Por Carlos Tórtora.-

El haber concentrado toda la acción de gobierno en la sanción de la ley ómnibus tiene su precio. A Milei le esperan todavía mucho más obstáculos. Si consigue que Diputados le vote el maltrecho proyecto, debe pasar todavía por un Senado más que complicado. Victoria Villarruel consiguió en diciembre sumar una mayoría circunstancial para elegir las autoridades de la Cámara pero no pudo repetir este esquema para aprobar la ley de Boleta Única y hoy los números están complicados. Todo hace pensar que la ley ómnibus deberá pasar por un complejo debate en comisiones, del cual saldrá probablemente el consenso para efectuar modificaciones al texto aprobado por Diputados. En otras palabras, que el proyecto debería volver a Diputados para que se traten las reformas sancionadas por el Senado. En esta trayectoria y aunque se consiga reunir consensos, la ley no estaría sancionada antes del 15 de febrero, que es cuando terminara la prórroga de las sesiones extraordinarias dictada por Javier Milei. Al presidente no le quedaría otra alternativa que una nueva prórroga de dos semanas y luego, si el tiempo no alcanza, debería negociar el tratamiento de la ley en la agenda de las sesiones ordinarias que se inician el 1 de marzo. Esto es, nuevas demoras para un tema que el gobierno soñó con resolver mediante un procedimiento express.

¿Habrá control de los DNU?

Consciente de esta realidad, Milei ya se está acomodando a la misma y preparándose para gobernar por DNU en todo lo que le sea posible. Hasta ahora, una mala praxis legislativa hace que los DNU queden vigentes simplemente porque la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo no dictamina sobre los mismos y las cámaras tampoco los aprueban ni los rechazan. Así, todo funciona como un cheque en blanco al Ejecutivo. Si a raíz de la ola levantada por el mega DNU el Congreso se pusiera a controlar los DNU, la gestión de gobierno se haría todavía mucho más complicada.

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