Por Carlos Tórtora.-

La situación en la Ciudad de Buenos Aires pasó a ocupar el centro de la escena en la crisis del coronavirus a partir del crecimiento de casos registrados en los últimos días.

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo que “vamos a evaluar la situación a mitad de la semana que viene, porque los contagios tardan entre ocho y diez días en darse”. Por su parte, el viceministro de Salud provincial, Nicolás Kreplak, advirtió que “hay preocupación” en el territorio bonaerense por la apertura de Ciudad, ya que “es un escenario contrario al que hay que plantear cuando aumentan los casos, donde la gente tiene que volver a quedarse en casa”. El propio ministro de Salud nacional, Ginés González García, admitió que el Gobierno analizaba un eventual freno a la apertura en el ámbito porteño.

A 10 semanas del primer caso de coronavirus detectado en la Ciudad de Buenos Aires -y primero del país-, el distrito porteño tiene un total de casos al día de hoy de 2.649, por encima de los 2.411 de la Provincia de Buenos Aires, aun cuando la población de CABA es apenas el 18% de la de provincia. La cifra de contagios de residentes en territorio porteño representa así el 37% del total de infectados en Argentina, mientras que la de habitantes la Provincia equivale al 34% y concentra en los últimos días las principales alarmas del Gobierno nacional y porteño.

Ahora la clave pasa por la evaluación de si la apertura parcial de comercios en la ciudad está provocando un aumento significativo de casos. En principio, el mayor crecimiento de casos en el radio porteño se debería a las villas 31 y 1-11-14 y a determinados geriátricos más que a la población en general.

La marcha atrás

El caso es que, si Rodriguez Larreta debe dar marcha atrás con su apertura parcial, pagaría un alto costo político. Al gobierno nacional, esta marcha atrás le significaría un éxito político ya que, hoy por hoy, la Ciudad aparece como adelantada a la Casa Rosada en materia de apertura. Máximo Kirchner salió al ruedo a ofrecerle a Larreta apoyo político para enfrentar a los intereses empresarios que, según él, forzarían la apertura en la Ciudad.

A todo esto, las opiniones de los infectólogos difieren. Algunos opinan que el pico de contagios se producirá en las próximas semanas, en tanto que otros sostienen que es imposible ponerle una fecha.

La decisión del gobierno de la Ciudad acerca de continuar con la flexibilización o dejarla sin efecto influiría también en la próxima resolución de Alberto Fernández. La apertura comercial en la Ciudad dejó mal parado al gobierno nacional y también a Axel Kicillof, ya que el distrito con más contagios daba pasos libres hacia la normalización. Trascendió que Alberto tiene en vista prorrogar por dos semanas más la cuarentena en Capital y Buenos Aires. Una derrota de Larreta al tener que restringir la apertura de comercios le vendría bien al presidente para justificar su dureza. La inminencia del default también jugaría su rol: al gobierno le resultaría más fácil amortiguar el impacto negativo del default en los mercados mediante un anuncio de que el aumento de contagios hace necesario mantener el rigor de la cuarentena.

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