Por Carlos Tórtora.-
La única interna partidaria importante de este verano será la del PJ de Buenos Aires, cuya influencia se hará sentir en la política nacional.
El calendario para la elección de autoridades está corriendo y la fecha de las elecciones es el 15 de marzo, pero el día clave será el 8 de febrero, que es cuando se vence la presentación de listas.
A 40 días de la fecha límite, axelistas y cristinistas coinciden en que habrá acuerdo y que no se llegará a votar. El cálculo que ambos hacen es muy simple: si en su actual estado de debilidad La Cámpora fuera derrotada en una interna, el cristinismo podría entrar en una etapa crítica. En cuanto a Kicillof, si perdiera la interna partidaria en su distrito, sus chances de ser candidato presidencial disminuirían notablemente.
Pero la realidad indica que, pese a estar condenados a pactar, ambos sectores tienen necesidades políticas difíciles de satisfacer. Golpeada últimamente como pocas veces, Cristina no soportaría una derrota interna y necesita mostrar que mantiene su peso.
Y Kicillof necesita afianzar un liderazgo, que tarda en asomar.
El precio de acordar
Es difícil suponer si Verónica Magario, Julio Alak y Federico Oternin, los tres que se ofrecen para presidir el PJ, podrán contar con el aval de ambas facciones.
En el improbable caso de llegarse a las urnas, el axelismo tiene las de ganar, excepto que Cristina dé la batalla personalmente.
Pero hay un tercero sumamente interesado en el resultado del pleito y es Javier Milei. Como viene ocurriendo desde hace dos años, el presidente jugaría sus cartas a que la expresidenta no se derrumbe, para seguir usándola como una jefa de la oposición descalificada y perdedora. Es así que el gobierno, en lo que le toque, seguramente apostará al acuerdo para la sucesión de Máximo Kirchner.
30/12/2025 a las 1:13 AM
Retrato de las cenas ocasionales en calidad de parásito (en el sentido griego de la palabra) del leguleyo cuando no tenía qué comer
Soneto de desenmascaramiento 17
en acróstico
Revolvías los ojos por la mesa,
inquiriendo, nervioso, la comida
con ansias de una harpía contenida,
aspirando a fingir con mueca tiesa
resuelto de la cuna hasta la huesa
de tu hambre el bando impuesto por la vida…
o que pasara desapercibida
al sentir de los más la dura empresa,
tan triste, de hallar pan a tu sustento
oportuno al albur de alguna cena,
roto al fin el ayuno de tu casa…
reparando así un poco el macilento
estado que en tu cuerpo, con gran pena
se dejaba entrever, de carne escasa.