Por Carlos Tórtora.-

Sin duda que estamos en la semana internacional más importante de la gestión de Javier Milei, sobre todo porque logró que Donald Trump tuviera hacia él gestos de apoyo. Pero no todas fueron rosas en Mar-a-Lago. Hubo en la cena un episodio increíble y fue cuando el locutor del acto interrumpió el discurso de Milei, le cortó el audio y lo hizo salir del escenario. Se dijo que fue porque se había excedido en los tiempos, pero hay otra versión. El presidente argentino estaba por pronunciar un párrafo clave: convocaba a formar una «alianza de naciones libres», o sea, «EEUU liderando en el norte, Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel, el centinela en la frontera, en el Oriente Medio». Es obvio que semejante dislate no estaba aprobado por Trump, así que Milei fue censurado para que su alianza de naciones no pareciera parte de la agenda del republicano.

La corta visita de Emanuel Macron a Buenos Aires también le dejó a Milei un sabor amargo. El francés le aclaró que no firmaría el jueves un acuerdo Mercosur-Unión Europea. Pero Macron mandó otro mensaje: salió de la Casa Rosada y se fue a presidir un acto de homenaje a los desaparecidos franceses en la Argentina, con asistencia de Adolfo Pérez Esquivel, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. El significado fue claro, Francia no avala el discurso libertario contra las entidades de derechos humanos y por la reivindicación de los desaparecidos.

Entre dos fuegos

La reunión con Xi Jinping en la cumbre del G 20 en Río tuvo varias aristas. Para empezar, Milei arrió por completo sus banderas anticomunistas y pro libertad. No tuvo la entereza del primer ministro británico Keir Starmer, que le reclamo al presidente chino por los abusos de derechos humanos contra los uigures en la provincia de Xian Jing y las amenazas del régimen chino a la isla de Taiwan. La intervención de Starmer provocó un revuelo y los periodistas fueron desalojados de la sala.

Volviendo a Milei, probablemente se sintió bastante incómodo ante un líder chino que tiene objetivos estratégicos en la Argentina, como el puerto de aguas profundas en Tierra del Fuego, entre otros, que colisiona con los intereses de la futura administración Trump. Situado entre dos fuegos, Milei navega como puede y dejó circular que en marzo viajará a China.

Es obvio que Trump quiere distender las relaciones con Rusia para concentrarse en los conflictos con Irán y China, por lo que Milei se retuerce en una situación no sólo compleja sino también peligrosa.

A todo esto se le suma el deslucido papel del presidente en la reunión del G 20, donde quedó aislado y hasta Georgia Meloni tomó distancia.

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