Por Enrique Guillermo Avogadro.-

“Sólo las naciones que sepan aprender, adaptarse y redefinir su visión del mundo heredarán el porvenir”. Eric Hoffer.

El riesgo-país, que mide la diferencia entre la tasa de interés que debe pagar una nación para acceder a los mercados voluntarios de crédito y la que se aplica a los Estados Unidos, llegaba el viernes anterior, con la moneda en el aire, a casi 1300 (13 puntos porcentuales más) para la Argentina. Tras el triunfo de La Libertad Avanza el domingo, ese indicador bajó a casi 600, por lo cual es lógico deducir que, de haberse impuesto Fuerza Patria, hubiera subido a 2000 y el lunes nos habríamos despertado con la inflación volando.

La sociedad demostró que ha aprendido mucho en relación a la conducción responsable de la cosa pública y, también, eligió de qué lado del mundo prefiere estar. Algunos creíamos en una mejor performance de LLA, pero nadie pudo prever la dimensión de la misma; cierto es que recibió algunas oportunas ayuditas tanto desde los EEUU cuanto del pero-kirchnerismo, pero era impensable que pudiera realizar tamaña hazaña, sobre todo en la crucial Provincia de Buenos Aires.

Donald Trump y Scott Bessent, utilizándonos para demostrar cuáles son las recetas económicas virtuosas en el mundo, nos dieron una enorme mano justo cuando todas las tribus destituyentes estaban a un tris de lograr su propósito, auxiliadas por incompresibles errores del Gobierno. Pese a las apelaciones a un nacionalismo hipócrita con el cual se intentó recrear el clima previo a las elecciones de 1946 (“Braden o Perón”), el contante y sonante apoyo de los “dueños del dólar” resultó claramente definitorio. Y lo mismo ocurrió con los innegables aportes al resultado positivo que efectuaron quienes aún obedecen a Cristina Fernández.

Además del debut de la boleta única como eficaz antídoto contra el fraude, el pavor a un retorno al reciente y trágico pasado -que aportó un enorme caudal de votos al oficialismo- tuvo una fecha determinante: 7 de septiembre. Cuando Axel Kiciloff, festejando el éxito del desdoblamiento de las elecciones que había decidido, apareció en el escenario acompañado por lo peor del “tren fantasma” -Sergio Aceitoso Massa, Máximo Kirchner y Juan Grabois- terminó de pintar el cuadro del aterrador no-futuro que prometía y clausuró toda posibilidad electoral de la “avenida del medio”. El 17 de octubre, la escualidez de los actos peronistas hizo previsible este naufragio que, seguramente, traerá funestas consecuencias internas para la “mariscala” de tantas derrotas y sus secuaces de La Cámpora.

Ella necesitaba un derrumbe del Gobierno, pues sabe cuánto influyen los vientos provenientes de la Casa Rosada sobre las sensibles veletas que coronan el edificio de Comodoro Py, sede de la Justicia Federal que la tiene contra las cuerdas. La Corte Suprema derrumbó esa semana sus expectativas de demorar el juicio oral de la “causa Cuadernos”, que comenzará el próximo jueves, con ella misma y decenas de cómplices en esa penosa vidriera durante mucho tiempo y que augura graves condenas por las toneladas de pruebas reunidas por el Fiscal Carlos Stornelli, que incluyen la confesión de tantos “arrepentidos” funcionarios y empresarios. Mientras tanto, a la luz lo sucedido en Francia con el ex Presidente Nicolás Sarkozy, la ciudadanía reclama en todos los tonos que el Tribunal que la condenó en la “causa Vialidad”, revoque las insólitas condiciones de su prisión domiciliaria, que deberían avergonzar a esa misma Justicia Federal.

En paralelo y en consonancia con el justo -aunque tristemente tardío- fallo de la Corte en la causa “Castillo”, también espero la generalizada reacción de esas mismas veletas sobre los cobardes asesinos togados que, sustentados en causas armadas (como los recordados juicios stalinistas) por fiscales militantes y testigos falsos pero indemnizados¸ mantienen en prisión a miles de ancianos por supuestos hechos cometidos hace 50 años. Para ellos, en venganza por haber derrotado a las hordas que pretendían transformar a la Argentina en una Cuba del sur, parece que no cabe consideración ni límite legal alguno, con prisiones preventivas que llegan a los 16 años, en una  verdadera condena a muerte anticipada.

El Presidente, pese a haber visto convalidada su “Armada Brancaleone” por los votos, debería depurar su propio armado político, ya que LLA tiene en su seno muchos personajes cuestionables. También, y como ya parece haber entendido, modificar la forma en que se condujo hasta hoy y buscar en el H° Aguantadero (¡cuántos nuevos delincuentes, incluyendo el asesino Jorge Taiana, se han incorporado a sus cámaras!) los consensos necesarios para obtener las leyes -los DNU no bastan- que permitan el desarrollo. Me refiero a las reformas impositivas, laborales, educativas y previsionales que, con el esencial agregado de la seguridad jurídica, hagan de nuestro país destino preferencial de inversiones externas y autóctonas que, a su vez, generen buenos empleos registrados y promuevan la distribución geográfica racional de la población para descomprimir los conurbanos.

Los trágicos sucesos de Brasil han vuelto a poner sobre el tapete la cuestión del narcoterrorismo transnacional, presente ya en toda la región, impulsado por los cárteles mexicanos, venezolanos, peruanos, bolivianos y paraguayos. Mientras muchos miran para otro lado, Trump, Nayib Bukele y el Gobernador de Rio de Janeiro han decidido tomar el toro por las astas. El primero ya ordenó hundir 14 lanchas que transportaban droga; el segundo ha logrado pacificar El Salvador, después de décadas de inseguridad y salvajismo, aplicando el máximo rigor; y a Cláudio Castro no le ha temblado el pulso para entablar un combate frontal contra el Comando Vermelho. ¡Qué claras lecciones para tantos tibios colegas de América!

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