Por Hernán Andrés Kruse.-
El 10 de junio se cumplió el centésimo sexagésimo cuarto aniversario del nacimiento de un destacado físico, historiador y filósofo francés. Pierre Duhem nació en París el 10 de junio de 1861. Completó la secundaria en el Collège Stanislas donde era profesor Jules Moutier, un físico teórico y autor de relevantes obras sobre termodinámica que lo alentó para que se adentrara en el estudio de la física. En 1882 Duhem ingresó en la École Normale Supérieure, donde completó las licenciaturas en matemática y física (1884). Preparó una tesis doctoral sobre el uso del potencial termodinámico en la teoría de las celdas electroquímicas. El jurado la rechazó porque consideró inaceptables sus críticas al principio de máximo trabajo formulado por Marcelino Berthelot. Además, su catolicismo monárquico y conservador se oponía fuertemente al republicanismo anticlerical de Berthelot. Finalmente, en 1888, logró el tan anhelado título de doctor con una nueva tesis sobre la teoría de la dinámica de la magnetización. Ejerció la docencia en la Universidad de Lille (1887-1893), en la Universidad de Rennes (1893-1894) y en la Universidad de Burdeos, donde finalizó su carrera como profesor. En 1900 recibió un doctorado honorario de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia). Ese mismo año fue elegido miembro de la Academia Francesa de Ciencias. Murió en 1016 a los 55 años (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Olga Luz Dary Rodríguez (Grupo ECCE-Estudios Culturales sobre las Ciencias y su Enseñanza-Universidad de Antioquía-Medellín-Colombia-2014) titulado “La cosmovisión de Pierre Duhem. Una perspectiva fenomenológica”. Dada la longitud del ensayo me limitaré a transcribir la parte que la autora dedica a interpretar la física de Duhem.
“Pierre Duhem es un físico, historiador y filósofo francés. Su obra comprende la interrelación de estos tres campos del saber. Su producción en el campo de la física trata sobre termodinámica, electromagnetismo, hidrodinámica y elasticidad. Su propuesta en física está inserta en una serie de interrelaciones con otros campos del saber, y en este sentido nos referimos a su cosmovisión o visión de mundo. De manera análoga J. F. Stoffel analiza la totalidad de la obra duhemniana y se refiere a un proyecto global, en cuanto involucra no solo la ciencia, sino también la historia y la filosofía de las ciencias. La conclusión del estudio de Stoffel es un referente para nuestro trabajo. Si bien este autor pone en evidencia contradicciones sobre la obra global de Duhem, y apela para ello al fenomenalismo problemático de Duhem, finalmente disuelve este dilema y le confiere a la obra en su totalidad una armonía.
Paty considera que para Duhem la física es indisociable, fundamentalmente, de una epistemología, que interroga los principios, así como de la lógica que los ordena. También plantea que Duhem verifica de manera experimental su concepción de la física y de la teoría física mediante la historia. De igual forma, para A. Brenner la historia de las ciencias en Duhem tiene varias funciones, entre ellas, que constituye un elemento indispensable en la enseñanza de la física.
Pero el eje principal del análisis de este autor lo conforma la relación entre la historia y la metodología, en cuanto esta relación define la estructura de la obra duhemniana. Otro referente de nuestro trabajo es reconocer que el centro del proyecto duhemniano es su propuesta en física. Stoffel, R. N. D. Martin y Brenner plantean que el centro de su trabajo es su proyecto científico. Stanley Jaki dedica su texto de 1984, Uneasy Genius: The Life and Work of Pierre Duhem, al físico que siempre quiso ser.
Procuraré identificar algunos rasgos característicos de la cosmovisión de Pierre Duhem tomando como eje su propuesta en física. Dicha propuesta la denomino fenomenológica, en cuanto ella ofrece elementos epistemológicos alternativos a la mirada clásica, de tal manera que abre camino a conceptos novedosos como el de estado físico. A modo de preámbulo a mi interpretación de la física duhemniana, presentaré la cosmovisión mecanicista, objeto de crítica de Duhem, sus dificultades y algunos cuestionamientos”.
FÍSICA DUHEMNIANA. CARÁCTER HOLISTA. MULTIPLICIDAD VS. REDUCCIONISMO: LA GENERALIZACIÓN
“El carácter holista de la propuesta en física de Duhem es contrario a la cosmovisión mecanicista. Mientras el holismo es multiplicidad, el mecanicismo es reduccionismo por su privilegio a los fenómenos mecánicos. Reconoce y valida aspectos distintos a lo matematizable, visto desde una mirada mecánica geométrica, a la cantidad, la cualidad. Así, desde la perspectiva de Duhem no solo los fenómenos mecánicos son abordados, sino también los térmicos, magnéticos, eléctricos y químicos.
Para este propósito, propone una interpretación y una extensión conceptual de las categorías de la mecánica, consideradas por él como fundamentales para una imagen del mundo físico más general. Para ello, Duhem instaura categorías más generales como la de magnitud, y con ella la de medida, no restringida a las denominadas magnitudes extensivas, propias de la mirada mecánica, sino que al dar cabida a la cualidad de manera autónoma se da posibilidad a las denominadas hoy intensivas, entonces se cuenta con una noción de magnitud que involucra tanto la cantidad como la cualidad. De igual forma, el cambio ya no será exclusivamente de lugar, sino que abarcará también los aspectos ligados a la cualidad, se tendrá entonces la concepción de un cambio general o cambio de estado. Desde aquí el movimiento local es entendido sólo como una clase de cambio más; ya que es posible concebir cambios de otras propiedades sin que haya cambio local necesariamente.
El cambio en Duhem tiene un significado más amplio que el de cambio de lugar, su intención es mostrar que la “ciencia de los movimientos” ya no es, desde un orden lógico, la primera de las ciencias físicas, sino solo un caso particular de una ciencia más general que abarca todas las modificaciones de los cuerpos: Se comprenderá mejor que el cambio de lugar en el espacio no es una modificación más simple que el cambio de temperatura o de cualquier otra cualidad física; se huirá entonces más fácilmente de lo que ha sido hasta aquí el más peligroso obstáculo de la física teórica, la búsqueda de una explicación mecánica del Universo.
Duhem denomina cambio de estado al movimiento general o modificación, este incluye no solo el cambio local como lo contempla la mecánica clásica, sino que involucra los cambios de cualquier cualidad; por ejemplo, la temperatura; los cambios involucran también lo químico, lo eléctrico y lo magnético. Restringe a los movimientos proporcionados desde una física experimental, es decir, a las propiedades observables que los aparatos miden, los aparatos y los sentidos, “son estos datos inmediatos de la observación y de la experiencia que serán capturados por sus fórmulas”. El esquema que procura constituir Duhem es simple, en la medida en que se involucra la mayor cantidad de propiedades posibles, sin elegir unas como las fundamentales para reducir las demás a éstas; en cambio, establece la simplicidad desde la organización de las leyes.
A través de las leyes se organizan las propiedades: se instauran fenomenologías. Las leyes dan contexto a las propiedades ya que en este proceso una propiedad adquiere sentido físico al teorizarse, es decir, cuando se representa mediante una magnitud en los procesos de medición. Se intenta, entonces, incluir unas leyes en otras: representar un conjunto de leyes. Lo que implica establecer vínculos entre campos fenoménicos distintos: correlacionar efectos diversos, mediante el establecimiento de nuevas fenomenologías. Duhem proporciona una física más general que la mecánica racional, sus nuevos principios son más amplios que los de la estática y la dinámica. Para ello, Duhem generaliza los axiomas de la antigua mecánica y los axiomas de la reciente termodinámica.
LA UNIFICACIÓN
“Esta propuesta global se ubica en el contexto de unificar termodinámica y mecánica. La reducción mecanicista es desplazada por una mirada global, centrada en el concepto de energía. Así, se incluyen desde el mismo punto de vista distintos fenómenos y no solo los mecánicos y se establecen entre la variedad relaciones aspectos comunes que llevan a una organización que da cuenta de la totalidad. Según Maiocchi, para Duhem el ideal de cientificidad proviene de los desarrollos de la termodinámica y en particular del nacimiento de la mecánica química, después de la formulación que Gibbs ofrece de los principios de la termodinámica. Duhem vio en la mecánica química la demostración de que la termodinámica se convertía en una teoría más amplia que la mecánica, capaz de unificar sectores de la experiencia que aparentemente estaban separados, como los fenómenos mecánicos, térmicos, químicos; una teoría capaz de ampliarse a un campo experimental más amplio.
Para Duhem era la realización más completa del programa de la energética, esbozado por Rankine y realizado en lo que concierne a la química por Gibbs y la escuela de Sainte-Claire Deville. Angèle Kremer-Marietti comenta que para Duhem la termodinámica es una rama autónoma de la física, con leyes propias, suficientes para organizar una teoría general relativa a un grupo determinado de fenómenos. La ambición de Duhem por una termodinámica generalizada corresponde a la de un teórico de la física, a la de un físico, en cuanto quiere unificar el conjunto del dominio físico. La autora considera que por clásico que sea el proyecto unitario de Duhem, se trata de la obsesión de científicos de todos los tiempos, incluso los más modernos. De aquí viene la crítica duhemniana a la escuela inglesa, porque para Duhem esta última tiene multiplicidad de modelos”.
13/07/2025 a las 11:14 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El Congreso, la democracia y Milei
Edgardo Mocca
El Destape
13/7/025
Cuando se alude a la existencia (o a la persistencia) de la democracia en nuestro país, se apela -entre otras cosas- a la existencia de dos cámaras del Congreso, independientes una de la otra, lo que aseguraría el debate y los acuerdos necesarios para legislar. En nuestra realidad, las cosas no son así: y es porque el presidente “administra” su derecho a veto, facilitando la aprobación de aquello que le interesa (a él y frecuentemente a las grandes corporaciones económicas). Esto no es una novedad de Milei: existió en diversos períodos de nuestra historia, señaladamente en la época de Menem. Es cierto que el veto presidencial ha sido una herramienta de uso y de abuso de los gobernantes. Pero en este tiempo se ha vuelto la materia “normal” del Congreso, lo que altera la letra y el espíritu de la Constitución. En cierto modo, el recurso al “recuerdo”, (“así ha sido siempre”) ha terminado sobreponiéndose a la letra y al espíritu de la Constitución.
Claro que el problema no es la letra constitucional sino su espíritu. Si la maniobra -claramente inconstitucional permite- como ha sido en este caso, borrar de un plumazo las medidas de protección al trabajo del hospital Garrahan, entonces estemos obligados a detenernos en la cuestión. Si “no hay plata” termina significando personas -niños mayoritariamente- privados de su derecho a la salud y eventualmente a la vida, entonces la norma no se puede (y no se debe) aplicar. Y es bueno que todos sepamos que estos derechos tienen el mismo status que todos los demás que la constitución contiene.
La cuestión tiene connotaciones políticas (no solamente morales o legales). El capitalismo, conviene recordarlo, es un sistema basado en el principio exactamente antagónico de la igualdad. Su relación con la igualdad y la fraternidad no es una relación “natural”. Por el contrario, como enseñaba el Papa Francisco, la fraternidad es la condición necesaria e imprescindible para seguir viviendo juntos y en paz.
Ahora bien, ¿qué se hace cuando no hay plata en el Estado para satisfacer las necesidades de todos? La respuesta obliga a salir del marco estrecho del individualismo burgués. ¿Qué pasa si no hay plata para mejorar los caminos, para construir buenos hospitales y buenas escuelas? Pues hay que conseguirla. ¿No hay plata? Hay que redistribuir la que hay, dándole prioridad a los pobres, a los niños, a los arrojados del mundo hacia la miseria. Se dirá que eso es imposible: en la misma medida es imposible la realización de los fines de la democracia.
Arrancamos del Congreso, volvamos a él. Es muy curioso porque todo el mundo asume desde la palabra una defensa apasionada del Congreso. Y eso estaría bien, aunque solamente consistiera en la reivindicación del sistema constitucional. Cualquier ataque a un congreso democrático es una concesión al pensamiento democrático. Pero el riesgo no está exclusivamente en los ataques. Más bien está en la levedad de la defensa de su lugar en la democracia.
13/07/2025 a las 11:18 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA
Los serios riesgos del extremismo
libertario
Ernesto Tenembaum
Página/12
13 de Julio, 2025
El jueves por la tarde, cuando se empezó a vislumbrar la derrota que el oficialismo tendría en el Senado, un hombre muy cercano al Presidente reprodujo un comentario en X donde se le pedía a Javier Milei que repartiera armas para tomar el Congreso y otro donde se sugería que sacara “los tanques a la calle”. La recomendación fue efectuada por Daniel Parisini, el simpático Gordo Dan. Su cercanía al primer mandatario se podrá percibir en unos días cuando ambos –el Presidente y Parisini—compartan un acto en la ciudad de Córdoba, durante el festival llamado “La Derecha Fest”. En la apertura de sesiones ordinarias, además, Parisini apareció en los palcos junto a Santiago Caputo, uno de los vértices del “triángulo de hierro”. Parisini tiene también un programa de streaming que ha sido honrado hace poco más de un mes con una visita presidencial de seis horas. El último hit del conductor fue un programa donde se ensañaba con el legislador socialista Esteban Paulón. Como se trata de un diputado gay, Parisini y los suyos le decían “pedófilo”, una y otra vez, entre carcajadas.
Toda esa simbología acompaña a la troupe libertaria desde que Javier Milei irrumpió en la política argentina. Las más de las veces, para sorpresa de cualquiera que recorra la historia de las últimas décadas, estuvo asociada a múltiples victorias. Milei decía que no creía en la democracia, y ganaba. Sus colaboradores dinfundían frases denigrantes para los homosexuales, y Milei ganaba. El candidato, cuando lo era, y el Presidente, desde que lo fue, insultaba a cualquier disidente, y volvía a ganar. Lo curioso de la última semana, es que esas provocaciones –o barbaridades, según quien las describa- quedaron asociadas a una de las derrotas más contundentes que un Gobierno tuvo en el Parlamento argentino. En pocas horas, el Senado aprobó o le dio media sanción a cinco proyectos de ley que el Gobierno resistía. Casi todas las votaciones tuvieron un resultado abrumador. Más de cincuenta votos a favor, 0 en contra.
Se trata de un hecho muy excepcional. En general, los Gobiernos no pierden en el Parlamento. Tienen múltiples recursos para evitar una sesión donde el oficialismo es minoría, o alternativas variadas para realizar alianzas, negociaciones o promover faltazos que eviten el quórum. Hay excepciones, claro. Pero, aun cuando pierdan, las diferencias son mínimas, como ocurrió, por ejemplo, en la famosa votación de la 125, donde Julio Cobos debió desempatar.
En este caso, la derrota fue por demolición. Ese resultado reflejó además la existencia de una alianza, tal vez efímera, entre fuerzas habitualmente antagónicas. Por una vez, coincidieron el kirchnerista bonaerense Axel Kicillof, el radical mendocino Alfredo Cornejo, el peronista cordobés Martín Llaryora y referentes del PRO como el entrerriano Rogelio Frigerio, el chubutense Nacho Torres o el jefe de gobierno porteño Jorge Macri. A todos ellos, luego de la sesión, se sumó nada menos que la vicepresidenta Victoria Villarruel, cuando explicó que los jubilados y los discapacitados no pueden esperar, y en todo caso, si Milei quiere ahorrar fondos, que gaste menos en la SIDE y los viajes al exterior. ¿Kicillof y Villarruel en el mismo barco? ¿Qué es eso?
Hay varias explicaciones posibles para semejante golpazo. Una es lineal: el Gobierno tiene una posición tan extrema que finalmente terminó aislado y perdió. No negocia con nadie, no hace ningún esfuerzo para establecer diálogos ni relaciones permanente ni siquiera con los más cercanos, le pelea a los gobernadores –incluso a los aliados— el territorio de manera muy agresiva. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
Otra explicación posible es que la causa que defendía el Gobierno era tan difícil de defender que, entonces, nadie la defendió. ¿Qué tipo de ajuste es el que le niega todo a los jubilados que cobran la mínima y a los discapacitados una asistencia básica? ¿No estaba escrito que, tarde o temprano, primero la sociedad y luego el Parlamento le pondría un límite a eso? Luis Juez fue bastante explícito cuando detalló por qué votaba a favor de los discapacitados. La tercera explicación agrega a las anteriores la torpeza: se trata de un gobierno con demasiados interlocutores que se odian entre sí y con un Presidente errático e intolerante en el proceso de negociación.
Pero hay una última variante que tranquiliza al oficialismo. La intransigencia sería, en este caso, la más exitosa de las estrategias posibles. Si triunfa, porque triunfa. Y si es derrotada, porque expone ante la sociedad la perfidia de los victoriosos. Esto último es lo que intentó explicar el ministro de Economía, Luis Caputo, en las horas siguientes a la derrota. Las leyes aprobadas no causarán daño a la economía, explicó. Pero permitirán a la sociedad darse cuenta de quiénes son los que sabotean el futuro de la Patria y eso potenciará el triunfo oficialista en octubre. Se trataba, claro, de una reacción ante el resultado consumado. El jueves de la sesión, tarde, desde la Casa Rosada hicieron lo imposible por hacerla fracasar. Y fracasaron.
De todos modos, la explicación de Caputo abre una pregunta legítima. ¿Será así como él dice? ¿Será que haga lo que haga a Milei le sale todo bien? ¿Si gana gana y si pierde también gana? Caputo tiene algunos antecedentes para ser optimista. Desde el comienzo de su carrera política, Milei aceleró siempre. En todo tiempo y lugar, era él contra el mundo. Y vuelve a ser él contra todos. Tiene a dos tercios de los legisladores en su contra, a todos los gobernadores, a su propia vicepresidenta, a casi todos los medios de comunicación, a la inmensa mayoría de los periodistas más reconocidos, a prácticamente todos los economistas. En la mayoría de los casos, esa relación de fuerzas termina en derrotas terribles como la del jueves, o aún peores.
Pero la verdad es que él ha desafiado una y otra vez esa ley de la naturaleza. Por eso es Presidente. Y, en los comienzos de su mandato, en alguien que lograba poner de rodillas a la clase política que despreciaba mediante la estrategia de la intransigencia.
Algunas cosas han cambiado desde entonces. El tiempo suma imágenes muy potentes que desafían esa idea según la cual de un lado está el Presidente y del otro la casta: el pastor evangélico visitado por Milei que convierte los pesos en dólares; los aliados del presidente que pasan valijas sin que nadie las controle; los visitantes a la Casa Rosada que entran y salen de bóvedas con cajas de seguridad en los días previos al caso $Libra; los diputados que cobran varios millones mientras aleccionan a los médicos y enfermeros del Hospital Garrahan. Todo eso mete un ruido bárbaro y tal vez tenga potencia para debilitar la magia presidencial. Hubo un tiempo en que el Presidente lograba con su sola palabra hacer que todas estas cosas perdieran el sentido que tienen: era él quien definía dónde estaba el bien y dónde estaba el mal. Así son los presidentes cuando tienen poder. En pocos meses se podrá saber si conserva ese don o si, en cambio, él cree que lo tiene pero la sociedad ya sabe que está desnudo.
En el medio de estos episodios, el oficialismo ha profundizado su desprecio por las normas legales. No se trata solo de Parisini. Desde el jueves, una manada de funcionarios oficialistas, encabezados por el presidente Milei y su ministra Patricia Bullrich, sostiene que la sesión del Senado no fue legítima. Es rarísimo el argumento, pese a que lo repitan una y otra vez. El Senado se reúne todos los jueves. Era jueves. Para que la sesión se realice debe haber una asistencia mínima de 38 senadores. Hubo 42. Previo a la sesión había una discusión sobre si los dictámenes de comisión eran legítimos. Como lo sostiene el reglamento, el Senado votó sobre el tema a favor: eso los hizo legítimos. Pero, además, los proyectos fueron votados por dos tercios de los presentes, lo que les habría otorgado legitimidad aun cuando no hubieran sido aprobados previamente en comisión. Más legal imposible. Sin embargo, el oficialismo negó todo eso. La ley no importa. En ese sentido, la agresión contra Villarruel es una arbitrariedad. Ella hizo lo que una vicepresidenta debía hacer: presidir una sesión en la que había quórum. En la concepción libertaria, el que no obedece es traidor, aun para obedecer deba violar la le ley.
Mientras tanto, tal vez el Gobierno debería pensar acerca de la conveniencia –para la sociedad y para ellos mismos—de utilizar ciertos métodos. En las horas previas a la última elección de la ciudad de Buenos Aires, apareció en las redes un video construido con inteligencia artificial donde Mauricio Macri pedía a los porteños que votaran por Manuel Adorni. Macri se quejó. Milei lo destrató. Con ese antecedente era gracioso, esta misma semana, ver como el secretario de Finanzas Pablo Quirno, el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente Javier Milei se indignaban con un video editado donde el periodista Alejandro Fantino pronosticaba varios meses de caos financiero. Si los videítos falsos van en un sentido, después vuelven en otro. Y esto recién empieza.
Lo mismo puede ocurrir con las originales ideas de repartir armas.
En el mundo oficialista más cerrado se ha vuelto común explicar estas reacciones como “chistes”, como cuando el mismo personaje sostuvo que sus seguidores serían el “brazo armado” de Milei y luego explicó que el arma serían los celulares. ¿A quién se le ocurriría de verdad repartir armas para tomar el Congreso? Tal vez sean chistes, tal vez sea un deseo no realizado, vaya uno a saber. Pero, en estos casos, siempre sirve hacer un ejercicio muy sencillo. ¿Cuál hubiera sido la reacción social si un dirigente camporista hubiera llamado a repartir fusiles para defender al Gobierno en 2012? De hecho, hace dos semanas, un militante peronista fue detenido en Santa Fe porque había pintado en una pared una leyenda que decía “Ojo, Rosatti”, algo menos amenazante que la propuesta de repartir armas.
Igual, es posible que haya sido un chiste lo de repartir armas.
Un chiste re gracioso.
Salvo por el hecho de que, al igual que los videos, los chistes los hacen unos y después los hacen los otros.
Así es como todos nos vamos volviendo cada vez más chistosos.
13/07/2025 a las 11:25 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Romper con todos es mucho más caro
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
El jefe del Estado acaba de asegurar que esperará el 11 de diciembre para vengarse del increíble rejunte de gobernadores para sacarle leyes en el Congreso que podrían, según el oficialismo, trastornar las cuentas públicas. El Presidente no es un político, y cree que el poder le da derecho a recibir sin dar nunca nada. Pero ¿nadie le advierte al jefe del Estado que está tocando una melodía que la política no sabe bailar? Cuando alboreaba el fin de semana, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, anunció a la ciudad y al mundo que ella daba por rota su relación con el Presidente, después de que este la llamara “traidora” por presidir una sesión ordinaria del Senado; ese era el deber de Villarruel. Milei rompió también con su vieja aliada. Más allá de la gravedad que significa que el Presidente les haya declarado una guerra precoz a la vicepresidenta y a todos los gobernadores (“¿A todos?”, le repreguntó el periodista Luis Majul, y Milei le respondió: “A todos”), centellean las ineptitudes, la mala praxis y los prejuicios en el gobierno libertario.
Un ejemplo es el escándalo que protagonizó el avión privado de Leonardo Scatturice, nuevo accionista importante de la aerolínea argentina low cost Flybondi. Ese espectacular avión de Scatturice, un argentino que hizo una rápida fortuna en Estados Unidos, aterrizó en Aeroparque luego de un vuelo que se inició en algún aeropuerto norteamericano –ni siquiera saben de qué aeropuerto partió– con una única pasajera, Laura Arrieta, empleada de Scatturice, y con dos tripulantes. Ninguno pasó su equipaje por los escáneres de la Aduana y, además, fueron atendidos por el personal aduanero como amigos de la casa. Scatturice se pavonea con la condición de influyente ante el gobierno de Donald Trump; hasta hizo trascender que él fue responsable de organizar la última foto del jefe de la Casa Blanca con Milei. Es probable que Scatturice haya pedido que la traten amablemente a Arrieta en el aeropuerto de Buenos Aires. Solo es probable. Lo cierto es que el caso del avión está lleno de irregularidades, aunque no se puede precisar si se trató de una “bagayera” cargada de artículos caros que compró en Estados Unidos y se propone revenderlos aquí, o del contrabando de sofisticados equipos de tecnología para hacer inteligencia, por izquierda o por derecha.
Es evidente, por todo lo que filmaron las cámaras de Aeroparque, que alguien importante del Gobierno llamó a los empleados de la Aduana para que Arrieta y la tripulación de ese avión tuvieran un recibimiento especial. Los estaban esperando, los fueron a recibir cerca del avión y les habilitaron un camino sin control aduanero. ¿Era necesario que funcionarios del gobierno de Milei –nadie puede asegurar que fue el Presidente– les pidieran favores especiales a personas de tan escaso nivel político? Hay un canciller y una Cancillería que están en condiciones de trabajar la relación con Trump sin necesidad de que supuestos intermediarios hagan travesuras a cambio de improbables influencias políticas en Washington. ¿Otro zafarrancho? Veamos. El propio Milei acusó de la repercusión del off the record del ministro de Economía, Luis Caputo, con Alejandro Fantino a la “basura de los que se dicen periodistas”. Error, del principio al final. Ese fue un caso del que participó solo uno que “se dice periodista”, y es el propio Fantino, un viejo amigo de Milei y del elenco gobernante. La revelación de la conversación en off de parte de Fantino con el ministro Caputo fue luego manipulada y viralizada solo por las redes sociales.
Ningún medio periodístico o periodista serio se hizo eco de ese relato editado de Fantino sobre su conversación con el ministro. Hasta que estalló el escándalo y fue el propio Gobierno el que debió salir a aclarar las cosas porque suponía que podía provocar una brutal caída de los mercados al día siguiente. ¿Qué hizo, entonces, la “basura que se dicen periodistas”? Nada. Nadie, tampoco, lo informó debidamente al Presidente. Ocurrió otra cosa, grave para el periodismo. Fantino comenzó una parte de su narración diciendo que iba a contar “una conversación en off con Caputo”. El respeto al off the record es un compromiso sagrado del periodismo; consiste en revelar la información, pero jamás la fuente que la dio. ¿Cómo se explica que Fantino haya difundido una conversación off the record con Caputo, que luego el ministro de Economía confirmara que existió ese diálogo y que al final todos siguieran siendo amigos? O Fantino no conoce las reglas del off the record o Caputo quiso asustar a los gobernadores, pronosticando un apocalipsis económico si ellos persistían en sus proyectos para lograr más recursos. La última posibilidad es la más probable, aunque les haya salido mal. A los off the record de los ministros de Economía se invita a los periodistas que saben de economía. No asustaron a nadie. La sesión del Senado ocurrió nomás y se aprobaron varios proyectos desagradables para el Gobierno por increíbles mayorías de votos.
Pero ¿por qué rompe con todos los gobernadores? ¿Acaso varios de ellos no lo ayudaron antes? ¿Por qué de repente apareció una masiva sublevación de gobernadores que podría arruinar no solo la vida del gobierno nacional de ahora hasta las elecciones nacionales de octubre, sino también los dos años que le quedan a Milei de su actual mandato? Se explica: todas las encuestas vaticinan, en efecto, que el Gobierno ganará las elecciones de octubre. Un estudio de Poliarquía indica que si el triunfo fuera arrollador y el Gobierno duplicara los integrantes de sus actuales bloques del Congreso, desde el 11 de diciembre podría contar con una bancada de 80 diputados y con otra de 12 o 13 senadores nacionales. ¿Serían suficientes los 80 diputados? Hay 257 diputados nacionales; se necesitan 129 para el quorum y para la mayoría absoluta, y 86 para evitar los dos tercios y poder bloquear el rechazo parlamentario de los vetos presidenciales. ¿Serían suficientes los 12 o 13 senadores? Hay 72 senadores nacionales; se necesitan 37 para el quorum y la mayoría absoluta, y 25 para el tercio necesario si quieren obstaculizar los dos tercios y evitar el rechazo a los vetos de Milei. Conclusión: el Presidente necesitará de amigos y benefactores también después de diciembre si aspira a un final más o menos tranquilo y previsible del mandato que inició a fines de 2023. Por eso, Guillermo Francos, jefe de Gabinete, salió urgente con su traqueteada ambulancia a poner gasas y cintas adhesivas en las heridas con los gobernadores. ¿Acaso el Presidente se enojó con los gobernadores porque la enorme mayoría de estos decidió no concurrir a la ceremonia de Tucumán por el 9 de Julio, a la que al final no asistió ni el propio Presidente por problemas climáticos? Esos problemas del clima existieron, pero los gobernadores habían anunciado el faltazo antes de que el tiempo se complicara. No obstante, el testimonio de varios mandatarios provinciales señala que el enojo presidencial se debe más que nada a que Milei entrevió las consecuencias de una unión transitoria de gobernadores. Entonces, hagamos otras preguntas. ¿Qué pasó para que el razonable entrerriano Rogelio Frigerio quedara al lado del incombustible kirchnerista formoseño Gildo Insfrán, o el sereno chubutense Ignacio Torres junto al exuberante riojano antimileísta Ricardo Quintela, o el peronista cordobés antikirchnerista Martín Llaryora suscribiera lo mismo que firma el convencido cristinista fueguino Gustavo Melella? Milei hizo el milagro de juntarlos a todos en contra de él. Respuesta: “Nos trata a todos igual, a los que lo ayudamos y a los que nunca se ocuparon de él o militan contra él. No hace ninguna distinción”, responde uno de los gobernadores más amigables del mileísmo. Otro mandatario, también viejo contribuyente a la estabilidad del Presidente, añadió que “no hay una interlocución válida dentro del Gobierno y nadie entre los funcionarios nacionales quiere tomar decisiones”. Esto último es una aseveración que se escucha cada vez con más frecuencia. Muchos hablan del “pánico” que existe entre ministros, secretarios y subsecretarios de Estado ante la posibilidad de ser echados de la administración de mala manera. Los presidentes que eligen este método terminan con los explosivos políticos estallándoles en sus propios pies porque nadie se atreve a darles malas noticias ni a advertirles de los peligros que corren. La historia se repite y ninguno aprende nada.
Otro conflicto que tensó la relación de Milei con los gobernadores refiere a las negociaciones del gobierno federal con los mandatarios amigos para enhebrar alianzas electorales. El caso más patético fue el del radical correntino Gustavo Valdés, que hizo durante mucho tiempo todos los gestos posibles para demostrar que quería hacer una alianza con el Presidente. Corrientes tendrá elecciones provinciales el 31 de agosto y renovará gobernador, vicegobernador, diputados y senadores provinciales. Luego, los correntinos deberán votar de nuevo en las elecciones nacionales del 26 de octubre. Esa provincia renueva tres diputados nacionales y los seguidores de Valdés están seguros de que ellos podrían colocar dos de los tres. El gobernador llegó a proponerle al mileísmo que cubriera esos dos cargos de legisladores nacionales, pero los enviados de Karina Milei reclamaron también la vicegobernación y las listas de legisladores provinciales. Fueron tan lejos con sus pretensiones que Valdés pegó un golpe sobre la mesa y terminó con la negociación. No habrá acuerdo con ese gobernador, que era el más convencido de una coalición con el mileísmo. Peor: en las elecciones provinciales de Corrientes podría perder el partido de Milei (Valdés conserva un fuerte liderazgo en su provincia), justo una semana antes de las elecciones provinciales de la indómita Buenos Aires, que se realizarán el 7 de septiembre. Una eventual derrota tan cerca de los comicios bonaerenses podría crear un clima peor que la niebla que enredó la reunión cimera de Tucumán. Otros dos gobernadores que integraron lo que fue Juntos por el Cambio, el mendocino Alfredo Cornejo y el entrerriano Frigerio, están en negociaciones con el mileísmo para ir juntos en las próximas elecciones. Entre Ríos renueva los tres senadores nacionales y cinco diputados; Mendoza deberá elegir a cinco diputados nacionales. Todo indica que Frigerio deberá firmar un acuerdo con los enviados de Milei porque el peronismo es fuerte en su provincia; de hecho, Frigerio terminó en 2023 con varias décadas de gobiernos peronistas entrerrianos. Pero nada es seguro. “Valdés también aseguraba que iría a las elecciones junto con Milei, y al final no quiso firmar lo que era una capitulación en toda regla”, dicen los que están cerca de Frigerio. “Quieren el 100 por ciento y no negocian nada”, asegura un tercer mandatario. ¿Qué hará Cornejo, conocido por su fuerte carácter, si lo obligan también a firmar la sumisión y el acatamiento? El Congreso deberá resolver dentro de poco, además, sobre los seguros vetos presidenciales a las recientes y costosas decisiones legislativas. La ruptura con los gobernadores habilitó a los senadores a plegarse a la sublevación. Es probable que los diputados hagan lo mismo. Los gobernadores importan.
Importa también la vicepresidenta, que el sábado vio caer la última gota en el vaso de su paciencia. Después de la indiferencia y el maltrato recurrentes, Milei aceleró cuando la llamó “traidora” por la sesión senatorial que ella había presidido el día anterior y que fue reglamentaria. Villarruel dijo entonces públicamente lo que calló durante mucho tiempo: que el Presidente es un desagradecido que le niega hasta el saludo. También se ocupó de mala manera de Karina Milei. Es el fin de esa vieja relación política. Antes había ocurrido un intercambio de insultos entre Villarruel y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Una pelea propia de las orillas intelectuales. Bullrich, que no pierde oportunidad de quedar bien con Milei, le faltó claramente el respeto a la vicepresidenta de la Nación cuando la mandó a hacer lo que no correspondía que hiciera. Villarruel debió responderle con argumentos más serios que deslizar el supuesto pasado de “montonera” de Bullrich, que ocurrió, si es que ocurrió, hace casi 50 años. La ruptura no es una palabra habitual de la política. Romper es más fácil, pero el precio político es más caro.
13/07/2025 a las 2:46 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Fortaleza, impotencia o desesperación?
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
Se empieza a advertir en la vida política la perduración de una tendencia a la cual no se prestaba tanta atención. Javier Milei y su gobierno han dejado de monopolizar la agenda pública. El fenómeno surgió como una insinuación a partir del arresto domiciliario de Cristina Fernández, tras la validación que hizo la Corte Suprema el 10 de junio de su condena por corrupción. Se trataría de una coincidencia de calendario. No, de que ese episodio haya activado una relación directa de causa y efecto.
Aquella pérdida estuvo un tiempo disimulada por el personalismo disruptivo del Presidente. Con su manual de improperios. La receta parece haber dejado de dar los resultados que daba. Según el último informe de la Consultora Ad Hoc especializado en conversaciones digitales -mundo ideal para los libertarios- las menciones a Milei no sólo han entrado en descenso. Además, el 49% de ellas poseen sesgo negativo contra 41% positivo.
Varios sucesos colocaron aquella realidad al descubierto en los últimos días. Los tres más trascendentes: la colisión con los gobernadores; la pérdida de control en el Congreso: primero fue Diputados y ahora el Senado; el enorme alboroto en torno a la macroeconomía que la mala praxis oficialista en lugar de apaciguar se encargó de atizar.
Se puede añadir otro par de asuntos. La inconsistencia del Gobierno para enfrentar escándalos que vuelven como reflujo. El de las valijas que ingresaron hace seis meses de manera clandestina en Aeroparque transportadas por un avión privado de una empresa perteneciente a un argentino radicado en Miami -Leonardo Scatturice- puente para acercar a Milei con el universo ultra conservador de Donald Trump. El de la criptomonedas ($LIBRA) que involucra al Presidente y a su hermana, Karina y volvió a la superficie porque Hayden Davis, el joven pelirrojo que accedió a la Casa Rosada, realizó dos transferencias millonarias en dólares después de reunirse con el líder libertario.
Frente a ese panorama conflictivo se vislumbraría otra conclusión. Existe un mecanismo de imposición de disciplina de Milei que está dando señales de corrosión. El endurecimiento automático ante cualquier desafío disminuye su efectividad. Con el agravante de un riesgo político: que pueda ser interpretado como impotencia o desesperación.
Cualquiera de esas imágenes podría transitar en el imaginario colectivo después de la guerra interna que se desató en el Gobierno por la categórica aprobación del Senado del aumento a los jubilados (52-0) y la emergencia por discapacidad. Las hostilidades se libraron en varios frentes. Hubo un rebrote libertario exacerbado del pleito con Victoria Villarruel. El Presidente la acusó de “traidora”. Quizá porque no se animó a entorpecer la sesión como lo hizo el vice primero de la Cámara alta, Bartolomé Abdala. Ella le enrostró como nunca su desinterés por aquellos que padecen.
De prólogo había ocurrido una ráfaga entre la vicepresidenta y Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad la intimó a paralizar el Senado y a no ser cómplice del kirchnerismo. Recibió como réplica un recuerdo de su paso por organizaciones terroristas y la supuesta improvisación por haber permitido el viaje a Venezuela del gendarme Nahuel Gallo. Aún hoy, secuestrado por el régimen de Nicolás Maduro. Delicias libertarias.
En paralelo, existió otra disputa en los talones de Milei. La protagonizaron Karina y el asesor presidencial preferido de su hermano, Santiago Caputo. El sobrino de Luis, Toto, ministro de Economía, responsabiliza a la hermanísima por el desastre en el Senado. Se estarían mezclando dos cosas: la ausencia de gestión política oficial en torno a los mandatarios provinciales; los armados electorales de El Jefe en el Interior que estarían dejando un tendal de resentidos.
Hubo en ese aspecto ejemplos emblemáticos. La ruptura de Karina con Gustavo Valdés en Corrientes, donde se renueva la gobernación, ahuyentó a tres senadores. Los dos que responden al mandatario (los radicales Eduardo Vischi y Gabriela Valenzuela) y el peronista Camau Espínola que se unió al oficialismo provincial después de ser echado del PJ. Ni siquiera el Gobierno tuvo éxito en su plan inicial que fue quebrar el quórum. De esa tarea se ocupó a último momento Eduardo “Lule” Menem cuando se olfateaba la derrota. La persuasión pasó de largo, incluso, para el gobernador de Misiones, Mario Passalacqua. Sus dos senadores, Carlos Arce y Sonia Decut, sumaron para el inicio del debate. Se abstuvieron en las votaciones. Menor grado de compromiso, sin dudas, que aquel que demostraron cuando se tumbó en la Cámara alta el proyecto de Ficha Limpia. Juraron votar a favor y lo hicieron en contra. Ocurre algo: los comicios locales en Misiones ya se hicieron, ganó el oficialista Frente por la Concordia y quedó ratificado el liderazgo menguante del caudillo Carlos Rovira.
El desorden de la gestión política libertaria mostró otras huellas. Mientras “Lule” Menem hacía una cosa, el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, llamaba a cada gobernador aliado prometiendo que si no votaban jubilaciones y discapacidad accedería a los reclamos por el envío de fondos. A última hora apareció el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, no para salvar el desastre. En todo caso, como prevención hacia el futuro: el Gobierno deberá recomponer vínculos con la oposición y los aliados para que en Diputados no naufrague el veto anunciado por Milei para jubilaciones y discapacidad. Deberá rastrear, como en septiembre del 2024, los “87 héroes” dispuestos a darle una mano. Se producirá un cruce de intereses colosal: aquel veto a las mejoras sociales que empuja el Gobierno convergerá con la media sanción que requiere de la Cámara baja el proyecto para convertir en ley el envío de fondos que demandan los gobernadores.
La salida al rescate de la administración que hizo el jefe de Gabinete -endiosado por Milei al hablar en la Bolsa de Comercio- estaría planteando algunos enigmas. El más importante de ellos: cuánto sabe el Presidente de la gestión política diaria que sucede en sus cercanías. Se conoce que es un oficio que le desagrada mucho. El líder libertario aseguró que sabía todo lo que ocurriría en el Senado. Sin embargo, su inasistencia en el Día de la Independencia en Tucumán le fue comunicada recién cuando se tuvo constancia -martes al mediodía- que la gran mayoría de los gobernadores no concurriría. Se logró rescatar, sin fortuna, una excusa climática: la existencia de niebla que pondría en peligro la partida del vuelo. Trastorno que no tuvo Villarruel.
Recién en aquella circunstancia Milei tomó conciencia de lo que iba a suceder en el Senado. Fue entonces cuando, en una cena a solas que compartió en Olivos con Toto Caputo, diseñó una ofensiva contra los mandatarios provinciales. El Presidente disparó que “quieren destruir el Gobierno” porque atentan contra el equilibrio fiscal. El resto quedó en manos del ministro de Economía. Ha demostrado varias veces ser tan dúctil para el manejo de las finanzas como inhábil para la comunicación. Basta recordar que en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo el año pasado declaraciones que produjeron una disparada del dólar.
El ministro autorizó al comunicador Alejandro Fantino a ventilar una charla privada que habían tenido un par de días antes. Lo hizo de manera punzante. Su estilo suele ser ese. De sus palabras se hizo un recorte en redes que trazó consecuencias gravísimas si los beneficios sociales eran aprobados en el Senado. La edición, sin dudas, potenció el diagnóstico. Pero no modificó la esencia de lo que aquel comunicador dijo en su streaming. Caputo debió abandonar una celebración oficial por los últimos recortes al Estado que dispuso el ministro Federico Sturzenegger para hacer una entrevista en una señal de TV (LN+) y detener la alarma. “No va a pasar nada, aunque el Senado apruebe las leyes. Quizás algo de volatilidad. La economía está bien”, corrigió. Milei había advertido sobre una posible destrucción. Contradicción manifiesta.
Aún después de la derrota, el Presidente multiplicó la apuesta. Sostuvo que si el veto no funciona buscará judicializar el tema. Es decir, promoverá el supuesto enfrentamiento entre dos poderes independientes del Estado. El Judicial contra el Legislativo. Si dicho recurso no funcionara auguró que en las elecciones de octubre barrerá a la oposición. Aun así, nunca logrará mayoría en ambas Cámaras.
Un detalle: en el trayecto figuran antes los comicios desdoblados en Buenos Aires decididos por Axel Kicillof, que exhiben dos particularidades. El peronismo-kirchnerismo se aglutinó después del fallo que condenó a Cristina. La alianza de La Libertad Avanza con el PRO busca candidatos atractivos -no encuentra tantos- para ser bien competitivos. De allí, las presiones para que Diego Santilli se presente en la Primera Sección, determinante en cantidad de votantes a la par de la Tercera Sección. Un mal paso de cualquiera de los bandos en aquella instancia sentaría un precedente incómodo para octubre.
Milei pone su foco en la inflación porque se trata de la variable que mantiene las expectativas de los votantes que lo apoyan. Repara menos en los salarios, el consumo y el empleo que circulan entre una meseta y una pendiente. De allí la obsesión con el mantenimiento del equilibrio fiscal al que le encuentra dos virtudes: el freno de los precios; un mensaje para mercados e inversores.
El problema es que en la geografía oficial ocurren otras cosas. Las internas libertarias, la crisis en la cima del Poder Ejecutivo, exhortaciones temerarias que el Presidente avala. Fernando Parisini, su amigo apodado el Gordo Dan, reclamó en un tuit “sacar los tanques a la calle, ya” por los acontecimientos en el Senado. Aquel equilibrio fiscal no vivirá únicamente de los números. Debería nutrirse además del orden político, la previsibilidad y la sensatez.