Por Carlos Tórtora.-

El eje de la política nacional pasa hoy por las negociaciones del gobierno con un grupo de gobernadores peronistas que tal vez hagan posible la reforma laboral y rediseñen un nuevo mapa político. Estos son Raúl Jalil (Tucumán), Martín Llaryora (Córdoba), Sergio Ziliotto (La Pampa), Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Sáenz (Salta), Claudio Poggi (San Luis) y Osvaldo Jaldo (Catamarca).

Lo que aspira Javier Milei en esta negociación que lleva adelante Diego Santilli parece claro. Habría una serie de concesiones económicas a estas provincias a cambio de sus votos en el Senado y Diputados a las reformas laboral, previsional y tributaria. Pero también están las consecuencias políticas: ni Milei ni los gobernadores ignoran que, si éstos profundizan estos acuerdos, estarán produciendo a la vez una fractura expuesta en el PJ. Así, los gobernadores estarían adhiriendo a la reelección de Milei y separándose definitivamente del PJ, lo que pagarían caro si la reelección no se concreta.

Se trata entonces de tomar decisiones estratégicas y, por lo que va trascendiendo, serían varios los gobernadores que estarían buscando ganar tiempo, hasta comprobar lo siguiente: si el riesgo país se queda en torno a los 400 puntos y Argentina puede volver a los mercados de crédito, el gobierno cree que podrían empezar a aparecer inversiones y la recesión tendería a atenuarse. Si efectivamente entonces la tensión social disminuye, los mandatarios provinciales perderían su principal temor para aliarse al gobierno, o sea que estemos a las puertas de un estallido social.

Estamos entonces ante 90/120 días decisivos para el rumbo político.

Más pesimismo

Volviendo a los gobernadores peronistas, hay que recordar que también gravitará lo que hagan los cuatro que están fuera de todo acuerdo, es decir Axel Kicillof, Gerardo Zamora, Ricardo Quintela y Gustavo Melella.

Estamos ante una aparente carrera entre el fin de la recesión y el estallido social siendo ambos inciertos.

Las encuestas poselectorales empiezan por su parte a mostrar una dicotomía sugestiva. La imagen positiva de Milei subió algunos puntos. Pero también subió bastante la percepción de que la economía seguirá empeorando. La interpretación de esto parece clara: el voto de apoyo a Milei es un ultimátum y no desarmó la olla a presión, que sigue calentándose.

Por otra parte, los gobernadores también evalúan que en los próximos meses la interna del PJ seguirá irresuelta. Todo parece confluir hacia una interna entre cristinistas y axelistas por el control del PJ bonaerense.

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