Por Alexis Di Capo.-

La inminente prórroga del presupuesto por segundo año consecutivo y el mantenimiento del DNU 846/2024, que le permite a Luis Caputo canjear deuda sin intervención del Congreso y al margen de la ley de administración financiera, son dos señales fuertes de la autocracia que está construyendo Javier Milei. Un poder sin límites que apenas simula respetar las formalidades democráticas. Pero el cesarismo presidencial tiene pies de barro. Se apoya en el mejoramiento de los números de los bancos, la minería y un par de sectores más. El bloque de la economía real sigue sumido en la recesión y en septiembre, según señala el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC, la actividad económica cayó un 3,3% en la comparación interanual. Un dato ilustrativo de la realidad de la calle: en octubre la cantidad de pasajeros en el subte porteño bajói un 11,6%.

El presidente sabe que está sentado sobre la bomba de tiempo del atraso cambiario y necesita que la actual bicicleta financiera le dure hasta octubre para poder ganar las elecciones. Su desesperado despliegue de relaciones internacionales apunta entonces a doblegar psicológicamente a la dirigencia política y al Congreso.

Su apuro en sancionar como sea la eliminación de las PASO tiene una explicación: él no confía en la dudosa potencia electoral de La Libertad Avanza y necesita que el PRO y la UCR se queden sin la posibilidad de ordenarse mediante las primarias. Sin PASO tanto Macri como los radicales violetas se verían obligados a doblegarse ante la dueña de la lapicera de las candidaturas, Karina Milei. El expresidente ya no podría reclamar ir a una primaria con LLA y sólo podría aceptar las migajas que el presidente quiera darle.

El problema de Milei es su carencia de sutilezas. Su embestida para tratar la reforma electoral a comienzos del año electoral es de una brutalidad notable. Y hasta puede llevar a una crisis institucional. Mientras tanto, Milei alimenta su pacto de impunidad con Cristina Kirchner y la senadora cristinista Lucía Corpacci firmó el dictamen favorable al pliego de Ariel Lijo, esto a pocos días de que La Libertad Avanza saboteara en Diputados la sanción de la ley de Ficha Limpia, que podía llegar a entorpecer la candidatura a diputada de CFK el año que viene.

Todo pasa por Buenos Aires

Tres semanas atrás, en un discurso inusual, Axel Kicillof anunció que, como vienen las cosas, en el 2025 habrá un desastre electoral. Se refería a que habría simultáneamente una elección para cargos nacionales con boleta única y otra para cargos provinciales con boleta partidaria. O sea, dos urnas (80.000 urnas en total) y dos mesas de votación, lo que quiere decir una elección en términos logísticos muy complicada, con serias chances de demoras, aglomeraciones y un recuento de votos que no sería rápido ni transparente. A esto debe agregarse que la BUP, dependiendo de la cantidad de listas que se presenten, puede en Buenos Aires llegar a medir 1 metro 20 o 30, siendo difícil de imprimir, manipular, doblar, etc. Y en una muestra más de irresponsabilidad, a tres meses de aprobada la boleta única, el gobierno no dictó todavía su decreto reglamentario, por lo cual no se puede aplicar. Hay quienes dicen que la boleta única puede dejar de aplicarse ante las dificultades técnicas que se multiplican. Muchos recuerdan que, en el 2023, ante los trastornos que causó la instrumentación de la boleta única electrónica en las PASO porteñas, la jueza electoral María Servini obligó a que el sistema dejara de utilizarse en la elección general.

Esta caldera se hace sentir en el juzgado electoral de La Plata, donde Alejo Ramos Padilla funciona como el articulador judicial del pacto Milei-Cristina y hace equilibrio mientras la tormenta se acerca velozmente.

Mientras tanto, en el juzgado de Ramos Padilla aumentarían las tensiones internas. Por ejemplo, la Prosecretaria Electoral Liliana Adamo se encontraría enfrentada con la Secretaria Electoral, Daniela Sayal. Ocurre que Adamo, una veterana del juzgado, quería ser Secretaria y la aparición de Sayal le cortó el ascenso. El caso es que Adamo vendría acumulando una serie de irregularidades en la tramitación de muchos expedientes partidarios y próximamente podría ser objeto de denuncias, lo que recalentaría el clima en el juzgado.

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