroso. Axel Kicillof necesita tiempo para posisionarse como para ganar una elección nacional. No cuenta todavía con la adhesion de unos cuantos gobernadores del PJ y al menos en dos distritos fundamentales para ganar la presidencia, Córdoba y Santa Fe, el peronismo atraviesa fuertes crisis internas. No estaría entonces para nada Kicillof interesado en motorizar el juicio politico a Milei ni precipitar su caída.

La conspiración

No ocurre lo mismo en la franja de derecha aliada del gobierno. Muchos recuerdan las palabras de Mauricio Macri cuando firmó la rendición incondicional ante Karina Milei en Buenos Aires. Habría dicho entonces que su gente estaría agazapada esperando la crisis de La Libertad Avanza para avanzar sobre el poder. Ahora, con Karina sin resto político y Milei desmantelado, renacería un proyecto que no es nuevo: hacer que el presidente dé un paso al costado, que asuma Victoria Villaruel y que convoque a elecciones presidenciales rápidamente para que gane un frente antiperonista antes de que Kicillof se convierta en imparable. Esta sería una solución para el Círculo Rojo, que hasta pocos días defendió a Milei como el único capaz de ganarle al peronismo.

Pero el principal problema de esta construcción sería tener un candidato que pueda ganarle al peronismo. Y Macri ya no le es. Pero Patricia Bullrich, si gana bien la Capital, bien podría empezar a perfilarse como la cabeza de un mileísmo sin Milei. Karina vio venir esto tres semanas atrás y le barrió a Bullrich casi todos sus candidatos para las listas de diputados.

Ahora, la operación macrista para que Ritondo reemplace a Martín Menem admite una doble lectura. Ritondo le responde a Milei, quien estaría frenando al Fiscal Federal Eduardo Taiano para que no le pida explicaciones sobre el centenar de propiedades y desarrollos urbanos que están a su nombre, de su mujer o de sus empresas. Pero a la vez Ritondo podría tal vez jugar doble y trabajar para Macri ante la evidencia de que el presidente no podría sostenerse.

Este es el problema central que enfrenta Milei: si reemplaza a sus incondicionales por políticos de la casta, es muy probable que éstos le terminen serruchando el piso si los escándalos de corrupción y el descontrol económico continúan horadando al gobierno.

Por ahora, él parece obligado a tratar de que sus enemigos se mantengan divididos entre el peronismo por un lado y Macri y los radicales por el otro.

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