Por Alexis di Capo.-

El Juez Federal con competencia electoral de la Provincia de Buenos Aires, Alejo Ramos Padilla, está ingresando a una zona de grandes turbulencias. El tema central lo detonó anteayer Axel Kicillof al presagiar que las próximas elecciones en Buenos Aires terminarán en un desastre. La clave del problema, que ahora debe enfrentar la justicia electoral, consiste en la enorme dificultad de organizar una elección en donde cada mesa tendrá dos urnas, una para candidatos nacionales con Boleta Única y otra para los locales con boleta partidaria. Esto producirá con seguridad demoras, aglomeraciones, confusión en los votantes y la probabilidad de un recuento de votos largo y complicado. Estamos hablando de una elección con unas 80.000 urnas, algo que pondría a prueba la capacidad de organización de la justicia electoral. Por otra parte, Ramos Padilla y otros jueces federales le estarían reclamando al gobierno que reglamente de una vez la ley de Boleta Única, porque sin reglamento la misma no puede aplicarse.

También inquieta en el juzgado de Ramos Padilla la posibilidad de que la boleta única termine midiendo 1,20 o 1,30 metros. Una sábana difícil de manipular, doblar, ensobrar, etc.

La complejidad de aplicar la Boleta Única en el territorio bonaerense es un problema de gran magnitud al cual la Casa Rosada hasta ahora no le prestaría atención.

De más está decir que, después de 40 años de elecciones ejemplares, un comicio turbulento en el principal distrito del país podría desencadenar un escenario de crisis.

Denuncias en marcha

Ramos Padilla enfrenta por otro lado crecientes problemas en el funcionamiento de su juzgado. Por ejemplo, un partido que está pronto a terminar su reconocimiento, Movimiento Republicano, acaba de denunciar que el juzgado lo somete a una persecución discriminatoria y arbitraria en la tramitación de su expediente, para lo cual aporta pruebas de lo ocurrido con otros partidos.

El clima de sospechas que pesa sobre el juzgado y su juez camporista va en aumento. Son varios los partidos que estarían ahora coordinando esfuerzos para auditar el trámite de una cantidad de expedientes partidarios, lo que proporcionaría las pruebas de una serie de irregularidades que podrían dar lugar a sucesivas denuncias.

Demoras impresionantes, desigualdad de trato, exigencias desmedidas para algunos partidos mientras otros son tratados con benevolencia, son algunas de las situaciones que se darían en este amplio menú de irregularidades.

En lo que todos coinciden es en que a Ramos Padilla se le vienen encima tiempos difíciles.

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