Por Jorge Augusto Cardoso.-
Con el advenimiento de las políticas populistas y progresistas, los cánones del respeto a la autoridad, que constituían la característica principal de las relaciones sociales y educativas, fueron impugnadas, puestos en duda y confinadas. Este proceso ha alcanzado en la actualidad su culminación. La sociedad ya no sabe que la autoridad merece respeto y que ésta tiene sus símbolos y su ritual público; los alumnos ya no se ponen de pie cuando un maestro o profesor ingresa a las aulas; los policías, autoridad garante del orden, son como muñecos en las kermeses a quienes se les puede arrojar piedras sin que se genere consecuencias; ningún adulto, por el sólo hecho de serlo, es tratado con consideración. El progresismo nos ha llevado a invertir la escala de valores en las que se sustentó el cuerpo social. Lo inferior ha llegado a ser lo superior y lo superior se ha desacreditado. Es menester volver a recrear una escala de valores en donde sea fácilmente reconocible la diferencia entre lo bueno y lo malo; el respeto a las diferencias, al orden social y a la autoridad que emana de los agentes públicos (maestros, policías y todos aquellos que ejercen un rol en el orden institucional).
10/11/2025 a las 7:56 AM
Tiene razón. Pero las autoridades nacionales deben comenzar dando el ejemplo; podrían empezar con el lenguaje y el tratamiento a los demás.
10/11/2025 a las 8:45 AM
Breve.Impecable.Realista.Contundente. Un alerta para que todo no termine, por siempre, siendo un desquicio social.