Por Hernán Andrés Kruse.-
El 18 de junio se cumplió el nonagésimo sexto aniversario del nacimiento de un eminente filósofo y sociólogo alemán, destacado miembro de la Escuela de Frankfurt y preclaro exponente de la Teoría Crítica desarrollada en el Instituto de Investigación Social. Jürgen Habermas nació el 18 de junio de 1929 en Dusseldorf, provincia del Rin. Estudió filosofía, historia, psicología, literatura alemana y economía en las Universidades de Gotinga, Zúrich y Bonn. Algunos de sus profesores más relevantes fueron Nicolai Hartmann, Wilhelm Keller, Theodor Litt, Johanness Thyssen, Hermann Wein, Erich Rothacker y Oscar Becker. En 1954, con el padrinazgo de los profesores Rothacker y Becker, defendió su tesis en la Universidad de Bonn sobre el tema “El absoluto y la historia. De las discrepancias en el pensamiento de Schelling”.
Durante tres años (1956/1959) fue ayudante y colaborador de Adorno en el Instituto de Investigación Social de Frankfurt. Entre 1964 y 1971 ejerció la docencia en la Universidad de Frankfurt, pasando a ser un emblema de la segunda generación de la Teoría Crítica. Entre 1971 y 1983 ejerció la dirección del Instituto Max Planck. En 1983 retornó a la Universidad de Frankfurt como docente de filosofía y sociología. En 1986 recibió el Premio Gottfried Wilhelm Leibniz de la Deutsche Forschungsgemeinschaft. En 2001 obtuvo el Premio Nobel de la Paz concedido por los libreros alemanes y dos años más tarde, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Es doctor honoris causa por varias universidades y miembro de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Alejandro Sahuí (Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa-México) titulado “Razonar en público: la filosofía política de Habermas” (los subtítulos son de mi autoría).
LA COOPERACIÓN SOCIAL: CATEGORÍA CENTRAL DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA
“Sin lugar a dudas, una de las categorías centrales de la acción comunicativa en la teoría de Habermas es la cooperación social. Según el filósofo, en la conducta cooperativa se evidencia que la racionalidad es susceptible de funcionar como una capacidad de manipular cosas y sucesos; pero también la capacidad de entendimiento intersubjetivo sobre esas mismas cosas y sucesos. La primera de esas capacidades, que relaciona a los sujetos con objetos externos del mundo, es entendida por Habermas como una acción de carácter instrumental. La segunda, en cambio, referida al trato entre sujetos en calidad de personas, es lo que se denomina propiamente acción comunicativa. Desde el punto de vista habermasiano la acción humana es, antes que nada, interacción, ya que debido a la extrema fragilidad y vulnerabilidad de la especie frente a los eventos naturales los individuos requieren de modo inevitable, en primer lugar, cuidado y solidaridad; y en segundo, cooperación equitativa y respeto por parte de los otros.
Para Habermas, los enunciados anteriores acerca de la vulnerabilidad humana y de los deberes para con ella no deben ser leídos directamente como imperativos morales. Tampoco pretenden reflejar los valores personales del teórico ni sus concepciones de vida buena. Buscan en cambio poner de manifiesto las condiciones sociales y naturales que explicarían de modo objetivo la supervivencia y desarrollo actual de la especie humana. Dice Habermas: «Mi punto es que mis referencias a idealizaciones no tienen nada que ver con ideales que el teórico solitario coloca en oposición a la realidad; me refiero sólo a los contenidos normativos que son encontrados en la práctica».
Además, el hallazgo de dichos contenidos normativos depende, para Habermas, de un proceso de secularización o desencantamiento de las imágenes del mundo provenientes del ámbito de lo sagrado, que en los términos de Max Weber se comprende como un proceso de racionalización. La intuición weberiana es que en la medida en que los sujetos amplían sus capacidades de explicar e influir sobre el mundo, los discursos mágicos, místicos y religiosos pierden de modo proporcional su capacidad explicativa y de integración social, sobre todo porque se revelan las falencias de sus corolarios prácticos. Es decir, lo que en principio era asumido como el orden natural de las cosas se demuestra, en muchos casos, como una injusticia en tanto que daño evitable y por ende absurdo. Si es cierto, como sugiere Weber, que el tema común a las grandes religiones universales es cómo justificar la desigualdad en la distribución de bienes entre los hombres, entonces su problema ético fundamental tiene que ver con la justificación de un sufrimiento que se percibe como injusto. Sin embargo:
“Para que el infortunio personal pueda ser percibido como injusto tiene que producirse primero un cambio en la valoración del sufrimiento, pues en las sociedades tribales el sufrimiento era considerado como síntoma de una culpa secreta” (Habermas).
Para Weber, el cambio de valoración sería resultado de un proceso de aprendizaje vinculado con el surgimiento y desempeño cada vez más exitoso de esferas de acción humana basadas en un tipo de racionalidad con arreglo a fines; es decir, de acción instrumental. Sin embargo, pese a que la racionalización social traería como consecuencia un aumento importante en el control de las personas sobre su entorno, el diagnóstico weberiano dista mucho de ser optimista. Weber sospecha que la diferenciación de esferas y la independización de los sistemas de acción racional con arreglo a fines acarrearían a la larga pérdida de sentido y de libertad. La metáfora de la jaula de hierro refleja la constitución de nuevos órdenes societales modernos y racionales, pero que al igual que las antiguas tradiciones tribales e instituciones religiosas, aparecen ante los individuos como naturales, mecánicos y necesarios. De tal modo, lo que en principio fue comprendido como un logro o aprendizaje práctico, como resultado de la reflexión y elección de los sujetos, deviene en un orden reificado que trasciende los motivos que serían inteligibles a la mayor parte de las personas que se entienden a sí mismas como agentes. Economía, poder político, derecho positivo, burocracia son buenos ejemplos de ámbitos en los que cotidianamente se rechaza como impertinentes el tipo de razones que los individuos se brindan recíprocamente cuando la interacción se suspende o fracasa. Y es que a menudo los discursos que con pretensiones de objetividad se realizan acerca de dichos ámbitos parecen chocar con el modo en que las personas explican espontáneamente el sentido de su conducta.
En contra del diagnóstico anterior, Habermas procurará reconstruir una forma de racionalización social distinta a la acción instrumental expuesta por Weber. Él busca explicar la posibilidad de coordinar eficazmente las acciones de una pluralidad de actores por medio del mecanismo del entendimiento. Para ello, recurre a la teoría de los actos de habla desarrollada originalmente por John L. Austin y John Searle. La relevancia de esta teoría está asociada con su insistencia en el carácter convencional que atribuye al lenguaje humano; a su dimensión como una práctica social definida por reglas en el sentido de Ludwig Wittgenstein. En una práctica semejante no cuenta tanto el contenido de verdad de las oraciones ni la relación instrumental sujeto-objeto, sino la relación que surge entre sus participantes, su toma de posición recíproca de conformidad con las reglas que la constituyen. Dicho de otro modo, no tanto en lo que los agentes dicen sino en lo que hacen diciéndolo. La idea es que el mero hecho de participar normalmente en prácticas comunicativas demuestra la capacidad personal de reconocer y usar hábilmente ciertas reglas públicas, en tanto éstas forman parte de un consenso básico de fondo más o menos estable.
Admitir, sin embargo, este consenso básico no significa atribuirle automáticamente validez moral. Las reglas que subyacen a la interacción comunicativa definen lo que significa participar en tal interacción, y quien incumple no está faltando a una norma, sino simplemente ha dejado de cooperar con el resto, ha abandonado el juego de las relaciones sociales.
Es verdad que la interacción no se puede reducir a su dimensión comunicativa. El trato con los otros puede estar mediado por instituciones formales o informales que nieguen expresa o tácitamente a algún participante la condición de agente responsable o limiten algunas facultades atribuidas normalmente a las personas morales. Ciencia, técnica y tecnología; derecho, burocracia y economía; etcétera, tienden a privilegiar el papel de los expertos contra el sentido común de los individuos corrientes. En este tipo de sistemas, las capacidades de interlocución, interpelación y de atribución de responsabilidades, constitutivas de la interacción orientada al entendimiento, son a menudo sacrificadas de modo deliberado por mor del automatismo y eficiencia que se presume habrían de resultar de la intervención competente del experto.
La teoría de la acción comunicativa se propone demostrar que, a pesar de los procesos de integración social orientados por razones de naturaleza instrumental o estratégica, como las de la técnica o la economía, es posible juzgar reflexivamente el desempeño de cualquier sistema de reglas que medie en el trato interpersonal, gracias a un aprendizaje práctico de carácter sociocultural.
Habermas reconoce que la constitución de sistemas de reglas independientes del trato comunicativo cotidiano supone una ganancia social de orden cognitivo, incluso para personas que se entienden a sí mismos como agentes responsables. De hecho, la admisión de cierto tipo de reglas técnicas en el contacto con otros posibilita ampliar enormemente el espectro de las relaciones sociales antes limitadas al grupo influido por las costumbres y tradiciones locales. Lo anterior en la medida en que logra desactivar los aspectos más conflictivos de aquéllas, asociados con la carga afectiva pegada a ciertas normas e instituciones. Desde su perspectiva, deudora de Emile Durkheim y George H. Mead, la transformación de los mecanismos de integración social, resultado de este tipo de reglas, propició como una consecuencia no buscada el cuestionamiento de órdenes jerárquicos convencionales. Principios de organización y control social subyacentes en las instituciones política y religiosa gradualmente fueron sustituidos por prácticas deliberativas públicas e incluyentes. Instituciones modernas como el comercio, la ciencia o la burocracia despojaron a los grupos situados al vértice del orden social de los privilegios epistémico y práctico con los que pretendían fundar su autoridad incuestionable.
Por otro lado, el incremento de las relaciones sociales hacia individuos y grupos de extraños puso de manifiesto la pluralidad de formas de vida e imágenes del mundo que no podían ser reducidas sin poner en peligro un modelo de integración social basado en el reconocimiento recíproco de las personas. Una vez despojadas las culturas tradicionales y religiosas de su potencial generador de la solidaridad grupal, el respeto qua individuos pasó a ser dependiente en una gran medida de la capacidad —descrita por Habermas desde Mead— de ponerse en el lugar del otro, de intercambiar puntos de vista, de dialogar sin considerar una mayor coacción que el mejor argumento.
Es posible criticar la transición narrada por Habermas entre estas dos formas de solidaridad grupal, una de carácter tradicional convencional y otra moderna reflexiva. De hecho, él mismo reconoce que dicha transición no sucede de modo automático e incluso puede no llegar a acontecer. La tendencia recurrente de las sociedades modernas a crisis de integración muestra la prevalencia en ellas de dinámicas ajenas al trato directamente comunicativo y cooperante de los sujetos como personas y no medios para los propósitos instrumentales o estratégicos de otros; verbigracia, votos, fuerza de trabajo, prestigio, dinero, etcétera.
En medio de sistemas sociales autonomizados como poder político y dinero, la noción de acción comunicativa reconstruye y explicita las reglas que han de ser seguidas cuando las personas actúan junto con otros, interactúan y comparten el propósito común de entenderse y cooperar. A pesar de que —como ya se dijo— dichas reglas no son per se imperativos éticos, permiten explicar la aparición de prácticas como el discurso moral, los derechos humanos, la democracia o la ciencia, ya que a todas ellas subyace un esquema de deliberación fundado en la publicidad e inclusión del mayor número de personas. En relación con dichas prácticas, concluirá Habermas, no se conocen otras distintas que sean capaces de satisfacer con éxito los mismos propósitos.
Después de la deflación pragmatista de las categorías kantianas, el «análisis trascendental» significa la búsqueda de aquellas condiciones —presuntamente universales, pero sólo inevitables de facto—que deben estar satisfechas para que puedan realizarse determinadas prácticas para las cuales no existe un equivalente funcional, puesto que sólo pueden ser sustituidas mediante una práctica del mismo tipo.
La acción comunicativa u orientada al entendimiento interpersonal hace posible a los individuos una mirada crítica acerca de costumbres o instituciones que eran asumidas como válidas a priori. Sin embargo, debe decirse que la experiencia de la reflexividad suele acontecer básicamente ante el fracaso de la interacción y la ruptura del consenso prevaleciente. Fracaso y ruptura que pueden consistir en un fallo de la acción instrumental sobre el mundo que se comparte, pero también en la frustración de expectativas normativas que ponemos sobre otros.
En estricto sentido, por tanto, la moral para Habermas se refiere a la problemática de una vida dañada; de una forma de vida violentada y deformada social e intrapsíquicamente, donde las categorías de la razón instrumental y estratégica no tienen respuesta. No obstante, lo hace únicamente de modo negativo, es decir, la moral o ética discursiva rechaza aquellas reglas y principios que atentan contra el autoentendimiento de los sujetos como agentes, pero no proponiendo modelos concretos de organización social o formas de vida buena.
Habermas conecta de esta manera la noción de acción comunicativa con una forma de pensar la moralidad humana que puede ser coherente con sistemas sociales funcionalmente diferenciados. A través de la acción orientada al entendimiento, que se demuestra como un dato irrebasable del mundo social moderno, las personas son capaces de juzgar en términos práctico-normativos los éxitos y fracasos de los sistemas sociales con independencia de su principio de integración y grado de complejidad. Por esta razón, Habermas señala la existencia de límites al desempeño de dichos sistemas impuestos por el orden de la moral: “Dado que las morales están cortadas a la medida de la vulnerabilidad de unos seres vivos que se individúan por socialización, tienen que solucionar siempre dos problemas de una sola vez: hacen valer la inviolabilidad de los individuos exigiendo igual respeto por la dignidad de cada uno de ellos, pero en esa misma medida protegen también las relaciones intersubjetivas de reconocimiento recíproco en virtud de las cuales los individuos se mantienen como pertenecientes a una comunidad. Los principios de justicia y solidaridad responden a esos dos aspectos complementarios. Mientras que el primero postula igual respeto e iguales derechos para cada individuo particular, el segundo exige empatía y preocupación por el bienestar del prójimo”.
Estas cuestiones, justicia y solidaridad, en la medida que son inmediata y fácilmente perceptibles por los seres humanos, en particular cuando faltan y echan de menos, muestran la relevancia práctica de la teoría de Habermas que a menudo ha sido juzgada como ideal y distante. En una revisión de su propia concepción ético-discursiva, el filósofo define su propuesta como un esfuerzo por trascender desde dentro el carácter reificado de sistemas u órdenes normativos que amenazan la vida de los seres humanos: “Quien actúa moralmente no se atribuye «más o menos» autonomía; y en la acción comunicativa, los participantes no se suponen una vez «un poco más» y otra vez «un poco menos» de racionalidad. Desde la perspectiva de los participantes estos conceptos están codificados binariamente. Tan pronto como actuamos «por respeto a la ley» u «orientados al entendimiento» ya no podemos actuar al mismo tiempo desde el punto de vista objetivante de un observador. Durante la ejecución de la acción desconectamos las autodescripciones empiristas en favor de la autocomprensión racional de los actores”.
22/07/2025 a las 11:43 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Hay estabilización económica, pero no política: el desorden partidario continúa
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
20/7/025
La estabilización económica está moderando los comportamientos especulativos que hasta hace poco dominaban todos nuestros intercambios de bienes y servicios.
Pero no pasa lo mismo en la vida política: allí no hay estabilización a la vista en ninguno de los espacios en competencia. Al contrario, así que imperan más que nunca los comportamientos especulativos en todos ellos; porque no hay moneda de pago, ni reglas de juego, ni confianza interpersonal, ni intra ni interpartidaria, sobre las que construir acuerdos e intercambios de mediano o largo plazo.
Los cierres de listas dieron buena muestra de esto: fueron un festival de tironeos, amenazas de ruptura, rupturas concretas y acuerdos de último momento agarrados con alfileres.
Las razones son bastante comprensibles. Primera, nadie de los que tenía que negociar candidaturas lo hizo confiando en los demás participantes del juego. Por eso lo que todas las partes se esforzaron más en conseguir fue al menos un apoderado. No fuera a ser que los demás “socios” los jorobaran a último momento.
A esto se suma que en ninguno de los tres principales espacios, el peronismo, el oficialismo y lo que queda de las fuerzas de centro, había reglas compartidas para ordenar las negociaciones, ni tienen historias compartidas de acuerdos respetados que los inspiraran y pudieran replicar. Esos espacios políticos cambiaron aceleradamente en los últimos tiempos, en su composición, alineamientos y poder relativo, y encima se suspendieron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), sin reemplazarlas con nada. Así que nadie tiene un criterio objetivo para demostrar lo que vale, y el escenario alienta a que cada cual reclame o imponga, según sus posibilidades, cualquier cosa, a cara de perro.
En medio de la inestabilidad electoral es natural que todos tiendan a actuar según dos criterios opuestos, pero también convergentes: o con la expectativa de que pueden quedarse más o menos con todo, si saben aprovechar la debilidad de los demás; o con el temor de perderlo todo, si se equivocan o se dejan atropellar. Cualquier entendimiento logrado en un contexto como este, como es de imaginarse, tiene muchas chances de durar un suspiro.
Como consecuencia de todo esto, cada quien usa hasta el final su capacidad de extorsionar y amenazar al resto. Solo acuerda si le pagan ya mismo, con beneficios contantes y sonantes, como cargos y demás recursos, por una colaboración también temporalmente acotada. Nada de compartir metas de política o cosas por el estilo.
O si lo ponen frente al riesgo cierto de caerse del mapa. Porque entonces tratará de salvar lo que pueda, en la expectativa de que más adelante su situación mejore, o la de los demás empeore, y pueda tomarse revancha.
Ni siquiera entre los que se ven ganando las elecciones, las cosas son distintas. Porque no hay ninguna confianza, entre los que esperan compartir el triunfo, de que puedan hacerlo por mucho tiempo, o sin que el otro trate de abandonarlos, o tirarlos por la ventana.
Es el caso del “frente” oficialista, en el que el principal motor de la desconfianza es que los dueños de la escena, Milei y su troupe, han demostrado ya suficientemente ser muy malos pagadores. Las infinitas muestras de colaboración ofrecidas por los macristas hasta ayer nomás, en todos los terrenos, no valieron un céntimo a la hora de negociar ni los términos de los acuerdos ni las listas. Y eso porque aquellos conciben a su fuerza política, La Libertad Avanza (LLA), como representación exclusiva y excluyente del nuevo país en gestación.
Los que van perdiendo, por su parte, se unen ante el espanto que les genera sufrir pérdidas irreparables, y ya no poder recuperarse. Lo que tampoco es un aliciente que vaya a llevarlos muy lejos.
El peronismo está agarrado con alfileres, en una fórmula tripartita en la que todos juegan a que el otro pierda más que ellos. Así que el resultado más probable es que todos salgan bastante escaldados.
Ya se están preparando los kicillofistas para no hacer campaña en los distritos controlados por La Cámpora, los camporistas para echarle la culpa a Axel Kicillof si el 7 de septiembre Milei les da una paliza, y los massistas, con paciencia china, para ver cómo el desgaste mutuo de esos dos grupos ayuda a su líder a volver a la palestra, a ser el second best de ambos, y de todo el mundo, y dejar en el olvido el 211,4%.
Tampoco los moderados tienen las cosas fáciles. Están al menos haciendo algún esfuerzo colaborativo para que los resultados bonaerenses no repitan el lastimoso cuadro que para todos ellos arrojaron los comicios porteños de mayo pasado. Es ya un avance no estar proponiéndole a los ciudadanos multitud de listas para que tiren su voto.
Pero no van a poder evitar que su oferta luzca como un Juntos por el Cambio envejecido y masticado. Entre otras cosas porque la “unidad” allí parece haberse logrado a condición de que “nadie conduzca”: una especie de “cooperativa de pedacitos” es lo que ofrecen, solución salomónica cuando no se tiene ninguna solución ni para el problema del liderazgo, ni del programa, ni de la estrategia política que hace falta desarrollar.
Otras muchas veces sucedió, ya que la política argentina entra en una fase de fluidez, confusión y precariedad, porque los viejos clivajes e identidades ya no sirven mucho y los nuevos aún no han logrado imponerse y ordenar el sistema. Esta vez, vista la profundidad de los cambios provocados por el huracán libertario, que sigue soplando y arrasando con lo que se ponga delante, y la falta de líderes de recambio en las demás fuerzas y espacios, es probable que la confusión dure un buen tiempo. Y encima la falta de reglas dentro y entre los partidos no ayuda.
22/07/2025 a las 11:46 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Las encuestas le sonríen a Milei, pero el mercado desconfía
Fernando Laborda
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
20/7/025
Quienes reniegan de los pronósticos agoreros, que contagian a los operadores económicos en la Argentina, sacan a relucir algunos datos que darían cuenta de que el proyecto político de Javier Milei goza de buena salud. Uno de ellos es el hecho de que la suba del dólar contra el peso en las últimas semanas no se haya trasladado a los precios y que la inflación de junio no haya arrojado más del 1,6%.
Otro dato es que, al mismo tiempo que casi siete de cada diez argentinos admiten que su capacidad de consumo no les permite sostener o mejorar su calidad de vida, el Presidente continúa recibiendo la aprobación de prácticamente la mitad de la población. Y el último dato es que, según la mayoría de los sondeos de opinión pública conocidos en estos días, La Libertad Avanza (LLA) sería la fuerza política más votada en las próximas elecciones legislativas de octubre.
Las proyecciones de los encuestadores indican que el partido gobernante tiene serias probabilidades de obtener un triunfo electoral y se encamina a superar el 40% de los votos,
Una encuesta, realizada por Synopsis en el ámbito nacional entre 1495 ciudadanos relevados de manera online del 8 al 14 de julio, le asigna para las elecciones nacionales de octubre una intención de voto del 40,3% a LLA; el 29,3% al kirchnerismo; el 10,3% al peronismo no kirchnerista, y el 5,2% a Pro.
Otro sondeo, llevado a cabo por Management & Fit, que incluyó 2200 casos presenciales, telefónicos y online en el orden nacional, relevados entre el 27 de junio y el 10 de julio, arrojó una intención de voto para LLA del 40,6%, contra el 28,4% del kirchnerismo; el 7,3% del peronismo no kirchnerista con referencia en Juan Schiaretti; el 6,1% de Pro; el 3% de la izquierda, y el 2,8% de la UCR. Y en un segundo escenario planteado por la misma empresa consultora, en la que se propuso una alianza entre LLA y Pro, esta coalición cosechó una adhesión del 42,9% de los votos, contra el 28,7% del kirchnerismo y el 7,9% del peronismo no kirchnerista.
Las probabilidades de que el oficialismo triunfe en los comicios legislativos de la provincia de Buenos Aires previstos para el 7 de septiembre son también elevadas. Otra medición realizada por Synopsis del 3 al 9 de julio entre 1490 bonaerenses le otorga a la alianza entre LLA y Pro el 39,1% y al peronismo kirchnerista el 36,3%.
Más auspicioso aún para Milei es un sondeo de la consultora Isasi-Burdman, efectuado entre el 6 y el 13 de julio entre 1500 bonaerenses consultados en forma online: la entente formada por LLA y Pro obtiene el 46% de los votos y el peronismo kirchnerista agrupado bajo el nombre Fuerza Patria llega al 34%. Mucho más lejos se ubican la UCR y sus aliados (4%) y el Frente de Izquierda (3%), en tanto que el 11% no sabe a qué fuerza votará. Un dato llamativo de esta encuesta es que la coalición de mileístas con Pro no solo se impone en la primera sección electoral (San Martín, Vicente López, San Isidro, entre sus 24 municipios) con el 48% de intención de voto contra el 32% de Fuerza Patria, sino que también aventaja al kirchnerismo por 42% a 40% en la tercera sección electoral, histórico bastión kirchnerista que incluye La Matanza y el sur del conurbano, y donde el peronismo no es derrotado desde 1997.
Que ese escenario se confirme dependerá fundamentalmente de la evolución de la economía. En los tres meses que restan hasta las elecciones legislativas de medio término pueden aparecer algunos fantasmas. Un salto brusco del dólar, como el insinuado en los últimos días; una eventual disparada de los precios; una quiebra del superávit fiscal que inquiete a los mercados o algún error político que pueda derivar en un nuevo escándalo podrían complicar el panorama electoral para el Gobierno. No se trata del escenario más probable, aunque no resulte imposible.
Algunos economistas alertan sobre el riesgo de que la reciente suba de tasas de interés para intentar frenar la presión sobre el dólar termine enfriando más la actividad económica en vísperas del llamado a las urnas. En tal sentido, Carlos Melconian advirtió que el equilibrio cambiario no se logrará simplemente poniendo una tasa extravagante que genera morosidad y recesión, sino cuando el tipo de cambio tenga un valor razonable al que el Gobierno compre todo lo que tiene que comprar y cuando el turismo local sea mayor que el turismo al exterior. “Si en tres meses el turismo al exterior y la dolarización de los ahorros se fuman unos 10.000 millones de dólares, equivalentes a lo que deja Vaca Muerta en un año, no hay equilibrio cambiario posible a los actuales valores”, expresó Melconian.
No le faltan igualmente al Gobierno voceros económicos que buscan inyectar optimismo tras el incremento que experimentó el riesgo país en los últimos días. Por caso, el asesor financiero Miguel Boggiano afirma: “Las acciones argentinas vienen cayendo fuerte en 2025. Sin embargo, hay algo que el mercado te está diciendo si es que lo sabés leer, y esto podría ser una gran señal de compra. El mercado de acciones suele estar afectado por inversores minoristas y este es el que más ha caído. Pero el dinero institucional grande no se fue. Lo sabemos porque los bonos argentinos, en especial los globales, siguen muy cerca de su valor máximo del año. Y cuando el dinero grande sigue confiando en el plan económico quiere decir que el juego no se terminó. ¿Será que las manos fuertes están esperando para entrar la llegada del momento en que el mercado empiece a comprender la ventaja electoral que tiene el Gobierno?”.
La hipótesis de que la previsibilidad política –y en particular la consolidación del oficialismo en términos electorales– ayudará a ordenar la economía y a dejar atrás la tensión financiera puede ser atendible. Se suele escuchar que, para los mercados, lo incierto es peor que lo malo.
Sin embargo, la inquietud de quienes toman decisiones va más allá de un resultado electoral que, en el mejor de los casos para el Gobierno, le permitirá aumentar sensiblemente su número de bancas legislativas, pero no lo habilitará a sancionar las grandes reformas estructurales pendientes (la laboral, la tributaria y la previsional) sin acuerdos con otros bloques parlamentarios. La pregunta por responder es con quiénes negociará el Gobierno después del 10 de diciembre si Milei continúa con su lógica de enfrentamientos contra todos, al tiempo que amenaza a los gobernadores provinciales con ir por sus territorios en 2027.
22/07/2025 a las 11:48 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un show obsceno con heridos en todos los frentes
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
21/7/025
Los cierres de listas han sido, por lo general, el punto final para las peleas internas y de partida para la disputa con los rivales externos. Ahora, casi nada de eso ocurrió con este trámite para las decisivas elecciones bonaerenses.
Los fines de ciclos políticos extensos y los comienzos precarios de era nunca son armónicos. Por eso, ni siquiera ha habido este fin de semana un cierre definitivo de candidaturas en tiempo y forma.
El oficialismo perokircrchnerista corrió los plazos hasta hoy, después de dos sugestivas interrupciones del servicio eléctrico luz, que hicieron posible que los serios cortocircuitos entre kcillofistas y cristicamporistas no terminaran por hacer estallar el sistema partidario.
Si bien la descomposición abierta y la reunificación precaria del oficialismo provincial ofrece la imagen más deteriorada, no es el único espacio que no salió ileso de un complicado cierre de listas.
Eso obliga a evaluar las consecuencias que este proceso tumultuoso dejará de aquí hasta el 7 de septiembre cuando se habiliten las mesas de votación. Han quedado más heridos que satisfechos. Y, en algunos casos, las heridas serán de difícil cicatrización en el próximo mes y medio. Aún cuando el oficialismo libertario haya quedado algo mejor parado, también terminó con varios flancos abiertos.
Por eso, de ahora en más, parece tan importante revisar quiénes son los candidatos que figurarán en los puestos con más probabilidades de obtener una banca como quiénes son los relegados, los que se sienten maltratados y los que tienen la posibilidad de ejercer algún tipo de venganza. En todos los espacios hay afectados. Nadie se salva.
Una vez resuelta la oferta también habrá que analizar y preguntarse cómo impactará en la demanda ciudadana ese espectáculo grotesco representado tanto por el perokirchnerismo y por el espacio libertario-macrista, aunque este en mucho menor medida.
En este festival de mezquindades y puja de intereses facciosos y personales que tuvo anteanoche un cierre preliminar quedó confirmado que en buena medida la práctica política se ha vuelto un espectáculo obsceno, en el que gran parte de sus representantes se han convertido en actores de un porno decadente.
Las escalas previas a la elección bonaerense se registró una inquietante merma en la taquilla. En los siete comicios provinciales ya celebrados, un promedio de algo más de cuatro electores de cada diez habililitados para asistir a las urnas prefirieron quedarse en su casa o hacer alguna otra cosa antes que ir a elegir a sus representantes.
“El gran interrogante abierto tiene que ver con la demanda electoral, que ayer fue testigo de un espectáculo de la política para la política. Tal vez esto distancie aún más a los dirigentes de las demandas sociales y potencie el ausentismo, un verdadero drama democrático de las elecciones 2025”, afirma Shila Vilker, titular de la consultora Trespuntozero.
Cuando termine la agria pelea por los lugares en las listas, el oficialismo bonaerense debería pensar seriamente en eso. Tan esperpéntica ha sido la actuación perokirchnerista que ayer por la tarde seguían las discusiones que no pudieron resolverse ni aún con el tiempo extra que le otorgaron los sospechosos cortes de luz.
La extraña contingencia, además, le dejó servida el argumento al Presidente para arremeter tanto contra el “monstruo” que “no dimensionamos” que es, a su juicio, el kirchnerismo, como contra “los imbéciles que acusan de violentar a la República porque los modales no son de su agrado”. Un plato más de obscenidades para la nueva mesa dominical, en la que el espacio libertario parece ser el que más disfruta.
TODO UN ENCHASTRE
“La conclusión es que ha sido todo un enchastre”, fue la amarga admisión de una de las personas más cercanas a Axel Kicillof, cuando todavía seguían abiertas discusiones por candidaturas secundarias con alguna probabilidad de ingresar en la legislatura y en los consejos deliberantes.
Es lo que un estrecho colaborador de Cristina y Máximo Kirchner llamó la discusión por “la zona picante”, luego de culpar a Kicillof por las dificultades para concretar los acuerdos superestructurales alcanzados y acusarlo de no controlar algunos de sus ministros y de los intendentes que lo tienen por referente.
La acusación había enardecido a los integrantes de la mesa chica del gobernador y complicado aún más las discusiones. Otra expresión del debilitamiento de la otrora voz ordenadora de Cristina Kirchner.
“Lo que estuvo pasando es la demostración más cabal de que nadie es dueño único de la lapicera con la que es escriben las candidaturas, especialmente en el kirchnerismo”, sostiene el politólogo Luis Tonelli, en directa referencia a la pérdida de poder performático del dedo de Cristina Kirchner, aunque todavía ella mantenga capacidad de veto e influencia, que no es lo mismo ni opera igual.
Los principales lugares distribuidos en las listas de las secciones más populosas y simbólicas muestran que ella y su hijo Máximo no pudieron imponer a algunos de sus dirigentes más destacados y más indigeribles para los kicillofistas, como la intendenta quilmeña Mayra Mendoza, que integra la conducción de La Cámpora, aunque sí pusieron en el segundo escalón a varios de sus fieles más probados.
También es un hecho innegable que quienes encabezan las postulaciones a diputados de las decisivas secciones primera (Gabriel Katopodis) y tercera (Verónica Magario) son dos figuras más que aceptables para el votante duro del kirchnerismo de esos territorios, así como que a ambos nunca se los ha escuchado ni visto en los coros más anticristinistas. Aún cuando el ministro de infraestructura haya protagonizado una durísima discusión con el heredero biológico-político de la expresidenta y exvicepresidenta condenada.
En ese escenario Sergio Massa pareció estar muy cómodo. Se ocupó de minimizar la magnitud de las diferencias que las otras dos partes no ocultaban, mientras actuaba de gestor de buenos oficios, disimulando su condición de parte interesada para preservar espacios de su partido y como potencial primer candidato a diputado nacional en octubre.
Así logró imponer en el segundo lugar de la lista de candidatos a diputados por la primera sección electoral a su esposa, Malena Galmarini.
La vehemente candidata se enfrentará así, otra vez, a quien hace dos años la derrotó duramente en su intento por recuperar para el acervo familiar el municipio de Tigre.
El intendente Julio Zamora liderará en esa sección la lista de Somos Buenos Aires, el ecléctico espacio que busca emerger en medio de la polarización entre el perokirchnerismo de Fuerza Patria (FP) y los violeta del Frente La Libertad Avanza (FLAA).
Ese tercer espacio está integrado por peronistas cordobeses, peronistas no kirchneristas, radicales de la dupla Martín Lousteau-Emiliano Yacobitti, y (más vergonzosamente) del senador Maximiliano Abad (recluido para mejor ocasión), adherentes al exradical Facundo Manes, la Coalición Cívica de Carrió y el GEN de Margarita Stolbizer.
El variopinto combinado, que terminó de pegar sus partes sobre el cierre de listas y cuya supervivencia más allá del 7 de septiembre es una gran incónita, se vio reforzado en los últimos días por intendentes y referentes macristas de importantes ciudades del interior, que se sumaron abiertamente, como la jefa comunal de 9 de Julio, María José Gentili, y el de Junín, Pablo Petrecca. O intendentes que dejaron lugar a una alianza seccional de hecho, como el de San Nicolás, Santiago Passaglia, y de Pergamino, Javier Martínez.
Todos ellos se independizaron, descontentos con la claudicante adhesión del Pro al FLLA, llevada a cabo por Cristian Ritondo, secundado por Diego Santilli (que públicamente se ofreció a hacer los mandados mileístas que le ordenen) y por el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Este liderará la boleta de la quinta sección electoral, lugar para el que viene haciendo méritos tempraneros, tanto por ambiciones políticas como por presiones familiares-conyugales para dejar la ciudad atlántica.
Paradójicamente, Somos Buenos Aires, con la candidatura de Zamora, podría ser funcional al FLLA, al restarle votos al peronismo en la primera sección que es hoy la más populosa de la provincial. Allí la lista libertaria será encabezada por el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, el primer garrochista amarillo que tempranamente y sin pruritos se puso la casaca violeta.
Siguió así la huella abierta por su referente Patricia Bullrich el día después de su derrota en la primera vuelta presidencial de 2023, quien inició por cuenta y beneficio propio una rendición al espacio libertario, que dejó aún más desnudo de liderazgo y de capacidad de negociación de la que ya tenía a Mauricio Macri. Después de este turno electoral, el deceso por absorción y defección sería la causa que figuraría en el acta de defunción del Pro, después de casi medio de siglo de vida, en la que alcanzó la cima para desde ahí empezar a deslizarse hacia el fondo sin solución de continuidad, empujada por los propios y sin instinto de supervivencia colectivo.
El vacío que deja el submarino amarillo busca empezar a llenarlo la frágil alianza Somos Buenos Aires integrada por los huérfanos del liderazgo macrista, que conservan cierto poder territorial y pretenden mostrar algún resto de dignidad personal y política, en contraste con quienes se entregaron sin condiciones a Milei. Pero su sobrevida político-electoral se encuentra lejos de estar garantizada.
El ejercicio absoluto del poder de la lapicera, delegado por Javier Milei en su hermanísima Karina, acompañada por su ladero bonaerense Sebastián Pareja, alimentó la ilusión de los que buscan un lugar fuera de la polarización mileísita-kirchnerista.
La secretaría general de la Presidenciahizo uso y abuso de su condición de “jefe” libertario, con el que la designó su hermano y ella impuso sin admitir disidencias.
Los miembros de “la guardia pretoriana de Milei”, como se autodefinen las “fuerzas del cielo”, que se referencian en Santiago Caputo, fueron víctimas del dedo pulverizador de la hermanísima, quien apenas les dejó algunos lugares secundarios a los milicianos digitales. El malestar y destrato recibido no tendrá correlato en las urnas. Son fieles que no pueden imaginar siquiera un cisma.
En cambio, es probable que algunos candidatos incluidos en las listas municipales con largo recorrido en la casta política pueda tener impacto en votantes que reparan menos en la compleja construcción de poder que en el prontuario de los postulantes. Más cuando la fuerza que los impulsa prometió un nuevo mundo.
De todas maneras, quienes aspiran a quedarse con esos nuevos descontentos deberán encontrar un vector tan eficiente como fue el de la “anticasta” que enarboló Milei para sobreponerse a la antinomia kirchnerismo-antikirchernerismo y para conseguir algo mucho más difícil hoy, como es convocar a nuevos y viejos desencantados de la política, que sigue sin resolverles los problemas. Y, para peor, les ofrece espectáculos obscenos que se presentan en teatros cada vez más vacíos.
Por eso, quizá habrá que mirar más los heridos que dejó el cierre de listas, el impacto que tendrá la campaña en un electorado desmotivado y la marcha errática de la economía, que los candidatos que se les ofrecen.
22/07/2025 a las 11:51 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Karina pone en juego su armado, Kicillof el 2027 y el macrismo hasta dónde se deshilacha
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
21/7/025
El cierre de listas en la provincia de Buenos Aires deja algunas demostraciones políticas cuyo éxito o fracaso estará supeditado al resultado de la elección del 7 de setiembre en el mayor distrito del país: quién se impondrá en la pelea sin límites entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner; cómo saldrá Karina Milei de su primer debut como “Jefe” del armado electoral; qué tan deshilachado quedará el PRO de Mauricio Macri; y qué dimensión tendrá el asomo de una tercera alternativa en un escenario de polarización extrema entre mileístas y kirchneristas.
Tal es el encono entre Kicillof y La Cámpora que tuvieron que apelar a un corte de luz para prolongar el plazo de entrega de las listas.
El gobernador bonaerense se arriesga a estar o no en uno de los sitiales de quiénes serán los próximos referentes de la oposición a partir de octubre. Al igual que en la dura discusión por el desdoblamiento del comicio que mantuvo con la propia Cristina Kirchner, Kicillof llevó la tensión hasta último momento, amenazando en llevar una lista propia por afuera del PJ. Volvió a recurrir a la estrategia del “Juego de la gallina” en el que se enfrentan dos automóviles que van en sentido contrario por la misma ruta, directo a chocar, pero gana el conductor que no se desvía y pierde el otro que se sale del camino a último segundo.
En términos generales, La Cámpora volvió a imponerse al gobernador. En términos políticos, es la primera vez que Kicillof puede imponer candidatos y negociar las listas.
Kicillof nombró a su ministro Gabriel Katopodis a la cabeza de la lista de diputados provinciales en la Primera Sección Electoral y a su vice, Verónica Magario, en el primer lugar de la nómina de la Tercera. Ambas secciones representan el 70% del electorado bonaerense. Si le gana la elección al tándem libertario-macrista, tendrá un lugar en el camino hacia el 2027. Pero si pierde, su capital político estará en riesgo al igual que su proyección, y allí estará el cristinismo para facturárselo.
La incorporación del PRO a la lista que lleva el nombre de La Libertad Avanza fue más traumática de lo que se esperaba. La negociación de la dupla Cristian Ritondo-Diego Santilli con el libertario Sebastián Pareja pretendía inicialmente que el partido amarillo tuviera mayor presencia en la propuesta electoral en la provincia por su territorialidad a través de 13 intendentes; ofrecían, a cambio, de ceder el mayor espacio al Gobierno en la confección de las listas a diputados nacionales en octubre. Pero no fue así.
Karina Milei demostró su inalterable voracidad política. Los libertarios encabezarán 6 de las 8 secciones electorales, dentro de ellas las más importantes como la Primera y la Tercera. Apenas cedieron un puñado de lugares: 3 que son entrables a Santilli; 2 a Ritondo, uno de ellos cabeza de lista; y 2 a Guillermo Montenegro, que encabezará una lista y ubicó a un dirigente suyo en otro lugar. No mucho más.
El oficialismo tuvo, sin embargo, que ceder ante el apellido Macri. Como de los 13 intendentes del PRO, 3 se bajaron, debió acceder a las exigencias de Soledad Martínez de Vicente López para que el acuerdo provincial LLA-PRO no naufragará. La sucesora de Jorge Macri y vice de Mauricio Macri en el partido, fue la única intendente del PRO que consiguió armar la lista en una relación 70-30 con los libertarios.
Flanqueada por Pareja y los Menem, Karina se anotaría una pesada cucarda si logra vencer al kirchnerismo en su único bastión. Pero si no es así, dependiendo también del resultado, podría navegar entre reconocimientos y críticas por haber dejado afuera del armado anti K a un sector como radicales y vecinalistas, que en otros tiempos conformaban aquél Juntos por el Cambio que logró derrotar al peronismo bonaerense. Esa es la postura que mantuvo el asesor Santiago Caputo, hasta que prefirió correrse, a sabiendas que hasta el Presidente pierde si se enfrenta a su hermana.
Sigilosamente asoma una tercera alternativa política. Somos Buenos Aires se convirtió en una suerte de ambulancia que aglutina al radicalismo oficialista y al rebelde de Facundo Manes, a la Coalición Cívica, sectores del GEN y peronistas no K como los espacios de Juan Schiaretti y Emilio Monzó. En la mayoría de las secciones las listas las encabezará la UCR.
Detrás de ese espacio heterogéneo alumbra una propuesta que viene del lugar menos pensado, San Nicolás. Allí los jóvenes hermanos Passaglia, Santiago -actual intendente- y Manuel -exintendente- han conseguido mantenerse en el poder desde 2017, sucediéndose entre ambos, pero en base a una prolija gestión a la que ellos presentan como “la mejor de la Argentina”.
Los Pasaglia se jactan de administrar una de las ciudades que más se le ha plantado al kirchnerismo y ser los primeros en rechazar un acuerdo con el mileísmo, Ahora, dieron un paso más y presentan su partido Hechos en la Segunda Sección Electoral, no sólo en su municipio. De hecho Somos Buenos Aires no tendrá lista en esa región y coló a un radical en la nómina de Hechos. Están decididos, después de octubre, a comenzar a recorrer la provincia de Buenos Aires como alternativa 2027 a los dos polos de la grieta.
Probablemente la elección bonaerense empiece a poner en jaque el uso de casta como una descalificación política. El diputado radical Martín Tetaz subrayó que «el 90% de los candidatos en la provincia son o fueron peronistas». Dicho de otra manera, 7 de las 8 cabezas de lista libertarias la ocupan dirigentes políticos que vienen incursionando en política u ocupando cargos en el Estado desde hace tiempo. Apenas uno, Oscar Liberman de la Sexta Sección, podría acceder a la duda porque es escritor, músico y economista aunque ya se candidateó a intendente de Bahía Blanca en 2023. Aunque podría decirse que no hay una renovación de la política a partir del ingreso de profesionales y actores sociales sin antecedentes. Todo es material reciclado.