Por Carlos Tórtora.-

En orden de importancia, lo primero para el gobierno es conseguir que Donald Trump acepte realizar un SWAP de monedas. Pero lo segundo es evitar que el SWAP quede sujeto a la aprobación del Congreso. Si el acuerdo es un SWAP, para empezar, hay que decir es que Luis Caputo le encontró la vuelta.

La ley 27612, llamada «Ley Guzmán», establece en su artículo 1 que «toda emisión de títulos públicos en moneda extranjera y bajo jurisdicción extranjera que supere dicho porcentaje requerirá una ley especial». Y el artículo 2 dice que «todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizado con el Fondo Monetario Internacional requerirá una ley del Honorable Congreso de la Nación que la apruebe expresamente».

Como se ve, el SWAP no entra en ninguno de estos dos supuestos. Y así es que el SWAP con China no tuvo ley alguna.

No ocurriría lo mismo si se tratara, por ejemplo, de un préstamo del Tesoro, ya que la aprobación del mismo corresponderia a las facultades constitucionales del Congreso.

Rechazo muy dudoso

Hay que suponer que Milei recurríra entonces a un DNU para aprobar el SWAP y en este punto es donde sí tendrán que expedirse las dos cámaras. El SWAP tendrá plena vigencia desde su firma pero, si las dos cámaras lo rechazan, sería derogado. O sea que para consolidarlo alcanza con el apoyo de una sola de las cámaras. En este punto es donde lo formal quedaría superado por lo político. Milei extorsionaría a la oposición con el argumento de que rechazar el DNU sería sumir al país en el caos económico y la violencia social. Y son argumentos que influirían decididamente en la decisión de muchos senadores y diputados nacionales.

Este análisis nos lleva a la conclusión de que las posibilidades de que el Congreso rechace el SWAP son mínimas. Habría con seguridad mucho ruido pero nada más.

Está situación, bastante probable, podría causar una crisis en la oposición. Milei está entonces en condiciones de imponer el SWAP, lo que no quiere decir que con esto le alcance para ganar el 26-O.

En la decisión del voto, lo que cuenta es la carestía de la vida y la creciente pauperizacion. Las operaciones financieras internacionales carecen de importancia.

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