Por Guillermo Cherashny.-

La conversación fue más o menos así: «Mamá, tus enamoramientos políticos están fallando como con Boudou, Alberto y últimamente Kicillof; a todos les falta calle». Así le habría confesado Máximo Kirchner a su madre la vicepresidente y parece que lo escuchó en lo que hace a la provincia de Buenos Aires, porque ayer domingo, el PJ provincial le intervino el gabinete a Axel, que tuvo que remover o cambiar de destino a miembros de su secta política de la Facultad de Ciencias Económicas. Así fue que Martín Insaurralde fue en lugar de Charly Bianco, el Cafiero de la PBA, y Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas, reemplazó a Simone en Infraestructura, y sólo se quedó con Vivienda y Cristina Álvarez Rodríguez, muy cercana al hijo de Cristina.

Kicillof nunca se llevó bien con los intendentes del conurbano, a los cuales desprecia con la soberbia de los presuntos intelectuales, como con la oposición, con los cuales aún no negoció los directorios del Banco Provincia y el grupo Bapro. Ahora se viene una etapa de negociación en la interna del Frente de Todos y de esta coalición con Juntos.

Massa se mantuvo callado en la pelea entre el presidente y la vicepresidenta y en este recambio provincial tiene un papel estelar junto a Máximo Kirchner con la fuerte presencia de los barones del conurbano, que hasta acá eran convidados de piedra.

Si cristina presionó y logró relanzar el gobierno nacional, en la PBA estaba claro que los intendentes, que están cansados de los desplantes del gobernador, lo hicieran hocicar.

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