Por Paul Battistón.-

“El tesoro de EEUU está preparado para hacer lo que sea necesario” (Scott Bessent). Podríamos agregarle, casi con certeza de no equivocarnos, “para no perder ese territorio”. Y de este lado procuran no ser perdidos. Un simple decreto y los marines de USA podrán arrimar a Ushuaia ante el llanto descontrolado de los “ni yanquis ni marxistas” y de los troskos y marxistas también.

Sería contradictorio que consideren la nominación de Trump a Nobel de la Paz ante semejante barbaridad provocadora. Debería, si realmente aspira a la paz, arrojar bombas como Obama. Ni Greta Thunberg tendría dificultad en sacarle ventajas con una nominación con posibilidades reales.

Un SWAP para confrontar un SWAP, un desembarco audaz, una inversión de riesgo acorde con los tiempos (mucho más audaz que lo de Ushuaia). ¿El fin? Que la línea del frente no retroceda aún más acorralando al dólar a posiciones defensivas. ¿Qué mejor lugar para logra un avance concreto y a su vez de un gran valor simbólico que ese territorio llamado “Plata”, que ha transformado el dólar en su refugio ante la miseria socialista (por aquí llamada justicia social) al punto de terminar idolatrando el color verde? ¿Por qué EEUU debería permitirse perder una contienda tan transparente?

Indirectamente un maravilloso milagro para un gobierno argentino

Muchos pájaros de un solo tiro (con un disparo frío), una rápida confrontación al SWAP chino, una dosis de dólares para sembrar calma ante nuestra adicción, un impulso a la demanda de la moneda verde, un freno pequeño pero concreto ante las aspiraciones BRICS, un contrapeso al Brasil comunistado, un océano con paso interoceánico incluido, una resignificación del “América” del MAGA.

Mientras ese déjà vu de una Polonia caliente ubicada ahora en Ucrania es puesta bajo la responsabilidad de Europa y su insufrible diplomacia (quizás resulte un arma eficaz ante el entendimiento sinuoso de Putin), Trump se centra nuevamente en ese territorio amurallado de océanos al que la política demócrata poca atención siempre le dio. Dilapidar presupuesto en sostener guerras en modo analógico es contraproducente en un nuevo escenario mundial donde las dos naciones más pobladas del planeta insinúan pretender un nuevo orden con nueva moneda de intercambio. Los aranceles son una arma con la cual EEUU ensaya nuevas trincheras y dispara advertencias (India se está enterando que su baja productividad no es cultura, es simplemente atraso). La competencia por ser el líder planetario (o por conservar ese liderazgo) no puede ser distraída por conflictos en modo primitivo.

¿Qué veremos de aquí en más? Que EEUU tendrá presencia permanente y relevante en el Caribe, que Groenlandia será casi un estado más (de América), que el tono afrancesado de Canadá no será simpático, que Colombia tendrá advertencias, que Brasil quedará al otro lado casi separado por la vieja línea de Tordesillas y que las agitaciones en Bolivia podrían de alguna forma sumarse a cuestiones en Argentina.

El SWAP, las maniobras navales, la cooperación, el apoyo directo del Tesoro, el alineamiento ideológico, conforman un frente con intención de poner en retroceso cualquier pretensión china en Argentina a sólo cuestiones comerciales de un país dirigido nuevamente hacia la libertad de mercado.

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