Por Luis Alejandro Rizzi.-

El 6 de noviembre comenzó un juicio con 86 imputados que estarían involucrados en una trama de corrupción compuesta con más de 400 hechos, cuya materia prima o “cuerpo del delito” serían los “sobreprecios” de la obra pública de una época que abarcaría más de doce años -2003/2015- de gobierno “K”, pero cuya ocurrencia viene de antaño, claro está con límites más “razonables”.

Esta sola descripción augura un trámite procesal que los más optimistas estiman en 4 años, para documentar en “papeles” algo sabido por toda la sociedad argentina, que de algún modo fue cómplice por omisión de este fenomenal robo cuyo monto sería imposible de estimar.

Una veintena de imputados estarían dispuestos a colaborar con la investigación, para obtener penas más benignas, sólo los llamados “arrepentidos”.

Habría que saber cuál es el precio de su arrepentimiento, que no sólo se debe medir en el provecho ilegitimo obtenido.

Los demás imputados, por el momento los “no arrepentidos”, probablemente intentarán invocar todo medio de defensa a su alcance para rechazar las imputaciones y justificar sus beneficios.

No descarto que entre los imputados pueda haber “inocentes”, más allá de la presunción constitucional, pero será una inocencia formal.

Este juicio también nos compete como “sociedad”, porque hemos naturalizado la “corrupción”, ya no como una anomalía o mal, sino como un uso fatal e inevitable.

No es necesario ser jurista para saber que habrá condenas en algún momento, cuando el olvido haya jugado con el transcurso del tiempo.

Lo bueno sería que cada imputado confiese sus pecados y delitos y que se convenga una condena y reparación de perjuicios, que más allá de su monto, resulte un cabal ejemplo de arrepentimiento.

Una vez pagado el monto de condena, el Poder Ejecutivo deberá dictar un indulto, por la sencilla razón de que nadie podría tirar la primera piedra…

Es el único aporte al bien común que pueden hacer estas generaciones que nos espoliaron sin piedad y nos volvieron agnósticos en cuanto a la vigencia de valores y de la idea práctica de Justicia realizada, “nyaya” como explicó Amartya Sen en su libro sobre la Justicia.

*****

¿SE COMPLETA LA CORTE? (Parece que no, por ahora)

Hace algunos días anticipamos en este “Furgón” que había negociaciones “secretas” entre el gobierno y Cristina, para cubrir las vacantes de la Corte.

Conviene aclarar que esto ocurría cuando se creía que el oficialismo a lo sumo lograría un 30/33% de votos.

Las negociaciones se realizaban de modo discreto bajo el control de Santiago Caputo y el íntimo deseo de recuperar al Dr. García Mansilla, que tuvo un fugaz paso ya por la Corte, “en comisión”. Una designación formalmente legal, pero ilegítima para nuestros “usos y costumbres judiciales” más de una vez, más cerca de la moralina que de la ética y la moral.

Todo esto se habría cocinado antes del 26 de octubre. De todos modos, todo indica que sigue la negociación, pero habrían cambiado algunos nombres.

Parece que donde se habría trabado el “acuerdo” es el nombre del Procurador Fiscal. Las dos partes estarían de acuerdo en que el Dr. Eduardo Casal, de eficaz y buena tarea, no debiera continuar, pero seguiría por lo menos hasta marzo.

Cristina piensa en los juicios en trámite, un nuevo show, según dijo, y Milei en el futuro que siempre llega…

Sin embargo este tema, por ahora, quedaría reservado para el próximo período ordinario de sesiones legislativas.

¿Otro acto fallido o revocado del “ex” mago de Milei?

Share