Por Carlos Tórtora.-

La guerra entre Cristina Kirchner y la justicia ingresará el martes que viene en una nueva etapa. Partiendo de la presunción generalizada de que habrá una sentencia condenatoria, la vicepresidente luchará a partir de la semana que viene por conseguir que el fallo sea revocado en la Casación o en la Corte -lo que es muy poco probable- o bien intentará que la confirmación de la sentencia que la convertiría en sentencia firme se demore lo máximo posible. Para ello la defensa de Cristina tiene previsto llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, luego de que la Corte local se expida. Como es obvio, ella hará campaña electoral como supuesta víctima del pelotón de fusilamiento, equiparándose a Lula pero sin sufrir la cárcel que sufriera éste. A diferencia del presidente brasileño, ella buscará retener el poder en su condición de condenada y no esperará como Lula que la justicia la absuelva.

Todos unidos

La originalidad del caso Cristina es que ella será condenada estando en el poder, lo que impresiona al grueso de la clase política, porque sienta el ejemplo de un procesamiento exitoso contra una figura política en plena vigencia, lo que conlleva una amenaza implícita contra toda la corporación política. No sería de extrañar entonces que por lo menos en el oficialismo la solidaridad sea amplia y generosa.

El kirchnerismo seguirá automáticamente a su jefa en esta nueva etapa de la guerra, pero hay dudas acerca de si el peronismo en su conjunto hará lo mismo. Entre los caudillos provinciales predomina el temor a quedar enfrentados con la Corte Suprema y el fuero federal. En líneas generales, el peronismo no k podría permanecer en un prudente silencio que sería tachado de cobardía por los cristinistas.

Por otra parte, a grandes rasgos, la dirigencia peronista evalúa que la condena no le quitará ni le sumará votos a la vicepresidenta, por lo cual su importancia electoral sería bastante escasa. La nueva etapa de Cristina condenada tendría entonces muy poca capacidad de desnivelar los guarismos electorales.

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