Por Hernán Andrés Kruse.-
NOCIONES DE ESPACIO PÚBLICO Y PUBLICIDAD
“Las nociones de espacio público y publicidad, desarrolladas por Habermas en Historia y crítica de la opinión pública, pueden ser mejor comprendidas cuando se las relaciona con el proyecto de la teoría de la acción comunicativa. El trayecto histórico ahí narrado hace verosímil el relato sobre la agencia humana en las condiciones sociales complejas de la modernidad: la posibilidad de la moral y responsabilidad humanas frente a órdenes jerárquicos apoyados en la tradición y doctrina, en un primer momento; y frente a sistemas sociales construidos desde una racionalidad instrumental o estratégica, en un segundo momento.
Cabe señalar que dichas nociones no son accesorias al ideario habermasiano, sino que como el propio filósofo ha manifestado constituyen su motivo principal. En el apartado anterior se refirió la distinción entre las racionalidades comunicativa e instrumental, presentes en la mayor parte de las interacciones humanas. Sin afirmar que son idénticos, se podría establecer una línea de continuidad entre estos modelos de racionalidad y los usos público y privado de la razón descritos por Kant en su ensayo «¿Qué es la Ilustración?». Para Kant, el uso público es el que se hace en calidad de maestro frente al gran público de lectores, mientras que el uso privado se realiza en calidad de funcionario de un puesto, asociación o corporación. Si en el primer caso los individuos no encuentran más limitación que la calidad y pertinencia de sus razones ante la comunidad más amplia de personas; en el segundo, los individuos deben ajustarse y obedecer las reglas incardinadas en la práctica social de la que forman parte como piezas de un engranaje automático. No es difícil, por tanto, descubrir que el carácter privado del segundo uso de la razón viene dado por su telos incuestionable, por el carácter funcionarial de la razón, no por sus rasgos solipsistas. En términos de Habermas, este uso de la razón tendría una intención instrumental, de medios y fines, muy probablemente asociados con procesos de diferenciación social.
Al igual que Kant, Habermas considera que sólo la razón en su uso público puede traer la ilustración y autonomía de las personas. Ya que el ejercicio público de la razón implica en sí mismo la acción de comunicar con otros, los individuos no han de dar por sentada la validez apriorística de ninguna autoridad o norma, sin que antes se hayan asegurado las condiciones procedimentales y materiales para el reconocimiento recíproco, la justicia y la solidaridad entre las personas implicadas. Sin tales condiciones fracasaría cualquier intento de comunicación, interacción y cooperación.
Habermas cree haber encontrado tales condiciones en la historia de la formación de la esfera pública burguesa europea entre los siglos XVI y XVIII. Describe el paso de la idea de la publicidad representativa, reflejo de la majestad del monarca, y por extensión de sus atributos y posesiones; hacia una concepción moderna e ilustrada de publicidad, dirigida a dar cuenta del interés general de la sociedad civil. Esta última se habría constituido como una esfera distinguible del aparato estatal, poseedora de intereses particulares. Dichos intereses no se correspondían ya más con la gloria del rey o la defensa de la fe revelada, sino que tenían que ver sobre todo con asuntos concernientes a la vida íntima y privada de las personas. De manera paradójica, como un efecto no buscado, la defensa de este tipo de intereses, manifiesta en la imposición de límites estrictos a las autoridades política y religiosa, dio origen a la doctrina del liberalismo político, como un paso importante en la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos. El cambio de perspectiva supuso además, del lado del poder político, el reemplazo de su búsqueda de la vida buena, de la idea de bien común anclado en las tradiciones compartidas históricamente por el pueblo, por la cuestión de la justicia imparcial para que cada quien pudiera realizar sus proyectos particulares.
En medio de la interacción e intercambio en esta esfera de la opinión pública, cuya existencia se puede constatar en las prácticas discursivas que se desarrollan en cafés, salones, tabernas, etcétera, Habermas observa una creciente problematización de ámbitos hasta entonces incuestionados, ya que eran monopolio de autoridades estatales o eclesiásticas. El acceso a cualquiera de estos nuevos espacios, al parecer, exigía de los individuos despojarse de todo signo de jerarquía, en el entendido de que la única autoridad que cabía en ellos era la del mejor argumento.
Se dijo antes que la racionalización social en el sentido de Weber significó un proceso gradual de desacralización y apropiación pública de dominios restringidos a individuos corrientes. Deliberar en torno de asuntos de la administración y economía estatal, evidenció la capacidad de los individuos para pensar y actuar juntos alrededor de cualquier tema de interés común. La cooperación social, de este modo, según Habermas, mostraba virtudes prácticas y epistémicas fundamentales. Gracias a estas virtudes en tanto subproductos de la publicidad, los sujetos estarían en condiciones de desempeñarse hábilmente en sistemas diferenciados de manera funcional. Las iguales libertades recíprocamente autoatribuidas por los participantes en el espacio público resultaban plausibles.
Sin embargo, el propio Habermas se encargó pronto de señalar el peligro que corren las libertades individuales cuando no se aseguran institucionalmente las condiciones que hacen posible la racionalidad práctico-moral. Por esta razón indica la necesidad de proteger, incentivar y fortalecer el espacio de la opinión y deliberación pública mediante la garantía estatal a ciertos derechos ciudadanos. En especial a los derechos que promueven la igual participación de las personas en la formación de la voluntad política y en la toma de decisiones colectivas. De esta manera, la contingencia histórica que reveló como un valor compartido a la publicidad, se fue tornando reflexiva con el mecanismo institucional del Estado constitucional y democrático de derecho.
Del mismo modo que la administración burocrática y el mercado representan el esquema de la racionalidad instrumental y estratégica, el discurso práctico —moral o democrático— representa la racionalidad comunicativa que Habermas considera siempre presente en la interacción. Desde su punto de vista, las recurrentes crisis de legitimación y los déficits de integración social sacan a la luz el abandono de las premisas de esta racionalidad por los sujetos. Cuando esto sucede los órdenes normativos devienen naturalizados, reificados, sacrificándose la distancia reflexiva necesaria tanto para la acción espontánea que define la libertad humana, como para la crítica que posibilita el pensamiento y juicio correctos.
El principio de publicidad que Habermas reconstruye a lo largo de su obra connota tanto la apertura ilimitada en relación con los temas de deliberación ciudadana, como la mayor inclusividad posible respecto de sus participantes. Mientras que el primero de los sentidos se refiere al contenido del diálogo, el segundo de ellos se dirige a su procedimiento. Para Habermas ambos sentidos son complementarios: uno porque defiende el derecho de cada persona de decidir lo que sea de interés general; y el otro porque defiende el derecho de todos para participar.
A diferencia de Teoría de la acción comunicativa, en la que Habermas buscaba en calidad de observador externo, como un sociólogo, explicar el desarrollo de las formas de la interacción humana en términos de una pragmática del lenguaje y la comunicación, Facticidad y validez se sitúa en la posición de un participante que se propone justificar la plausibilidad de un singular modo de interacción: el que ha tenido lugar en las sociedades actuales que cuentan con regímenes políticos constitucionales y democráticos. Por ello, el filósofo toma distancia de su inicial descripción del derecho positivo como un sistema formado a partir de las racionalidades sistémica e instrumental y, en este sentido, como una amenaza a la comunicación humana espontánea. Habermas consideraba entonces la creciente intervención del derecho y el Estado en la vida personal como un modo de colonizar el mundo de la vida y deformarlo hasta convertir a sus sujetos en autómatas.
El giro que introduce Facticidad y validez es radical en relación con esto. Ahora el derecho es descrito como el mecanismo a través del cual discurre en forma segura la racionalidad comunicativa y como el medio que permite traducir las intenciones prácticas de las personas al lenguaje más complejo de los sistemas que representan el poder político, el aparato burocrático o la economía. En los términos del propio Habermas, el derecho deja de ser visto desde la imagen de un asedio en contra del mundo de la vida, como una amenaza externa, y es repensado con la metáfora de las esclusas, como un sistema complejo y multidireccional de irrigación de la deliberación pública más incluyente posible. Desde el espacio de la opinión de los medios masivos, de la informalidad; pasando por los canales de negociación de grupos de interés y partidos políticos en los parlamentos; hasta la ejecución y aplicación de leyes por la administración y los tribunales.
El derecho positivo en el Estado constitucional y democrático, se puede decir que instituye y refleja formalmente las reglas que hacen posible la continuidad de la acción comunicativa aun en las sociedades funcionalmente diferenciadas. En palabras del autor, el derecho opera como una bisagra o correa de transmisión entre individuos que se autoatribuyen la condición de agentes igualmente libres, y sistemas expertos que se entienden ajenos a las intenciones de las personas.
El lenguaje ordinario constituye, ciertamente, un horizonte universal del entendimiento; en principio puede traducir todo de todas las lenguas. Pero no puede, a la inversa, operacionalizar sus mensajes para todos sus destinatarios de forma comportamentalmente eficaz. Para la traducción a códigos especiales depende del derecho, el cual está en comunicación con los medios de control o regulación que son el dinero y el poder administrativo. El derecho funciona, por así decir, como un transformador, que es el que asegura que la red de comunicación social global sociointegradora no se rompa. Sólo en el lenguaje del derecho pueden circular a lo ancho de toda la sociedad mensajes de contenido normativo.
A modo de resumen, el derecho propone como normas o imperativos prácticos las reglas que estaban implícitas en la interacción cotidiana de carácter espontáneo que se ha venido desarrollando a partir de la Ilustración. En este sentido, para Habermas el derecho torna reflexivo y legitima el componente social del mundo de la vida.
El espacio público y la publicidad que son normativamente relevantes discurren a través del medio derecho y son por él asegurados. La postulación de derechos de participación política, en particular, del derecho a votar, refuerza el ideal kantiano del uso público de la razón. La atribución a dichos derechos del carácter de fundamentales refleja el interés de defender las prácticas cooperativas, protegiéndolas de cualquier forma de dominación y explotación.
Habermas discute con quienes consideran su imagen de democracia idealista e ingenua. Argumenta que incluso las descripciones empíricas o fácticas acerca de los regímenes políticos que se refieren como Estados de derecho democráticos, no pueden prescindir de la dimensión de la validez normativa, que es aprehensible solo en la posición de un participante en una práctica cooperativa que es internamente apreciada”.
LA NOCIÓN DE DEMOCRACIA DELIBERATIVA
“La práctica democrática no se comprende bien si se la mira únicamente en su dimensión formal. Es decir, queda incompleta si se la considera realizada porque a nadie se niega el derecho de votar. La noción de democracia deliberativa que Habermas sostiene resalta que una interacción social libre de dominación y explotación es viable sólo bajo condiciones estrictas de justicia y solidaridad.
Subyacente a la concepción de democracia deliberativa, el paradigma de la ética del discurso es una especie de corolario práctico-moral de la teoría de la acción comunicativa. Si en ésta Habermas se propuso demostrar la posibilidad de una interacción social no deformada por las racionalidades instrumental y estratégica, la ética discursiva postulará como un imperativo garantizar las condiciones que mantengan una interacción semejante. Las reflexiones habermasianas en torno a la ética del discurso implican que la acción comunicativa, pese a ser siempre ya posible con el impulso de la Modernidad, no es sin embargo necesaria. Por esta razón se erige como un deber el mandato de asegurar sus condiciones; y esto supone que los individuos se atribuyan recíprocamente la calidad de agentes.
En cualquier caso esa atribución exige sacar a la luz las posiciones diferenciadas que ocupan los sujetos en el mundo social, sobre todo cuando de esas posiciones se siguen consecuencias desventajosas para unos pocos. La frustración de expectativas normativas públicamente accesibles, que conduciría al fracaso de la comunicación y eventualmente a la interrupción de la cooperación social, recuerda el motivo práctico de la teoría. Desde este punto de vista adquiere relevancia moral la dimensión material de la vida personal, que hace posible o que niega la auténtica participación de las personas en la toma de decisiones colectivas.
Por esta razón, frente a la inercia de sistemas como burocracia, poder estatal o economía, Habermas sugiere prestar especial atención a los individuos y grupos que son excluidos formal o materialmente de la deliberación política. Su exclusión reflejaría un déficit normativo. Seguramente también a la larga podría convertirse en una crisis de integración social verificable en términos empíricos.
Lo anterior ayuda a entender uno de los sentidos más relevantes que Habermas asigna a la idea de lo público. El espacio público designa un ámbito incluyente en el que los individuos se reconocen recíprocamente como personas libres por igual. Debido a esta estipulación cualquier exclusión debe ser justificada mediante razones accesibles a todos. Dicho de otro modo, la carga de la argumentación acerca de la exclusión recae siempre sobre quien pretende ejercerla.
En virtud de ello, los individuos marginados, discriminados, quienes se hallan en situación de vulnerabilidad extrema y padecen una vida dañada ponen en duda que exista el respeto que debería subyacer a toda interacción comunicativa. La igualdad de trato individual en estos casos va más allá de la justicia distributiva en la dirección de la solidaridad: “Este principio tiene sus raíces en la experiencia de que unos tienen que dar la cara por otros, toda vez que en tanto camaradas todos tienen que estar interesados de la misma manera en la integridad de su contexto común de vida”(Habermas).
En su obra La inclusión del otro, Habermas analiza el tema del pluralismo, que al modo del politeísmo de los valores descrito por Weber, se relaciona con la condición moderna y la ruptura del monopolio de las interpretaciones, típica de las comunidades cerradas y siempre aparentemente homogéneas. En términos políticos, la cuestión del pluralismo tiene que ver con una pregunta de naturaleza práctica relacionada con la posibilidad de la convivencia cooperativa y pacífica.
Puesto que en las sociedades pluralistas es inevitable la existencia de discrepancias en los juicios de la gente, parece primordial establecer algún tipo de mecanismo o procedimiento que permitan hacerse cargo de ellas. Pese a que no existe plena garantía de objetividad dadas las posiciones parciales de los participantes, el rechazo a priori de todo procedimiento abona en favor de la violencia del más fuerte. El discurso público, en la medida en que sus reglas sean respetadas, ayudaría a filtrar los sesgos particularistas que resultaran excluyentes de algunos individuos o grupos. La justificada prevención contra la ideología, dominación y explotación de los poderosos, que a menudo se disfrazan con el discurso de los derechos humanos, justicia, seguridad, etcétera, no echa por tierra la pretensión moral de que también, en contra de esos discursos perversos, el diálogo sea el mejor de nuestros recursos.
De hecho, el propio Habermas ha reconocido la función ideológica desempeñada a veces por la idea de derechos humanos, que habría reflejado eventualmente los valores e intereses de la clase o grupo dominante, en demérito de su pretendida universalidad. En su opinión existe una inevitable impregnación ética en toda comunidad jurídica y proceso democrático. Sin embargo, en lugar de sugerir como obvia consecuencia la desaparición de este tipo de derechos, Habermas señala la necesidad de clarificar su contenido y de expurgar todos aquellos supuestos normativos que no sean susceptibles de justificación pública: «Los derechos fundamentales liberales y sociales tienen la forma de normas generales que se dirigen a los ciudadanos en su calidad de ‘seres humanos’ (y no sólo como miembros de un Estado)» (Habermas).
Además, Habermas rechaza como condición del espacio público la preexistencia de un pueblo homogéneo. La noción de patriotismo de la constitución tiene la función de explicitar los elementos de pertenencia a la comunidad política, acotándolos a principios básicos mínimos que hagan posible coordinar las iguales libertades de las personas por mor de la cooperación y la convivencia pacífica. La integración ética de grupos y subculturas con sus propias identidades colectivas debe encontrarse, pues, desvinculada del nivel de integración política, de carácter abstracto, que abarca a todos los ciudadanos en igual medida.
Cercano al liberalismo de Rawls, el modelo de patriotismo constitucional expuesto por Habermas busca lograr una identidad centrada en valores específicamente políticos —nometafísicos—. Dichos valores, verbigracia, la democracia, división de poderes, derechos fundamentales, podrían en principio conseguir la adhesión de individuos que sostengan distintas creencias, imágenes del mundo y valores culturales. Para Rawls apuntalar lo político frente a las tradiciones particulares no implica que dicho dominio sea más importante que los otros. De hecho significa lo contrario: que porque se reconoce y tiene en la más alta estima la pluralidad de intereses, creencias y formas de vida, debe hallarse el modo que haga viable su desarrollo y permanencia.
En cualquier caso nunca será seguro evitar la exclusión o discriminación política. Por esta razón es indispensable que, al diseñar los procedimientos democráticos para la formación de la voluntad y agenda políticas, existan mecanismos garantizados con cierta suficiencia para actualizar permanentemente los principios y valores que configuran el proyecto constitucional. Además de la existencia de reglas e instituciones formales, la sociedad política deberá incentivar la participación de sus miembros, fortalecer los espacios en los que acontece la deliberación pública, y ser muy sensible a un sinnúmero de manifestaciones de las personas y grupos en desventaja expresadas a menudo de modo desarticulado como protesta social.
En este sentido, el tipo de estrategias empleadas por quienes no han logrado filtrar sus intereses y valores a la agenda política, como son la desobediencia civil y la objeción de conciencia, ameritan una atención y protección especial. Porque, como ha reconocido Habermas, con independencia del tema de la controversia, con dichas estrategias se busca defender la conexión retroalimentativa entre procesos formales e informales de constitución de la voluntad política. En sus propios términos: «La justificación de la desobediencia civil se apoya en una comprensión dinámica de la Constitución como un proyecto inacabado».
Se podría afirmar entonces, con Habermas, la importancia de considerar los puntos de vista de quienes sufren exclusión y daño injustificados, antes que otra cosa. Cuando se es consciente de la inercia de las tradiciones o de las lógicas sistémicas de los órdenes societales, resulta imperativo reflexionar acerca de las condiciones que hacen posible las libertades personales. La frustración en el desempeño de dichas libertades en algunos sujetos o grupos hace objetivamente relevantes determinados contextos como prioridades políticas. El proyecto de la Ilustración que Habermas se propone seguir confirma el lugar de la razón práctica, que permite autocomprendernos como agentes responsables aun en el contexto de las sociedades complejas”.
(*) Alejandro Sahuí (Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa-México): “Razonar en público: la filosofía política de Habermas”.
23/07/2025 a las 12:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
A Milei, armar un oficialismo le cuesta más que controlar el dólar
Sergio Crivelli
Fuente: La Prensa
(*) Notiar.com.ar
21/7/0256
La subida del dólar en julio se frenó el viernes en 1.300 pesos, lo que probó que Luis Caputo cuenta con las herramientas para evitar una corrida en plena campaña electoral aun con el Congreso sancionando, mediante mayorías aplastantes, leyes que buscan reventar la estabilidad.
Según los conocedores del mercado financiero, un intento de cambio de letras -Lefi por Lecap- despertó a la divisa norteamericana, pero desde el Palacio de Hacienda actuaron con rapidez y apagaron el foco de incendio. Hubo alza de tasas y reverdecer del “carry trade”, pero el episodio terminó con una cotización más beneficiosa para el equilibrio externo.
Si la “pax cambiaria” se mantiene o el episodio provoca alguna repercusión negativa sobre la inflación, se verá. Nada permite asegurar nada con el actual enfriamiento del consumo.
Pero el control financiero y cambiario que el equipo económico le garantiza al Presidente, exige además un acompañamiento político que el Gobierno no consigue construir y que parece haber quedado por completo fuera de su alcance en el Congreso, donde la pelea por fondos públicos tuvo apenas una pausa en la semana que acaba de concluir, pero volverá con fuerza en los próximos días.
Por su origen insólito, el oficialismo sigue inerme ante una aplastante mayoría opositora en ambas Cámaras compuesta por el kirchnerismo y peronistas sin inserción en los respectivos gobiernos distritales, al que se sumaron en las últimas semanas mandatarios provinciales exaliados de la Casa Rosada.
Esa sangría fue la que permitió la sanción de leyes que pueden exterminar el equilibrio de las cuentas del Estado nacional. La voracidad fiscal de los caudillos de provincias y la negativa del Presidente a ceder a sus presiones derivaron en una situación inmanejable que afecta la gobernabilidad y amaga con terminar en un conflicto de poderes.
Milei trata de ganar tiempo con la convicción de que la próxima renovación parlamentaria le permitirá controlar por lo menos un tercio de Diputados y del Senado para aplicar vetos irreversibles a las normas contrarias a su política económica.
En ese sentido todas las encuestas coinciden en que, a pesar del ajuste, está en intención de voto por encima del peronismo. También en que lo favorecen la falta de una oferta económica alternativa creíble y la persistencia del kirchnerismo como única opción electoral.
Se le presenta, en cambio, más complejo el armado de candidaturas. En la provincia de Buenos Aires, intendentes del PRO se declararon en rebeldía y buscaron aliarse con otras fuerzas de perfil ideológico similar o con una alianza del tipo “avenida del medio”.
Así, el acuerdo sellado apenas una semana antes por Cristian Ritondo con LLA empezó a ser desobedecido. Esos jefes municipales son la viva imagen de la situación del PRO que va camino a la extinción. No responden a Mauricio Macri, ni a Ritondo y creen que manejan lo que no manejan, porque sus votantes son independientes y de clase media.
La disolución del PRO tiene también un efecto colateral extra. Varios de sus diputados nacionales definen el futuro de los vetos que aplicará Milei a los proyectos sobre jubilaciones y discapacidad y usan ese poder para entrar en las listas, lo que complicó las negociaciones.
Más sencillo es, en cambio, para el Gobierno el desafío que representan la UCR, la Coalición Cívica y el peronismo “moderado”. No tienen candidatos ni votos. Son víctimas de una polarización irreductible y asumieron una posición que conspira contra la gobernabilidad, pero que al mismo tiempo le da al oficialismo un perfil más “anticasta”.
Las dificultades de los hermanos Milei para armar las listas ratifican algo por otra parte manifiesto: la selección de dirigentes es un ejercicio en el que cometieron sus peores errores. Las deserciones en el Congreso de legisladores que ingresaron en listas violetas y la gran cantidad de funcionarios que debieron ser expulsados del Ejecutivo desde el 10 de diciembre de 2023 demuestran que la motosierra exige el apoyo de dirigentes que no vivan del Estado y que no sean su principal línea de defensa. Esa especie está extinguida desde hace tiempo en la Argentina.
En cuanto al peronismo, su identidad y su propuesta son una sola: mantener a rajatabla el “statu quo”. El ejemplo más extraordinario de esto es el hecho de que al PJ lo presida una dirigente con condena firme por estafar al Estado. Un fenómeno que pinta de cuerpo entero no sólo al partido más grande de la Argentina, sino también a sus dirigentes, militantes y votantes como así también al resto de la dirigencia que no ha dicho una palabra a semejante disparate bajo el pretexto de que se trata de un asunto de otro partido.
23/07/2025 a las 12:28 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El “triángulo de hierro” se deforma al calor electoral
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
20/7/025
Caía sobre Buenos Aires una garúa tan ingrata que ni siquiera tenía el mérito de merecer un paraguas. En un café ubicado en diagonal con la Casa Rosada un funcionario del Gobierno reflexionaba sobre la curiosa paradoja que afecta a la gestión libertaria. “En general los mercados se vuelven cautelosos ante las elecciones de medio término porque no saben quién va a ganar y porque dudan sobre el rumbo que tomará el Presidente. Pero ahora todos dicen que La Libertad Avanza se encamina hacia un triunfo y no tienen dudas de los objetivos económicos que persigue Milei. Entonces, ¿por qué siguen tan temerosos?”.
En el cierre de la semana esa inquietud cobró más vigor, entre el dólar en alza, las tasas de interés volando y el riesgo país al nivel de la época del cepo. Hay razones económicas que podrían explicar esos indicadores. La salida caótica de las LEFI, la escasa acumulación de reservas, el déficit de la cuenta corriente. Pero fundamentalmente incide un factor político que está en el fondo de la incertidumbre que expresaba el funcionario: ¿tendrá Milei en la segunda mitad de su mandato la musculatura política para avanzar en su programa económico y hacer las reformas que el plan está necesitando?
Y esta parece ser la variable que el establishment económico todavía no ve despejada hacia el futuro. Aunque descuente su triunfo en las urnas, sabe que el oficialismo no tendrá mayorías propias en el Congreso y que requerirá de algún esquema consensual. Y en este sentido todas las últimas señales fueron adversas: agrietó el vínculo con los gobernadores aliados, no pudo retener a los legisladores que lo habían apoyado, mantiene una relación ambigua con Mauricio Macri y el Pro, se peleó con la vicepresidenta Victoria Villarruel, está en pie de guerra contra los gremios y desconfía de ciertos sectores empresarios.
El Presidente apuesta a un “efecto alineamiento” por el cual la mayoría de esos actores tenderían a apoyar al Gobierno una vez que obtenga lo que él imagina como un gran triunfo electoral en octubre. La prepotencia de los votos. Pero no todos en la Casa Rosada están seguros de que se avecine una victoria tan holgada como para disciplinar automáticamente al sistema político. Incluso manejan números más bien mezquinos. La última encuesta que analizaron le da a LLA 38 puntos a nivel nacional. “Si eso es así, estamos perdidos”, admitía uno de los referentes que accedió a esos datos.
Esta discusión es la que está de fondo en la agria relación que vienen sosteniendo Karina Milei, a través de los primos Menem, y Santiago Caputo, un vínculo que se agravó visiblemente en las últimas semanas. Es cierto que en la superficie el debate es por la estrategia electoral, con los primeros promoviendo la expansión libertaria en todos los distritos y el segundo planteando no competir donde se puede acordar con posibles aliados. Pero esta discusión tiene un trasfondo conceptual más profundo y que apunta a la pregunta que se hacen los mercados sobre la segunda mitad del mandato de Milei.
Caputo parte de un planteo básico según el cual al oficialismo le conviene no tensar hoy la relación con los aliados, para garantizarse su apoyo en los próximos dos años, hacer las reformas estructurales y, basados en el supuesto éxito de ese proceso, en 2027 lanzarse con todo a competir en las provincias.
Esta idea contrasta con la postura de Karina Milei y los Menem de plantearles ahora una competencia electoral a los gobernadores, bajo el presupuesto de que es el momento oportuno para la consolidación del violeta puro, lo que les permitirá después de las elecciones negociar con el resto de los actores desde una posición de mayor fortaleza.
Desde el “caputismo” se preguntan: “¿Por qué nos ayudarían los gobernadores si ya les estamos mostrando que queremos disputarles su territorio? ¿Qué incentivos tendrían? La ambición de colonizar el país en el 2025 puede hacer que resignemos el 2027, excepto que tengamos un triunfo arrollador”. El “karinismo” hace una lectura totalmente opuesta cuando señala que “el objetivo principal hoy es superar nuestra debilidad de origen y colocar incondicionales en el Congreso. No podemos acordar con radicales o macristas que después se desmarquen a la hora de votar leyes sensibles”.
Esta discrepancia conceptual es sustancial para determinar el volumen y la configuración del futuro oficialismo. La actual LLA fue el resultado de una construcción aluvional en 2023, destinada a darle sustento a la postulación de Milei.
Ahora el desafío es superior y pasa por constituir una fuerza de Gobierno capaz de avanzar con reformas profundas (laboral e impositiva, la previsional quedaría para un eventual segundo mandato), atender nuevas demandas sociales (ya no sólo inflación, sino también empleo y poder adquisitivo) y dar respuesta a viejos reclamos que quedaron obturados bajo la lógica del ajuste y que empiezan a emerger cada vez con más frecuencia (hospitales, jubilados, rutas).
Por eso el principal enemigo de Milei puede ser la inercia, esa fuerza misteriosa que afecta a muchos gobiernos que creen haber obtenido ciertos éxitos y que no identifican la necesidad de replanteos ante los cambios de demandas y desafíos.
La economía va a llegar al momento de la votación sin el impulso que en algún momento imaginó el Gobierno. Es cierto que la tendencia a la baja de la inflación parece consolidada, como quedó demostrado esta semana con un nuevo mes debajo del 2%. Pero al mismo tiempo hay síntomas de enfriamiento.
Los salarios completaron un trimestre por debajo de la inflación, con una caída del 5,4% respecto de los precios. El empleo está en retroceso, con casi 50.000 puestos menos desde que se inició el año, según datos elaborados por CEPA en base a información oficial. La mora en los préstamos familiares empezó a crecer en los últimos meses, para pasar del 3,7% al 4,5% en solo un mes, tal como consta en el último informe del Banco Central.
Un banquero de una entidad importante agrega que se incrementó fuerte la mora en tarjetas de crédito, que pasó del 1% a principios de año a más del 5% ahora. Esto, sumado al tema de las tasas de interés, hace prever una restricción en el otorgamiento de préstamos, especialmente los hipotecarios. Un anticipo de este movimiento se empezó a sentir en algunos rubros vinculados al crédito y que venían con buenas ventas pero se desplomaron en junio, como el de las motos.
Sin embargo, los estrategas del Gobierno dicen tener medido que el principal impulsor del voto a LLA “no es el resultado actual de la economía, sino el rumbo, hacia dónde vamos. Nuestro driver es el futuro, no el presente. Esa es la razón por la que es clave no obturar la posibilidad de reformas, mantener vigente las expectativas”.
La disputa metodológica entre Karina Milei y Caputo, que puede lucir etérea, tuvo en las últimas semanas traducciones muy concretas que llevaron a una deformación del “triángulo de hierro”, que hoy parece incapaz de resistir el fragor del proceso electoral.
Probablemente se trate del peor momento en la dinámica que rige en la cúpula del poder libertario, con Santiago Caputo muy enfrentado con los Menem, con Karina Milei que ya marcó con una X al influyente asesor y con el Presidente prescindente. Por primera vez empieza a hablarse en despachos lindantes al del jefe del Ejecutivo de los posibles desenlaces de estas tensiones.
En el entorno de la hermana no ocultaron su certeza de que Caputo estuvo detrás de la difusión del negocio de una empresa de los Menem con el Banco Nación, y de que es un vuelto por el escándalo del misterioso avión del empresario Leonardo Scatturice, cercano al asesor.
En el rincón de Caputo están convencidos de que Lule y Martín Menem tienen una estrategia de acumulación política destinada a quedarse con el control de LLA, aprovechando la falta de estructura propia de Karina. Las operaciones cruzadas de los últimos días no tienen antecedentes y han empezado a bordear la peligrosa línea de las acusaciones de irregularidades.
El corrimiento de Caputo de ciertos circuitos es palpable y tiene implicancias claras. Por un lado, externas. Los gobernadores y legisladores que lo tenían como interlocutor privilegiado, se dan cuenta de que ya no puede garantizar el cumplimiento de su palabra. A algunos les transmitió sus actuales limitaciones para dar curso a sus planteos.
Por otro lado, los efectos internos. Las Fuerzas del Cielo que él comanda se quedaron sin su intervención en la negociación de las listas bonaerenses (dicen que fue Ritondo quien lo mantuvo informado). Caputo se corrió y dejó que “los chicos” hablen con Milei directamente y el Gordo Dan asumió la representación. El Presidente les pidió que armen una lista de posibles postulantes, pero al final no los defendió frente a la avanzada de Pareja.
“Es una mala señal que nos dejen afuera. Nosotros fuimos los primeros militantes libertarios. Somos los que aportamos novedad al espacio con las redes sociales y la movida joven”, se reivindican. Nadie sabe cómo reaccionarán ante la frustración de haber sido los principales perdedores del armado de las listas.
No está claro todavía si la deformación del “triángulo de hierro” es definitivo o si el proceso se normalizará después de las elecciones. El consenso generalizado es que todo dependerá del resultado de octubre. Si “La Libertad arrasa”, como dice Milei, es probable que se inicie una nueva etapa en la distribución del poder, con Karina y los Menem con más atribuciones. Pero si el triunfo no es tan holgado, el Presidente volverá a requerir de las habilidades del asesor para reconstruir lazos y rearmar un esquema de gobernabilidad que le dé sustento.
Guillermo Francos y Patricia Bullrich, dos viejos lobos de la política, preocupados por estas distorsiones, empezaron a alzar la voz para hacerse escuchar internamente. Practican un delicado equilibrio porque no quieren involucrarse en la disputa superior, pero ven que el Gobierno atraviesa un momento de fragilidad. “En ambas posiciones hay un vacío de pensamiento, un punto ciego. Debemos salir de la dinámica ‘acuerdo sí, acuerdo no’”, plantean desde ese sector, donde aún lamentan la eliminación de la “mesa de los martes” que debatía las estrategias políticas. Claro, hoy sería imposible que se junten a charlar como entonces Karina, los Menem, Caputo, Francos, Bullrich y Manuel Adorni, con la presencia de Milei. Al menos sin temer daños y perjuicios.
EL FESTIVAL DEL APARATO
Anoche cerraban con enorme dificultad las listas para la elección bonaerense del 7 de septiembre. Sin las PASO, la definición de las candidaturas se volvió un proceso más tortuoso de lo habitual. Pero aun así, quedaron algunos datos para resaltar.
El primero, es que la provincia de Buenos Aires se encamina hacia la elección más territorial de su historia, en la que prevalecerán los aparatos locales. El diseño de estos comicios desdoblados les otorgan un protagonismo decisivo a los intendentes, al punto de que la mayoría de los candidatos serán precisamente jefes comunales, aunque después no asuman sus bancas.
Por esa razón, la dinámica la impusieron los intendentes, los peronistas que presionaron a Axel Kicillof para desdoblar la fecha; los macristas que se abrieron de la negociación de Ritondo con Pareja; los “independientes” que decidieron hacer su juego (desde Julio Zamora y Fernando Gray, hasta los hermanos Passaglia).
En este contexto no sería extraño que los armados alternativos licúen el desempeño de los dos principales frentes electorales. Los nombres propios de los postulantes y las marcas de los partidos, esta vez pesarán menos. Las agendas de campaña estarán divididas: en el interior, girarán en torno de los temas locales; en el conurbano, se seguirán las problemáticas nacionales. No existe una realidad bonaerense.
El segundo dato es que tanta casta en acción espanta a los electores, que manifiestan un absoluto desinterés en esta convocatoria. En la Casa Rosada estiman una participación que con suerte alcance el 50% del padrón, lo cual será determinante porque aumenta el peso de los aparatos. Sería una buena noticia para el peronismo. Las noticias de estas elecciones no generan ningún interés, ni en la televisión ni en la web.
El tercer aspecto es la interna del peronismo, que está en juego de modo especial. Kicillof está conforme con haber sostenido el desdoblamiento electoral pese a las presiones y por haberle quitado la hegemonía de la lapicera a La Cámpora. El hecho de que las negociaciones se hayan hecho en La Plata es para él un triunfo simbólico. Sin embargo, es también el que más arriesga. Una derrota arruinaría su proyecto político indefectiblemente.
El kirchnerismo aceptó compartir las listas después de una orden directa de Cristina Kirchner en ese sentido. Si bien en las tratativas estuvo representada por Máximo, siguió el proceso de cerca y habló con todos los sectores. Ella se siente tributaria de la forzada confluencia, porque intuye que tampoco saldría indemne de una derrota.
A pesar de estos esfuerzos, el peronismo sigue desmembrado y los negociadores admiten que no veían la hora de que se termine el tema de las listas que los fuerza a una convivencia indeseada. “No hay que engañarse, se toleran por pragmatismo, pero sigue todo roto internamente”, admiten cerca de la mesa tripartita que comparten con el massismo.
Anoche coquetearon con una ruptura y desde el bunker de Kicillof amenazaron con apelar a listas propias si sus demandas no eran atendidas por el kirchnerismo. Así resulta difícil imaginar cómo se cohesionarán todas las partes para hacer campaña juntos. Otro desafío para el frágil esquema peronista.
El último plano a observar es la convergencia libertaria-macrista, bajo las condiciones de la Casa Rosada. Un dato es que el amarillo desapareció del mapa, no sólo porque se sometió mayoritariamente al violeta, sino porque los que no aceptaron los términos del trato se sumaron a otros emprendimientos electorales. Hay una pérdida de sentido simbólico muy nítida.
La otra consecuencia es que va a dejar muchos heridos porque las Fuerzas del Cielo quedaron relegadas y el macrismo se atomizó en un sálvese quien pueda. En definitiva, las listas no funcionaron como construcción política, que permita intuir una fuerza consolidada que en dos años desafíe al peronismo. Fueron apenas un recurso minimalista para resolver la urgencia electoral.
23/07/2025 a las 12:30 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Karina y los Menem le ganaron a Caputo; Villarruel también rompió; dilema de Bullrich
Ricardo Kirschbaum
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
20/7/025
La relación del Presidente con su vice está terminada. Pero está terminada de ambos lados. Porque Villarruel parece dispuesta a crear una formación más nacionalista y proteccionista, para atraer al mundo militar y también tentar a grupos peronistas.
No había lugar para dudas pero aun así se especuló sobre el resultado de un laudo político de Javier Milei. No hubo tal cosa. Pasó lo que debía pasar en la mecánica íntima del manejo de este gobierno. La pulseada la ganó Karina y nadie debería estar sorprendido porque la secretaria general de la Presidencia y jefa política de Milei, según su propia confesión, impuso su criterio. El de ella y el del team Menem. La novedad, en este caso, es que Santiago Caputo, el cuentapropista que opera como el principal estratega político del mundo libertario y comandante en jefe de los trolls libertarios, ha sido el derrotado en el debate interno.
Lo que estaba en juego era el grado de flexibilidad que se utilizaría para negociar las candidaturas de la Libertad Avanza con fuerzas políticas afines, advenedizos de cualquier pelaje y color o tránsfugas de facciones antes enemigas, como el kirchnerismo, que se anotaran en el espacio libertario.
Karina mostró su firmeza de mando y, además, su intransigencia a compartir su condición de jefa partidaria, a la que llegó sin transición desde la nada misma, que fue construyendo con el respaldo irrestricto -y muchas veces subordinado- del Presidente.
El criterio para crear el músculo político de la LLA fue la imposición de un liderazgo y la constatación práctica del ocaso de otros liderazgos -Cristina Kirchner o Mauricio Macri-, además de la fragmentación de la representación partidaria. Los que llegaron por convicción, oportunismo o necesidad, solo debían acatar las decisiones de Karina y sus operadores, Lule y Martín Menem, los hijos del ex senador Eduardo, un consejero sagaz que pudo nadar en las aguas peligrosas de los tiburones de la década del ´90. Está comprobado que las condiciones y habilidades políticas no se heredan -Máximo Kirchner sería uno de los ejemplos más notorios- pero es cierto que en la orfandad en que se encontraba la administración libertaria en sus comienzos, los Menem calzaron como un guante en las necesidades políticas de Karina. La hermana del Presidente, también, tiene asesoras con experiencia y conocimiento de la entretela política.
Las revelaciones de la relación de Martín Menen con una empresa de seguridad, que ganó una millonaria licitación en el Banco Nación, tuvieron como contexto insoslayable la sorda puja interna en el minúsculo centro de poder gubernamental.
El objetivo de la dureza de Karina y sus extensiones para negociar es conseguir la cantidad de legisladores necesarios -la cifra mágica es 87- para bloquear cualquier recurso extremo institucional, desde el juicio político al Presidente hasta el rechazo de los vetos del Poder Ejecutivo a las leyes que imponga la mayoría parlamentaria.
Esta estrategia defensiva, sin embargo, tiene el problema que está inoculado en cualquier secta política: la intransigencia se convierte en un búmeran que expulsa aliados y alinea enemigos.
Eso es precisamente lo que subrayaba Santiago Caputo en sus discusiones. Si las tareas por delante son de enorme complejidad, como las reformas previsional y laboral, la necesidad de contar con un arco político más amplio que los estrictos límites de la LLA es capital. Una reforma aprobada por el Congreso tendría mayor jerarquía y contundencia que un decreto de necesidad y urgencia.
En síntesis, habría reflexionado Caputo, aun cuando los resultados de las elecciones en octubre favorezcan al oficialismo, si hay una política restrictiva, como la que impulsa Karina, habrá una mayoría parlamentaria con la que habrá que negociar en un momento distinto porque la carrera presidencial para el 2027 se habrá lanzado.
La derrota del gobierno en el Senado, un revés que costará revertir en muchos sentidos y alcances, fue simplificado por el gobierno culpando a Victoria Villarruel. La Vicepresidenta es hoy, para los libertarios de paladar negro, el sinónimo de la traición. Se ha asimilado forzadamente su conducta con el asesinato de Julio César, en el senado del Imperio Romano, escenografía y señalética que tiene una atracción fatal para los libertarios. La transcripción y repetición de las palabras de César a su amigo Bruto, que lo apuñalaba junto a otros, fatigaron los programas de televisión oficialistas para dominar la narrativa de la traición de Villarruel. Y no faltaron las brutales alusiones a la necesidad de que ésta renuncie a su cargo. En cada una de estas escenificaciones, así como en las intervenciones de Patricia Bullrich y de Guillermo Francos, no hubo nada de improvisado. Lo único que quedó a su aire fue la dosis de sobreactuación que se podía agregar.
La relación del Presidente con su vice está terminada. Pero está terminada de ambos lados. Porque Villarruel parece dispuesta a crear a la derecha de Milei una formación más nacionalista y proteccionista, para atraer al mundo militar y de las fuerzas de seguridad y, también, tentar a grupos peronistas que vuelven a respirar luego de comprobar que la lápida kirchnerista ya no pesa lo de antes.
Un baqueano del gobierno está convencido que todavía el superávit fiscal prevalece por encima de cualquier otra variable pero esa creencia está en discusión cada vez más airada. Es precisamente lo que expresó Villarruel respaldando la sanción del Senado del aumento a los jubilados, tratando de subirse en esa tendencia que se insinúa cada vez más en las encuestas. La moratoria previsional, que también fue aprobada, tiene menos perspectivas de supervivir.
La integración de las listas de candidatos demostró otra verdad de Perogrullo: el PRO está en serias dificultades. Si es cierta la versión de que Mauricio Macri habría alentado una mimetización de su partido con la LLA, las posibilidades de desprendimientos porteños son cada día más altas, como ya ha ocurrido en la provincia de Buenos Aires con importantes intendentes del antiguo macrismo. Ricardo López Murphy ha vuelto a gestionar su candidatura a senador porteño, Diego Guelar promete ir por las suyas provocando al oficialismo y al peronismo, que llevará a Mariano Recalde como candidato, y habrá que ver que deciden finalmente Jorge Macri, María Eugenia Vidal y, sobre todo, Daniel Angelici, quien tendría cada vez más influencia en el gobierno local.
El lanzamiento de Bullrich a la senaduría porteña -tendría una intención de votos del 45%, afirman- es vista de dos maneras: una -la más inocente- la búsqueda de la jefatura de Gobierno porteña, y dos, la salida del gobierno de una potencial competidora a la reelección de Milei. La ministra quisiera seguir haciendo lo que hace o, al menos, tener injerencia en el Ministerio que dejaría para competir en la Ciudad. Ambas cuestiones han sido objetadas por Karina.
23/07/2025 a las 12:33 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La importancia de la elección bonaerense
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
22/7/025
Entramos en un ciclo recargado de política. Seguirá siendo así hasta fines de octubre, cuando se realicen las elecciones para cubrir las bancas del Congreso Nacional. Nos encontramos bajo circunstancias peculiares. Por ejemplo, que un episodio como el armado de listas para la Legislatura bonaerense llame la atención del periodismo, cuando en otro momento hubiese sido extremadamente anodino. Algo similar ocurrió en mayo en la ciudad de Buenos Aires.
Son dos votaciones que se adelantaron. Son lugares opacos, que los periodistas no registran demasiado. Es muy difícil recordar inclusive quiénes son las autoridades. En el caso de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, ganó notoriedad por un caso patético como lo fue la aparición de Julio “Chocolate” Rigau, quien operaba con tarjetas de débito en los cajeros automáticos de la Avenida 7 de La Plata para recaudar retornos de empleados. Sin embargo, está bien que llame la atención. Habría que justificar por qué el armado de listas, que fue motivo de tensión interna en todas las fuerzas políticas y que en otras circunstancias es algo marginal, mantiene en la actualidad un espacio central.
Es un fenómeno relevante por dos razones. Primero, cuando uno mira la negociación y objetivos que trazaron los políticos que están dentro de aquella operación, aparece un tema muy importante: si La Libertad Avanza, novedad desde el triunfo de Javier Milei, tiene capacidad absorber al Pro y convertirse en el sujeto hegemónico de todo lo que en la política va del centro a la derecha. Es una de las cuestiones que está sobre la mesa, cifrada detrás de aquel armado de listas. En el fondo, nos estamos preguntando cuál va a ser la anatomía, fuerza y gravitación del nuevo oficialismo en el Congreso para los dos años que vienen, teniéndose en cuenta reformas que necesitan aprobar. Esta es una de las incógnitas a despejar.
No es el único interrogante. Existe una segunda incógnita, que apunta al nivel de conflicto que hay dentro del peronismo, y más que nada en el kirchnerismo. Apareció una disputa sucesoria en la Provincia: Axel Kicillof decide enfrentar a Cristina Kirchner. Una rivalidad sorprendente e inesperada. Daría la impresión de que ambos siguen pensando lo mismo, pero quieren cosas distintas. El armado de listas orbita alrededor de esta lucha. El dato con el que se cuenta, desde este fin de semana, es que han logrado postergar ese duelo. Ello no quiere decir que no haya fisuras por debajo de la superficie.
Hay una tercera fuerza: Somos Buenos Aires. Allí convergen algunos radicales, peronistas que no están alineados con el kirchnerismo y que en algún momento fueron un engranaje para el macrismo -tales como Emilio Monzó, Joaquín de la Torre– y Florencio Randazzo. Este entramado, aunque nos falte ver los resultados que obtenga en la elección, nos permite preguntarnos si hay alguna alternativa a los dos polos: el kirchnerismo o los libertarios. Milei limitó el debate a “libertad o kirchnerismo”. Sin embargo, aparentemente, hay un conjunto de dirigentes que suponen que podría haber lugar para una tercera expresión de gente que no es kirchnerista pero también fue desencantada por Milei. La gran pregunta hoy por hoy es a quién le saca votos la tercera fuerza, si al Gobierno o a la oposición. Tiene ese rol en el juego, el de perjudicar a los dos grandes contendientes.
Durante el fin de semana hubo una enorme riña entre operadores de La Libertad Avanza y operadores del peronismo para colonizar esta alternativa. A Sergio Massa le fue mal en la primera sección electoral. Quien encabeza la lista de Somos Buenos Aires es nada menos que Julio Zamora, intendente de Tigre, que viene de ganarle alevosamente las elecciones a Malena Galmarini en 2023. Es un candidato que le quita al peronismo y a Massa.
El exministro de Economía tomó venganza, haciendo todo lo posible para que en la tercera sección electoral -que es el corazón del peronismo y está integrada por La Matanza, Lomas de Zamora, Avellaneda, Quilmes, Florencio Varela, Berazategui, Berisso, Ensenada y Almirante Brown- esta tercera fuerza llevara un candidato radical y gris: Pablo Domenichini. Un subordinado a un dirigente de la Capital, muy gravitante, que es Emiliano Yacobitti. Estamos ante una pelea en un campo de batalla, que es el tercer partido.
Hay un proceso de metamorfosis en el no-peronismo. Surge con la emergencia del liderazgo de Milei. Los representantes del Gobierno buscaban la incorporación del Pro a la LLA. En términos nominales y de marketing, lo lograron. Las listas que representan al oficialismo en las ocho secciones electorales de la provincia de Buenos Aires se llaman “Frente La Libertad Avanza”. El Pro no figura. Es una gran concesión que realizaron los dos negociadores del Pro al Gobierno, Cristian “Pucho” Ritondo y Diego Santilli.
Milei había expresado un deseo: “Quiero a todo el Pro adentro”. No lo lograron. Allí, por parte de La Libertad Avanza, la figura central es Karina Milei. Es ella quien tiene la delegación de manejar el armado de la política. Se sostiene en el territorio bonaerense en Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, en Eduardo “Lule” Menem, pariente de Martín Menem y figura muy relevante al lado de Karina, y en Sebastián Pareja, gerente de LLA en la Provincia. ¿Por qué no fue posible absorber a todo el Pro?
En la cuarta sección electoral, el intendente de Junín, Pablo Petreca, decidió irse con Somos Buenos Aires. En la segunda sección electoral, los hermanos Passaglia armaron su propia fuerza “Hechos” y se llevó al intendente de Pergamino, Javier Martinez, que pertenece al Pro y está ligado a Daniel Angelici, binguero del lugar. Ambos tienen chance de ganar un electorado que podría ganar La Libertad Avanza. Falló algo. Se les escapó una dirigencia valiosa.
Hay que preguntar, y no existe hasta ahora una respuesta, si detrás de esto se encuentra la mano de los Macri. ¿Son fugas deliberadas para mantener una zona de autonomía del Pro frente al Gobierno? Es una aspiración que se verificó en que nueve diputados del Pro se hayan abstenido en la sanción de una ley tan importante para el Gobierno como la actualización de los haberes jubilatorios, que pone en jaque el eslabón fiscal. Todavía hay incógnitas respecto de cómo va a quedar el diseño de la derecha en la Argentina y, sobre todo, cómo quedará la relación Milei-Macri.
Hay otro dato relevante para analizar este escenario: ¿qué pasó en Vicente López? Allí hubo acuerdo. Soledad Martínez, que es el otro yo de Jorge Macri, arregló con La Libertad Avanza. Les dio tres concejalías, menos de lo que pretendían, y se quedó ella con un cargo en la lista de la tercera sección electoral para una diputada de las que no votó en favor del Gobierno en el tema jubilatorio: María Sotolano. Es una legisladora de Jorge Macri en la lista de LLA cuando Jorge Macri parece ser la bestia negra para el Gobierno. Habrá que ver ahora cómo vota Sotolano cuando haya que tratar el veto y la resistencia general a leyes que afectan al gasto público.
La aparición de Sotolano es un síntoma: hubo una carencia por parte del Gobierno. Fueron a una negociación sin gente. Sin cubrir los cargos de las boletas. Les faltaban mujeres. Y los pícaros, como Jorge Macri, se las pusieron. Lo básico en una negociación electoral, cuando están en discusión las listas, es que cada sector cuente con los candidatos a defender. Lo que pasó el fin de semana con La Libertad Avanza fue una señal de cierto amateurismo político. Se trata de gente que llegó al poder por su desconocimiento, que fue visto como un mérito en un momento donde la política parece ser mala palabra. La crisis política que llevó a Milei y a su grupo al poder ahora empieza a jugarle en contra tanto en estos detalles como en la relación de gobernadores y los Macri. Este es el contexto en el cual figuras como la de Guillermo Francos, que entiende de ese oficio, se revalorizan.
En la primera sección electoral, el candidato tiene vínculo con Patricia Bullrich. Se trata del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela. ¿Asumirá como legislador o le darán algún cargo en el gobierno nacional? Si Patricia Bullrich va como candidata a senadora en la ciudad de Buenos Aires, probablemente Valenzuela tenga la fantasía de reemplazarla como ministro de Seguridad de la Nación, siempre mirando hacia la Provincia, donde en 2027 pretende ser candidato a gobernador.
La seguridad se transformó en una problemática trascendental. Cristina Kirchner le decía a Kicillof que no adelante las elecciones porque le plantearían una agenda indefendible, que es la de la seguridad. Es lo que sucedió. Antes no ocurría porque el problema quedaba disimulado porque la elección iba solapada con la nacional y, por lo tanto, sólo se hablaba de economía. En la tercera sección, La Libertad Avanza lleva a un excomisario llamado Maximiliano Bondarenko. Su figura será importante ya que es quien tiene que ir a enfrentar al kirchnerismo en su corazón. Viene del gobierno de Mauricio Macri, militó en el Pro y trabajaba en el Ministerio del Interior con Rogelio Frigerio. En ese terreno se conoció con Pareja, que también trabajaba con Frigerio. Ahora se lo llevó como candidato a presidir esta lista.
En la quinta sección electoral, que representa al sudeste de la provincia de Buenos Aires con centro en Mar del Plata, la lista de LLA está encabezada por un hombre del Pro que pactó con el partido violeta: el exjuez federal Guillermo Montenegro. Si nos detenemos en la candidatura de Montenegro, es posible ver un proceso que se puede dar o no, pero que está en curso. Montenegro quiere ser ministro de Justicia. Puede que haya en el Gobierno quienes piensen que eso es positivo. Se iría Mariano Cúneo Libarona. ¿Cuál es el problema?
Ese ministerio está bajo el control de Sebastián Amerio, secretario de Justicia, muy cercano a Santiago Caputo. ¿Qué posibilidad se abriría para que Montenegro pueda llegar a Justicia y no le manejen el ministerio desde abajo? Que Amerio sea Procurador General de la Nación, jefe de los fiscales, una de las posiciones más importantes que tiene el sistema institucional. Para que Amerio obtenga ese puesto tiene que haber un acuerdo entre el Gobierno y Cristina Kirchner. Si no, no se juntan en el Senado los dos tercios que se requieren para designarlo. De existir tal acuerdo, en esa negociación también se nombrarían los dos jueces de la Corte Suprema que están vacantes. Volveríamos a mirar a la Corte.
Esto es importante porque hay una negociación desde hace un par de meses entre Amerio y el experto en Justicia más cercano a la expresidenta Cristina Kirchner, que es Juan Martín Mena. Es el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Ese acuerdo para cubrir la Corte y la Procuración ha avanzado bastante y hoy está detenido porque el Presidente y su hermana, razonablemente, piensan: No podemos ir a un acuerdo con el kirchnerismo en plena campaña electoral. Posterguemos toda la conversación para después de las elecciones. Y la pregunta que surge ahí es: ¿Después de las elecciones Cristina va a conservar el poder que ostenta hoy en el Senado? Esta es la incógnita que queda pendiente. Pero es importante porque, como ven, la figura de Montenegro nos permite recorrer todo un sendero hipotético, que es un curso de acción inesperado: un acuerdo con Cristina Kirchner, que es el acuerdo que tendrían que haber celebrado si querían poner a Lijo o a García Mansilla en la Corte, porque es obvio que Cristina Kirchner controla la primera minoría del Senado, sin la cual es imposible pactar dos tercios.
Fuerza Patria, que es el nuevo nombre del kirchnerismo, logró un acuerdo en la tercera sección electoral, que es tan importante. Verónica Magario, vicegobernadora de la provincia, va a encabezar la lista. Ella, de La Matanza, distrito muy gravitante, es de Kicillof, pero se lleva muy bien con Cristina. Acá se abre una polémica. Todo indica que va a ser una candidata testimonial, es decir, que va a entrar como legisladora, pero después renunciaría para seguir siendo vicegobernadora y presidenta del Senado provincial. Cristina Kirchner estuvo todo el fin de semana al teléfono, hablando con Kicillof, diciéndole que se está equivocando si permite eso, porque la oposición le va a hacer campaña en contra con que la lista va con una candidata testimonial. Kicillof parece insistir. Es curioso que una candidatura testimonial, que siempre tiene algo de fraudulento, la proponga quien pretende renovar al partido y no Cristina, que ya adhirió a candidaturas testimoniales en 2009 cuando perdieron frente a De Narváez en la provincia de Buenos Aires. Ahora sea Cristina la que está en contra y Kicillof a favor.
Ahí, como segundo de la lista, hay alguien del corazón de Máximo Kirchner, de La Cámpora. La agrupación logró postular a los 15 legisladores bonaerenses que renuevan. Eso lo ven como un éxito. El dirigente cercano a Máximo es Facundo Tignanelli, que lleva dos períodos en la Legislatura, por lo que no podría postularse. Pero él alega que en el primer período solo estuvo dos años, por lo tanto, no estaría vetado por la ley que impide que un legislador bonaerense sea electo dos veces. Por las dudas, Tignanelli fue a un juez, a un juez de familia. Encontró un juez amigo, se ve. Pablo Ferro, juez de familia de Quilmes, le dio una cautelar para ir a la Junta Electoral en La Plata y decir: “Estoy en la Legislatura como electo durante dos períodos, pero solo cubrí un período y medio, y por eso la ley me ampara”.
En esa lista entró Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes que también pertenece a La Cámpora. Entró, dicen, con una vela, porque estaba a oscuras todo el proceso porque se apagó la luz en La Plata. Se apagó milagrosamente para el peronismo.
En la primera sección, aparece Gabriel Katopodis, un funcionario de Kicillof, prestigioso, en su momento ligado a Alberto Fernández, distante de La Cámpora, distante del kirchnerismo más ortodoxo, que también sería testimonial. De nuevo, una discusión entre Cristina y Kicillof sobre la conveniencia de que haya este tipo de candidatos.
Y después la gran novedad: volvieron los Massa, que nunca se habían ido. Volvieron a la luz pública. La segunda de la lista del kirchnerismo en la primera sección electoral es Malena Galmarini, nada menos que para enfrentar a su gran verdugo, que es, como dijimos, Julio Zamora, el intendente de Tigre.
En la quinta sección electoral hay una curiosidad: se presentan los candidatos de La Cámpora y un dirigente, Gustavo Pulti, que viene del viejo desarrollismo, un dirigente local de Mar del Plata muy ligado a Kicillof. Como el gobernador no lo llevó como candidato a senador en su lista, armó su propia lista. Y esa lista disidente, con el kirchnerismo separado en dos listas, tiene esta peculiaridad: en una lista figura Raúl Humberto Calamante como candidato a concejal, y en la otra lista figura Raúl Humberto Calamante como candidato a concejal. Sale o sale. Es decir, llevaron al mismo candidato las dos listas. ¿Quién es? Es el secretario general del Suteba, el sindicato docente de Roberto Baradel, kirchnerista. Y también es el delegado del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires en Mar del Plata. Curiosidades de un cierre de listas bastante desprolijo.
¿Qué balance podemos hacer de todo esto? Primero, vamos a analizar una encuesta de Mora Jozami, de Casa Tres, que nos habla del primer problema: la absorción del Pro por La Libertad Avanza. Entre los votantes de La Libertad Avanza, el 56% dice que hay que fusionarse. El 33% dice que no y un 11% no sabe, no contesta. Del Pro, el 63% dice que sí, que hay que incorporarse, y el 36% que no. Y casi no hay opiniones dudosas o indecisas.
Luego, la encuesta consulta lo siguiente: si La Libertad Avanza y el Pro llegan a un acuerdo electoral y se presentan juntos, ¿usted los votaría? El 77% dice que los votaría y el 20% que podría llegar a votarlos. Estamos hablando del universo de votantes de esa coalición. No hay kirchneristas, obviamente, en ese número, ni peronistas disidentes. ¿Qué quiere decir todo esto? Que el Gobierno, al impulsar esta estrategia de absorción del Pro, lleva adelante una política que es aplaudida por su propia base.
Hay una curiosidad este año. Todo lo que estamos hablando, que es la elección bonaerense, es con lista sábana, el viejo método electoral. Pero las elecciones de octubre, que son las de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, se celebran con el método nacional, que es boleta única. Ya no hay listas sábanas por partido. Eso va a introducir muchas novedades. La primera de ellas es que se abarata muchísimo el costo de la elección porque no hay que fiscalizar, no se requiere tener millones de boletas para cubrir el cuarto oscuro. Entonces, hay una especie de estímulo a postular. Se va a ver una cantidad enorme de candidatos, una gran dispersión.
Ya sabemos que el Gobierno lleva a José Luis Espert como primer candidato. Milei lo sigue sosteniendo en la boleta de diputados nacionales. ¿Quién va a ser el primer candidato del peronismo? ¿Massa? Habrá que ver qué pasa en la campaña electoral. Porque si Massa ve que las listas del PJ empiezan a ir para abajo y que La Libertad Avanza empieza a hacer una gran elección en la provincia de Buenos Aires, no va a querer ser el mariscal de la derrota en octubre. Y va a querer que ese lugar lo ocupe un amigo de Kicillof, que es el gran rival de Massa para la candidatura presidencial de 2027. Porque Massa ese sueño no se lo sacó de la cabeza.
Hay una dificultad: las listas provinciales se inscriben antes de que se conozca el resultado provincial. Hay que inscribir las candidaturas el 19 de agosto y el resultado se conocerá el 7 de septiembre. Es decir que habrá que mirar las encuestas y ahí sabremos qué pronóstico hay en el peronismo de la provincia de Buenos Aires: si es optimista o pesimista, según la identidad del que encabece la lista. Sin embargo, hay amigos de Massa que dicen: “Sergio es un candidato compulsivo. No hay fecha en la que no pueda postularse. Si hay elecciones, él se postula”.
Dentro del peronismo, Massa es el que más activo estuvo este fin de semana en esta colonización de esa tercera fuerza y probablemente empiece a ser percibido por el Gobierno como el principal opositor, el que todavía tiene algún potencial, y tiene una extraordinaria habilidad técnica para moverse en el ambiente del poder y, sobre todo, en este ambiente del que estamos hablando, que es la microfísica de las candidaturas.
Le atribuyen a Cristina una frase que no sabemos si alguna vez la habrá dicho, pero la frase es esta: “Nunca vi nadie tan parecido a Néstor como Sergio Massa, en lo mejor y en lo peor”. Debe ser lo peor de Massa, porque es difícil que Cristina reconozca que había algo peor en Néstor. Lo cierto es que Massa aparece de nuevo en la escena como una figura muy relevante dentro del peronismo y el Gobierno parece identificarlo como un problema. De hecho, Guillermo Francos la semana pasada dijo algo muy duro, dijo que durante la gestión de Massa se cobraban coimas para poder habilitar importaciones a través de las SIRA, los permisos de importación. Pidió que alguien lo investigue.
En realidad, alguien lo investigó. Alguien simuló que lo investigaban. El fiscal Eduardo Taiano cerró la causa casi sin mirar la denuncia, en poquísimo tiempo. Es más: le llevaron una denuncia anónima diciendo que en la casa de la madre de Matías Tombolini, uno de los encargados del comercio exterior de ese gobierno, en Palermo, iba gente con bolsos, aparentemente con plata. Taiano dijo: “No investigo denuncias anónimas”. En el historial de Taiano hay por lo menos diez denuncias anónimas investigadas. No quería investigar esa denuncia anónima por miedo a encontrarse con algo seguramente.
Interesante lo de Taiano porque vuelve a repetirse una historia similar ahora: una gran denuncia de la DGI -que no es una denuncia, es un reporte de una operación inusual, sospechosa- sobre el “Señor del Tabaco”, Pablo Otero, que aparentemente inventa clientes para poder generar facturas en blanco que lo dejen mejor encuadrado en la DGI, frente a un gran comercio en negro de cigarrillos.
Esta es una hipótesis, no una imputación. Es lo que se sospecha que puede estar pasando, porque se miran cuáles son los clientes mayoristas a los que les vende cigarrillos, y son todos fantasmas. Le ese reporte al fiscal Taiano, quien llamó a un par de funcionarios de ARCA, que eran los que habían hecho la observación, pero curiosamente a Taiano no le interesó estar en la audiencia ni preguntarles nada. Después cerró el tema y le informó a la jueza Servini de Cubría que no hay nada que investigar. Dicen que Servini de Cubría está enardecida con Taiano porque se perdió una gran causa. No sabemos en qué sentido se la perdió, pero le hubiera gustado tener bajo investigación al “Señor del Tabaco”, Otero.
Hay amigos de Otero que están preocupados por esta presunción: que le quiten la visa para ingresar a Estados Unidos, porque es obvio que Otero tiene un gran conflicto con tabacaleras internacionales, algunas muy poderosas, americanas. Y se mira en el espejo de Horacio Cartes, el poderosísimo expresidente de Paraguay, a quien le fue retirada la visa -a él y a su familia- en Estados Unidos por comercio con cigarrillos. Es una preocupación, no más. Habrá que ver si se justifica o no.
Hubo una agresión feísima, contra Francos, de un personaje bastante oscuro que se llama Pablo Toviggino. Es la mano derecha económica de Claudio “Chiqui” Tapia en la AFA. ¿Por qué es interesante mirar la agresión de Toviggino? Porque es un hombre extraordinariamente cercano a Massa. Entonces, habrá que ver si no hay alguna molestia de Massa por lo que dijo Francos. Y Toviggino está muy ligado también -por eso la opacidad de todo esto- al gobernador Gerardo Zamora, de Santiago del Estero. Volvemos a Estados Unidos porque ha habido un informe de Douglas Farah, que es un investigador bastante cercano al Departamento de Estado, sobre el narcotráfico en Santiago del Estero. No ha habido aclaración respecto del tema por parte del gobernador Zamora, tan cercano a Toviggino.
Otros datos: dentro del Gobierno un sector se siente desplazado del armado de las listas y es el sector de Santiago Caputo -el mago del Kremlin-. Las Fuerzas del Cielo, que uno identifica con el Gordo Dan. Poquísimos lugares en las listas. Casi ninguno. Dicen que están enojados, que va a haber una especie de huelga de tuiteros, peleados con los Menem. Tan peleados que le atribuyen a la gente de Santiago Caputo haber filtrado una denuncia de negocios con las empresas de seguridad que contrata el Banco Nación por parte de los Menem.
Hay quienes conocen bien el tema y dicen: “¿Te parece que será Santiago Caputo? Huele más al sindicato, huele más a La Bancaria”. Aquí hay un conflicto entre La Bancaria y el nuevo gerente general del banco, que se llama Gastón Álvarez, y que aparentemente está haciendo reformas dentro del banco que molestan al gremio. Pero cuando hay enfrentamientos así, en una fuerza política, medio automáticos, hay terceros que se hacen una fiesta porque el ataque ya tiene dueño.
Este lunes hubo un tuit interesante desde la cuenta de Jack, que ahora se llama @Mileiemperor y todos se la atribuyen al Mago, a Santiago Caputo. Siempre está la idea del imperio, del emperador. Y es un retuit en la red X donde alguien muy ligado a las Fuerzas del Cielo pone un video de Pablo Morillo, que es candidato de La Libertad Avanza, pero en el video habla de que “nuestro gobernador Kicillof tiene todas las condiciones para ser presidente. Está altamente calificado. Es uno de los cuadros más importantes de la Argentina”.
Esto lo decía Morillo hace poco, cuando era kirchnerista. Ahora es el segundo candidato de La Libertad Avanza en la segunda sección electoral. Están indignados, obviamente, los de las Fuerzas del Cielo, especialmente Santiago Caputo, con Pareja, con los Menem, con Karina Milei, que para cubrir cargos recurrieron a gente que hasta hace dos horas era kirchnerista. Y aparece esta frase muy divertida que suele poner quien supuestamente es Santiago Caputo -porque son cuentas fantasmas-: “Las advertencias fueron debidamente presentadas”. Advertencias internas del Gobierno.
¿Por qué todo esto tiene significación? Porque el propio presidente Milei, cuando mira el movimiento del dólar, cuando mira que hay que subir la tasa de interés de manera exorbitante, cuando ve que hay que intervenir en el mercado de futuros -por suerte no cerró el Banco Central, porque sino no lo podría hacer- no lo atribuye a problemas de su gestión económica o de su paradigma económico, sino al ruido político. Y parte del ruido político lo aporta la misma interna del Gobierno.
En este punto es donde se vincula la política con la economía y empieza a encender algunas alarmas. Esta falta de método, esta falta de estilo, esta falta de procedimientos, que era algo de la vieja política, no debería ser menospreciada. No todo lo que hacían los viejos políticos era condenable. Muchísimo de lo que hicieron y de lo que hacen es condenable. Algunos de ellos lo pueden explicar porque están cerca del Gobierno: Ritondo, Santilli, son la antiquísima política.
Pero no todo lo que miramos en el pasado de la política debe ser despreciado. Hoy vemos mucho desorden en el oficialismo, y ese desorden está complicando las relaciones con el Congreso, las relaciones federales, y también genera internas que las paga el propio Presidente.