Por Hernán Andrés Kruse.-
El 24 de junio se cumplió el centésimo décimo cuarto aniversario del nacimiento de uno de los más relevantes escritores argentinos del siglo XX. Ernesto Sabato nació el 24 de junio de 1911 en Roja, provincia de Buenos Aires. Luego de cursar la primaria en su escuela natal, viajó a La Plata para cursar los estudios secundarios en el Colegio Nacional de La Plata. En 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de dicha ciudad. Militó en el Movimiento de Reforma Universitaria y fundó el Grupo Insurrexit (de tendencia comunista) en 1933. Ese mismo año fue elegido secretario general de la Federación Juvenil Comunista. Al año siguiente comenzó a dudar de las verdades reveladas del régimen estalinista. Debido a ello el partido decidió enviarlo por dos años a Moscú para que “despejara” todas esas dudas. Consciente de lo que ello significaba, aprovechó su estadía previa en Bruselas para escapar a París. En 1936 regresó a Buenos Aires. Al año siguiente, obtuvo el doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Nacional de La Plata. Con el apoyo de Houssay, recibió una beca anual para realizar trabajos de investigación sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie en París. En 1939 fue transferido al Instituto Tecnológico de Massachusetts.
En 1940 regresó a la Argentina con la decisión ya tomada: abandonaría la ciencia para dedicarse a la escritura. Al año siguiente apareció su primer trabajo literario, un artículo sobre “La invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares, en la revista “Teseo” de La Plata. En 1945 apareció su primer libro “Uno y el Universo”, una serie de artículos filosóficos en los que criticaba la aparente neutralidad moral de la ciencia. En 1948 publicó en la revista “Sur” “El túnel”, una novela psicológica narrada en primera persona. Tres años después publicó el ensayo “Hombres y engranajes”. En 1958, siendo presidente Arturo Frondizi, fue nombrado director de Relaciones Culturales en el Ministerio de Relaciones Exteriores, renunciando al poco tiempo por discrepancias con don Arturo. En 1961 publicó “Sobre héroes y tumbas”, considerada por los expertos como una de las mejores novelas del siglo XX. En 1974 publicó “Abaddón el exterminador”, de corte autobiográfico. Ese mismo año fue galardonado con el Gran Premio de la Sociedad Argentina de Escritores.
Entre 1983 y 1984 presidió, por expreso pedido del presidente Alfonsín, la CONADEP, cuya investigación hizo posible el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985. En 1984 recibió el Premio Miguel de Cervantes y el Premio Konex-Diploma al Mérito. En 1986 le fue concedida la Gran Cruz de Oficial de la República Federal Alemana. Tres años más tarde, le fue concedido el premio Jerusalén de Israel. En 1997 recibió el XI Premio Internacional Menéndez Pelayo por parte de la universidad homónima. En 2000 publicó su ensayo “La resistencia”. Dos años más tarde le fue concedida la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y la Medalla de Honor de la Universidad Carlos III. Ernesto Sábato falleció el 30 de abril de 2011, a los 99 años (Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Fernando Rodrigo Beltrán Nieves (Universidad Nacional Autónoma de México) titulado “Ernesto Sabato: un retrato biográfico (Revista Mexicana de Sociología-Volumen 79-número 4-2017-distrito Federal-México). Su propósito es responder los siguientes interrogantes que se formula en relación con la biografía de Ernesto Sábato: “¿Cómo se puede contar la vida de un escritor? ¿Qué procesos de larga data, cuyos rostros a menudo son ocultos, están conectados con decisiones personales? ¿De qué manera la expresión artística es también un testimonio (político) para hacer frente al mundo? ¿Qué clase de efectos políticos alienta o cancela una obra literaria? Estas son historias que hay que contar y que traspasan, o que corren en paralelo, las decisiones que tomó Sabato y yo juzgo fundamentales”.
SABATO: UN ENSAYO BIOGRÁFICO
“Pobrísimo y proveniente de Calabria, el matrimonio de Francesco Sabato y Giovana Ferrari, albanesa de origen, migró a Argentina a finales del siglo xix. Como para tantos otros europeos que emprendieron el cambio de ruta hacia América, el país sudamericano ofrecía nuevas posibilidades. Se dice con razón que, a diferencia de los mexicanos, que descienden de los mexicas, o en oposición a los peruanos, que proceden de los incas, los argentinos provienen de los barcos. No es una broma. La política migratoria argentina poco antes de la vuelta de siglo variará sustantivamente la composición demográfica del país. Abiertas las puertas a la inmigración, Argentina es en cierto modo un país de vascos y de alemanes, de franceses y de españoles, de italianos y de eslavos, de libaneses y de húngaros. Dicha inmigración dará empuje a proyectos educativos como colegios y universidades. Fomentará revistas y periódicos. Socializará la alta cultura y la de masas. Dará influjos al amplio espectro de la ideología política de izquierda.
La busca de esperanza en otra tierra, a miles de leguas, no aminoró, sino que acentuó un tipo de pobreza causada por la soledad y la nostalgia, “porque mientras el barco se alejaba del puerto, con el rostro surcado por lágrimas, veían cómo sus madres, hijos, hermanos, se desvanecían hacia la muerte, ya que nunca los volverían a ver” (Sabato). Algún marinero, desde algún puerto germánico, trajo consigo el bandoneón, y en la nueva tierra se creó “esa metafísica que se baila” (Santos Discépolo), expresando los sentimientos más profundos. Esta migración, además, será socialmente decisiva para el conjuro del fenómeno político y social más importante de la Argentina del siglo xx: el peronismo. Max Weber no se equivocaba al advertir sobre las consecuencias no buscadas de la acción.
Zona de agricultores y típico pueblo de inmigración, Rojas forma parte de ese paisaje difícil, la pampa, porque aparentemente no hay nada. Son los matices los que cuentan. Los pájaros y las lagunas, los atardeceres o los crepúsculos. Instalados en Rojas, provincia de Buenos Aires, los Sabato fueron padres de 11 hijos, todos ellos varones. Aunque humilde y sin educación, Francesco Sabato será dueño de una panadería y de un molino harinero. Logrará una pequeña fortuna que permitió la educación de todos sus hijos. No sería equivocado sostener que Sabato nació en un hogar burgués. Ernesto será el décimo hijo, nacido en el tránsito del 23 al 24 de junio de 1911. La madre de Sabato resolvió llamarlo igual que ese hijo inmediatamente mayor a Ernesto y fallecido a los dos años de vida. La familia se referirá al difuntito como “Ernestito”. La fecha del nacimiento, la así conocida Noche de San Juan Bautista, acontecimiento de no pocas ni de menores alusiones religiosas y místicas, y la anécdota del nombre, no son pequeñeces. Lo misterioso y la muerte, si se me permite, lo tocan ya recién venido al mundo.
Muchos años después de Abaddón el exterminador (1974), en un encuentro en Madrid con el escritor en 1984, Blas Moreno le aclaró al argentino que la filología de su nombre daba cierta clarificación de lo que escribió como autor. Ernest en alemán significa gravedad. Y sabat equivale al día de brujas. Y en el aquelarre, las hechiceras van al encuentro con el demonio. En definitiva, hay cuatro extraños indicios que se combinan en el nacimiento del escritor: la noche de San Juan y el bautizo con el mismo nombre del difuntito, así como los significados en alemán del apellido y del nombre. Huellas que anuncian de algún modo la orientación de sus preocupaciones.
Desde luego, el interrogante sobre si un escritor nace o se hace ronda aquí. Para el caso que nos ocupa, la cuestión sobre la cuna no es nada superfluo. Rojas y el mundo de infancia que lo envuelve aparecerán en las novelas Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador. La irrecuperable magia de la irrecuperable niñez. No aparecen bajo el mismo nombre, por supuesto, ni con todos sus rasgos. “Capitán Olmos” es el nombre de Rojas en las novelas. El escritor no es un fotógrafo de la realidad, pues el acto literario es antagónico a ésta. Rojas aparecerá en su literatura, pero lo hará de manera transfigurada. Serán otros detalles y otros rasgos. Un árbol o la cara de algún amigo, un camino polvoriento o un arroyito, el rumor de las cigarras y las pruebas de los jinetes. Como un sueño, no es un registro fiel, en el sentido naturalista del término.
La distancia en años entre los hijos mayores y los menores es considerable. A Ernesto y Arturo, el décimo y el onceavo respectivamente, los separaron 10 años de los más próximos. No es cualquier asunto para la infancia de Sabato que el nacimiento de Arturo, tan sólo un año menor, le provoque celos con respecto a las atenciones de su madre. ¿Quién no ha sido corroído por los celos? Cuando se trata del monopolio de los padres, los celos se viven en la flor de piel de los chicos. Se sentía el preferido de ella. Quiso ahogarlo con sus propias manos. Introvertido y reacio al juego, propenso a las pesadillas y sonámbulo, Sabato recuerda la infancia como una etapa oscura. “[Mi hogar] se hallaba invadido por el terror que sentía hacia [mi padre]. Lloraba a escondidas, ya que nos estaba prohibido hacerlo, y para evitar sus ataques de violencia, mamá corría a ocultarme. Con tal desesperación mi madre se había aferrado a mí para protegerme, sin desearlo, ya que su amor y su bondad eran infinitos, que acabó aislándome del mundo. Convertido en un niño solo y asustado, desde la ventana contemplaba el mundo de trompos y escondidas que me había sido vedado”.
“Disciplina militar” había en casa de los Sabato. La madre sobreprotegía a los dos menores. De algún modo los retuvo. El sonambulismo que el escritor sufrió de niño, prolongándose en la etapa juvenil, fue un tormento, a la manera de un síntoma, de la convivencia espartana. La siguiente es la descripción en el recuerdo que Sabato reconstruye de su padre: “Era la autoridad suprema de esa familia en la que el poder descendía jerárquicamente hacia los hermanos mayores. Aún me recuerdo mirando con miedo su rostro surcado a la vez de candor y dureza. Sus decisiones inapelables eran la base de un férreo sistema de ordenanzas y castigos, también para mamá. Ella, que siempre fue muy reservada y estoica, es probable que a solas haya sufrido ese carácter tan enérgico y severo. Nunca la oí quejarse y, en medio de esas dificultades, debió asumir la ardua tarea de criar a once hijos varones”. Como lo sugirió Virginia Woolf, los padres no son como fueron sino como los recordamos o los escribimos. La disciplina militar, sin embargo, no la resistieron todos. El hermano Pepe, el “loco Sabato”, se fugó de casa a los 16 años siguiendo a un circo, aunque regresará. Pasará lo mismo con Humberto: huirá y retornará después. Aunque exclamó enojado que no los recibiría otra vez en su casa, los dos hijos tuvieron acogida del padre.
Sabato cursó sus primeros estudios en la Escuela Número Uno de la provincia de Rojas. Una profesora veinteañera que le impartió clases lo recuerda como un niño brillante. La señorita debió estudiar cosas que el chico le preguntaba porque la ponía en aprietos. Inteligente y ya lector, el niño descubrirá dos experiencias que devendrán grandes pasiones suyas: el dibujo y la escritura. ¿Este descubrimiento podría ser de otro modo? ¿Tardío o deliberado? Para muchos escritores, entiéndase también artistas, el contacto con los fundamentos del oficio se da de manera lúdica y muy temprana; Sabato no será la excepción. En Rojas no había posibilidad alguna de continuar sus estudios. En 1924, a la edad de 13 años, partió solo hacia la ciudad de La Plata para matricularse en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata, como lo había hecho el resto de sus hermanos. Rememora Sabato: “Mientras mi madre quedaba detenida allí [en la puerta], no pudiendo retener a su hijo, no queriéndolo hacer, yo, sordo a la pequeñez de su reclamo, corría ya tras mis afiebradas utopías”.
En este colegio tomará clases de lengua española con el ensayista Pedro Henríquez Ureña. Provenía el dominicano de México, donde desarrolló una alta obra intelectual al lado de los miembros del Ateneo de la Juventud. La Revolución mexicana irrumpió en el grupo ateneísta y no fueron pocos los que resolvieron irse al exilio. Henríquez Ureña decidió marchar a Argentina, donde se desempeñará como profesor de español hasta el último día de su vida, cuando muera de un infarto en un tren que lo llevaba a La Plata desde Buenos Aires. Sabato escribirá en más de una ocasión sobre el humanista dominicano, el entrañable maestro: “A él debo mi primer acercamiento a los grandes autores, y su sabia admonición que aún recuerdo: “Donde termina la gramática empieza el gran arte”. Porque no era partidario de una concepción purista del lenguaje, por el contrario, estaba cerca de Vossler y de Humboldt, que consideraban el idioma como una fuerza viva en permanente transformación” (Sabato). “Todos estamos en deuda con él. Todos debemos llorarlo cada vez que se recuerde su silueta encorvada y pensativa, con su traje siempre oscuro y su sombrero siempre negro, con aquella sonrisa señorial y ya un poco melancólica. Tan modesto, tan generoso que, como dice Alfonso Reyes, era capaz de atravesar una ciudad entera a medianoche, cargado de libros, para acudir en ayuda de un amigo” (Dellepiane). Años después, con las primeras luces de 1940, Henríquez Ureña será una figura clave para la suerte literaria de Sabato. El dominicano será un puente entre Sabato y el prestigioso grupo literario de la revista Sur, bajo la conducción de Victoria Ocampo y José Bianco. Henríquez Ureña era un miembro activo e interlocutor. El reconocimiento total a la obra por parte del grupo lo encabezaba ya la obra literaria de Borges.
Procedente de un pueblo de campo, Sabato se sintió torpe y mal vestido en el colegio. La mayoría de los estudiantes eran citadinos. Asuntos subjetivos, pero que en un chico gozan del mismo poderío o más que los objetivos. Alejado a 200 kilómetros de su madre, solo y triste, pasó todo un año estudiando y llorando de noche. La madre de Sabato temía el sonambulismo. Para Sabato, esto es una suerte de primera pero verdadera crisis existencial. Frente a estas aguas embravecidas, el escritor recuerda que la demostración de un teorema lo rescató de sus tribulaciones. No será la última vez. Orden y seguridad, limpidez y claridad. Todo ello descubrió en aquella resolución matemática. Orden y seguridad, limpidez y claridad, que no traía consigo. Uno busca lo que no tiene. Por eso los griegos, hombres carnales y pasionales, crearon el orden perfecto de las Ideas puras. Según un extranjero que visitó Atenas, todos los vicios se reflejaban en el rostro de Sócrates. ¿No son los “espíritus románticos” los que se abalanzan con furia hacia las formas puras? Antes de sentarse a escribir, Stendhal leía el código napoleónico, el conde de Lautréamont escribió su poética más bella hacia las matemáticas y Vasili Kandinsky, quien fuera un desaforado en Munich, lideró el arte abstracto.
Sabato se precipitó hacia las matemáticas. En la ciencia pura vio un anclaje frente a lo impuro de su mundo. No debería ser tan extraño que un futuro físico abandone la ciencia y se vuelque con furia hacia la escritura de ficción. El conde de Lautrémont y Fedor Dostoievsky lo habían dejado claro en el siglo xix y Robert Musil lo haría en el siguiente. Con 18 años, Sabato ingresó a la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad de La Plata en 1929. Ya en el Colegio Nacional, contactó con grupos anarquistas cuya ascendencia de muchos de ellos era española. Uno suele asociar el anarquismo con los “pone bombas”. No les falta razón. En las orillas del siglo xxi el “Unabomber” fue una variante rousseauniana que conocía alta matemática y sabía construir explosivos. José María Pérez Gay, por su parte, recuerda el caso de Luigi Lucheni. Italiano, albañil y con veinticinco años, perforará con una daga el tórax de Elizabeth de Habsburgo, emperatriz, reina de Hungría y esposa de Francisco José. Los mejores de ellos, empero, son pacifistas.
Los estudiantes de la Universidad de La Plata no se ahorraban las energías políticas. En 1930, en pleno auge del octubre rojo, Sabato se afiliará a la Federación Juvenil Comunista. No es cualquier cambio la simpatía por el anarquismo a la militancia marxista. Es una actualización de la larga pugna entre la estrategia que teorizó Mijaíl Bakunin, flexible o apartidaria, contra el verticalismo dogmatizante del marxismo-leninismo. No fueron pocos los intelectuales del mundo occidental que, en el transcurso de las décadas de los veinte y los treinta, se adhirieron con fe al ideario comunista. André Malraux y George Orwell, Pablo Neruda y André Gide, Jean-Paul Sartre y Arthur Koestler, Rafael Alberti y Octavio Paz, entre muchos otros. Sin vacilaciones y a propósito de los intelectuales y artistas, Máximo Gorki planteó así la cuestión: “¿Van a estar con los pueblos que exigen transformación radical de todas las formas de la vida, o con el capital, defendiendo al antiguo régimen?”. Los bolcheviques, como una flama, no sólo tomaron el poder en Rusia, sino que alumbraban el horizonte del futuro y capitaneaban la utopía mundial: un “hombre nuevo” y una “sociedad justa” o los “trabajadores en el poder”. No tardarían en llegar el descreimiento y la desilusión, a partir del destape de los llamados procesos de Moscú, la carnicería de Stalin sobre toda su disidencia entre 1932 y 1936.
El 6 de septiembre de 1930 acontece el golpe de Estado contra el gobierno de Hipólito Yrigoyen. El coup d’êtat lo encabeza el general José Félix Uriburu. Los fascismos y sus variantes invaden las escenas de Europa y América del Sur. Las llamadas “libertades burguesas” fueron amordazadas. En materia política, comenzaban las persecuciones y los arrestos arbitrarios. Perseguido por la sección especial contra el comunismo, Sabato suspenderá sus estudios universitarios para pasar a la clandestinidad. Vive mal y en el constante riesgo del peligro y de la detención. En la ilegalidad y bajo un nombre falso, se desempeña dictando cursos de marxismo-leninismo en Buenos Aires y distribuye propaganda marxista. Enamorada de Sabato, quizás de su oratoria, Matilde Kusminsky-Richter, quien será su mujer y futura madre de sus dos hijos, huye con él a la edad de 17 años. “Una de esas reuniones se hizo en la casa de Hilda Schiller, hija del geólogo alemán Schiller. Ella había formado un grupo de chicas que llamó Atalanta, a las que aleccionaba desde el deporte hasta la historia y la literatura. Allí, una jovencita me escuchó con sus grandes ojos fijos, como si yo —pobre de mí— fuese una especie de divinidad. Aquella muchacha era Matilde”.
En 1933 Sabato es elegido como secretario general de la Juventud Comunista Argentina. Ha leído a Marx, a Engels y su contorno, y a los exégetas del marxismo, pero comienzan sus dudas con respecto a Stalin y la dictadura del proletariado en la urss. A los líderes del Partido Comunista Argentino no les agradan sus vacilaciones. Bajo ese cargo, un año después, en 1934, es enviado a Moscú, con una escala en Bruselas, como representante de la organización a un congreso contra el fascismo y la guerra, presidido por Henri Barbusse. En realidad, la dirigencia comunista lo mandaba una temporada a las Escuelas Leninistas de Moscú para un adoctrinamiento efectivo. Que sus tribulaciones sobre el espíritu y la materia se esfumaran; que sus dudas ideológicas sobre la teoría del Partido desaparecieran. Siberia estaría siempre a mano como la más sólida persuasión. Relata Sabato: “Cuando yo estuve en Bruselas, yo ya venía mal espiritualmente. Yo tenía que ir a Rusia a quedarme dos años en las escuelas leninistas. Yo tuve una discusión una noche. Yo dormía en el mismo cuarto en Bruselas con el que era secretario de la Juventud Comunista Francesa, cuyo nombre verdadero no me acuerdo, pero él se hacía llamar Pierre Guillot. Tuvimos una discusión muy violenta sobre el problema de Stalin. Empezaban los procesos de Moscú. Dicho sea de paso, a este muchacho lo torturaron los nazis y lo mataron cuando la ocupación alemana. Yo esa misma noche decidí huir. Y huí a París”.
Ingresa a Francia con documentos falsos. Sin dinero y sin amigos, durante varios meses vivirá en la pobreza. Sin embargo, un portero de la Sorbona, un comunista herético, alsaciano, en la Rue d’Ulm, lo recibe; así sobrevive al invierno de 1934. El conserje le recordará a Sabato aquel relato de Antoine de Saint-Exupéry del nómada que lo salva tras un accidente de avión en el desierto de Libia: “Hay en ese nómada pobre que ha posado sobre nuestros hombros manos de arcángel” (Sabato). Como decía Pascal, el hombre es una porquería pero también es una belleza, proclive hacia la maldad y hacia la bondad. Este hombre que recoge a Sabato así se lo confirma. Duras y profundas, estas experiencias marcan a cualquiera. El sufrimiento, dirá Sabato, es más didáctico que la felicidad”.
12/08/2025 a las 11:06 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los culpables de la sublevación
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nción
(*) Notiar.com.ar
10/8/025
¿Qué razón tenían en tiempos recientes muchos legisladores, que no pertenecen al opositor kirchnerismo, para defender a Javier Milei? ¿Por qué pondrían el cuerpo por él los diputados que alguna vez lo defendieron, y que no son de su partido, después de que el Presidente dijera que “todos son unos degenerados fiscales”, ofensa que repitió varias veces contra los integrantes del Poder Legislativo?
El jefe del Estado acaba de anunciar que cesará con sus insultos (¿temporalmente o para siempre? No se sabe) con el propósito de dar lugar a un debate de ideas y demostrar que sus objetores no tienen el necesario nivel intelectual. Ese proyecto quedó obsoleto porque ahora necesita mucho más que ganar, eventualmente, un debate de ideas. Ese debate sería, si es, teórico; en cambio, la realidad es ardua y tangible. Necesita reconstruir las mayorías que alguna vez, no hace mucho, tuvo en el Congreso y que él se dedicó tenazmente a desarmar.
Esas mayorías le aprobaron en 2024 la Ley Bases, por ejemplo, que declaró la emergencia del país y que le dio a Milei amplios poderes para gobernar cuando directamente no tenía Congreso. Luego, hubo también legisladores suficientes como para aprobar los decretos de necesidad y urgencia del Presidente (salvo el que le transfería más dinero inexplicable a la SIDE), y para que quedaran vigentes los antiguos vetos presidenciales a varias iniciativas populistas de la oposición legislativa.
La respuesta de Milei a tantos favores fue una catarata de insultos a los legisladores –“a todos”, precisó hace poco, incluyendo a los amigos–. “Basuras”, “ratas inmundas”, “parásitos mentales” y el recurrente “degenerados fiscales” fueron los agravios elegidos por el líder libertario para referirse a senadores y diputados. Es probable que algunos de esos insultos entusiasmen a franjas de sus fanáticos, pero al final del día los que votan son los legisladores, no los fanáticos, aunque también hay fanáticos de todos los colores en el Congreso.
En la sesión convocada por la oposición en el Senado, hace tres semanas, se aprobaron decisiones para mejorar los ingresos de los gobernadores, los jubilados y los discapacitados que significarían gastos extras por valor del 1,5 por ciento del PBI. En su discurso del viernes, el Presidente amplió esos gastos hasta el 2,5 por ciento del PBI, seguramente sumando las posteriores decisiones de Diputados. Todos necesitan esos recursos –qué duda cabe–, pero es cierto que los legisladores no precisaron de dónde sacarían esos recursos. Sin embargo, solo aquel 1,5 por ciento del Senado desmoronaría el superávit fiscal, que es la principal conquista electoral de Milei porque le permitió bajar la inflación.
Estas decisiones del Senado fueron vetadas por Milei, pero todavía está por verse si el Congreso no logra insistir en algunos de esos proyectos. Para hacer eso, la oposición necesitará del voto favorable de los dos tercios de las dos cámaras del Poder Legislativo. Algunos proyectos, como el que protege a personas con discapacidad, podrían alcanzar esa mayoría tan especial para anular en los hechos el veto presidencial. También revolotea la hipocresía con increíble insistencia en el palacio de los legisladores; el kirchnerismo se abraza ahora a “los abuelos”, pero en el gobierno de Alberto Fernández el poder adquisitivo de los jubilados perdió entre un 32,4 y un 43,6 por ciento. No existirá justicia con los jubilados sin las reformas previsional y laboral. Nadie lo dice y tampoco nadie las hace.
La reunión del miércoles de Diputados se hizo en un día y a una hora establecidos para las sesiones ordinarias del cuerpo. El kirchnerismo, que controla la primera minoría, y otros bloques políticos lograron la presencia de sus diputados y todos alcanzaron, así, el número necesario para el quorum. El presidente de la Cámara, Martín Menem, decidió presidir la reunión no bien le informaron que la sesión se haría con él o sin él. Ni Milei ni nadie del Gobierno dijo nada sobre Menem, aunque este hizo lo mismo que Victoria Villarruel hace 20 días. También entonces la oposición en el Senado se sentó en sus bancas en el día y a la hora acordados para las sesiones ordinarias; Villarruel decidió presidir la reunión del cuerpo cuando le informaron que la oposición había logrado el quorum necesario. Milei y el mileísmo calificaron en el acto de “traidora” a la vicepresidenta porque en esa sesión se aprobaron, en efecto, gastos significativos del Estado. Villarruel no vota, porque no es senadora, y por lo tanto no influyó en las decisiones del cuerpo. Tanto ella como Menem solo cumplieron con su deber, que consiste en presidir las reuniones de las cámaras parlamentarias cuando estas han cumplido con los requisitos reglamentarios para sesionar. Pero el mileísmo echa mano siempre de la doble vara. “Sí, aquí hay dos códigos penales. ¿Y qué?”, fanfarronea un alto funcionario de la Casa de Gobierno.
El miércoles último, en su explosiva reunión, Diputados derogó también varios decretos de Milei (derogación que todavía debe ser homologada por el Senado), entre ellos el que eliminó la Dirección de Vialidad. Es un organismo politizado y fue el brazo ejecutor de la corrupción en la era kirchnerista. De hecho, gran parte de las causas judiciales que investigan la corrupción de aquella época están vinculadas a Vialidad. La causa que puso presa en su casa a Cristina Kirchner es conocida popularmente como la “causa Vialidad”. Tiene una cantidad innecesaria de empleados, y su sindicato también fue politizado y colonizado por el kirchnerismo. Pero ¿era necesaria la eliminación de Vialidad? No, porque la Argentina es un país muy grande, tiene muchas rutas nacionales y ese organismo era el que se encargaba de conservarlas o de licitar los nuevos caminos. La situación de las rutas nacionales es ahora dramática. Tal como están, ponen en peligro la seguridad vial de los ciudadanos y comprometen el traslado de la producción argentina. Vialidad necesitaba –cómo no– una reducción de su estructura y que el Gobierno le fijara severos mecanismos de control para impedir la corrupción. Vialidad no podía seguir siendo lo que era. Su eliminación es otra cosa; es una decisión desmesurada. Milei dijo hace poco que el país tiene 40.000 kilómetros de rutas nacionales y anunció que va a concesionar la conservación de 10.000 kilómetros. Bien, pero ¿qué pasará con los 30.000 kilómetros restantes? Silencio. Nadie responde. Los excesos despiertan la reacción de las antípodas, del populismo en este caso.
La falta de fuertes liderazgos nacionales agravó el conflicto en el Congreso. En el final de los plazos electorales se vio la política tal como está: el viejo sistema de partidos implosionó. Ya no existe. La crisis partidaria actual es, quizás, peor que la que le siguió al colapso nacional de 2001. Ni siquiera Milei se propone ser un líder político, sino el arquitecto de la solución económica de la castigada Argentina. Por eso, su hermana Karina tomó la jefatura política del oficialismo, hasta el extremo de que el expresidente Mauricio Macri volvió a la casona presidencial de Olivos para hablar con ella del acuerdo entre sus partidos, no con el Presidente. Algunos amigos de Macri se lo reprocharon a Macri. “Un expresidente tiene que ir a Olivos solo para hablar con el Presidente”, dicen. “Tenía que hablar de una alianza electoral. Es Karina la que hace eso. ¿Con quién iba a hablar si no?”, refutan al lado de Macri. El problema de Macri es más grande que ir o no ir a Olivos. El partido que fundó está dividido entre quienes los apoyan en su decisión de unirse electoralmente al mileísmo y entre quienes no están de acuerdo con esa estrategia. Estos últimos argumentan que la nación política necesita una alternativa razonable al gobierno de Milei, porque hasta ahora la única opción política que existe es el peronismo, sea cual fuere. “Mauricio debió preservar a Pro como eje de una eventual futura coalición en condiciones de reemplazar a La Libertad Avanza”, dicen esos objetores. Macri olfateó que su partido ocuparía otra vez el tercer lugar en la Capital en las elecciones nacionales de octubre y concluyó que eso era peor que un acuerdo. El expresidente es tan crítico como todos los políticos argentinos de la gestión y, sobre todo, del estilo de Milei. Pero si dirigentes como María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato, indiscutiblemente leales a Pro, disienten con la estrategia de Macri significa que la crisis partidaria es más profunda de lo que parece.
La anarquía que promueve Milei se terminó instalando en el radicalismo. No hay liderazgos en ese partido. Cada uno hace lo que quiere. El conflicto del radicalismo es tan grande que quedó políticamente acéfalo en Córdoba, que supo ser para el radicalismo lo que el conurbano bonaerense es para el peronismo. Tiene un presidente de su comité nacional, Martín Lousteau, que se hizo radical hace poco tiempo, luego de ser funcionario de Felipe Solá, de Daniel Scioli y de Cristina Kirchner. ¿Qué querrá Lousteau? No dijo ni escribió nada sobre la política de alianzas del partido que ahora preside. Los radicales mendocinos pudieron acordar con el mileísmo, pero no los correntinos. Córdoba fue un desastre sin paliativos. El líder radical cordobés de ese partido, Rodrigo de Loredo, trabajó con un afán digno de otras causas una alianza con La Libertad Avanza, pero no logró concretarla. De Loredo es también presidente del bloque de diputados nacionales del radicalismo, pero la mayoría de sus integrantes votó junto con la oposición el último miércoles, negro y olvidable para Milei. Todavía faltaban 24 horas para que venciera el plazo de inscribir alianzas y De Loredo, dicen, conservaba la esperanza de anotar un acuerdo con los hermanos Milei que tanto había fatigado en privado y en público. Los radicales de Córdoba se preparan para empezar en diciembre un proceso de renovación, o de reorganización, después de tantas desdichas. El propio peronismo no escapa a la crisis de los partidos. La estrategia de Cristina Kirchner de unirse con sus adversarios internos (Axel Kicillof y Sergio Massa), como ella hace siempre que está en dificultades, chocó con la rebelión de Juan Grabois, que no era nadie en política hasta que ahora lo aupó el rechazo de muchos peronistas a la entente cordial del viejo establishment peronista. Esos peronistas anuncian que votarán a Grabois solo porque no quieren estirar la vida política de la señora de Kirchner, de Kicillof y, sobre todo, de Massa. El cisma podría producirse en la decisiva provincia de Buenos Aires y en la Capital. Ya en Córdoba la hija de José Manuel de la Sota, Natalia, decidió romper en estas elecciones con el peronismo de Juan Schiaretti. El fallecido De la Sota y Schiaretti crearon una sociedad política que duró décadas. Suficiente. El peronismo no es una excepción dentro de la ruina del sistema argentino de partidos.
Parado en la soledad de ese erial político, Milei ganará las elecciones de octubre. Acaba de imponerles a todos sus nuevos socios electorales que lleven no solo el nombre de su partido, sino hasta el color que lo identifica: el violeta. No conforme, amenazó con sancionar a los legisladores que voten ciertas leyes. Inadmisible. El autoritarismo y los caprichos son inherentes a la condición pasajeramente victoriosa de ciertos políticos locales. Un nuevo triunfo podría provocarle a Milei una borrachera de poder. Cuidado. Indiferente hacia la historia nacional, debe desconocer que Macri ganó mejor que bien las elecciones legislativas dos años después de ser elegido presidente. Pocos meses más tarde, su gestión comenzó a desgastarse hasta que se apagó definitivamente. La sola posibilidad de que le ocurra lo mismo a Milei, después de una probable e inminente victoria, se inscribió ahora entre muchos políticos, algunos preocupados, otros contentos.
12/08/2025 a las 11:10 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei, de la euforia al realismo
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
10/8/025
Empiezan a aflorar algunas evidencias de que en el gobierno de Javier Milei se está realizando un repaso de la estrategia planeada para las elecciones cruciales que se vienen. El ejercicio mostraría una novedad. La gran ordenadora de todo el armado continúa siendo Karina, El Jefe. Pero se ha contemplado un punto de vista que venía repitiendo Santiago Caputo, el artífice de la comunicación. Con la anuencia del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, flamante integrante del Triángulo de Hierro. Los libertarios terminaron cerrando para octubre alianzas con la mayor cantidad posible de gobernadores. Fueron cinco. Pudieron ser más, pero conspiraron la demora y las exigencias libertarias.
Esa decisión representó un viraje respecto del camino recorrido hasta ahora. De las ocho elecciones realizadas desde comienzos de año, solo en una, Chaco, La Libertad Avanza había cerrado trato con el gobernador radical, Leandro Zdero. Fue su victoria numéricamente más abultada. Orilló el 45%. En términos políticos, sin dudas, el triunfo de Manuel Adorni en la Ciudad sobre el macrismo la superó con creces. Aunque no pasó del tercio. En el resto de los desafíos la acumulación de votos oficialistas osciló entre lo módico y lo pobre.
La pretensión de la autonomía absoluta imperó hasta hace pocas semanas. El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, negoció con los libertarios la posibilidad de un frente para la elección del último domingo de este mes en la cual se renovará al mandatario provincial. La intransigencia de Karina pulverizó un acuerdo. Las encuestas indican ahora que La Libertad Avanza ha quedado relegada en la disputa de los radicales correntinos con el peronismo que busca desbancarlos.
La sociedad con el PRO en la Ciudad y Buenos Aires no podría computarse estrictamente dentro de aquel cuadro general por dos razones. Los libertarios han absorbido al partido que fundó Mauricio Macri después de propinarle una dura derrota en mayo en la Ciudad en las elecciones desdobladas. Ese resultó, por otro lado, el punto de partida de la fusión que, con mucha mayor equivalencia que en territorio porteño, libertarios y macristas sellaron en Buenos Aires para enfrentar al kirchnerismo. El ingeniero del PRO fue en esa ocasión el jefe del bloque de diputados, Cristian Ritondo, sobre cuya pertenencia partidaria se empezarían a despejar dudas. Estuvo junto al Presidente en el lanzamiento de la campaña en Buenos Aires, realizado en una zona paupérrima de La Matanza. Apareció ataviado, como todos, con un buzo de color violeta. El amarillo dejó de existir. Su ladero en las tratativas, Diego Santilli, se ausentó. De viaje en España. Quizá para no mostrar que sus ambiciones resultaron postergadas: será José Luis Espert quien encabece la lista de diputados para octubre.
El fundamento de la idea que Caputo Junior venía enarbolando contó en las últimas semanas con un par de anabólicos. En primer lugar la alianza de cinco gobernadores (Santa Fe, Córdoba, Chubut, Jujuy y Santa Cruz) que le escaparon a un pacto con los libertarios y los kirchneristas para intentar atenuar un escenario de nítida polarización. También la durísima derrota del Gobierno en Diputados no sólo por los proyectos que fueron aprobados (varios, de intensa onda expansiva social) sino por la forma en que resultaron consumados. Dos de ellos (financiamiento universitario y asistencia al Hospital Garrahan) alcanzaron los dos tercios de los votos. En el primer caso con un excedente de cinco sufragios. La heterogénea convergencia opositora, donde el aporte sustancial correspondió al kirchnerismo, contó con otras perlas que activaron alarmas libertarias. Emergieron, por ejemplo, los votos de los diputados tucumanos que responden a Osvaldo Jaldo, el mandatario peronista colaboracionista del Gobierno. Los salteños de Gustavo Saénz que supo ayudar en otras oportunidades. Lo mismo que el radicalismo conducido en la Cámara Baja por Rodrigo De Loredo, visitante asiduo de la Casa Rosada. Como exponentes del valor de las alianzas surgieron los representantes de Mendoza y Chaco que no participaron de la sesión. Karina tenía un viejo acuerdo con Zdero y uno nuevo con el gobernador radical Alfredo Cornejo. A la nómina se sumaron Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y Claudio Poggi, de San Luis.
Otros ensayos murieron antes de llegar a la orilla. Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de Karina, pretendió soplarle un soldado a Pullaro en Santa Fe para realizar una entente con el PRO en la provincia. Sucedió que la vicegobernadora, Gisela Scaglia, optó por jugar como primera candidata a diputada de la amplia coalición oficialista Unidos. Un segundo experimento tampoco fructificó: la diputada provincial, Amalia Granata, irá con lista propia exenta de libertarios. Había sucedido lo mismo en los comicios constituyentes y los de autoridades municipales.
La teoría de Caputo juniors apunta al día después de las elecciones de octubre que los libertarios descuentan que ganarán. El volumen que obtengan será importante como mensaje. Además, la capacidad que exhiba ahora el Gobierno para el diseño del par de años que le restan de gestión. Como no tendrá, aún en el pronóstico más auspicioso, el control de Diputados ni del Senado resultará crucial el modo de vinculación con los mandatarios provinciales. La agenda oficialista es audaz: menciona las reformas tributaria y laboral. Sobre la previsional reinan dudas por un motivo: fue el ariete que blandió Macri, Mauricio, luego de su gran victoria en las legislativas de 2017. Respondida con 14 toneladas de piedras. Prólogo de un declive que cesó cuando fue vencido por Alberto Fernández.
Aquella coalición de los cinco gobernadores parece todavía apenas una insinuación política. Pero figura entre los objetivos de esos mandatarios la formación de un interbloque para después de las elecciones nacionales. Despuntaría otro posible contratiempo: ¿acatarán los diputados macristas disconformes por el pacto con los libertarios la orden escrita de acompañar a futuro todas las propuestas de Gobierno? ¿O buscarán atajos? María Eugenia Vidal fue solo la punta del enojo de un sector del PRO que excede a la ex gobernadora bonaerense. Otro diputado, el economista Luciano Laspina también comunicó que no renovará su banca y regresará a la actividad privada. El gobernador del PRO en Chubut, Ignacio Torres, formuló su diagnosis: “El partido no se romperá. Entrará en un proceso de depuración”, explicó.
Sobre ese escenario se recortan algunos desafíos importantes para el Gobierno. Deberá juntar los votos en Diputados para aprobar el veto que impida el aumento del 7% a los jubilados y la emergencia por discapacidad. Creyó hace días que los tenía asegurados. Pero los reveses de la última sesión y los cierres electorales han vuelto a tornarlos inciertos. Se suman señales de la última semana. En las deliberaciones de la Cámara baja nunca hubo menos de 135 diputados en el recinto dispuestos a sostener la agenda que incomodó al Gobierno. Martín Menem, el titular del cuerpo, hizo lo indecible para intentar quebrar el quórum. Algunos libertarios, como Lilia Lemoine, hicieron discursos provocativos para encender discusiones y tumbar aquella uniformidad opositora. Ni uno ni la otra lo consiguieron.
Al final se hubieran conformado, tal vez, con una cosa: que no fuera votado el emplazamiento para que se termine conformando la Comisión que investiga el escándalo $LIBRA en Diputados. El famoso criptogate que malhumora a los hermanos Milei. Los temas que están ocupando la agenda pública generan, por otra parte, agitación callejera. Las marchas por los jubilados y el Garrahan se multiplicaron. La celebración por San Cayetano resultó masiva aunque tuvo una mano providencial de las Fuerzas del Cielo: en la primera línea se colocaron los jerarcas sindicales. Esa fotografía, tal vez, haya restado realce político a la durísima homilía del Obispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva. Discípulo de Jorge Bergoglio, el Papa muerto.
Ninguno de los reacomodamientos del Gobierno, observando aquella perspectiva, parecieron casuales. Milei prometió, por caso, que dejará de proferir insultos. ¿Recapacitación interior?. Quién lo sabe. En todo caso, la necesidad de amoldarse a una señal que surge de todas las encuestas. Alejandro Catterberg, titular de la consultora Poliarquía, describe que los modos presidenciales no molestan únicamente a los fanáticos libertarios. En el resto del espectro de votantes, que exceden a los del PRO, poseen una valoración muy negativa.
El Presidente retomó el eje de la escena política del que lo había desplazado la oposición parlamentaria con un discurso por cadena nacional que mostró varios trazos. La confirmación de su propuesta se resume al equilibrio fiscal y la lucha contra la inflación. Lo demás es secundario. También, que el Gobierno está subsumido por su figura avasallante. Tanto es así que amenazó con sancionar a legisladores que aprueben leyes inconvenientes. Hizo recordar a Domingo Cavallo, en épocas de la convertibilidad, cuando auguró que si no se respetan a rajatabla sus metas sobrevendrá una catástrofe en la Argentina. Dijo que irá sí o sí por los vetos a jubilados y discapacitados cuyos beneficios, opinó, han sido motorizados por “la casta” que pretende desestabilizarlo. Volvió con ese argumento bautismal que habría quedado muy embarrado con los pactos electorales.
También sorprendió al macrismo, después de la dureza que rodeó todas las negociaciones con Karina, el ablandamiento de última hora para cerrar acuerdos en el Interior. En provincias que controla el peronismo. Las listas se abrieron como pocas veces para el PRO en Córdoba, La Rioja y La Pampa.
El Gobierno enfrenta la última recta del calendario electoral con una percepción distinta a la que venía teniendo. De la euforia se ha pasado a cierta moderación. De la posible marea a una ola sencilla. Nadie duda de la victoria oficialista nacional. Ni siquiera la oposición. La cuestión consiste en saber si tendrá un carácter plebiscitario. O si dejará mucha tela para otras interpretaciones.
12/08/2025 a las 11:13 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El pacto libertario-kirchnerista
Javier Calvo
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
10/8/025
Cerrados los frentes electorales para las legislativas nacionales del 26 de octubre, arranca la semana más explosiva de la política argentina: el armado final de las candidaturas, que vence el próximo domingo 17. Más allá de los nombres –que siempre provocan enojos, desangres y hasta rupturas–, se consolida una clara tendencia tanto en el oficialismo nodal como en la oposición principal.
Esa coincidencia explícita alumbra una suerte de pacto implícito entre libertarios y kirchneristas. Creen que les otorga previsibilidad para la campaña, genera gran cohesión interna, incomoda a quienes intentan correrse de esa lógica y hasta apuestan a que pueden movilizar más votantes.
Así, la diosa polarización vuelve a ser la protagonista esencial de la competencia electoral. Ciento por ciento funcional –y pareciera que necesaria– para oficialistas y opositores duros. La grieta, capítulo mil.
En su nombre y en más de una decena de distritos, LLA pasó la aspiradora por el PRO, que ofreció una resistencia similar a la de una tela de araña. Los casos emblemáticos, provincia de Buenos Aires y CABA, su cuna y epicentro de poder. La hermanísima Karina ejecutó un ejercicio parecido con la UCR en algunas provincias.
El último jueves hubo una señal brutal al respecto. Fue en Villa Celina, una localidad de La Matanza separada por la General Paz de Villa Lugano, uno de los barrios porteños históricamente más humildes. A ese lugar se dirigió por primera vez en su vida Javier Milei para producir la primera imagen proselitista hacia los comicios bonaerenses del 7 de septiembre.
El Presidente, que evitó a los vecinos curiosos ante un operativo fotográfico relámpago, posó junto a su hermana, el armador karinista Sebastián Pareja, algunos candidatos y los referentes PRO Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro. Todos enfundados en buzos violetas. El amarillo fue.
Ese cuadro emblemático se completó con una gran bandera que sostenían los presentes y que les tapaba medio cuerpo. Paraditos en un baldío y con fondo de viviendas modestas, sujetaban un extenso trapo que rezaba “KIRCHNERISMO NUNCA MAS” (sic). Todo en mayúsculas.
Parece resultar poco casual la utilización, hasta con la misma identidad visual, de un concepto medular sobre crímenes y prácticas aberrantes desde el Estado para introducirlo en una mera disputa político-electoral. La banalización del mal, capítulo dos mil.
Tampoco importa nada en esta estrategia oficialista que quien encarna como nadie esta lógica antagónica, Cristina Fernández de Kirchner, esté fuera de carrera, recluida en su casa cumpliendo pena de prisión por corrupción.
Acaso por esta ausencia forzada de la expresidenta es que funcionarios del Gobierno admiten que recibirían casi con entusiasmo que su hijo, Máximo Kirchner, encabece la lista del peronismo bonaerense. Una posibilidad que se agita para evitar, en teoría, que Juan Grabois se presente por fuera de Fuerza Patria, el enésimo “restyling” K.
El dirigente social hace su aporte a la confusión general peronista, ya azuzada por las constantes intrigas entre Kirchner Jr., Sergio Massa y Axel Kicillof, que los avezados caudillos pejotistas de otras provincias observan con desdén.
Enfrentarse a Milei pareciera ser el único adhesivo eficiente para contener a ese TEG permanente que resulta ser el PJ, sobre todo en el distrito con el mayor padrón electoral del país. Pero no solo allí. En nombre de la unidad, aunque duela para evitar una derrota, por ejemplo en Tucumán, su gobernador Osvaldo Jaldo se alió con su rival interno, Juan Manzur, dejó su inicial adhesión libertaria (irónicamente lo llamaban Jaldei) y mutó a un antimileísmo sobreactuado.
Incluso Kicillof ya abraza la doctrina polarizadora, en sus recorridas de actos e inauguraciones con el inconfundible aroma de campaña. Aunque lo que está en juego en septiembre en PBA es el reparto del poder legislativo a nivel provincial y municipal, el gobernador siempre apunta contra la Casa Rosada y el Ministerio de Economía. Curioso proselitismo localista.
Claro que la estrategia “agrietadora” tiene sus riesgos, en ambos extremos.
Para el peronismo puede significar un serio peligro en su intento de reconstruirse como una alternativa de poder. Unirse para ganarle a alguien, como ya hizo en 2019 contra Mauricio Macri, ya exhibió sus enormes limitaciones, en especial a la hora de gestionar. Aún está muy fresco en la sociedad el recuerdo de esa experiencia fallida, encima sin revisión autocrítica, caras nuevas o proyectos renovados. El resultado bonaerense, con el índice de ausentismo incluido, puede constituirse en un test significativo.
Milei, en cambio, más que una victoria electoral (que la mayoría de las encuestas da por descontada), arriesga gobernabilidad. Presente y futura. Esta semana se lo volvió a hacer sentir la Cámara de Diputados, como semanas antes el Senado.
La aspereza aplicada por LLA en los cierres electorales, el bloque común de las provincias en busca de fondos que retiene Nación, el flamante “grito federal” que agrupa a cinco gobernadores dialoguistas, entre otras reacciones, impactó en votaciones demoledoras para los intereses oficialistas y desnudó su fragilidad legislativa.
Semejantes escenas podrían ser anecdóticas, si no fuera porque el Gobierno aspira a que en Diputados se blinden sus vetos sobre leyes que hacen peligrar el equilibrio fiscal, según las autoridades. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, trabaja solitaria y afanosamente en pos de esos respaldos.
Habrá que ver cuánto incide en esa tarea –positiva o negativamente– otro duro discurso por cadena nacional de Milei, el viernes por la noche. En 23 minutos, el Presidente insistió en que la oposición busca “quebrar la economía” y advirtió que “si quieren volver al pasado, de acá me sacan con los pies para adelante”. De paso, pidió el voto a LLA “para avanzar a mayor velocidad”. Un clásico.
Aun con un triunfo cómodo en octubre, el relato exacerbado del mileísmo, según el cual todo aquel que no lo apoya es “kuka”, podría complicarlo a la hora de conseguir la aprobación de reformas claves en su agenda. Y en la del FMI.
Claro que siempre puede recurrirse a la magnánima y selectiva “tábula rasa”, de la que el mileísmo ha hecho gala. Incluso entre personajes de su dirigencia y que se candidatean pese a sus roles pasados en el kirchnerismo. Otras vidas.
Que tanto oficialistas como opositores insistan con la narrativa confrontativa no solo habla de su escasa creatividad política. También expresa su desinterés, imposibilidad o desconocimiento por empatizar con las preocupaciones básicas de la ciudadanía. Después se preguntan por qué el sistema democrático atraviesa una grave crisis de representación. Sigan polarizando nomás.
12/08/2025 a las 11:15 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Las amenazas incumplibles de Javier Milei: ¿perro que ladra no muerde?
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
10/8/025
El Congreso escapó casi por completo del control oficialista. Un problema que, dado que el presidente Javier Milei tiene bancadas ínfimas, descuidó a sus aliados, allí y en todos lados, y corren tiempos electorales, no debe asombrar a nadie.
Tampoco sorprende que tenga cierta responsabilidad en este asunto la habitual mala praxis del Gobierno. Además del destrato hacia todos los que lo ayudaron el año pasado a aprobar sus proyectos y frenar los contrarios, pesó la casi nula agenda propia que propuso para este período de sesiones, a la espera de tiempos mejores, y la subestimación de la que sí fueron armando las demás bancadas.
Porque tal vez en el Ejecutivo pensaron que, si presentaban, por caso, un proyecto de reforma tributaria, para aprobarlo tendrían que hacer concesiones fiscalmente onerosas a las bancadas conciliadoras y moderadas, y prefirieron esperar a que estas fueran más débiles, después de las elecciones de octubre.
Pero lo que consiguieron fue que esas bancadas buscaran hacerse de esas banderas, frente a intereses que desean representar, aliándose con el kirchnerismo, que lo que quiere representar es la escena de un oficialismo aislado, cada vez más débil y pronto fracasado, y logró así dar unos cuantos pasos adelante para conseguirlo.
Como sea, llegamos a esta curiosa situación en que un presidente de la Cámara Baja tiene que mantener la sonrisa y los buenos modales mientras le meten 12 veces la pelota en el arco. En todos los casos, con 2/3 de los votos o guarismos parecidos, así que sabiendo que le resultará muy difícil sacarla de ahí. Si hubiera pasado en el Senado, teníamos seguro a Lilia Lemoine a los gritos denunciando a la “traidora”.
Pero no. No hubo ni un solo reproche a Martín Menem. En reconocimiento a que el problema venía de antes y de más arriba, y que no tenía sentido tomárselas con el intermediario.
Lo que sí hubo fue una feroz cadena del Presidente con la que adelantó que va a judicializarlo y vetarlo todo y emitir decretos, presentar proyectos y hacer todo lo que esté a su alcance o no esté a su alcance, pero hacerlo igual para que nunca más a los legisladores se les ocurra jugar con el equilibrio fiscal. ¿Qué hay detrás de todo este arrebato de indignación, gesticulación o paso al acto?
Hasta acá los libertarios, cada vez que sufrieron trastazos en el Congreso, culpa de una oposición endurecida, o de sus propias torpezas, ladró, pero no mordió.
Lo hizo cuando fracasó en la letra chica de la primera Ley Bases: Milei retiró el proyecto, rechazó las negociaciones y adelantó que desde entonces gobernaría por decreto, porque el Congreso había demostrado ser una cueva de degenerados con la que no valía la pena perder tiempo; a continuación, hizo todo lo contrario, volvió a presentar el proyecto, sacrificando los asuntos en que había encontrado más resistencias, y consiguió que se lo aprobaran.
Lo hizo también cuando los opositores lograron ponerse de acuerdo en proyectos de ley que no le convenían. Despotricó contra todo el mundo, y amenazó y denostó sobre todo a los tibios, porque supuestamente disfrazaban su intención de destruir a su gobierno, algo que al menos el kirchnerismo hacía abiertamente. Pero luego fue a buscar a gobernadores tibios para ofrecerles un acuerdo mutuamente conveniente, cediendo recursos del Tesoro Nacional (ATN) u obra pública para que sus legisladores evitaran que los proyectos en cuestión se aprobaran. Y en general, lo consiguió.
La primera pregunta que hay que hacerse, entonces, es por qué no siguió aplicando este método, y permitió que los gobernadores, todos ellos, se fueran alejando de esos acuerdos que el año pasado demostraron ser tan útiles para contener demandas.
La primera razón es electoral. Milei necesita polarizar la competencia contra todas las demás fuerzas para hacer crecer su representación, tanto territorial como en el Congreso nacional. Y lo hizo, aun al precio de cortar puentes que había ido tendiendo para hacerse de aliados. Tal vez subestimando su capacidad de reacción.
Así actuó, para empezar, con muchos gobernadores, como se puede observar en el caso de Misiones: Carlos Rovira, el caudillo del distrito, fue uno de los más solícitos en ayudarlo a hacer pasar proyectos por el Senado, o a detener proyectos kirchneristas; y recibió más ATN que nadie por el trabajo, hasta que en las elecciones de junio pasado La Libertad Avanza (LLA) se presentó y se convirtió en su mayor competidor local. No es casual que, un mes antes, en el último trámite legislativo en que ayudó al Presidente, el de hacer naufragar Ficha Limpia, Rovira expusiera el juego, “confesando” que había recibido una llamada de Casa Rosada.
Moraleja: no se puede tener todo, Javier, o recopilás votos o recopilás aliados, las dos cosas no se te van a dar tan fácil.
Pero la segunda razón es fiscal y económica, y tal vez más importante en términos estratégicos. Milei parece haber concluido, después de su primer año de negociaciones con el Congreso, que conseguir que algunos legisladores cooperen con él, por coincidir con sus objetivos o por contraprestaciones pecuniarias, no importa cuál sea el motivo, no es tan difícil. Y que el recurso que más necesita y le resulta más difícil conseguir es otro: tiempo.
Tiempo para que la desinflación haga su trabajo y se normalice un cuadro de estabilidad. Tiempo para que el control de las cuentas públicas no esté tan agarrado con alfileres. Tiempo, sobre todo, para que la economía crezca y más gente reciba beneficios por el éxito del programa. De todo eso depende que el consenso social y su base política se consoliden. Así que le conviene patear para adelante todos los problemas que no sean impostergables. Porque después, cree, le va a resultar más fácil resolverlos.
Dado esta premisa, se entiende no haya presentado ninguna reforma estructural para este año de sesiones, que esté prefiriendo perder aliados que plata, y que a cualquier conflicto que se escape de control lo busque neutralizar con vetos, amenazas de judicialización y obstáculos de cualquier otra naturaleza que tenga a mano.
Vistas así las cosas, no es tanto que ladre pero no muerda. Porque cuando puede y le conviene, muerde. Pero hasta ahora al menos se conforma con los tobillos de los adversarios para entorpecer su marcha.
El problema es que va a tener que morder mucho más de lo esperado en las próximas semanas. Porque subestimó la capacidad de los demás de ponerse de acuerdo y avanzar.
¿Se atreverá a cruzar líneas rojas de mínimo respeto a la división de poderes?, ¿querrá ignorar al Congreso si este insiste con 2/3 de los votos y anula sus vetos? ¿Cómo reaccionará si los jueces rechazan su pretensión de judicializar un conflicto entre poderes que no tiene muchas vueltas y en el que lleva todas las de perder? ¿También ignorará sus fallos? ¿En serio piensa que con un decreto podría impedir que los legisladores voten de ahora en más proyectos que afecten el equilibrio fiscal, cuando hay leyes al respecto y nunca nadie se molestó en cumplirlas? Es capaz de intentar algunas de estas cosas, no quedarse en los ladridos de estos días, sino morder más tobillos. Pero ojalá, si lo hiciera, no espere que esa sea la solución para sus problemas. Porque no va a funcionarle. Habrá vuelto realidad que, como dicen sus adversarios, es una amenaza para la república, y encima será una bastante inefectiva. Peor suerte no podría tocarle, justo en medio de una vital campaña electoral.
12/08/2025 a las 11:27 AM
SÁBATO SE ENTERÓ MIENTRAS VIAJABA A RUSIA QUE LO IBAN A MATAR Y SE VOLVIÓ.