Por Hernán Andrés Kruse.-
“Tiempo, lugar, forma y situaciones son los elementos que le permiten ordenar su matriz de análisis, y establecer simultáneamente un método de indagación que De Certeau organiza en tres niveles: las modalidades de la acción (por ejemplo, el escamoteo); la formalidad de las prácticas (por ejemplo, a través de los relatos de las partidas); y los tipos de operaciones de esas prácticas (por ejemplo, de desvío). Para ello De Certeau da dos pasos: en el Tomo I de “La invención de lo cotidiano” elabora su programa teórico, y en el Tomo II presenta, junto con sus discípulos, los resultados de la aplicación de la teoría en un programa de investigación concreto. En el Tomo I, la fase de elaboración teórica, De Certeau echa mano de recursos teóricos de diversa procedencia y se apropia críticamente de ellos. Tómese esto como una marca biográfica, en el sentido de que, como se mencionó, su formación académica se caracterizó por una suerte de eclecticismo crítico: Foucault, Bourdieu (en especial el Bourdieu etnólogo), Wittgenstein, Benveniste desfilan por las páginas dándole la oportunidad de combinar elementos de la lingüística, la sociología, la antropología, la teoría de la enunciación, entre otros, y a darle validez como instrumentos teóricos para la reconstrucción de esas prácticas constitutivas de la cultura en plural.
De esta combinación de teorías surge un par conceptual, el de tácticas y estrategias, que será uno de los aportes más fructíferos (y más abusivamente utilizados) de su propuesta teórica. En breve, a las estrategias de los poderosos se le oponen, polemológicamente, las tácticas, que son el lugar de la producción cultural del hombre común, operaciones hechas por sujetos concretos. La práctica cotidiana opera marcando el territorio estratégicamente diseñado por el poderoso; allí el débil recombina las reglas y los productos que ya existen, y hace un uso de ese existente bajo su influencia, aunque no totalmente determinado por sus reglas. Porque desde la perspectiva de De Certeau las prácticas no son ‘libres’ sino que poseen un grado de indeterminación relativa.
El gran desafío de este pensador es hacer una teoría de esas prácticas. Y el problema, desde el punto de vista de su teoría, se plantea precisamente en el momento de intentar teorizar sobre unas prácticas sin textos propios; porque al ser ocultas y diseminadas (nocturnas), se corre el riesgo de producir el gesto de violencia derivado del efecto de nominación, gesto denunciado por el mismo De Certeau. La complejidad a la que se enfrenta implica la operación de formalizar lo no-discursivo, aquello que no posee soporte institucional, ni normativo, ni textual, pero sin traicionar el núcleo central que las constituye como prácticas del débil.
Por otro lado, y dejando en suspenso la complejidad epistemológica derivada de su teoría, hay dos cuestiones que interesa resaltar de su armadura analítica: en primer lugar, que la operación de reconstrucción de las prácticas requiere una inversión de un punto de vista omnicomprensivo que exige cambiar la escala de observación para mirar al ras de los sujetos; en segundo lugar, supone también una importante diferencia con otras tradiciones teóricas que consideran a la cultura como un repertorio de bienes. El punto de focalización de De Certeau es sobre las operaciones, sobre lo que los sujetos hacen sobre ese repertorio de bienes. Por eso, lo importante es observar los consumos de los bienes, la organización de los espacios y sus usos, las apropiaciones y los desvíos dentro de los límites de los dispositivos.
Para el programa de De Certeau, en las operaciones se produce cultura. Una cultura en plural, heterogénea y múltiple, que se opone polemológicamente (es decir, no solamente por posición en la estructura, sino por la disimetría en la relación de poder) a una Cultura en singular (y en mayúscula) que sería homogénea y única. Ahora bien: ¿cómo son estas prácticas plurales? ¿Qué características poseen? Ya en “La cultura en plural” De Certeau caracteriza a esta cultura como un conjunto de operaciones que producen los débiles sobre los productos de los poderosos. Y en “La invención de lo cotidiano II” los autores plantean que la cultura en plural supone tres dimensiones: la oralidad; la operatividad; y lo ordinario. ¿Por qué estas dimensiones?
La oralidad: en el espacio de lo comunitario, del intercambio social cotidiano, se requiere de una competencia oral y no verbal y/o gestual para comunicarse con el otro. La conversación está en todas partes, dice De Certeau. En el café, en las plazas, en el mercado, en las veredas del barrio, en la feria… Esto no significa que los practicantes sean analfabetos, sino que la competencia implicada en este intercambio es fundamentalmente oral, y no escrita. 2. La operatividad: la producción cultural de los débiles se juzga por sus operaciones y no por sus productos. Esta producción cultural cobra poder por lo que se hace con aquello que es recibido. E implica, por eso mismo, un gesto ético (de inconformismo), y otro estético (imprime un sello propio). 3. Lo ordinario: remite a un consumo, con códigos propios, que pluraliza la homogeneidad de los bienes. Un consumo que se realiza en la vida cotidiana de modos casi invisibles, en lo que De Certeau describe como zonas ocultas a la mirada panóptica, lo que va armando, parafraseando a Martín Barbero (1987), un mapa nocturno de los trayectos de los practicantes.
En “La invención de lo cotidiano II”, De Certeau, Giard y Mayol vuelcan el programa teórico elaborado en el primer tomo, en un conjunto de investigaciones de campo. El financiamiento para realizar el programa de Investigación sobre las Prácticas Cotidianas les permitió, en 1972, tomar una serie de objetos diferentes (cocinar, habitar la ciudad, espacios de socialidad), para ser atravesados por una misma perspectiva metodológica de observación. El proyecto parte del supuesto de la existencia de una actividad oculta en las prácticas cotidianas (unas artes de hacer), actividad cultural sólo observable a través de las operaciones. La hipótesis central es que, debajo de esas prácticas ligeras y silenciosas, obligadas a adaptarse a las circunstancias cotidianas y a las restricciones del sistema, la gente ordinaria es menos obediente y sumisa que lo que las autoridades creen y/o dicen.
Claro que si el principal objetivo de la investigación es observar a los débiles produciendo desvíos en los intersticios que dejan los espacios restringidos de los poderosos, la dificultad más seria proviene de definir la formalidad de esas prácticas, de hacer teoría sobre esas formas sin forma. Y además, simultáneamente, el intento de reconstruir las reglas y abstraer de ellas elementos formales, cuidando de no traicionar la esencia de su heterogeneidad constitutiva, podría conducir a la descripción unitaria de unas prácticas que extendiera el listado al infinito y que, respetuosamente, no hablara por ellas. De todos modos, esta tarea de investigación abordada por el grupo liderado por De Certeau quedó inconclusa. Además de su muerte, en 1986, posiblemente la vastedad del campo a investigar de algún modo fuera un augurio de que la empresa nunca pudiera completarse.
Me parece necesario rescatar, llegados a este punto, tres cosas que nos ha legado De Certeau y que permiten relativizar algunas afirmaciones en torno a la relación entre sociedad, cultura y poder: primero, que en la vida cotidiana también se produce cultura; segundo, que esta cultura (en plural) se mide por sus operaciones; y tercero, que un programa de investigación que tenga en cuenta las disimetrías sociales y culturales debe poder escalar la mirada, observar el ras”.
ALGUNAS LÍNEAS DE CIERRE (QUE QUIEREN ABRIR)
“La teoría de De Certeau pone en foco, crucialmente, la relación entre sociedad, cultura y poder. Y tanto teórica como analíticamente, De Certeau postula la capacidad de la gente común de hacer cultura, de erosionar, de modificar lentamente las representaciones autorizadas, aceptadas y comunicables de la sociedad en la que viven. La existencia de zonas blandas en la cultura que habilitan su modificación, señala hacia la carga política implicada en los intentos de obtener autoridad, legitimidad y poder en el mismo acto de producción, de tomar la palabra. Son estas acciones las que habilitarían a ciertos grupos a ocupar un lugar ocupado por otros (y por eso mismo disputable). Porque básicamente la cuestión central del argumento decerteausiano es que señala a la acción cultural como motor de los cambios. Uno de los flancos desde donde la teoría de De Certeau ha recibido críticas reside precisamente ahí, en aquellos elementos que sugieren una lectura de la dimensión cultural de las prácticas en clave insurreccional. Y sin embargo, los escritos de De Certeau no parecen confundir insurrección con desvío.
Tres acotaciones pueden hacerse al respecto. Por un lado, considerar la vida cotidiana como una permanente desobediencia civil, implica restar importancia a los momentos en los cuales la vida cotidiana se afirma y se sostiene en la reproducción. Así como la gente no puede protestar todo el tiempo (Thompson), tampoco es serio pensar que todo desvío genera necesariamente una insurrección. Y aunque así lo fuera, es un error (conceptual y analítico) confundir una forma de insumisión cultural con la modificación efectiva de las condiciones de vida. Por otro lado, como señala Abal Medina, la versión dicotómica del par conceptual tácticas-estrategias, sugiere que las primeras le siguen a las segundas; éstas a su vez se reconfiguran (ajustan sus mecanismos de control) según la acción de las primeras; y así sucesivamente. Esto vendría a sugerir que la calidad del vínculo entre el par conceptual es de tipo reactivo, calidad que Foucault (de quien De Certeau era gran lector) nunca postuló, porque más bien lo que plantea es que el poder y la resistencia son parte constitutiva del mismo dispositivo. Además, como Abal Medina señala, este dispositivo produce un tipo particular de subjetivación que incide en las formas de resistencia de los sujetos.
Finalmente, la lectura de las investigaciones de campo (especialmente las volcadas por De Certeau y sus discípulos en el Tomo II de La invención…) conducen a un efecto contrario al que se supone sería la presentación de las tácticas de antidisciplina. Y es que en la descripción minuciosa de las prácticas cotidianas aparece no sólo la dinámica de los desvíos sino también, y de modos mucho más rotundos quizás, la dinámica de la reproducción. En estos escenarios, los desvíos son un tibio resplandor dentro de lo cotidiano, lo ordinario y lo minúsculo; un resplandor que termina ahogado en la imperceptible pero contundente reproducción de la vida”.
(*) María Graciela Rodríguez (Docente e Investigadora del IDAES/UNSAM-Dra. en Ciencias Sociales-UBA): “Sociedad, cultura y poder: la versión de Michel de Certeau” (Papeles de trabajo-Revista electrónica de Altos Estudios Sociales de la universidad Nacional de General San Martín-2009).
02/06/2025 a las 5:18 PM
LA ARGENTYNA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei y el repliegue de “los republicanos”
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
1/6/025
Se realizaron hasta ahora en el país seis elecciones provinciales que representaron el 21.61% del total de los votantes. Sumando la victoria en Buenos Aires (30%) con los porcentajes obtenidos en Santa Fe, Salta, Jujuy y San Luis La Libertad Avanza redondeó el 20.8%. Se excluye la votación en Chaco donde triunfó el radical Luis Zdero en alianza con los libertarios. El gobernador obtuvo el 45.2% de los sufragios. La misma cifra con la cual había derrotado en septiembre de 2023 al kirchnerista Jorge Capitanich. Complicado discernir, en ese caso, entre votos radicales y del oficialismo nacional.
Esa descripción, que podría ser perfeccionada con la decreciente participación popular en aquellos comicios, resulta difícil de ser encastrada con la realidad política de la coyuntura. Existe un gobierno, el de Javier Milei, que exhibe una fortaleza y una discrecionalidad para actuar -reparar en el conflicto en el Hospital Garrahan- que no se estaría condiciendo con los guarismos conocidos hasta ahora. Caben los interrogantes. ¿Será producto ese contraste de la enorme eficacia libertaria? ¿O responderá, sobre todo, al desierto que se estaría abriendo a los pies del Presidente?
La descomposición opositora resulta inocultable. Hace recordar a los tiempos en que Néstor y Cristina Kirchner supieron reinar. La profundización de esa crisis se explica en la declinación ostensible de sus liderazgos. La ex presidenta maneja formalmente el PJ pero apenas parece en condiciones de ensayar una candidatura en las desdobladas elecciones bonaerenses como postulante de la Tercera Sección del conurbano. El sur.
Mauricio Macri es el titular del PRO. Su partido está en desbande después de la durísima derrota que sufrió en la Ciudad a manos de La Libertad Avanza. El radicalismo se divide entre dirigentes que ya militan con los libertarios (se acaba de pasar a esas filas la vicegobernadora de Mendoza, Hebe Casado), otros que están en compás de espera, algunos (el diputado Facundo Manes) que pretenden construir una opción netamente opositora al Gobierno y el senador Martín Lousteau, presidente partidario, boyando en esas aguas. La Coalición Cívica, de Elisa Carrió, parece destinada a regresar a un papel testimonial pequeño, aunque siempre valioso. Todos supieron formar parte de Juntos por el Cambio, una virtuosa construcción política de centro-derecha extinguida.
La descompensación entre la fuerza real que representa el Gobierno con el resto de las expresiones políticas se acentuó, sin dudas, luego de lo sucedido en la Ciudad. No sólo incumbió al macrismo. La marejada golpea los muros de Buenos Aires donde el kirchnerismo y el peronismo sufren un vahído prolongado. Eso explica, en buena medida, el agrande libertario y el crecimiento de Milei como líder excluyente frente al eclipse de Cristina y de Macri.
El repliegue del PRO facilita el comportamiento público y los planes del Presidente. El León no mastica vidrio. Un día después de haber humillado a la familia Macri se mostró dispuesto a las negociaciones para el doble desafío en Buenos Aires. En septiembre y en octubre. Dejó margen a Cristian Ritondo, jefe del bloque de Diputados del PRO, delegado de Macri o armador de Milei, bien no se sabe, para la votación local bonaerense donde tallan intendentes, diputados y senadores de la Legislatura. Un campo cenagoso para los libertarios donde se involucra Sebastián Pareja, la mano derecha de Karina Milei. La deferencia con Ritondo, que la hermanísima controla, tendría que ver con la idea de no repetir el pasado. Que las listas terminen integradas por oportunistas. Transeúntes de largo recorrido en distintos partidos. Padecimiento oficialista que se observa en el Congreso Nacional.
Los entretejidos no asoman sencillos porque las internas prevalecen. Milei ya ha consagrado públicamente al diputado José Luis Espert como primer candidato para octubre en Buenos Aires. ¿La habrá terminado de convencer a Karina? . Esa movida estaría provocando un terremoto en el PRO. Aquella postulación es pretendida por Diego Santilli que hace tiempo dejó de frecuentar a Macri, Mauricio. La oferta libertaria para “el colorado” consistiría en que se convierta en la cabeza de la lista de unidad en la Primera Sección (el norte) para la votación de septiembre. Devaluación para un dirigente que aún cree firmemente en su posibilidad de jerarquización en la política. Algunos imaginarían un duelo impagable contra Sergio Massa. Pero el ex intendente de Tigre y ex ministro de Economía habría perdido entusiasmo sobre esa apuesta.
El retroceso del PRO no tendría relación únicamente con el diseño electoral. Estaría arreando banderas que le habían dado identidad al margen de las discusiones económicas que le cuesta sostener luego de su traumática experiencia en el poder. En su origen y, en especial, en los dramáticos cuatro años de Alberto y Cristina se había erigido en fiscal de los abusos de poder y el respeto a las formas institucionales.
Su corrimiento dispararía interpelaciones acerca de la representación de la centro-derecha en la Argentina. Podría producirse un fenómeno inverso al que resulta posible observar desde hace años en España. El surgimiento de Vox, grupo con el cual se identifica Milei, colocó en apremios al Partido Popular. Pero la organización que comanda el diputado Alberto Núñez Feijoo nunca cedió el lugar de contrincante principal del gobierno del PSOE.
Resultó apabullante el silencio del PRO que sucedió a su caída en la Ciudad. También la soledad a la cual condenó al jefe porteño, Jorge Macri, luego de la grosería que Milei cometió contra él (le negó ostensiblemente el saludo) en el Tedeum del 25 de Mayo. Tampoco fue posible escuchar una opinión en favor de la cruda homilía del Arzobispo Jorge García Cuerva. Fustigó “el terrorismo en las redes”. Teléfono inconfundible para los libertarios. Alertó que “se está muriendo la tolerancia, se está muriendo la fraternidad” y si se mueren esos valores “se muere la esperanza de forjar una Argentina unidad”. Tampoco se privó de pedir soluciones para los jubilados y para quienes sufren marginalidad y exclusión. Las únicas voces que se oyeron avalando la exposición fueron las de los opositores Julio Cobos, radical, y Juan Manuel López, de la Coalición Cívica.
Solo Silvia Lospennato y la senadora Guadalupe Tagliaferri (que responde a Horacio Rodríguez Larreta) se animaron a rubricar junto a otros opositores una declaración de condena por los insultos repetidos de Milei y los libertarios contra el periodismo. Un día regresó la diputada Silvana Giudici, en otra época defensora de libertades e instituciones, para pedir el cierre de la señal infantil Paka Paka que, aún en fase experimental, cambió una animación históricamente de burdo contenido kirchnerista por otro de burdo contenido libertario.
Tampoco sería lo más grave. Daniel Parisini, apodado el Gordo Dan, compinche de Milei, hizo de aquel experimento una defensa argumental espantosa. “Si el adoctrinamiento es de derecha entonces no es adoctrinamiento”, pontificó. No sería equivalente, según su óptica, enseñar socialismo que enseñar liberalismo. “Enseñar uno está mal y enseñar el otro está bien”, remató. Versión en estado puro de kirchnerismo libertario.
De manera sorpresiva, tal vez, quien prestó atención a esa desmesura fue una de las personas más encantadas en su época con el aleccionamiento ideológico infantil. Cristina recogió el asunto delante de su militancia como ejemplo de algo que rescata entre los libertarios e interpreta como déficit del presente kirchnerista. La capacidad y las formas de comunicación.
Entiende que aquella mecánica de mítines con La Cámpora que le dio tanto resultado pasó de moda. Esos jóvenes, además, han dejado de serlo. Quedaron muy rezagados respecto de los que fueron los novedosos trolls macristas y ahora las patrullas digitales libertarias. La ex presidenta urge a modificar los modos del vínculo con la sociedad. En eso está su grupo cercano: consultando a los asesores de campaña que posibilitaron el retorno de Lula en Brasil. Rastreando expertos en España donde la oferta suele ser generosa. Se menciona a Aleix Sanmartín y a un catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
Cristina presta atención a aquel aspecto en este tiempo electoral más que a los contenidos nuevos que está en condiciones de brindar el kirchnerismo. Reconoció que la idea de la motosierra de Milei resultó efectiva. A partir de ahí propuso un cambio dialéctico en el relato: la monserga del Estado presente caducó. Habría que orientar la prédica hacia un Estado eficiente.
El mayor problema para ella no es ese. Lo representa, en cambio, el desafío de Axel Kicillof. Acaba de lanzar una corriente interna propia (Movimiento Derecho al Futuro) y el desdoblamiento electoral en Buenos Aires del cual no piensa retroceder. Hizo caso omiso a la sugerencia que, en ese sentido, le arrimaron desde el Instituto Patria después de la pésima experiencia que tuvo el PRO en la Ciudad frente a La Libertad Avanza. Incluso decidió soslayar otras dos señales: la unificación electoral que resolvió Gerardo Zamora en Santiago del Estero. El mismo camino que tomaría Ricardo Quintela en La Rioja.
El panorama tiende a complicarse, además, por la decisión libertaria de ir en tándem, en ambos turnos electorales, con el PRO. Kicillof y Cristina saben que sucederá lo mismo que en la Ciudad: la campaña girará alrededor de la figura de Milei, a favor o en contra.
Una derrota en septiembre ventilaría los peores augurios para octubre. Y podría dejar al kirchnerismo sin candidato presidencial para 2027. Kicillof parece dispuesto a jugar a todo o nada amparado en su gestión, que no luce, y en aquello que propuso en 2023: “Hay que componer una canción nueva”, dijo. Aún no fue posible escucharla.
02/06/2025 a las 5:30 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
SIDE libertaria: una reunión turbulenta y siete meses de silencio tras la presentación del polémico plan de inteligencia
Hugo Alconada Mon
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
2/6/025
En una reunión secreta que mantuvieron con la cúpula de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), los integrantes de la Comisión Bicameral del Congreso cuestionaron la ambigüedad y los riesgos que depara el “Plan de Inteligencia Nacional” (PIN) que elaboró el Gobierno. Fue a fines del año pasado. Pero poco más –y con parsimonia– ocurrió desde entonces dentro de la Comisión, según reconstruyó LA NACION en base a los testimonios de cinco fuentes independientes entre sí.
El contrapunto ocurrió durante la última semana de octubre, cuando al menos ocho integrantes de la comisión legislativa asistieron a una presentación del documento secreto de 170 páginas que organizaron los referentes de la SIDE, en la sede central del organismo, sobre la calle 25 de Mayo, a metros de la Casa Rosada. Terminó mal.
Liderados por el jefe máximo de la inteligencia argentina, Sergio Neiffert –quien responde al asesor presidencial Santiago Caputo–, varios referentes de la SIDE presentaron los lineamientos generales del Plan de Inteligencia Nacional, apoyados en un Power Point. Pero tras dos horas repletas de tecnicismos y postulados generales, el encuentro se levantó entre reproches cruzados, según coincidieron las fuentes consultadas.
“Fue una mezcla de generalidades y chapucería”, detalló una fuente al tanto de lo que ocurrió durante la reunión y una segunda lo resumió en “puro biri biri”, en tanto que otras dos coincidieron en que los contrapuntos comenzaron cuando algunos legisladores exigieron precisiones sobre cuáles serían las prioridades concretas de la SIDE con Javier Milei. La quinta voz consultada, por el contrario, cargó desde el oficialismo contra los legisladores: “Varios de ellos no habían ido preparados o, peor, ni habían leído el documento antes de la reunión”.
El Plan de Inteligencia Nacional, según reveló LA NACION el domingo pasado, fija cuáles son los lineamientos estratégicos de la SIDE para los próximos años. Algunos reafirman prioridades trazadas por gestiones anteriores, como la prevención del terrorismo y la lucha contra el crimen organizado o velar por los intereses argentinos en las islas Malvinas, el Atlántico Sur y el sector antártico. Pero la versión que redactaron funcionarios mileístas también entreabrió la puerta a tareas de espionaje que podrían recaer sobre periodistas, economistas y todo “actor” que cuestione a Milei o, por ejemplo, a sus “políticas económicas”.
También podrían quedar bajo la lupa de la SIDE todos aquellos que puedan “erosionar” la confianza de la opinión pública sobre los funcionarios a cargo de velar por la seguridad de la Nación o que puedan “manipular” a la opinión pública durante los procesos electorales o propagar la “desinformación”, sin precisar si alude a politólogos, analistas u otros “actores”.
LA NACION también reveló, este martes, la existencia de decenas de directivas secretas que emitió la SIDE durante el primer semestre de este año. Entre ellas, una de finales de enero trazó el objetivo de “identificar y monitorear” a todos los “grupos sociales vulnerables” del país y a cualquier “actor no estatal” que pueda capitalizar la “creciente polarización política para expandir su influencia” en el electorado local.
Las tareas que agentes de la SIDE puedan desarrollar sobre “grupos sociales vulnerables” y “movimientos sociales” fue, al decir de dos de las fuentes consultadas, uno de los ejes que llevó a roces durante el encuentro que mantuvieron a finales de octubre el puñado de legisladores y los funcionarios del organismo, que negaron que vayan a cruzar los límites de la legalidad, pero esquivaron precisiones.
A su vez, los legisladores mostraron diferencias entre ellos. Asistieron el presidente de la comisión, senador Martín Lousteau (UCR); el vicepresidente, diputado Leopoldo Moreau (Unión por la Patria, UP); el secretario, senador Oscar Parrilli (Unión Ciudadana) y varios vocales, como la senadora María Florencia López (Frente Nacional y Popular), y los diputados Cristian Ritondo (PRO) –que se retiró antes– y Rodolfo Tailhade (UP), además de los libertarios Facundo Correa Llano y Pablo Ansaloni.
El encuentro concluyó entre rispideces y dentro de la Comisión no son pocos los que asocian los contrapuntos durante la reunión dentro de la SIDE con el ingreso vandálico posterior al Comité Nacional del radicalismo. Ocurrió apenas 48 horas después, y al menos cinco personas no identificadas rompieron muebles y carpetas, y revolvieron carpetas, pero no robaron nada. Todo, a 100 metros del Congreso, durante la madrugada del sábado 2 de noviembre.
Desde entonces, la Comisión –cismada por la falta de presupuesto y personal, y las diferencias internas– avanzó a paso lento. En enero, recibió las impugnaciones que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el dirigente social Juan Grabois, entre otros, presentaron a la designación dentro de la SIDE del otrora secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz.
En marzo, la Iniciativa Ciudadana para el Control del Sistema de Inteligencia (ICCSI), que integran el CELS, la Fundación Vía Libre y el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED), presentó otra nota ante la Comisión. ¿Para qué? Para exigir que investigue si la SIDE participó en la planificación del operativo de seguridad para la marcha de los jubilados, la semana siguiente a la agresión al reportero gráfico Pablo Grillo.
Mientras tanto, los diputados Moreau y Tailhade redactaron un informe secreto con cuestionamientos al Plan de Inteligencia Nacional. Comenzó a circular hace dos meses entre los doce miembros restantes de la comisión. Alertaron sobre el uso de términos difusos como compuerta hacia una eventual caza de brujas, según reveló la periodista Irina Hauser en Página 12. Y marcaron que el Gobierno no ha establecido una “doctrina” de inteligencia tras la derogación de la que regía en 2015.
Basado en esos planteos, Lousteau se comprometió a enviar oficios con requisitorias puntuales a la SIDE sobre el PIN y sus derivados, como también sobre la reconfiguración del organismo tras el ingreso del abogado José Francisco Lago Rodríguez, como su nuevo número dos. La semana próxima, acaso, el titular de la SIDE, Neiffert, al fin deba comparecer ante la comisión, en el Congreso.
02/06/2025 a las 5:33 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El peronismo presagia la madre de todas las derrotas
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
1/6/025
Es un ejército diezmado y con la línea de mando partida. La tropa delibera intranquila y en el horizonte asoma un enemigo temible, que acaba de degollar a todos los del campamento vecino. La sensación de preocupación y nerviosismo que se percibe en el peronismo frente a la batalla que enfrentará en territorio bonaerense contra las fuerzas libertarias es tan intensa, que la palabra derrota se naturalizó de un modo impropio.
Hay un clima muy pesimista de cara a las elecciones de septiembre y un pronóstico de debacle para las nacionales de octubre si no salvan la ropa en las provinciales. Se balbucea la palabra unidad sin convicción, como si fuera un recurso extremo. Incluso hay quienes entienden, al revés de lo que se podría pensar, que las escasas expectativas de triunfo atentan contra una confluencia entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, algo así como “si vamos a perder, para qué acordar”. Parece que la pulsión por resolver la interna se impone por sobre el histórico mandato de unirse para mantener el poder.
El peronismo se prepara para algo peor que haber cedido el poder frente a una figura como Javier Milei. Enfrenta la posibilidad de una claudicación que termine de fracturar lo que quedó en pie del viejo régimen. Ni siquiera en el retroceso de 2023 perdió su hegemonía en la provincia de Buenos Aires. Ahora esa conquista está amenazada seriamente.
Si esos presagios se cumplieran, estas elecciones acabarían por completar el proceso iniciado hace dos años, cuando Milei rompió el tablero político nacional. Ahora cerraría el círculo con el avance territorial sobre sus dos principales contendientes en los distritos más relevantes, los Macri en la ciudad y Cristina-Kicillof en la provincia.
Sin embargo, hay que tener en cuenta la advertencia que hace Andrés Malamud cuando dice que “estamos ante una Argentina que se está tornando sorprendentemente estable” por la reducción inflacionaria y la capacidad de Milei para ganar elecciones. Sin embargo advierte que ese logro se produce “a costa de generar potencial inestabilidad en los dos principales distritos que rodean al poder central, las dos Buenos Aires”, ya que tanto el gobernador bonaerense como el jefe de Gobierno porteño podrían entrar en una fase de debilidad política, expresada en sus minorías legislativas. Es decir, el crecimiento electoral de Milei no solamente socava el andamiaje opositor; también puede derivar en fragilidad institucional en el AMBA.
Cristina Kirchner admite que el peronismo enfrenta un desafío crítico en condiciones adversas. En conversaciones que mantuvo en los últimos días transmitió la sensación de que tal como están hoy las cosas se encaminan hacia un revés histórico.
“Enfrentamos un escenario muy desfavorable en la provincia para las elecciones de septiembre. Y si no nos va bien en septiembre, ¿cómo nos va a ir en octubre? Mucho peor. Me preocupa el impacto de la provincia en la definición de los senadores nacionales. Si cae el bastión, como le dicen, impacta en todo el país”, analizó en esos diálogos reservados. De allí su decisión de postularse como legisladora provincial en la tercera sección electoral: “Si no ganamos en septiembre, no hay octubre posible”.
En esa geografía del conurbano, la expresidenta conserva altos indicadores de aprobación y tiene muchas chances de imponerse. Lograría ser el pequeño pueblo galo que resiste ahora y siempre al invasor romano, como cuenta la historieta. Una manera de mostrarse victoriosa en un contexto adverso.
La tercera sección junto con la primera representan el 70% de la población bonaerense, aunque como señalan Malamud y Pablo Castro, están subrepresentadas en la Legislatura, ya que aportan el 36% de las bancas en la Cámara de Diputados y el 37% de la de Senadores. Es decir que el conurbano explica dos tercios de la población, pero sólo un tercio de los legisladores (anomalía democrática derivada de la constitución provincial de 1934, cuando en el conurbano vivía un tercio de la población).
Complejidades de una elección de características inigualables en el mundo, en la cual podría darse una situación grotesca, como que terminen festejando al mismo tiempo Cristina, Kicillof y Milei. Sería en el caso de que el peronismo vaya dividido, y entonces la expresidenta gane la tercera sección, el gobernador se imponga en la disputa contra el kirchnerismo en el balance de las ocho secciones, pero pierda en la general ante las huestes del Presidente. Una festejaría que conservó la aldea gala, otro que desafió su liderazgo interno y el tercero que le arrebató la provincia al peronismo.
Es la elección más casta de la historia, inentendible para cualquier votante. No hay que ser un gran meteorólogo para pronosticar que la ola de ausentismo en las urnas se prolongará en septiembre.
Naturalmente, en el Instituto Patria atribuyen este escenario cargado de premoniciones negativas a las decisiones de Kicillof. La primera, haber anticipado la disputa sucesoria. La segunda, muy vinculada, desdoblar la fecha electoral. “A él le hubiese convenido confluir y pasar esta elección debajo del radar. Después le van a quedar dos años de gestión, ¿cómo va a gobernar si no gana? Ni con el 52% que sacamos en 2019 lograría tener mayoría en las dos cámaras”, advierten.
Cristina está convencida de que Kicillof debería rectificar su decisión de adelantar la elección provincial porque entiende que los dos presupuestos sobre los que basó su decisión se diluyeron. Uno fue que operativamente no se podía hacer una elección concurrente en octubre con dos sistemas electorales distintos. Según la expresidenta, desde que la Cámara Nacional Electoral se pronunció en el caso de Santiago del Estero y le permitió reducir de 250 a 180 la cantidad de votantes por mesa, a cambio de aumentar la cantidad de mesas, quedó demostrado que es posible.
En La Plata, por el contrario, aseguran que esa receta en la provincia es inviable. En la gobernación aseguran que una elección concurrente demandaría 4 minutos por votantes, que quedarían 126 electores por mesa sin sufragar por falta de tiempo y que para paliar eso habría que ampliar un 85% la cantidad de mesas. “Es imposible que volvamos a unificar; sería un papelón”, aseguran.
El otro presupuesto que rebate la expresidenta es que Kicillof especuló con que LLA y Pro iban a ir divididos en la provincia por los enfrentamientos que hubo en la Capital. La lectura del triunfo libertario en la ciudad fue totalmente opuesta en cada bando. Para el Instituto Patria demostró que sin unidad serán arrasados; para el gobernador, que la unidad por sí sola no alcanza. Para el cristinismo, exhibió que provincializar una elección no sirve si no hay una buena gestión para mostrar (comparan en eso a Kicillof con Jorge Macri) porque Milei nacionaliza la disputa y se impone. Para el kicillofismo, “hay un problema en la estrategia del peronismo, ya que perdió las seis elecciones que hubo hasta ahora este año”.
Cristina y Kicillof dicen que no tienen problema en hablar entre ellos, pero no lo hacen desde el año pasado. Pesan mucho las emocionalidades, como en toda relación humana, aunque se trate de política. Ella cree que a su discípulo le llenaron la cabeza desde su entorno con ideas emancipadoras y ahora está desorientado. “Yo fui su sherpa política muchos años, y mal no le fue”, se jacta.
Él está enfurecido porque ella lo mandó a negociar directamente con Máximo Kirchner, a pesar de la inquina que se tienen. Desde entonces hubo tres reuniones sin resultados y después el diálogo se estancó hasta ahora.
Hay un recuerdo que Kicillof tiene clavado en la memoria: el acto que armó Máximo el 20 de septiembre del año pasado en el Club Atenas de La Plata, a diez cuadras de la gobernación, en la que se dedicó a criticarlo con dolo como nunca lo había hecho antes. Desde entonces, entendió que La Cámpora se había transformado en la oposición interna, con la venia de Cristina. Desde ahí la ruptura se hizo inevitable.
Todo el universo peronista confía en que al llegar el momento de la verdad, el teléfono entre Cristina y Kicillof se activará de nuevo, y habrá algún tipo de acuerdo electoral. Pero es probable que ya sea demasiado tarde. Hoy hay cruce de mensajes a través de intermediarios reconocidos, como Verónica Magario, Federico Otermín o Teresa García; pero también spoilers habilitados, como Carlos Bianco de un lado, y La Cámpora por el otro.
La unidad con fórceps que algunos proponen puede transformarse en una invitación a un festival de traiciones y operaciones encubiertas en el largo camino que va desde el armado de listas hasta la fiscalización de la elección. Simplemente porque están pensando en frecuencias totalmente distintas, y porque las razones que los unían hoy pesan mucho menos que los motivos que los diferencian.
Cristina está en una fase revisionista (no autocrítica) de buena parte de los postulados que el kirchnerismo vino defendiendo hasta ahora. Asegura estar en un período menos dogmático y más pragmático. Interpela consignas muy instaladas como la del Estado presente, la de la sustitución de importaciones, la de los derechos sindicales anquilosados. Está proponiendo una actualización doctrinaria, pero no tiene los actores ni el instrumental para ejecutarlo.
Al mismo tiempo necesita reafirmar su centralidad en el universo peronista para no diluirse ante la amenaza interna que enfrenta. Entonces por momentos se posiciona como la guía de un peronismo en reconstrucción, pero en otros se repliega en el rol de jefa de la tribu que administra el conurbano. Algunos lo traducen más socarronamente: “A veces actúa como la presidenta del PJ, y a veces como la mamá de Máximo”.
Kicillof, en cambio, está en una etapa de reafirmación de un liderazgo autónomo, en la búsqueda de su propio camino hacia el poder en 2027. Un recorrido que pone más el foco en la renovación partidaria que en la reelaboración conceptual. En ese contexto hay que decodificar el acto que encabezó ayer para presentar su Movimiento Derecho al Futuro, al que invitó al resto del peronismo a sumarse, pero detrás de él. Intenta así desafiar el escepticismo de todos los que apostaban a que nunca soltaría la pollera de Cristina.
Por eso en su entorno enfatizan que la discusión de hoy no se reduce sólo a quién tiene la lapicera para definir las listas. “Acá hay que resolver si los que van a entrar a la Legislatura van a reconocer que Axel como gobernador, si van a hacer oficialismo u oposición como hasta ahora, si van a votar las leyes y el presupuesto. También si quienes van al Congreso Nacional van a reclamar por los fondos que le quitaron en la provincia”, demandan en La Plata.
Esto demuestra que Kicillof desafía la presunción de que a él sólo le interesan las listas provinciales y que está dispuesto a resignar las nacionales. Pretende incidir en ambas. Del otro lado La Cámpora hace lo mismo: le demanda sometimiento en lo territorial y también en las nóminas para el Congreso. Así les va a resultar muy difícil pactar.
UNA PIEDRA EN EL CAMINO
Frente a esta escenografía, los avances en la construcción conjunta de LLA y el Pro contrastan por su celeridad. Milei bajó la orden de confluir y Mauricio Macri delegó las negociaciones con la misma premisa.
Hubo una reunión importante esta semana y habrá otra el martes entre el armador Sebastián Pareja, Cristian Ritondo y Diego Santilli. Hay un lineamiento general que establece una estrategia dual: un frente conjunto en septiembre y una adhesión de Pro a la lista libertaria en octubre. Un modo elegante de confluir y evitar interpretaciones degradantes para los amarillos. Pero no estaría resultando tan sencillo.
En los últimos diálogos surgieron inconvenientes porque Karina Milei no estaría tan dispuesta a reconocer pasivamente esos lineamientos y planteó, a través de Pareja, que tampoco está decidida a hacer un frente en las elecciones provinciales. Sumisión total. Esto también complica al tándem Ritondo-Santilli, que del otro lado escucha los reclamos de sus intendentes, deseosos de acordar pero al mismo tiempo muy demandantes en el objetivo de no ceder en las listas distritales para no tener concejos deliberantes adversos.
En el razonamiento más intransigente de Karina anida el fantasma de un déficit que muchas veces padeció el Pro: no poder traducir territorialmente sus éxitos electorales porque terminaba pagando cuentas al resto de las fuerzas políticas. El caso más emblemático fue Córdoba, que llegó a darle hasta el 70% de los votos a Macri, pero su partido nunca pudo controlar la provincia. Ella asume que éste es el momento para transformar LLA en un partido de base nacional, para dejar de ser sólo el sello de Milei y adquirir una arquitectura propia.
Santiago Caputo no se identifica del todo con esa mirada y apoya la estrategia dual en la provincia, porque no está tan inquieto con la construcción partidaria como con las condiciones futuras para que el Congreso apruebe las reformas que quiere Milei.
En ese marco se muestra más acuerdista, no sólo con Pro, sino con cualquier fuerza que intuya que podría acompañarlo. Para él pesa menos la pureza simbólica de una marca que el acompañamiento político. Ser libertario es una categoría que no se transmite por sangre, sino por conveniencias mutuas.
Por eso también había sugerido no competir en todas las elecciones provinciales, mucho menos en territorio de gobernadores aliados. Pero el triunfo en la disputa porteña repotenció a Karina Milei y hoy el asesor aparece algo relegado en estas decisiones electorales.
Donde sí confluyen las miradas de la hermana presidencial y de Caputo es en la determinación de horadar a Victoria Villarruel. La vicepresidenta acaba de hacer un replanteo en todo su equipo, en medio de versiones y malestares, e incorporar a figuras relacionadas con el mundo militar del cual surgió.
Sobresale allí el nombre de Claudio Gallardo, director general de Seguridad del Senado, con vinculación en el pasado con el exjefe del Ejército César Milani. También el de Mario Russo, un estratega comunicacional de familia militar, que se reivindica como el ideólogo original del Milei político, basado en la experiencia del movimiento Cinque Stelle de Italia.
En la Casa Rosada anida una convicción férrea de que Villarruel se prepara para un escenario apocalíptico en el cual Milei no termina su mandato, y la vicepresidenta asume en su lugar al frente de una alianza militar-peronista de derecha. Los últimos movimientos en el Senado, según el Gobierno, confirman esta lectura.
En el entorno de ella niegan de plano estas elucubraciones y por el contrario aseguran que Villarruel está buscando sintonizar mejor con las lógicas libertarias, habida cuenta del fracaso de la relación. Sí admiten, que hay una revalorización del factor castrense. “Los militares son gente muy leal, que es lo que necesita Victoria. Entienden mejor una cadena de mandos, la concepción de subordinación y valor”, señalan en el nuevo entorno de la vicepresidenta. A Milei nadie le saca de la cabeza que está preparando una sucesión.
02/06/2025 a las 6:14 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los retos de la extrema derecha para la democracia
Emir Sader
Página/12
2 de junio de 2025
El 10 de diciembre de 2023, el día en que se cumplían 40 años de democracia en el país, ocurrió un hecho insólito en Argentina, cuando asumió un gobierno de extrema derecha. Javier Milei había derrotado al peronismo con más del 55 por ciento de los votos.
Allí y en tantos otros lugares se planteó la pregunta de por qué esta victoria y esta derrota. ¿Fue debido a los errores políticos y económicos del gobierno anterior? ¿O se debe a un fenómeno global?
Estas preguntas son planteadas por el pensador argentino Alejandro Grimson, en el artículo inaugural del libro “Desequilibrados – Las vertiginosas transformaciones impulsadas por la extrema derecha”, organizado por él, con textos de otros 15 pensadores argentinos.
Es evidente que se trata de una crisis de la democracia, que permite este nuevo fenómeno en el mundo. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan las fuerzas democráticas ante el crecimiento y la multiplicación de las fuerzas de extrema derecha?
Un fenómeno que ya se había extendido a varios países, entre ellos Estados Unidos y Brasil, entre otros. La primera y segunda elección de Donald Trump en Estados Unidos fueron el fenómeno que protagonizó todo este proceso, debido a la importancia de este país y al estilo desarrollado por el actual presidente norteamericano.
Como señala Grimson, es necesario, en primer lugar, comprender el fenómeno, para poder afrontarlo.
En el caso de Milei, surge la pregunta de por qué no se define simplemente como liberal. Él afirma ser libertario.
Cuando surge una fuerza de extrema derecha, las democracias se plantean una serie de preguntas: ¿puede haber coexistencia pacífica con grupos que la rechazan? ¿Cómo podemos mantener el respeto por las ideas de otros sin aceptar que crucen fronteras que perjudican la pluralidad? ¿Hasta qué punto una campaña que denuncia el carácter antidemocrático de un grupo puede favorecer los intereses de ese mismo grupo?
Si ganaron elecciones ¿son gobiernos antidemocráticos? Para que los gobiernos sigan siendo democráticos, deben actuar dentro del marco de la Constitución y la ley.
El ascenso de la extrema derecha plantea enormes desafíos para la democracia. La pregunta central es ¿qué ha cambiado en el mundo?
A nivel mundial se produjo un cambio estructural en las relaciones laborales. Se produce una disminución del trabajo asalariado y un aumento del trabajo precario. Hay una gran transformación en las comunicaciones debido a las tecnologías de la información. El microemprendimiento en las nuevas formas económicas promueve una nueva subjetividad. Es individualismo autoritario.
Actualmente no existe ningún país que sea un modelo a seguir para las fuerzas democráticas. Venimos de fracasos importantes de gobiernos progresistas porque no existe actualmente un proyecto económico y político a nivel nacional ni global. Los niveles de desarticulación intelectual y política son de fuerte impacto.
El ascenso de la extrema derecha es un proceso global con especificidades locales. El caso argentino es muy significativo. Según Grimson, desde 1975 el país ha tenido uno de los peores desempeños macroeconómicos de América Latina. Esto haría plausible la idea de una “decadencia nacional” y provocaría una frustración exacerbada. Este retroceso comenzó hace medio siglo, con las políticas neoliberales.
Después de una gran crisis económica generada por estas políticas, el kirchnerismo ganó las elecciones. El gobierno, después de años de éxito, terminó fracasando en términos de inflación, estabilidad monetaria y pobreza.
En Argentina hubo una doble decepción. De los antiperonistas en 2015 y de los peronistas en 2019, por el fracaso de sus gobiernos. La desilusión es un fenómeno emocional y político profundo que puede producir grandes transformaciones. Así triunfa la extrema derecha en Argentina.
Cada caso merece un análisis específico, pero este esquema explicativo puede ser útil para estos enfoques individuales, incluso en el caso de Brasil.