Por Carlos Tortora.-

La irrupción de Sergio Massa como precandidato a presidente obliga a una recomposición del equilibrio de poder interno en el peronismo. Y esto replantea la cuestión del liderazgo. El silencio de Cristina Kirchner luego del pacto con Alberto Fernández para que Massa fuera candidato habla por sí solo. Ella apoya esta operación que le evitó el riesgo de que Wado de Pedro perdiera las PASO contra Daniel Scioli. Apoya pero no aplaude ni se identifica con Massa. Su objetivo parece claro: retener Buenos Aires con Axel Kicillof y tener la mayor presencia posible en el Congreso. Esto último ya lo está logrando porque 11 de los primeros 15 lugares de la lista para diputados nacionales por Buenos Aires son de La Cámpora. La cuestión que ahora aparece en el horizonte es, si Massa llega a la Casa Rosada, ¿qué pasará con el liderazgo de Cristina en el peronismo? Para muchos, estamos frente a un eclipse inexorable. Pero la realidad es que ella no parece dar señales de que quiere dar un paso al costado por más que no aceptó ser candidata a nada. En este cierre de listas, los operadores de la vicepresidenta estuvieron hiperactivos. El caso es que en medios de La Cámpora se comenta que, si Massa gana, iría por todo no admitiendo que ella tenga la última palabra. En este sentido ya hay quienes plantean que, si el kirchnerismo duro se asegura en octubre el control de Buenos Aires, podría convenirle que Massa pierda y encabezar entonces la oposición Frente a Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich o Javier Milei. El temor a la inmensa vocación de poder de Massa es ya una obsesión para la dirigencia kirchnerista, que sospecha que él puede conseguir lo que Alberto no pudo.

En el camino de Alfonsín y Menem

Desde ya que es poco probable que la vicepresidenta y el candidato litiguen entre sí en los próximos meses. Queda por verse si Cristina seguirá los ejemplos de Raúl Alfonsín con Eduardo Angeloz y de Carlos Menem con Eduardo Duhalde. El primero no ocultaba su molestia ante la posibilidad de que Angeloz fuera presidente y lo desplazara como líder. Y en cuanto a Menem, no es un secreto que prefería verlo presidente a Fernando de la Rúa antes que a Duhalde. Con estos antecedentes, se puede concluir que el camino hasta diciembre, en la interna del oficialismo, no será precisamente un lecho de rosas para Massa.

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